Ca Carta a don CARLOS FERNANDEZ.
Mi querido amigo; dignísimo compatriota:
Ya me imagino lo que usted estará pensando con semejante título en
el frontispicio. Sí, es así: yo no quería escribirle esta carta.
Porque, sincerándome con usted, como es mi habitual uso y
costumbre, le diré que sobre este asunto pensaba una cosa que
resultó siendo otra. Así les pasa a muchos que se manejan a pura
corazonada, sin recabar en lo que se piensa. Diga mi amigo que,
gracias a Dios, no me largué una perorata de aquellas. Quedando de
este entuerto una moraleja: no hay que mover tanto la lengua y
avivar más el seso hasta que despierte.
Habrá visto don Carlos el batifondo descomunal que armó el señor
Presidente de don Chávez con la medida cautelar que pidió la Exxon
sobre Venezuela y su empresa PDVSA. Que no es más que eso: lo
pequeñín de una medida cautelar, aunque tremenda por la friolera
de 12.000 millones de dólares. Una medida suspensa como la espada
de Damocles, aquel cortesano de Dionisio el Viejo, que nos hablaba
de la inestabilidad de la fortuna. Pero esta espada que le ha
colgado la vieja Standard Oil Co. a Venezuela está suspensa de un
hilo de coser de mala muerte. Digamos que, de concretarse, sería
como hacerle un agujerito, modesto anche grosso, a la economía
venezolana en la línea de flotación. Una economía que viene
rodando por un plano depreso, con una inflación como la que otrora
nosotros supimos conseguir.
Decía el economista de la Sociedad
Fabiana,
John Maynard Keynes, luego Lord de Su Majestad y ahí nomás Premio
Nobel, fundador junto con T. E. Lawrence (el viejo sodomita, más
conocido de la gente por Lawrence de Arabia, uno de los
fundadores del Estado de Israel, so pretexto de luchar contra los
turcos, aliados a los alemanes del Káiser Guillermo), de la
The
Royal Institute of Internacional Affairs
(que preside hoy doña Isabel II de Inglaterra), que la
inflación es síntoma de salud en una economía (economía
liberal desde luego), porque al incorporarse al consumo vastos
sectores de la sociedad, debe ampliarse la base monetaria para que
aquéllas tengan poder adquisitivo. Es decir todo lo contrario de
lo que hicieron Menem y Cavallo: incorporaron sectores sociales
pero les congelaron los salarios (que es como si no los hubieran
incorporado), y además ataron la moneda nacional a una economía
que tiene un PBI diez veces mayor que el de Argentina (como decir:
un FIAT 600 versus un Fórmula 1). Con la maldad incluida de que el
peso no acompañó la devaluación anual del dólar (entre un 4 y 7%)
durante ocho años, por lo que resultó fosilizado. Consecuencia:
recesión sin asco, que se pagó al contado en el 2001 con lágrimas
y sudor del pueblo en bien de la plutocracia. La única
cracia que funciona en esta Democacacracia del
progresismo. Espere usted, dilecto amigo, lo que pasará
cuanto se salga de este Plan de Convertibilidad II: 1 dólar = 3
pesos. Mas creo que esta vez será con sangre más que con ruidos.
Solamente el año pasado el dólar se devaluó en un 68%. ¿Y con el
peso? No. Con el peso no se juega. ¡Una farsa, amigo mío!
Pero lo que hace el señor Chávez no es lo que dice Keynes, sino lo
que hacen los liberales decimonónicos que mandinga nos dio: una
estafa a los trabajadores. Cada día ven sus bolsillos más
repolludos y cada día compran menos bienes elásticos (p. ej.:
manteca) e inelásticos (p. ej.: medicamentos). Y justamente es a
los trabajadores, los estafados, a quien el venezolano dirige sus
arengas preferentemente; como aquí lo hacía Néstor y ahora la
Virreina Cristina. Y por esta aberración ha desaparecido en
Venezuela el primero en desaparecer: el crédito, que es la base de
la economía liberal, la economía que aplica el gobierno
bolivariano. Sucioylistos en la arenga retórica (y en las
camisas, pañuelos y banderas) y liberales en el manejo de
la caja. ¡Con la caja no se jode! Aquí también, en nuestra
garroteada patria, ha desaparecido el crédito, simplemente porque
es impagable. Y el productor que tome un crédito ha cometido una
versión de suicidio. Porque los usureros (hoy existen bancos que
tienen superávit: ¡Santo Cielo!; lo invito al Golden Boy
de Lousteau o al matusalénico doctor Lavagna, que nos expliquen
cómo es posible que un banco sea superavitario; sería muy
interesante, o bien cómo hace una persona para volverse rica con
un banco), conocen perfectamente el estofado y le aplican un 30%
anual sin piedad (en el mejor de los casos), y así se cubren de
toda malhadada contingencia.
Y volviendo al tema central: la empresa multinacional Exxon, le
cuento que el día jueves pasado, y sin proponérmelo, pude ver un
programa por Venezolana de Televisión, el canal oficial de aquel
país, lo que aventa toda posibilidad de ser tildado de fascista.
Estaba hablando una mujer muy entrada en años con una periodista
que es muy parecida a la Momia de Chuquikamata en versión
adolescente, muy elegante para vestirse, dado que combina colores
discretos como el moretón puñete, con el amarillo patito, la
ciruela pálida y el naranja candombe. Ahora bien: aquella mujer,
vera imagen de una abuelita, fue miembro de la Suprema Corte de
Justicia venezolana, aunque su especialidad son las Relaciones
Exteriores y, dentro de ellas, las cuestiones de índole jurídica y
más específicamente los tratados internacionales. Muy lúcida la
mujer antañona, una verdadera especialista, tuvo a bien explicar
lo que había pasado con la Exxon. Y, como le digo más arriba, tuvo
a bien destrozar mi forma de pensar, porque en este caso la Exxon
tiene razón. ¡Diantres!, dirá usted azorado con los ojos afuera
como huevos duros. Sí don Carlos, escuetamente sí. Y no se me
ponga malo, porque con eso no ganará nada. Los únicos responsables
de esto son los sucesivos gobiernos venezolanos que firmaron los
acuerdos con la Exxon desde 1961 (cuando era Satandard Oil) a esta
parte. Algunos pactos tienen un marco general y otros muy
particulares sobre la cuenca del Orinoco (cateo, perforación,
extracción y comercialización, incluidas las reservas de ciertas
áreas del subsuelo). Que le digo: al detalle, como hacen todas las
cosas estos gringos. De manera que lo único que ha hecho la Exxon
es aplicar lo concertado y avalado por todo el mundo.
Como usted ya sabe, por esto salió el señor Presidente bolivariano
más malo que una yarará con crías y en enero, amenazando que los
EE. UU. no recibirá una gota de petróleo si se hace efectivo el
embargo preventivo. Cosas de un verdadero patotero. Primeramente
porque la Exxon tiene razón, mal que le pese a él, a mí y a usted.
Y seguidamente porque los EE. UU. refinan el 60% del crudo
venezolano; o sea será una victoria a lo Pirro: húndeme, que te
hundiré porque me hundo. Pero como a usted esto le parecerá poco,
le cuento que el 100% de la maquinaria (de todo tipo: de camiones
a trépanos) que usa PDVSA es importada de los EE. UU. Existiendo
insumos críticos que solamente los EE. UU. fabrica, lo que hace
que la soga se le ciña más al cuello. Sus discursos haciéndose el
malo son de una vinatería. Digamos de cuarta. Una vergüenza más.
Lo interesante de todo esto, es el efecto globalización que
tiene el entresijo y sobre el cual nuestra dirigencia, siempre
apátrida y canalla, no tomará debida cuenta. En el caso de
producirse el desenlace, es decir un juicio, éste será llevará a
cabo en algunos tribunales donde precisamente tienen sus asientos
los dueños de la globalización. De manera que ya se sabe, de
antemano, el final de la historieta. Lo extraño, decía esta
experta, es que la Exxon haya radicado su demanda en un juzgado de
morondanga Civil y Comercial de Inglaterra, donde teóricamente las
partes no tienen nada que ver. Y, ¿cómo se come este rabanito? Muy
sencillamente: ¿quién le dijo a usted que el problema no es de los
ingleses? Inglaterra tiene problemas limítrofes con Venezuela (una
disputa por unos 25 mil kilómetros cuadrados): ¿no le parece don
Carlos, que esta es una buena ocasión para hacer un brindis? ¡Ah,
no! ¡No puede ser! Bueno mire: lea Malvinas, donde se quedaron con
la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos. ¿Y el
bolivariano? ¡Por favor don Carlos! Hábleme de un perro con menos
pulgas.
JUAN,
Milico
Indigesto (para algunos sí, gracias a Dios y su Santa Madre)
P.D.: La portada, donde he colocado al boletín del Foreing
Affairs, se debe a que, primeramente esta publicación dice en
su inicio que los artículos publicados “no representan ningún
consenso de creencias. No esperamos que todos los lectores
concuerden con todos los sentimientos que encontrarán en nuestras
páginas, ya que algunos de nuestros autores están directamente en
desacuerdo con otros.” Una redacción y un contenido que usted
podrá encontrar en cualquier constitución masónica, de manera que
a confesión de partes, relevo de pruebas. Entre los escritores del
Foreing Affais figuran Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, David
Rockefeller, Brent Scowceoft, Robert MacNamara, Richard Holbrooke,
Arthur Schlesinger, Samuel Huntington, etc. Todos miembros del
CFR, lo cual convierte a la publicación en una verdadera
sinagoga y nos dice que la globalización no es otra cosa
que un invento sionista. El editor es James F. Hoge,
también hebreo, miembro de la Trilateral
Comisión,
ex director de los periódicos Chicago Sun-Times, Chicago
Times y New York Daily News.
Pero, ¿a que viene todo estro? A que expresa la publicación que
las generosas contribuciones que recibe el CFR
norteamericano (exentas de impuestos desde luego) provienen
principalmente de la Ford
Fundation
(que patrocina aquí a varias organizaciones delictivas), la
Rockfeller Brothers
Fund
y la Rockfeller
Fundation.
También existen donaciones de carácter personal y, casualmente,
entre estos conspicuos se encuentran David Rockefeller y la
Occidental
Petroleum Corp
(la empresa del ya fallecido financista de los comunistas
soviéticos, Armand Hammer). La evolución anual de capital e
inversiones del CFR, según los balances presentados, arrojaba para
1998: 148.029.600 dólares como capital y 118.613.900 en
inversiones; más con 20.225.300 dólares como ingresos
anuales operativos, contra 19.211.900 de gastos anuales
operativos, por lo que existió un saldo positivo de
959.700. Cifras que no están dichas para atosigarlo don Carlos,
sino para que usted observe que los recursos del CFR de
yanquilandia, como organización privada de la
Sinarquía
Internacional,
cuenta con recursos económicos que le permiten realizar
operaciones sin ningún tipo de limitaciones financieras y sin
pedirle nada a nadie, incluido el gobierno de los EE. UU.
La cara real del poder presidencial y financiero.
Un Virreinato como el del Río de la Plata, hoy a cargo de una
mujer con apariencia de sabérselas todas, no es más que una
gerencia general que detenta el poder formal, habido de una
elección donde obtuvo el 46% de los sufragios, sobre un total del
55% del electorado, lo que arroja un 25% real de votos a favor. O
mejor dicho: de cada cuatro argentinos, tres no la pueden ni ver a
la Virreina que se anda pavoneando de aquí para allá. Todo lo cual
es legal pero no lógico. Este virreinato está promovido y
respaldado por la tecnocracia supranacional que se asemeja
cada día más a una suerte de Directorio Mundial. Y esa
tecnocracia, a su vez, obedece a los intereses de las finanzas
globalizadas, que son los verdaderos amos del planeta; son sus
accionistas.
En cuanto a la Revista
Fortune,
es la que trae el ranking de las 50 primeras empresas de
los EE. UU., y dice que la ubicada en el puesto 4º es,
precisamente, la Exxon, a cargo de Lee R. Raymond, judío,
perteneciente al CFR y a la Trilateral Commission,
con una facturación anual de 100.627millones de dólares (balance
de 1998). Es decir está con muy poca diferencia por debajo de
General Motors, For Motors y Wal-Mart Stores.
Por otra parte, entre las 10 mayores empresas del mundo, se
encuentra a la Exxon en 8º lugar. La facturación anual de estas
diez empresas arroja una cifra mayor al PBI combinado de los
cuatro países fundadores del MERCOSUR en su conjunto.
La Exxon (la vieja Standard Oil), se fusionó en diciembre de 1998
con la Mobil Oil con una operación que superó 86 mil millones de
dólares. Al mismo tiempo la British Petroleum compró la Amoco.
Todos movimientos tendientes a lograr estructuras económicas
globalizadas. Los Rockfeller son el nexo de unión entre todos
estos. Donde no hay un Rockfeller hay un inglés.
JUAN
Milico Insoportable
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