UN LUJO QUE ME PERMITO
(Abusando de
la confianza que vosotros me habéis conferido)
Juan Pampero
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caballo del artículo
TESTIMONIOS DE LA
INTERVENCIÓN
BRITÁNICA
- POR DETRÁS DEL 16 DE SEPTIEMBRE
DE 1955,
de don
Fernando
Paolella,
aparecido
el 23 de septiembre de
2007
Los aviones
del 16 de junio de 1955, Día de la Libertad: arriba y a la izquierda los
Beechcraft AT 11 de procedencia norteamericana; arriba y a la derecha un
caza Gloster Meteor y una superfortaleza Avro Lincoln de origen inglés;
abajo un NA de procedencia estadounidense en pleno vuelo. Flanquean a
este último aparato las Banderas de la Patria.
EL
TEXTO COMPLETO DEL AUTOR
El 14 de noviembre de 1955
[1]
el interventor del diario “El Líder”, capitán de navío Patrón Laplacette
[2],
recibió la visita de dos periodistas norteamericanos que invocaban la
representación de las revistas Time y Life.
Los periodistas norteamericanos tienen un aplomo y una desenvoltura tan
despreocupada para afrontar las situaciones, que por lo menos parecen
llevar en sus bolsillos un par de bombas atómicas
[3].
El
capitán Patrón Laplacette hizo servir buen whisky escocés e invitó a la
reunión al jefe y al secretario de redacción, doctor Aldo Paciello,
Víctor Álvarez y al redactor Enrique Portillo
[4].
Desde las rendijas de la puerta escuchaban otros redactores curiosos.
Los periodistas norteamericanos contaron que para pulsar el ambiente
habían residido durante 15 días en Avellaneda, disfrazados de marinos
mercantes desertores. Aseguraron terminantemente que el elemento obrero
de las zonas fabriles del sur estaba decididamente en contra de la
revolución. De pronto, súbitamente lo abordaron al capitán Patrón Laplacette con una pregunta intempestiva e inesperada.
-
“Dígame, capitán -preguntó
uno de ellos-, ¿usted es masón o francmasón?” Laplacette se
crispó
-
“Yo
soy católico, apostólico, romano”
dijo,
con tono de protesta
.
El americano hizo un gesto vago. Quizá quiso decir: “Ya sabemos que esos
términos no son forzosamente excluyentes ni obligadamente antagónicos”
.
El gesto quería decir muchas cosas, pero lo que realmente dijo el
americano fue:
“ Oh, no tiene importancia. Mañana preguntaremos a
Washington. Allí están todos afiliados. ”
Los
tres periodistas criollos reprimieron un gesto de asombro. Los servicios
informativos de la Marina de EE.UU. demostraban ser de una eficacia
sorprendente. El whisky era de muy buena marca, y un generoso trago fue
el punto final del regocijado asombro de los redactores de “El Líder”.
El colega
norteamericano mantenía embretado al marino, que los tenía acorralados a
ellos con sus ametralladoras.
Junto
con el whisky los redactores de “El Líder” se relamían de placer en este
inesperado desquite. Uno de los norteamericanos quiso conocer las causas
que a juicio del marino argentino habían provocado la revolución. Patrón
Laplacette habló un largo rato sobre la vocación democrática del pueblo
argentino, sobre los excesos de la tiranía derrocada, sobre la
eliminación de la libertad de prensa y de reunión, y terminó diciendo:
- “Esta es la rebelión del pueblo argentino”.
Uno de
los americanos trasegó a su estómago casi un vaso entero de whisky. Hizo
un gesto de satisfacción. Puso su vaso en un plato y como si la perorata
de Patrón
Laplacette le hubiera disgustado, afirmó:
-
“Para nosotros la cosa es más simple. Este es un desembarco británico.
Ellos proporcionaron las espoletas y el petróleo
y se los van a hacer pagar muy caro. Las bombas que cayeron en Plaza de
Mayo eran de fabricación británica.”
.
Y sin pausa alguna, preguntó:
-
“¿Porqué no han publicado el contenido de los alambres magnéticos del
doctor
(Oscar) Alende?”
La
pregunta sorprendió al capitán Patrón Laplacette, quien sólo atinó a
repetir lo que ya era de conocimiento público.
-
“Se extraviaron.” -
dijo,
como explicación.
-
“Pero nosotros dimos una nueva copia.” -
insistió el norteamericano.
-
“No
sé… Creo que volvieron a perderse…Yo no estoy en ese asunto.” -arguyó,
desconcertado, Patrón Laplacette.
El
norteamericano tomó un vaso y antes de ingerírselo, a modo de punto
final, dijo:
- “Podemos enviarles otras copias, si lo desean. Los
originales de esos alambres están en Washington. Ellos forman parte –
una parte importante - de la prueba de la intervención de Gran Bretaña
en los asuntos argentinos.”
(Raúl Scalabrini Ortiz en la revista “Qué”, el 18 de junio de
1957)
El entonces
diputado radical Oscar Alende había denunciado en el Congreso Nacional,
en agosto de 1955
,
que la flota británica proveniente de
Malvinas reabasteció en aguas de la Patagonia a la buques de la Armada
argentina que luego participarían en la rebelión del 16 de septiembre de
1955
.
Concretamente, en la sesión del 10 de ese mes se logró establecer con
precisión que el encuentro tuvo lugar cerca de Puerto Madryn a finales
de julio.
Con
una ayudita de los “amigos.”
De acuerdo con esto, el historiador Fermín Chávez sostiene que Alende,
por su parte, tratando de refutar los dichos de Lucero (diputado
justicialista) sobre la inactividad de la flota durante tres días (a
causa del temporal que se desató el 25 de julio),
sostuvo que ello no
contradecía “el hecho de que naves extranjeras
merodearan en la vecindad de las naves argentinas.”
Afirmó
que el SIN tenía las pruebas y que lo único que hacía falta era un
grabador: “Hay una versión fotoeléctrica captada en Puerto Belgrano y
en la misma ciudad de Buenos Aires, que pudo escucharse durante tres
días; y transmisiones radiales que fueron grabadas y elevadas a la
superioridad en el Ministerio de Marina.” Según Alende, empezaron el
25 y fueron grabadas el 27 de julio, y se trataba de una fuente “que
no podía estar a más de 200 millas de la costa” (Perón y el
peronismo).
El 11
de febrero de 1995 un cable de la agencia noticiosa DyN revelaba que,
según el libro “EEUU y el peronismo” de Mario Rapoport y Claudio
Spiguel, el Foreign Office británico, y no el Departamento de Estado,
estuvo sponsoreando
la Revolución Libertadora: “Rapoport y
Spieguel recuerdan que luego del golpe de septiembre de 1955, el
embajador británico en Argentina no podía ser más ilustrativo, pues en
un informe a su gobierno escribió que había caído un sistema
“esencialmente gangsteril” cuyo objetivo “fue el poder personal y
el engrandecimiento y enriquecimiento del dictador y sus sostenedores.”
En
cambio, a partir de la visita del presidente norteamericano Eisenhower a
la Argentina entre el 18 y el 20 de julio de 1953, el Departamento de
Estado había comenzado a aplicar con el peronismo la política de la
“correcta amistad”. Desde entonces, la administración norteamericana
facilitó la concesión de créditos y la radicación de industrias”. (El
acuerdo de la California, donde Inglaterra quedaba afuera del negocio
petrolero, se avecinaba a otro Irán)
Como
se ve, el viejo león británico en aparente decadencia
no se resignó simplemente a ser desplazado por su aliado y competidor
estadounidense, de una región donde había sentado precedente por más de
un siglo.
Conclusión
Hoy 23
de Septiembre de 2007, los diarios de Buenos Aires nos hacen saber, del
interés Británico por incrementar o ampliar la zona de exclusión en el
Atlántico Sur
,
hace poco días el Presidente del Banco Central, habló mal de su país
ante la Patronal Británica, demostrando ser un digno descendiente de los
fundadores del emblemático Banco Central, el que no pudieron construir
en la India los Ingleses... Todo esto acaece ante una Argentina
totalmente desarmada en lo material y espiritual, una Argentina que esta
sola y Espera...
la dejen de Colonizar.
FERNANDO PAOLELLA
Jefe de Redacción
Periódico “Tribuna
de periodistas”
QUINCE NOTAS A CABALLO DEL ARTICULO
-
-
El Capitán de Fragata Patrón
Lapacette es el conspirador más antiguo que se conoce en la Armada
Nacional y fue testaferro de Manrique, pasando por Hartung y terminando
en Rojas. Un auténtico forro, que hacía de forro, parecía un forro y se
sentía forro.
-
La solvencia de
los periodistas americanos era porque estaban bien informados sobre la
situación que se estaba viviendo, más aquella otra que habrían ido
recogiendo haciendo de trotacalles.
-
Al hacerse cargo del Gobierno de la
Nación, el General Lonardi que tan católico y nacionalista
dicen que era, nombró su gabinete. Entre aquellos conspicuos figuraba,
como Ministro del Interior y Justicia, el terrible ácrata y masón
doctor Eduardo Busso, que también fuera figura destacada en la traición
perpetrada contra Lonardi en noviembre 12 a la noche. Este Busso (uno de
los redactores de las revistas masónicas Liberalis y Símbolo,
junto con Fermín Estrella Gutiérrez y un jovencito judío llamado Ernesto
Sábato, autor de Nunca Más, su obra cumbre), llevó a su lado, con
anuencia de Lonardi, al doctor Carlos Muñiz, antiguo marxista implicado
en varios atentados que segaron vidas de inocentes. “Muñiz y sus
colaboradores –dice Potash- dedicaban todas sus energías a aumentar la
influencia de hombres de sus mismas tendencias (todos ateos y marxistas
confesos) y a impedir la posible amenaza de que el nacionalismo dominara
el gobierno.” (Op. cit., Cap. VII, pág. 296). Estos tres fulanos: Aldo
Piacello, Víctor Alvarez y Enrique Portillo, que cita el autor, eran
socialistas amigos de Muñiz de vieja militancia desde tiempos
universitarios en la FUA y FUBA. Y estaban al lado de un liberal
decimonónico como Patrón Laplacette por orden del catolicísimo
General Lonardi. ¿Me puede decir el lector como se come esta ensalada de
repollo y perejil? ¿O es que en el fondo todos estos sujetos eran lo
mismo?
-
Patrón Laplacette era
masón, iniciado en los Misterios de Minerva (cuya efigie está
tallada en el bauprés de la nave, diciéndole a la gilada que esa es la
Patria o la República) en la Fragata Sarmiento, llamada en la
jerga marinera La Masona, el 24 de junio Solsticio de 1940,
siendo presentado por el terrible gorila Hermano Teodoro Hartung, y
Venerable el medio judío Hermano Isaac F. Rojas. Este es el destino que
daban nuestros hombres de mar a los barcos que el pueblo argentino ponía
a su disposición para su formación y entrenamiento.
-
Efectivamente: masón y
católico no son términos antagónicos. Aunque sabemos que un
católico no puede o no debería ser masón. Pero un masón puede
decirse católico sin ningún problema. Por ejemplo: el 8 de abril de 1959
el ex Presidente Provisional, Pedro Eugenio Aramburu –viejo comehostias
como el masón Videla-, fue despedido, en reunión secreta, por el Rotary
Club de Ramos Mejía, antes de emprender su viaje a Europa. Presidía la
mesa, como invitado de honor, el señor Ian Drysdale, Gran Maestre de la
Masonería Argentina, espía y agente confidencial de Su Majestad
Británica. Aramburu se hallaba a su derecha revestido con su mandil
reglamentario –según testigos presentes de distintos medios-,
correspondiente al Grado 33° (Revista Azul y Blanco del 14 de
abril de 1959). Un poco antes, el 12 de febrero de 1956, la Masonería
había homenajeado al criptojudío Almirante Rojas de igual manera ante
los representantes de Su Majestad Británica (La Nación del 16 de
enero y del 13 de febrero de 1956).
-
Que Washington tenga la
lista de los masones argentinos no es ninguna novedad. Tampoco ninguna
hazaña. Actualmente la masonería argentina sigue en sus trabajos las
orientaciones y dictámenes de la Gran Logia Unida de Inglaterra de
los antiguos masones libres y aceptados (United Grand Lodge of
Ancient, Free and Accepted Masons of England), cuya amistad centenaria
fue firmada en 1856 y luego ratificada en 1860 en el Tratado de Paz y
Amistad. En aquel momento, noviembre del año 1955, el Gran Maestre
inglés era, desde hacía cuatro años, James Williams Sharpes, quien
además manejaba las 26 logias inglesas instaladas en la Argentina. De
manera que lo único que tenían que hacer lo masones de EE. UU. era
levantar el teléfono y preguntarle al Duque de Edimburgo, cabeza de la
Masonería Universal desde 1951, si el Hermano Patrón Laplacette era o no
masón. Es decir un trámite de cinco minutos.
-
Aparentemente el día elegido para
hacerse a la mar, con la aviesa intención de dar un golpe de estado, fue
el día 8 de septiembre de 1955 (R. A. Potash, op. cit., Cap VI, pág.
270). El pretexto que se esgrimiría sería la iniciación de los
Ejercicios Navales en aguas abiertas. Sin embargo el Capitán de Navío
Jorge Perren en sus Memorias dice que tales reuniones comenzaron
el 27 de agosto. En tales reuniones se encontraba el Capitán de Fragata
Patrón Laplacette, junto con Perren y el Capitán de Navío Robbio, etc.
En tal junta se habría elegido como Ministro de Marina al Almirante (R)
Teodoro Hartung. Quiere decir que cuando el diputado Oscar Alende
denunciaba (28 de agosto) en la Cámara la presencia de una escuadra
anglo-norteamericana en el Río de la Plata (actual Pontón Recalada de la
Prefectura Naval), 24 horas antes nuestros marinos ya se habían
entrevistado con los que, de puro buenos, venían a ayudarlos a derrocar
al Tirano Sangriento.
-
Las bombas arrojadas en Plaza de Mayo
y sus alrededores fueron de fabricación británica y norteamericana. Es
decir, tenían el origen de los aviones que las arrojaban. “Los hechos
del 16 de junio de 1955 –dice Potash, un empleado del Imperio disfrazado
de estudiante-, constituyen un cruento capítulo en la historia
argentina, ya que armas de guerra, adquiridas con el ostensible
propósito de defender a la nación contra un ataque extranjero, fueron
empleadas contra los propios argentinos por miembros de sus Fuerzas
Armadas y por civiles armados.” (Op. cit., Cap. VI, pág. 259). Los
civiles, a los que hace referencia Potash, fueron provistos por: la
Acción Católica Argentina, Partido Demócrata Cristiano, Partido
Demócrata Progresista, Partido Comunista y Socialista. Según el
Almirante Toranzo Calderón, los aviones debían dejar caer bombas de
demolición primero y luego de fragmentación, pero las primeras, que eran
esperadas desde Puerto Belgrano, nunca llegaron. El alto número de
víctimas puede relacionarse con el uso exclusivo de bombas de
fragmentación, todo lo cual revela la criminalidad y la crueldad
deliberada de esta iniquidad (La Nación 17 de junio de 1955 y R.
A. Potash, op. cit., Cap. VI, llamada 40). Pero aquí no hubo puntada sin
nudo: años después se supo que a las bombas de demolición les habían
sacado la espoleta y por esta causa no fueron enviadas a Punta Indio
desde la Base Belgrano. ¿Este acto fue premeditado para que la matanza
fuera mayor? No se sabe. Pero un año después, en junio de 1956, esta
misma gente fusilaría a 33 personas sin causa ni proceso, y aplicándoles
la ley con retroactividad al hecho de la causa.
-
La denuncia del Diputado Oscar
Alende (el Bisonte) fue hecha el 28 de agosto de 1955, tal cual
lo dice el Diario de Sesiones de la Cámara. Todo esto es
comprensible. Lo que no se puede entender es como una persona como
Alende, un Diputado de la Nación, un Doctor en Medicina, un político de
toda la vida, que sabía lo de la flota anglo-norteamericana estaba
vinculada a los sucesos de septiembre, fondeada desde hacía más de 15
días frente al puerto de Buenos Aires, y a la que el gobierno uruguayo
del doctor Batlle le hacía recalada, resultó a la postre como miembro de
la Junta Consultiva, cuando de haber tenido 30 gramos de dignidad debió
mandarlos de paseo. Dicen que hizo esto porque Perón lo puso preso unos
días por conspirador desfachatado. Lo que es verdad: se salvó por una
amnistía, ¿pero a usted le parece que esto es un justificativo de un
hombre que ya era casi un abuelo? ¿Existirá en la tierra alguien que
pueda explicar esto? ¿O Alende fue un canalla, canalla de toda la vida?
-
Es posible que en el acuerdo anunciado por
Argentina y Gran Bretaña el 27 de enero de 1947 y firmado por
ambas partes el 13 de febrero, se hayan incluido, dentro de la venta de
los ferrocarriles, la compra de 100 aviones cazas Gloster Meteor y
cierto número de bombarderos Avro Lincoln con destino a la Fuerza Aérea,
todo lo cual habría costado 20.000.000 de libras esterlinas, según el
informe que le hace Spruille Braden a Mr. Acheson el 25 de marzo de 1947
(R. A. Potash, op. cit., Cap. III, pág. 116). En cuanto a la compra de
los aviones Beechcraft AT 11 y los NA de origen norteamericano, para las
dotaciones de la Armada, debieron ser posteriores a este hecho, porque
pesaba sobre Argentina el embargo que le había impuesto el gobierno de
los EE. UU. durante la guerra, ratificado por Truman el 22 de julio de
1946 hasta que Argentina cumpliera satisfactoriamente los compromisos
contraídos en Chapultepec. El 3 de junio de 1947, Truman anunció el
levantamiento del bloqueo, y en octubre de este año se comenzó a recibir
las primeras remesas de material bélico (50 cañones calibre 90). Tanto
el material aéreo inglés como el norteamericano no vinieron solos:
traían consigo sus bombas de distinto tipo que ellos habían probado en
Alemania, lotes de repuestos, herramientas, manuales y, lo más
importante, equipos de expertos pilotos para hacer de instructores a los
pilotos argentinos, y un nutrido grupo de mecánicos, ingenieros y
técnicos. En junio de 1955 estos equipos (cuatro en total: 2 ingleses y
2 yanquis) estaban Argentina. ¿Qué papel jugaron el 16 de junio de 1955?
O en otras palabras: ¿quiénes manejaban las máquinas que bombardearon
Plaza de Mayo y alrededores con precisión de una pinza de cejas? ¿Tanta
experiencia habían acumulado los pilotos argentinos? Y finalmente:
semejante crueldad, como la de dejar caer los tanques de combustible
sobre los blancos en la huida hacia Uruguay, ¿es propia de argentinos?
¿Hay algún antecedente en toda nuestra historia de que los argentinos
cometiesen semejantes brutalidades? No sé. Es para pensar.
-
Puede haber ocurrido que naves extranjeras
merodearan a naves argentinas en proximidades de Puerto Madryn. En la
flota anglo-norteamericana había varios portaaviones y buques cisternas.
El combustible faltante le fue reabastecido por el gobierno
uruguayo.
-
Todo lo dicho hasta aquí es más que ser un
esponsor de un golpe de estado truculento.
-
Es el viejo truco del Imperio Británico
decir a la gilada que está en decadencia.
-
Inglaterra amplía su zona de exclusión
sobre Malvinas: este es otro viejo truco. Piden 200 para que en las
negociaciones terminen quedándose con 100 que es lo que a ellos les
interesa y la majaderos llegaran a pensar que triunfaron sobre
Inglaterra.
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