KIRCHNER SE BURLA DE NUESTRA
PATRONA
Nunca ha
ocurrido que se facilitara de este modo el templo, y por dos veces. La
primera vez, el influyente diario "La Nación" registró que con aquel
acto –donde se "hizo campaña desde el altar" (sic)- el Obispo "le
confirió una tribuna preciada" al Presidente ( LN.13.10.05). En la
segunda ocasión lo ha recibido como al más grande benefactor de la
basílica, pronunciando un vibrante discurso. Ante las más altas
autoridades nacionales, provinciales y municipales; dirigiéndose "a los
hermanos y hermanas en la fe y de otras religiones", con emotiva memoria
de Pironio y versos de Unamuno.
La
reparación del monumento histórico es una de las claves del agasajo; la
otra pertenece a las conjeturas personales. Este agradecimiento a una
obra pública obligatoria, ha resultado tan fervoroso y cálido como si el
gasto hubiese salido del bolsillo del gobernante. De cualquier modo se
trata de un beneficio material, conforme lo expresara el mismo prelado.
Al tener
que decidir entre la justicia y la deshonestidad, es decir, entre Dios y
Satanás, los obispos optaron por este último.
Transparencia Nuestra Patria se ve desasistida y el infortunio se
empecina. Este mismo año un prelado de prestigio, sorprendió a tantos
–incluso a "Página 12"- al aprovechar el Tedeum del 25 de Mayo para
halagar sin ambages al Gobierno escandaloso.
Se han
sancionado las leyes más inicuas, perpetrándose increíbles atropellos a
la moral y el derecho. A plena luz los dueños del poder dilapidan el
dinero público, con especial perjuicio de los más necesitados.
Precisamente de aquellos cuya inclusión a fuer de opción por los pobres
se predica "in abstracto". La nación ya no languidece, simplemente
muere, sobre todo moralmente. Y en general, cunde el silencio. Salvo
excepciones honrosas, a lo sumo se reclama democracia y "transparencia".
Con aguda precisión, alguien ha replicado que la transparencia ya
muestra las vergüenzas.
24 de Septiembre de
2007
ALOCUCIÓN DE MONSEÑOR DI MONTE AL RECIBIR EN
LA
BASÍLICA DE LUJÁN AL PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Palabras
de monseñor Rubén Héctor Di Monte, arzobispo de Mercedes-Luján, al
recibir en la basílica de Luján al presidente de la Nación (22 de
setiembre de 2007)
Sr.
Presidente de la Nación Dr. Néstor Carlos y Sra. de Kirchner, Senadora
de la Nación, Sr. Vicepresidente de la Nación y Esposa Sr. Nuncio
apostólico, decano del Cuerpo diplomático, presencia del Santo Padre en
nuestra Patria. S. E. Adriano Bernardini, Sr. Gobernador de la Provincia
de Buenos Aires, Ing. Felipe Solá, Sres. Presidentes de ambas Cámaras
Legislativas de la Nación. Sr. Intendente Municipal Dr. Miguel Prince.
Autoridades nacionales, Provinciales y municipales, Hermanos y hermanas
en la fe y de otras religiones
Sr.
Presidente:
Hoy es la
tercera vez que peregrina al Santuario de Nuestra Sra. de Luján y que
tengo la responsabilidad de recibirlo.
El 12 de
octubre de 2005 aquí mismo, Vd. nos decía, textualmente: «estoy aquí y
le pido a Dios que me de mucha fuerza, que me ayude a equivocarme menos.
Soy un hombre normal, Sr. Arzobispo, seguro que en la mañana tempranito
–según me dice Cristina-, me empiezo a equivocar, pero lo hago con la
mejor buena fe y trato de corregirme permanentemente…»: Dios nos va a
juzgar por nuestra buena fe y por todo lo que nos hemos esforzado por
corregirnos.
Hoy 22 de
septiembre de 2007 volvemos a encontrarnos a los pies de la Patrona de
la Patria y seguramente por ser un hombre normal, quizá, podría volver a
repetirle a su esposa –perdone el atrevimiento- lo mismo que dos años
atrás.
Un gran
cardenal argentino, "el siervo de Dios" Eduardo Pironio, que está
sepultado a pocos metros de aquí, gran colaborador de Pablo VI y también
de Juan Pablo II, decía en un hermoso poema estas palabras a Dios:
«gracias Señor porque hiciste tus sacerdotes de barro». Si este siervo
de Dios (como lo ha declarado la Iglesia oficialmente), es capaz de
agradecerle a Dios por las limitaciones que tenemos hasta los elegidos
por Dios para ser sus ministros, cuánto más podríamos decir –yo al menos
lo pienso y digo por mí- quienes estamos lejos de sus valores
espirituales. Siempre me viene a mi mente aquella hermosa poesía de
Miguel de Unamuno:
«Agranda
la puerta, Padre, porque no puedo pasar: la hiciste para los niños,
yo... he crecido, a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame, por
piedad! vuélveme a la edad aquella en que vivir es soñar»
Sr.
Presidente llegando hoy a Luján seguramente que habrá visto nuestra
Basílica en pleno proceso de restauración. El 13 de junio de 2000 el
pueblo argentino amaneció con la noticia y el dolor de que la gran cruz
de la torre este del querido Santuario de Luján, con sus 1400 kgrs.
Había caído estrepitosamente a tierra desde 110 metros y que en breve
tiempo sucedería lo mismo con la cruz oeste, si no la retirábamos a
tiempo.
Cuando
Vd. peregrinó el 20 de octubre de 2003 hasta esta pequeña imagen que hoy
está a pocos metros suyo, firmó la primera licitación de su gobierno, la
restauración de la casa de Nuestra Sra. de Luján. Hoy ha vuelto a
visitarla para que su última licitación, antes de dejar la presidencia
de la nación, fuera también la Basílica de Luján, hace poco más de una
semana en el Ministerio de Economía de la Nación hemos abierto los
sobres de las empresas que se han presentado para continuar los trabajos
ya hechos. Mucho se ha hecho y continúa haciéndose. Tengo que ser leal y
sincero, Sr. Presidente, si la transformación de la plaza frente a la
Basílica, también hace resaltar la hermosura de este monumento histórico
que es el Santuario de Nuestra Sra. de Luján, desde 1935 en que se
inaugurara, hasta el día de hoy, nunca nadie hizo tanto por él –en lo
material- como Vd. y su gobierno, incluyendo a los trabajadores del
Astillero Río Santiago. Por un donante anónimo, extranjero pero amante
de nuestro país, hemos podido restaurar el "Descanso del Peregrino",
para la atención gratuita de quienes vienen a visitar esta imagen de
Nuestra Señora, que está aquí, hoy cerca de nosotros. También una firma
argentina ha donado los materiales del blindaje de la imagen de la
Virgencita que atrae cada vez más a nuestro pueblo. Aquí buscan un
encuentro con Dios. No son sólo millones de peregrinos que vienen a
pedir gracias o agradecer las que ya recibieron, sino también que vienen
a recibir los sacramentos, la frecuencia aumenta cada vez más. Podemos
decir que el año pasado se han realizado 18.000 bautismos, pero no
podemos calcular las miles de confesiones que se han realizado, bendito
sea Dios, que todo sea para el encuentro con Él y entre nosotros los
habitantes de esta patria nuestra, tan querida.
Por todo
esto, invito a Vd. y a todos los presentes que recemos juntos, en voz
alta, la Consagración al Corazón de Nuestra Señora de Luján que se les
ha repartido.
Mons. Rubén Héctor Di
Monte, arzobispo de Mercedes-Luján
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