Los Colorados del Monte,
agosto de 2007.
Carta a don CARLOS FERNANDEZ.
Estimado amigo y dilecto compatriota:
Como yo con usted me vivo atajando, ya sé lo que me va a decir.
Que no entiende la semejante portada que me mandé para esta
epístola. Y no es para menos teniendo en cuenta la investigación
que boté y de la cual usted es ignorante. Mire don: hace poco cayó
en mis manos el libro Diablos, drogas y doctores de H. W.
Hoggard, que no sé de dónde salió, aunque es posible que sea
robado por mi, sin darme cuenta, desde luego. Púseme a leerlo y
verá que encontré allí un capítulo donde el autor cuenta que, en
el Medioevo, la gente creía que las brujas se encarnaban en los
gatos negros, las moscas y las ratas. De manera que periódicamente
toda la población, de la ciudad a la aldehuela, salía a hacer
grandes matanzas de estos bichos. Mientras que a las brujas, no. A
ellas las quemaban. Mas hete aquí que, reducida la bruja a
cenizas, su alma volaba para anidar en alguna de las susodichas
sabandijas, por lo que el ciclo volvía a reiniciarse. Ahora bien:
le pregunto a usted don Carlos, que se las da de leído y
escribido, si sabe dónde va el alma de un político cuando muere.
Por ejemplo: ¿a dónde fue a parar el alma de Juan B. Justo, de
Alfredo Palacios, de Nicolás Repetto, o de Ricardo Balbín? O sin
ir tan lejos, ¿a dónde irá el alma de Alfonsín o de Menem cuando
dejemos de gozar de sus presencias en este valle, al que ellos
tanto contribuyeron para que sea de lágrimas? Entonces inicié una
investigación, cuya conclusión es lo que expongo como síntesis en
la portada. Faltan allí las vinchucas, piojos, chinches,
garrapatas, usapucas, tábanos, jejenes, las bravas viuditas y los
terribles piques. Bueno, amigo mío: todo no puedo hacer. Demasiado
hice con la investigación, que tiene 240 páginas de letra muy
apretada. El Párroco me ha aconsejado la mande a la Academia de
Ciencias. Lo haré, porque quiero un premio como el que le daban a
Borges.
¿Pero sabe don Carlos que yo no le quería hablar de esto? Siempre
me ando lisonjeando sin ir al grano. Lo que yo quería preguntarle,
resultando ser el motivo de ésta, es si usted sabe algo sobre la
maleta que se trajo el venezolano con 800 lucas verdes. Porque
vea: a mi se me confunden los equipajes, y no sé si se trata de
las valijas de Southern Winds que en lugar de ropa, peines,
cosméticos, calzones y corpiños, portaban a Blanca Nieves. Aunque
de esto ya nadie habla, habiendo costado la cabeza de 17
Brigadieres de la Fuerza Aérea. De donde lo que no hicieron los
ingleses en Malvinas, lo hizo Néstor (empleado de los británicos)
de un solo plumazo, sin causa ni motivo. Esto no es chicharrón de
vizcacha. Y un muchacho que sabe, me ha contado que se estima en
unas 6.000 las valijas que de este modo se mandaron a España. Pero
la Madre Patria no se comió todo esto. No. Como buena madre que es
y que ha sido, reparte por toda Europa el mazo para que hasta el
más poligriyo reciba aunque más no sea un cachito de la Blanca. De
manera que la España Heroica, como usted verá, no es solamente
Repsol, que de la noche a la mañana transformó a los íberos en
petroleros, cuando ellos no producen el 5% del combustible que
queman. Tienen otras entradas. Y como decía el camarada Onésimo
Redondo no hay que olvidar que de cada tres españoles, uno tiene,
por lo menos, un antepasado judío.
Y
bien caro amigo: esto ya me da pie para hacerle la ensaimada.
Parece que la valija del venezolano no era la única que traía el
empresario Antonini Wilson, acompañando la delegación argentina
junto con 5 funcionarios de Chávez. Habría otras maletas. Digamos
que muchas más, que pasaron el duro trance aduanero y ya deben
estar en los cálidos brazos de sus recipiendarios. Son, como le
dije, 800 luquitas verdes o 2.400.000 mangos, como usted quiera,
por cada valija. Pero es mucho dinero don Carlos. Mucho. ¿En qué
andarán que necesitan tantos morlacos en forma masiva? Pero el
venezolano Antonini Wilson, ese mismo día se mandó a mudar a su
pago vía Uruguay. De manera que el que nos podía explicar para qué
y para quiénes eran los dineros, no está ni estará jamás.
Me
imagino a dónde habrá ido a parar el perejil que deschavó la
maleta haciéndose el honesto en el país de Barba Negra. Pero
Néstor, ahora, no tiene a quién degollar por esto que no sea algún
costado tierno de su costillar (hay uno, Claudio Uberti -mano
derecha del Manco De Vido- que renunció y le aceptaron la renuncia
5 segundos después). Entonces lentamente la prensa venal comenzó a
echarle la culpa al Comandante Chávez, que se encuentra
sospechado, a su vez, de pagar sobornos suculentos en Colombia
(allí tuvo un escandalete similar) y Ecuador (donde no lo echaron
porque Dios no lo quiso). Pero aquí, ¿a quién o a quiénes soborna,
en el supuesto caso de ser así? ¿Y para qué? No sé. Por eso le
escribo, desorientado y a los manotazos como ciego nuevo.
Vea
don Carlos: le cuento algo que nos pasó aquí, en este pueblo donde
el piojo más chico parece una tortuga. Ello le dejará alguna
enseñanza. En el Hospital Zonal de esta ciudad, hace de esto como
5 años, más o menos, un día nos vinimos a enterar que estaban por
echar (en verdad que las echaron), a las Hermanitas de la
Congregación de San Antonio de Papua. Son en total unas diez
hermanas, todas ellas muy amigas mías y que siempre me han
brindado un trato amable y afectuoso. El autor de esto fue un
peronista progre hoy finado fresco. No está demás decirle
el manso despelote que se les armó y tuve el gusto de unirme a la
cáfila de revoltosos. Como la cosa fue tomando color y forma
fulera, dieron marcha atrás y las Hermanas volvieron al lado de
sus enfermos. Más aún: se les ha dado una casa muy linda, al lado
de la Capilla, para que vivan aisladas del resto del Hospital y
puedan hacer su vida de religiosas a la par de estar con los
hermanos enfermos. Es decir salieron ganando y como yo le decía a
mi gleba como lema: ganando ellas ganamos todos.
¿Pero por qué querían echar a las Hermanas? ¡Una pelotudez! No mi
amigo, no. Si no están las Hermanas, el aborto es libre y,
pagando unos 500 pesos, que se los embolsaría el médico con un al
porcentaje al Director, se puede hacer una buena bolsa mensual.
También este pueblo ostenta el triste galardón de considerárselo
el tercero en la venta de recién nacidos. Y estando las Hermanas
no se puede comerciar esta carne humana. Porque las religiosas,
don Carlos, han hecho voto de pobreza y no hay forma de
sobornarlas. De manera que aquí, ahora, del Hospital, sale la
madre con su hijo. Y las aborteras se van a las curanderas.
Algunas mueren por septicemia, ya lo sé: pero ellas van allí
libremente, con toda la intención de matar a otra persona, sana,
inocente, indefensa, y que no tiene libertad ni albedrío como
ellas para elegir. De manera que yo no sé ande está la justicia.
Y
bien, mi querido amigo, usted me dirá: ¿qué tienen que ver las
monjitas con las maletas del venezolano? Mucho don Carlos, mucho.
Sólo hay que saber leer la realidad. Digo, interpretar los
mensajes de los personeros del Régimen Perverso. Ya le dije por
qué los turiferarios de Satanás (como yo los llamé por la
radio) querían echar a las Hermanitas so pretexto de un laicismo
hospitalario (y destronaron a Nuestra Señora María de Luján: ahora
hemos puesto dos en lugar de una para que la gente pueda rezarles
un Salve y se da misa tres veces por semana). Entonces, ¿se da
cuenta por qué, usando a un pobre enfermo mental de apelativo
Piñeiro (varias juntas médicas lo han declarado orate), se echó a
la Fuerza Aérea de la administración y gobierno del espacio aéreo?
¡Ah, se está dando cuenta! Con las Fuerza Aérea presente, no hay
valijas don Carlos. O por lo menos es más difícil. Entonces se
inventó lo de los radares, lo de los controladores y del poder de
policía, para poner “personal nuevo” que son todos agentes del
Régimen. Y mire vea; si la maleta venezolana fue hallada al azar,
dígame usted cuántas son las que pasan y pasaron de sotamanga:
dos, ocho, quince o sofocientas mil. Cualquier número es bueno e
indiscutible. Don Carlos, discúlpeme que le haga cargo, pero esta
es la chispa que a usted le falta. No sabe leer los mensajes
subliminales que manda permanentemente el Régimen Perverso. Pero
no es tan difícil: donde hay un mango o puede haberlo, allá están
los agentes cubiertos o descubiertos de Régimen. Es lo único de
espiritual que tienen. Este es un buen cartabón para medirlos,
buscarlos y encontrarlos.
Esto tiene mucha más tela para cortar, amigo mío. Pero aquí paro.
Tal vez en otra vuelva sobre el tema. Que Dios y la Virgen lo
cuiden y protejan de los espíritus Perversos que andan por este
suelo para la perdición de las almas.
JUAN,
Milico
Completamente Desacatado
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