Nuestra Señora,
María Santísima de Luján: perdónalos,
aunque ellos saben
perfectamente lo que hacen.
NÉSTOR
BLASFEMO
Juan Pampero
Los
designios de esta secta maldita de los masones son siempre y en todas
partes los mismos, es decir, directamente hostiles a Dios y a la
Iglesia; y le importa poco o nada, no ya que las almas se pierdan, sino
que la sociedad se precipite cada vez más en la decadencia, y que la
misma libertad y democracia pregonada, sea oprimida, con tal de
encadenar y oprimir junto con ella a la Iglesia, y debilitar y ahogar
gradualmente el sentimiento cristiano en el seno de las multitudes.
S. S. LEON XIII, Carta
Novæ condendæ
legis,
del 8 de febrero de 1893.
El Animal Tragicómico
ha espetado desde el atril de Luján. De espaldas a Nuestra Señora. Dando
su traste al altar. Sin invocarla una vez. Ni una oración, ni un pedido
de perdón, ni un arrepentimiento, ni si quiera un agradecimiento por las
mercedes recibidas. Ni protección para el pueblo. Nada. ¿Quién fue el
sandio que le cedió este preciado atril a la semejante Bestia Atea,
acostumbrada a hablar en las vinaterías, cafetines y burdeles? Mientras
él atrilaba yo escribía esto, con el corazón pendiente de un hilo y
puesta el alma en sus manos bienamadas:
Mi Virgencita
querida, agrias, enjutas, someras,
Madre de la
Misericordia; rebosantes de culebras.
dulzura de
corazones: Acuérdate de tu Pueblo
en Choya, pura
Bondad; que con unción te venera
en Itatí, la
Esperanza; Tampoco mires las ranas,
de Caá-cupé Milagrosa
amargas sotanas negras
de la Merced, mi
Generala; ciñendo fajas preladas,
la Bienamada en
Loreto que pletóricas de gozo
la de Sumampa,
Aclamada; el fingimiento aplaudieron.
en Mailín, la
Protectora; Acuérdate de tu Pueblo:
Patrona en la
Carrodilla, él no puede vivir sin Ti.
cuyana de los
viñedos; No mires a los jumentos,
del Carmen la
Venerada; que jumentos son al fin,
la del Pilar, del
Rosario recuérdate de la Patria
que con lágrimas
bañara; dando sones de añafil,
del Valle de
Catamarca, tocando a la Calacuerda
y en el Luján, la
Madre Eterna. como fue en la Conquista,
Mi Virgencita
querida; sonoro en la Reconquista,
esperanza de tus
hijos como en Salta y Tucumán.
que han nacido en este
suelo. Tal cual resonó en Malvinas:
La que tres veces me
trajo pendiente al cuello el Rosario
desde el borde de la
muerte. que nos pediste rezar.
Que puesto tienes el
manto Hechura de cuentas blancas,
celeste y blanco de
Patria. luz amasada de luna
Estas son las
devociones con soledad y un jazmín.
de tu Pueblo Madre
Santa. ¡Madre Santa, Madre Eterna,
No tengas en
cuenta note olvides de tu Pueblo
de la Bestia sus
blasfemias: que no puede estar sin Ti!
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