Los
Colorados del Monte,
marzo de 2008.
Carta a don CARLOS FERNANDEZ.
Querido amigo y Viejo Camarada:
Verá don Carlos que en este pueblo hay una turcada respetable. Sea
por su calidad, sea por su cantidad. Mezclado este asunto, pero
todos aparceros, gente aquerenciada, trabajadora, cristianos en su
credo, respetables y que se hacen respetar, casi todos casados o
casadas con criollos que han dado unos hijos espléndidos, tan
nuestros como el chajá o el pan con chicharrones. Mire: es un
gusto el verlos. Entre ellos tengo unos amigos y amigas que son de
fierro, y como aquí se dice para lo que guste: sea en seca o
cuando llueve.
Entre éstos tengo un par de amigas que son hermanas: Victoria (que
de entre casa le dicen Sheila) y Clarita (que tiene por
sobrenombre Jazmín), con apellido Nauffal que les da el
sello árabe inconfundible, aparte de su aspecto. Son blancas como
la leche y de abundante cabellera azabache que parecen hechos una
furia. El teléfono de las dos es 90-60-90, si es que usted de puro
metido las quiere llamar, agregándole el prefijo que corresponde
al departamento.
Ahora bien: a este par de mujercitas les embelesa escuchar las
pavadas que ando esparciendo perpetuamente. En mi predicación
siempre he tenido más suerte con las mujeres. ¿Será por esto que
los Santos Evangelios empiezan y terminan con mujeres? No sé. Pero
en este caso debe ser porque les gusta: ¿no le parece? Y el otro
día que, para no cambiar de modos de lo conservador que soy,
estaba haraganeando con mis amigos, los perros de caza, me
invitaron a tomar mate con unas tortas fritas, hechas con grasa en
morocha de tres patas, que le aseguro pensé que habían bajado los
dioses del Olimpo (a esto último lo digo para que usted vea lo
culto que soy). Sacan ellas las tortas que se están friyendo (así
dicen por aquí a la fritura), con un tenedor y se la entregan al
convidado, de manera que uno queda con las manos que parecen
metidas en un avispero alborotado, de tanto pasarlas de un dedo a
otro y sacudirlas para mitigar la quemazón.
Como estas amigas son docentes, aunque de distintas escuelas,
debían dar una clase sobre la situación que hoy pasa la Argentina.
De puro comedido, ahí nomás les pedí que me dieran lápiz y papel,
y les escribí, sobre la mesa de la cocina, lo que me pareció una
síntesis. Y esto, don Carlos, debe haber ocurrido después del 20
de febrero, por lo que andando este par de semanas hasta hacerse
hoy, se me vino a la cabeza en pasárselo en limpio para usted que
me ha pedido lo mantenga informado. Ellas quedaron tan agradecidas
que no sabían cómo pagarme la gauchada, pero yo les indiqué cómo
debían hacerlo. Verá usted, caro amigo, interesante tema, pero
sería motivo de otra carta, porque no se olvide que son dos y mi
desvencijado esqueleto uno. Pero a corajudo no me van a ganar, ni
me van a correr con la alpargata macuca. Aquel manuscrito dice
así:
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En este principio del Siglo XXI, el panorama que se
nos ofrece, fruto de un análisis completo de la situación en
nuestro país y del mundo, presenta un espectáculo que cualquiera
diría se encuentra anunciando la proximidad de las visiones del
Apocalipsis.
1.
Por un lado veo que hay un crepúsculo de la fe.
El ecumenismo profético, en su afán de conciliar a Jesús con
Caifás y al Nuevo Testamento con el Talmud, diluyendo lo dogmático
en las tinieblas de un humanismo y de un panteísmo tomado de la
masonería, ha dividido de tal manera a la Cristiandad, que hoy
sólo el Islam parece conservar intacta la llama de su religión.
2.
Seguidamente contemplo el fracaso de las
ideologías.
a.
El pérfido liberalismo, instrumento del
reino del dinero que, en su forma política ha convertido al Estado
en botín de los partidos políticos, la nueva oligarquía
parasitaria, sometiendo a las mayorías a la opresión de las
minorías (tal es nuestro caso), y en su forma económica, termina
suicidándose, por causa de los desmanes de la especulación, el
interés y la avaricia (que desalientan el ahorro popular, deshacen
las monedas y estorban al comercio), dando paso a un
supercapitalismo monopolístico.
b.
El marxismo nefando y delirante que, o bien
ahoga la iniciativa privada por los excesos de su fiscalidad –si
tiene la matriz revisionista de la pervertidora
social-democracia-, o bien la destruye completamente,
sustituyéndola por una burocracia abrumadora e ineficiente –si se
declara abiertamente colectivista-.
c.
El igualitarismo judaico de la llamada
Revolución Permanente (sea trotskista o maoísta), hunde a los
países que se abandonan a él, desmantelando sus estructuras más
vitales.
d.
El autogestionismo, sistemático, titista,
termina en un control bancario mal disfrazado.
Con
estas monsergas, se han desautorizado y esfumado, hechos añicos,
los mitos del Siglo XIX, hijos putativos del iluminismo,
aplicados como panacea sin asco en el Siglo XX.3.
Quiebra de la economía:
a punto de convertirse en un montón de escombros por tantas
crisis, revoluciones y guerras encubiertas y descubiertas, nuestra
Patria, incapaz de mantener un patrón de valores que le permita
regular los precios de la energía, de las materias primas y de los
productos agropecuarios, de adaptar la producción al consumo y de
organizar los intercambios con balanzas de pagos aceptables,
destruye riquezas, al mismo tiempo que ha reducido a la pobreza a
la mitad de sus habitantes y, de la mitad de éstos, se pueden
contar los que sobrenadan en la miseria.
¿Pero
de quién ha sido la culpa de todo esto?
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¿Acaso del mesianismo bíblico,
rabínico y racista de los que se presentan como los
Elegidos por el Señor de Israel para dirigir a los pueblos?
-
¿Tal vez de los falsos Sabios, empeñados en
sus sueños preñados de sofismas y engañifas de todas layas, para
diseñar unos planes locos?
-
¿O quizá de los Imperialismos, que pretenden
todavía extender su dominación: el yanqui (en pleno auge,
aunque amenazado de recesión), como el comunista (larvado
por ahora, aunque no extinto) y el chino (siempre
amenazador).
-
¿Aunque podría ser la Alta
Finanza,
decidida a recurrir a cualquier medio para imponer sin piedad, sea
por la fuerza, sea por la coacción, si no les alcanza con la
persuasión, su Gran Designio, disfrazado de New Wolrld
Economic Sistem, el mefistofélico.
Con
los hechos, los datos, las cifras, la relación escrita que sobre
la marcha he ido ofreciendo, los oyentes podrán juzgar el árbol
según sus frutos, y de allí sacar sus propias conclusiones.
Pero,
¿será posible escapar de tal destino?
Quizás. Poniendo orden en los espíritus y en los conceptos, de los
que mandan al Pueblo preferentemente, para reconocer y restablecer
las leyes naturales que rigen a la sociedad. Leyes que la Política
(arte y ciencia), no debe deducir de principios prefabricados
(elaborados en el extranjero) y perezosamente recibidos
(como la percudida demolatría), sino de los hechos y lecciones
probadas por el estudio de nuestra geografía, de nuestra
etnia que existe y es totalmente novedosa, de nuestra
historia que, si se sincera, podría ser la
Gran
Maestra
que diseñe nuestro futuro, de nuestra economía que, por
aplicar principios decadentes de escuelas remotas, ha
vivido a los tumbos de fracaso en fracaso.
Aplicando esto en forma tal:
1)
Que las instituciones sean naturales y respondan a
su función propia y no inventada, como son los órganos a una
necesidad biológica, donde vemos que no puede faltar ni sobrar
uno. Tales como: la protección a la familia como necesidad
apremiante; la participación real y constante de los
ciudadanos desde sus municipios y desde sus gremios
–es decir la auténtica democracia de base-, para lo cual habrá que
darles mayor autonomía y repotenciarlos, pero sin que se
falsifique esto por la presión de los partidos políticos
(la oligarquía parasitaria), que son un invento para desvalijar al
Estado, o de los caciques (el carroñero cogobierno de los
punteros; en la Edad Media los metían en la cárcel por taimados,
ladinos y fulleros); la consulta de intereses permanente sobre
lo que conocen a las Cámaras integradas por los gremios,
municipios, regiones y provincias, en lugar de obligar al Pueblo a
abdicar su pseudosoberanía en manos de diputados incompetentes
(la mayoría son abogados; de común muertos de hambre, capaces de
tratar temas que involucran desde el albañil, pasando por los
ferrocarriles y hasta viajes extraterrestres; pero por estar
integrada una Cámara por abogados, no
quiere decir que se viva en un Estado de Derecho,
la Facultad es de Derecho).
El Parlamento actual no representa a nadie: mejor dicho se
hacen pasar por representantes del Pueblo mientras dura la
elección, luego representan al Partido Político (olvidados de sus
electores), que los hace intervenir como papeletas en una
recinto que se convierte en una Bolsa de Influencias. ¡Ah,
so canallas! Un sistema que desde Locke y de los burgos
podridos de Inglaterra, fue siempre un fraude designado para
asegurar el predominio de la Nueva Oligarquía y sus fines
inconfesables. A esto lo vio y lo vivió Locke. Ergo lo sabía. Pero
él no amaba la verdad: antes bien quería la consolidación del
sistema. Me han preguntado si he leído a Locke y yo pregunto:
¿para qué? Prefiero a don Arturo Jauretche o a Leopoldo Marechal,
aunque mal no me vendría un Ramón Doll.
2)
Que se establezca el equilibrio social y político,
bajo la autoridad de un árbitro respetado y que se haga
respetar, pero con una condición: que venga a servir de
la mañana a la noche y no a servirse o que lo sirvan de la
noche a la mañana. Este árbitro deberá elegirse entre las
jerarquías que integran un Consejo de Estado, encargado de
redactar las leyes votadas por las Cámaras así constituidas, de
gobernar una administración competente, justa y necesaria
(escapándole a los caprichos de las mayorías fugaces que pagan sus
favores con cargos públicos, para quedar luego en forma
permanente), y una representación válida de las fuerzas vivas
de la sociedad (previo extermino de los vivos de la fuerza).
Desde
el examen realista de nuestra aporreada Patria y su Pueblo
dolorido, la pseudo-distinción de los tres poderes de
Montesquieu, aunque mantenida a contrapelo por juristas sin
genio y politicastros sin talento, y a su vez, todos ellos
reciclados, resulta un concepto singularmente extraviado en
nuestra época. O si el oyente quiere ser más suave donde no
conviene serlo, le diré que está en crisis de la cual no
sé cómo podrá salir (si es que sale). Lo que se debería hacer
extensivo a los Partidos Políticos (la Nueva Oligarquía),
sumergidos en una espantosa crisis de representatividad y
credibilidad, cada día más perdularios y dañinos se van
convirtiendo en un azote.
Y,
para los que llegaron hasta aquí, una viñeta de yapa. Saben
ustedes que de Egipto a Israel hay una distancia que se cubre
caminando en una semana. Pues bien, según la Biblia, Moisés tardó
cuarenta años (unas 2.080 semanas) para hacerlo. Pero, ¿por qué
habrá hecho esto el Patriarca, de tener a los judíos dando vueltas
de balde por el desierto? Porque esperó que se muriesen todos los
que con él habían salido de Egipto, que un jesuita amigo cree que
fueron, según sus enjundiosos cálculos, unos 600 mil. Primera
masacre conocida de judíos en escala industrial. Pero en la lista
se incluyó él mismo. Bueno, pero ¿por qué? Porque Moisés no iba a
fundar una Nueva Patria con la bazofia que sacó de Egipto. Así de
sencillo.
Trazando entre nosotros un parangón, así debemos proceder
nosotros. Pero para ello necesitamos un señor que no se nos muera:
que aguante hasta que se hayan muerto todos estos que creen en los
partidos políticos, en el gobierno tripartito de Montesquieu, en
la representación bicameral de Locke, en las imbecilidades de
Rousseau, y en que la Democracia es la panacea, y tanto, que es
capaz de curarse ella misma. Y si se cura ella misma, ¿por qué se
enferma permanentemente? Quieran o no, corran, griten, giman o
lloren, este Régimen tiene los días contados. Y su muerte será con
ruido y muerte como fue su pérfido nacimiento.
JUAN
Milico Insoportable
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