La
Divisa Punzó,
en el Día de Todos los Santos
que agradaron a Dios en este mundo, del
año 2007
de la llegada de Nuestro Salvador
Jesucristo.
Por la señal de la Santa Cruz. Amén.
Una tierna
escena familiar capturada por una pluma incomparable. La Chancha Democacacracia amamanta su lechigada. Prendidos a sus tetas y de
izquierda a derecha se pueden ver los siguientes cochinillos: Bola
de Pella Carrió de Kirchner (la Chancha Tricolor); la Doncella de
Buenos Aires (la Chancha Overa Negra); Cagatinta López Murphy;
Carrada de Ripio Sobich; Maulicio Macri; Mariposa con Hipo Ripoll;
Gusano Coqueto de Narváez; Mamerto Rodríguez Saá de la Hebraica
Goris; Pino Solanas de la Verga; Hongo Venenoso Lavagna y el Forro
de Scioli. Adelante, y ahítos del jugo de la ubre apetitosa:
Malaberto Fernández, Caníbal Fernández e Infelisa Amicheli de la
Guita Grosa (Chancha Barcina).
Carta a Don CARLOS
FERNÁNDEZ.
Querido amigo;
distinguido compatriota:
Aparte de la carta
que le mandé los otros días, vaya esta para que no ande diciéndole a
sus amigos que yo cada día me parezco más a los radicales. Como
cabeza de vaca: mucha lengua y poco seso. Mire don Carlos que tengo
un montón de cosas para comentarle y largárselas en cascada como
trompadas de tonto. Pero no lo haré. Porque mi zaino, flete nuevo y
parejito, tiene patas blancas y botas con delantal. ¡Qué me dice!
Mire vea: cuando corre y se agacha, que para mí no toca la gramilla,
porque está cruzado con ñandú. Con eso le digo todo. No se babeé mi
amigo, y deje eso para los cunumí y el agua para las mujeres. Y no
va que le cuento que el zaino se me puso manco de la pata del lado
del lazo. ¡Jué pucha, que la taba se me volvió culera! ¿Y qué voy a
hacer? ¿Andar de a pie? ¡Qué desprestigio!
Y de esa manquera
le quiero hablar; que me tiene los pelos de punta, peor que las
crenchas de doña Ursula cuando le pasó cerca una centella, que las
comadres no le podían amainar los tirabuzones ni con tenaza, y de
tanto darle al agua caliente y lejía con ese afán, la pelaron como
un chancho y ahora anda con la cabeza que parece rodilla fuera del
agua. Yo a esto no lo ví, pero se lo cuento porque así lo escuché en
la Bola de Oro, el almacén de ramos generales, qués donde uno se
entera de lo último ocurrido en esta loma porá. De paso se asienta
allí alguna una ginebra prosaica con la paisanada, y se fuma un
cigarro negro correntino de esos que hacen estremecer los bronquios.
Esto en honor y recuerdo del Ministro de Salud: genio, cara y figura
del haragán remachado, que anda batiendo el parche para que no se
fume. Yo le digo a él que no coma tanto porque ya está tomando la
forma de un ombú en primavera, y las parótidas se le han hinchado de
tanto darle al tinto rempujando el mostrador. No me diga que no es
telúrico y bello mi floreo. Si es como para las Fiestas Patrias.
El zaino se me
mancó el domingo pasado, cuando las votaciones, qués lo único que
tiene esto de libertad: elegir la forma de suicidarse. Porque en
cuanto se largó el voto, uno ya vuelve a ser perro, con collar pero
sin cucha. Sobre esto mire que he recibido cartas decidoras y
artículos enjundioso, los que tuve a bien leerlos, mostrándole a
usted lo bueno que soy con el prójimo y el próximo, como manda la
Santa Religión. Pero ninguno de éstos me ha explicado
convincentemente lo que ha pasado. Tampoco usted que se las anda
tirando de doctor. Y lo que parecería haber pasado fue, ni más ni
menos, que un milagro. Porque a doña Cristina, la Doncella de Buenos
Aires, no la votó nadie, pero ganó prácticamente en todos lados.
¿Qué me cuenta?
Pero, ¿lo ocurrido
fue realmente un milagro? Para crearle a usted unas dudas carnívoras
he apelado a la aritmética, hoy ciencia oculta, que fuera siempre
contundente y desnudadora, que le explico de la manera que sigue:
Hablando siempre
en números redondeados, para evitarnos cuentas infernales y no
alterar su retentiva, resulta que para el domingo 28 de octubre de
2007 había
27.000.000 de electores
habilitados para sufragar. De ellos solamente votaron
14.000.000,
es decir un
52%. Y no votaron
13.000.000,
lo que representa un 48% de aquellos 27 millones. Sintético: lo que
significaría que, prácticamente,
1
de cada
2
argentinos no fue a elegir
candidatos, lo que da a este asunto y desde el punto de vista
Democacacrático, ribetes de tragedia cívica.
De aquellos
14.000.000,
la Doncella de Buenos Aires obtuvo
6.500.000
sufragios, lo que representaría un
46%.
Y doña Carrió de Kirchner consiguió
4.000.000,
que es como decir el
28,5%.
Sumando lo conseguido por la Doncella y la otra señora de Kirchner,
la Carrió, sería:
46%
+ 28,5%
= 74,5%.
Por lo tanto las restantes fuerzas políticas obtuvieron solamente el
paupérrimo
25%, siempre de
aquellos 14 millones que fueron a
las urnas.
Ahora bien: si
comparamos, don Carlos, a estos porcentajes con los
27
millones de sufragantes, que es la verdad y por ello la única
realidad, como decía el General Perón (aunque lo tomó de la
Metafísica de Balmes y no de Cicerón como dicen los periodistas
que no saben ni cómo se llaman), las cosas cambian. Resulta que:
Cristina obtuvo el
24%
y la Carrió el
15%.
Pero espere: no se vaya a desmayar.
O dicho de otra
manera: de cada
100
argentinos habilitados para votar, hay
76
que no quieren saber nada con vos Cristina que te la das de
bataclana. Y de cada
100
argentinos que pudieron votar, hay
85
que no te pueden ni ver Lilita Carrió
de Kirchner que andas poniendo cara de mesías después de comerse un
kilogramo de ciruelas verdes. De las otras fuerzas minoritarias, ni
hablar querido amigo, porque son vergüenza nacional. Tapemos
entonces las vergüenzas con dos frazadas y un toldo de circo.
Estos datos que le
transcribo pueden explicarle a usted, caro amigo, las caras
desasosegadas que tenían las triunfadoras del 28 a la noche.
Y los otros aparecieron para llenar el formalismo, más turbados que
de costumbre. A estos guarismos, todos ellos los conocen, y pueden
diferir, por cierto con otros, pero muy escasamente. Mas la enema de
agua tibia, con jabón, limón y lavandina, de 20 litros puesta a
presión con un inflador para gomas de camión, no, a esa se la tienen
que comer o aguantar apretando los dientes. Como le guste. Pero les
dejará las tripas brillantes como cañón de escopeta. Listas para ser
usadas de nuevo o no. Eso también va en gusto. Y el periodismo, ¿por
qué no dice nada de esta barbaridad? ¡Ah, no! Porque el periodismo
está para desinformar.
¡Ya sé lo que me
va a decir! Que esto es una estafa y que patatín y que patatero. Sí:
es así. Y además un fraude que hace la nueva oligarquía, los
políticos reciclados desde 1983, al pueblo, una gilada
incurable. Los oligarcas de la Década Infame deberían
resucitar y venir a ver cómo se hace un fraude como la gente. El
mismo Illia, al que lo azotaban porque a duras penas había logrado
un 24% del electorado, también tendría que venir a ver que hay una
presidenta que sacó, sobornando a troche y moche, y sudando la
camiseta, un 24% como él, pero que le hizo creer a los tontos que
había alcanzado un 46. Y ni hablar de la gorda hedionda. Por todo
esto se me mancó el rocín, escarceador y coscojero. ¿Ahora me
entiende? Aquel que se vayan todos está vivito y coleando.
Que no insistan don Carlos.
Le dejo un abrazo
y saludo a nuestro estilo. Siempre en Cristo y María,
JUAN, Milico
Irrecuperable
Estamos muy
cerca de que el pueblo liquide a las cucarachas.