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SOBRE LA VALIJA DE CRISTINA,

MUERTE DEL PREFECTO FEBRÉS

LA GUERRILLA DE COLOMBIA

Juan Pampero

 

Mire vea don Carlos: le pedí a mi hija, la pintora, que me hiciese

el retrato de un chavista. Me largó esto. Dice que es como ella

ve a los chavistas. ¿Se da cuenta mi amigo? ¿A dónde iremos

a dar con la permanente falta de respeto de estos pibes? No se

les puede pedir nada. Encima se ríe de mí a las carcajadas.

 

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Los Colorados del Monte,  en el día de la expectación del Parto de la Virgen

                                                                                    María, del año 2007 de la llegada de Nuestro Salvador Jesucristo.

    Carta a don CARLOS FERNANDEZ.  

   Querido amigo y dilecto compatriota:

   Es mi deseo que sepa que, al salir de pesca y cacería el otro día, los hice entremedio de la algazara provocada por la noticias de la valija de don Guido Antonini Wilson. Mas fíjese usted que mayor atención no le presté a este nuevo sancocho mal hervido, y volvíme al ruidoso ruedo recién el domingo a la noche, a medio morir por el cansancio de cuatro días de ajetreo, cuando el mujeraje alarmista me hizo la recopilación de lo sucedido. También me enteré por este conducto que usted me anduvo buscando por teléfono, por lo que desde ya vaya mi agradecimiento.

   Y de esto caro amigo, ¿qué le puede decir este eremita sedicente que usted no sepa y que los demás también? Analizando esta chanfaina resulta que es comprensible el enojo de la Doncella de Buenos Aires, a tan, como es lógico lo que le pasa y a las pruebas me remito. Porque la valija existió; el dinero que había dentro de ella también, hoy en depósito judicial sin que nadie lo reclame; su portador estuvo claramente identificado desde el primer segundo y la jueza lo dejó partir como la mariposa del capricho; la intención de pasarla  en forma clandestina quedó evidenciado en aquel instante; el equipaje morrocotudo fue trasladado en un avión contratado por funcionarios argentinos que eran y son correas del cuero kirchnerista; que aquel dinero estaba reunido en billetes de baja denominación, por lo que es de sospecharse proveniente del narcotráfico; y una retahíla de probanzas que configurarían un largísimo etcétera. De manera don Carlos que no alcanzo a comprender el enojo de la Doncella por esta noticia a la que ha tildado de sucia, cuando es el primer regalito que le viene de la fabulosa herencia que le ha dejado su maridito y que irá desatando, o se soltará solo como éste, con el correr de los días. Si por cada uno de ellos le sobrevendrá semejante amargura directamente proporcional, en un año, cuando lleve desanudados una buena cantidad de estos envoltorios, pachuchos unos y regordetes otros, se pondrá más amarga que una aceituna rancia en la tina con salmuera.

   Ahora bien: sobre esto, le podría seguir sustantivando y adjetivando hasta el aquelarre, que es, justamente, a donde no quiero ir a dar. Así lo han hecho todos, poniéndole una gambeta al centro de gravedad. La pregunta que hace de ojo del huracán, es ¿por qué el gobierno de los EE. UU. le mandó, de buenas a primeras, semejante proyectil teledirigido? ¿En qué anda, o qué es lo que dijo o hizo, o qué se propone hacer, que nadie sabe? ¡Vaya usted a estar al cabo de la calle! Que a lo mejor ni nos enteramos. Pero los gringos, que tienen las cuarenta cartas de la baraja, le han tirado sobre el tapete un cuatro de copas. Digamos un chascarrillo, un estate quieta. El aviso, que no sé si en su soberbia sabrá digerir aprendiendo, y si no lo entiende así, seguramente le vendrá otro capirotazo. Digamos que le tirarán el siete de velo o el de espadas. Y así siguiendo hasta que le echen la falta, o la echen a ella que es más práctico. Mi abuela materna solía decir: quien defectos tiene, es bueno disimule los ajenos. O como dice mi hermano: no te largues a hablar de colas ajenas, si no has limpiado primero la tuya. Válgame Dios: ¡qué sabias palabras! Pero ocurre que en ocasiones el trasero está tan sucio que no se puede limpiar, de donde viene aquello de que mi pasado me condena. Entonces hay que enfundar la mandolina e irse con la música a otra parte. Y el pasado, don Carlos, es como la muerte. Todos la temen porque es irreversible. Y hasta Cristo lloró en Getsemaní ante la inminencia de la ella, y entonces, ¿qué queda para nosotros que andamos corriendo un cuis para hacernos la merienda?

   Por otra parte quería contarle que el día jueves pasado, ví el programa del doctor Nelson Castro que se llama El Juego Limpio. Si nos atenemos a lo que decía el Padre Castellani y don Arturo Jauretche, si alguien dice de sí mismo que practica el juego limpio, seguro que es sucio. Bueno, en realidad no sé si en este caso la regla vale, pero que uno no sabe dónde empieza y dónde termina don Nelson es una verdad irrefragable. Mientras tanto él perora diciendo que busca la verdad. ¡Por los demonios en pantuflas! ¿Nada más y nada menos que la verdad? ¡Oh! Sí. Aunque rara vez la encuentra. Y por lo que se ve, hace poco por alcanzarla y conseguirla. Y a veces la evita. Pero queda paquete eso de andar buscando la verdad, aunque uno a la gilada le reparta chuenga como en la cancha de Chacarita.

   Ese día jueves don Castro hizo la apertura de su programa con un tal Yanzón, que es el abogado querellante, o uno de ellos, en el Caso ESMA que supimos conseguir. Es raro encontrar dentro de la corporación abogadil a un individuo tan soberbio y, por tal, de seguro un ignorante que la juegan del Llanero Solitario haciendo de justiciero. El asunto que lo convocó fue la muerte del Prefecto Febrés, sobre la cual él tiene su propia versión, la que, desde ya, es inapelable, porque tal deceso se produjo de la manera que dice el abogadito y no de otra, y que patatín y que patatero. Bien: de todo lo que dice este Yanzón no hay nada probado ni se probará nada jamás. Porque con el solo hecho de derramar, sobre las entrañas del cadáver autopsiado,  una ampolleta con unos centímetros cúbicos de alguna solución que tenga cianuro como soluto, y como solvente un vehículo que difunda rápidamente la toxina como los que se usan actualmente para embalsamar (el alcohol etílico es muy bueno, pero ya no se usa más, porque es lento), en pocas horas, hasta las uñas y cabellos del difunto tendrán vestigios del veneno (los famosos radicales CNH, ciano), que es bastante antiguo por otra parte, Lucrecia Borgia y Medioevo aparte.

   El juez que interviene en esta horrible causa y tan animal como el Yanzón, puso presos a dos hombres de la Prefectura Naval, como posibles agentes del mal que suministraron el cianuro a Febrés. También se le dio por molestar a su familia a la que puso en la picota. A quienes debió poner presos e incomunicados fue a todo el personal de la morgue, con los médicos forenses a la cabeza, porque esta es la mano de obra, siempre impune, necesaria para perpetrar semejante hecho tiñendo todo con la duda. Ahora vaya usted don Carlos a ponerle el cascabel a este gato sin que se lo manduque.

   En fin, pero lo interesante es que este Yanzón dijo muy suelto de cuerpo que lo hecho con el Prefecto Febres es una operación típicamente nazi-fascista. ¿Qué me dice de este cagatinta que se ve tuvo dificultades con la Química Inorgánica del secundario y ahora la mezcla con la Historia?

   Y bien: así siguió aquella reunión. El invitado subsecuente fue el minusválido de Álvaro Uribe, Presidente de Colombia, al que le dicen Hipocampo, porque creyendo todos que era un caballo terminó siendo un pescado. Relató don Álvaro lo que le está pasando en su tierra, que es una fotocopia de lo que pasaba aquí en los ’70. Pero él no lo dijo y Nelson Castro, que anda como Diógenes buscando la verdad con una linterna, tampoco se lo recordó. Así de desmemoriado es este médico metido a periodista que está obligado a saber lo que se puede hacer con un cadáver y que en los ’70 no era un pibe. Ni en el caso Yanzón ni en el de Uribe, Nelson Castro abrió la boca y puso cara de estar muy afligido.

   Al acercarse el cierre de la entrevista, Uribe le expresó a don Nelson, que si la de Colombia fuese una guerrilla como la salvadoreña que luchaba contra una dictadura, él podría llegar a comprenderla. Es decir: para Uribe hay cierta delincuencia aceptable. Pero en Colombia no, porque es un gobierno democrático contra el cual están luchando. ¿Y aquí, los jóvenes idealistas, no luchaban por la caída de un gobierno elegido por el voto popular que llegó a un 68% con un 84% de asistencia del electorado? Pero también se les olvidó este detalle. Mas como broche de oro don Álvaro dijo que la actuación de las FARC es típicamente nazi-fascista.

   De todo lo cual don Carlos se puede hacer el siguiente escolio: el término nazi-fascista da para todo. Le viene bien al marxista perimido, y requetebién al liberal decimonónico. Es como una masilla: sirve para tapar cualquier agujero. Como una valija o un muerto.

                                                                                                                                                                               JUAN

                                                                                                                                Milico Intratable, pero NI YANQUI NI MARXISTA. 

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