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¿QUE
TENÍAN GUARDADO ADENTRO?
Juan Pampero
Mis queridos amigos y amigas:
Hace un par de días atrás me llamó
por teléfono un viejo amigo y camarada como ustedes. Diría que una
conversación, medio larga, sí, pero muy interesante. Estaba yo en esto
cuando va este hombre y me pregunta: ¿qué es lo que había dentro de la
AMIA que ha hecho que los judíos se llegaran a olvidar de la demolida
Embajada israelí la que, después de todo, es tierra de Israel conforme a
los tratados internacionales, a tal punto que parecería que este
atentado no hubiese existido resultando que fue una insignificancia? La
verdad que no sé. Pero tal aparentaría ser así: de cada 100 veces que
nombran a la AMIA, puede ser que en una de ellas distingan a la
Embajada, cuando en realidad tendría que ser al revés, si es que
empleamos la forma de razonar judía, o bien nuestro recto criterio y la
sana proporcionalidad.
Inquieto como siempre llamé
de inmediato al doctor Ruiz Moreno, viejo amigo, para hacerle la misma
pregunta. Para mi sorpresa me respondió diciendo que esto es peor aún:
lo de la Embajada es cuantiosamente más grave que lo de la AMIA, aunque
la mayoría de los muertos de aquella no hayan sido judíos. ¿Entonces,
por qué se la echa al olvido?, lo interrogué. Entonces pasa –me
respondió- que con la AMIA se pretende esconder lo de la Embajada que es
considerablemente más importante, y es donde se tienen las mejores
pruebas y pistas de que tal estropicio no fue un atentado. Ahora bien,
como pueden ver son preguntas y opiniones que agrego sin adjetivar.
De acuerdo con lo denunciado
por Jacques Zoilo Scyzoryk, que era un judío puro, por nacimiento,
familia y religión (El Imperio Judeo-Sionista y la desintegración
argentina, Cap. XIII, pág. 87), lo que me exonera de ser tildado de
racista y nazi, dentro de la AMIA funcionaban ciertas organizaciones
sionistas manejadas por el gobierno de Tel-Aviv para la captación de
jóvenes, su formación ideológica y militar, el mantenimiento y
funcionamiento de campamentos para comandos terroristas (los Palmaj-Najal,
que el autor cita y describe en las pp. 221, 222 y 223), los que habrían
de ser empleados en distintas partes del mundo, incluida la Argentina si
fuere menester. Ellas eran o son 29 organizaciones a saber:
-
Federación Sionista Liberal Argentina
-
Igud Hanoar Hatzioni Dati
-
Mapam-Haschomer Hatzair
-
Movimiento Sionista Apartidario
-
Movimiento sionista Renovador
-
Tnuat Haavodá Hatzionit
-
Unión Sionista Revisionista “Heruth”
-
Movimiento Sionista MAPAI
-
Movimiento Sionista “Independiente”
-
Bloque Socialista Democrático Judío
-
Frente Nacional Renovador
-
Bloque Nacional Religioso Unido
-
Bloque Centro Europeo
-
Bloque Religioso Unido Agudath Israel
-
Centro Sionista Israelita del Oeste
-
Centro Sionista de Villa Crespo
-
Centro Social y Cultural “Barón M. de
Hirsch”
-
Centro “Teodoro Herzl”
-
Confederación Juvenil Judeo Argentina
-
Congregación Israelita de la República
Argentina
-
Federación Argentina “Macabi”
-
Fomento Agrario Israelita Argentino
-
Nueva Comunidad Israelita
-
Organización Hebrea Argentina “Macabi”
-
Organización Hebrea Religiosa Argentina
“Mizraji H. Mizraji”
-
Sociedad Hebraica Argentina
-
Sociedad Israelita de Quilmas
-
Sociedad Israelita “Kadima”
-
Sociedad Unión Israelita de Lanas
Una buena cantidad, ¿no les
parece? Estas organizaciones habrían producido, a lo largo de los años,
gran cantidad de documentación, formándose entonces un archivo
voluminoso, de tales proporciones que llegaron a comprometer seriamente
parte de la estructura del edificio de Pasteur 633, lo que habría sido
denunciado por la misma AMIA con mucha anterioridad al luctuoso
siniestro. A este fenomenal archivo los hebreos los habrían llamado
la biblioteca que, como queda dicho, sólo era un fichero
cronológico.
Al haberse producido el
presunto atentado, esta documentación, que posiblemente haya sido muy
comprometedora, voló por los aires de la Jeringoza del Valle, poniéndose
a la luz del día. ¿Acaso este recinto era una versión de la terrible
visión de Ezequiel (Ez. 8, 1-18)? ¿O se estaban cumpliendo las palabras
proféticas de Cristo (Lc. 12, 1-3; Mt. 16, 6-12; Mc. 8, 15 y de nuevo Lc.
8, 17). Es lo que no sé. Pero aquí les dejo la AMIA demolida, al Profeta
Ezequiel y al mismísimo Cristo para que ustedes den el veredicto.
Y esta documentación habría
siso lo que tan afanosamente buscarían entre aquellos escombros los
agentes del Mossad judío (no buscaban muertos, heridos o pamplinas
semejantes), venidos especialmente de Israel, con ayuda de la CIA y del
FBI norteamericanos. Porque, de no ser así, aquella documentación habría
ido a parar a manos del juez, por lo que la AMIA entraba a terapia
intensiva con respiración asistida.
En la voluminosa causa, hay
deposiciones de testigos oculares que vieron a camiones y camionetas
cargando carpetas, cuadernos, libros y fajos de hojas sueltas escritas a
máquina que desaparecieron misteriosamente. Por otra parte en ningún
cuerpo de la causa se habla o se han agregado documentos hallados
durante la remoción de escombros. No. Nada de esto. En la AMIA nadie
sabía escribir. Sin embargo hubo alguien que salvó un papelito, en
verdad una bellecita y que es el que sigue:
También se tuvo la suerte de
encontrar el emblema del Gobierno Judeo-Sionista en Argentina,
que tiene fecha 9 de abril de 1972 y editado con motivo de la
celebración de una “manifestación judía” en Homenaje al 29° aniversario
del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Este distintivo es el usado en
los uniformes de los que se entrenan en los campamentos de la Provincia
de Buenos Aires.
Traducción
La leyenda está compuesta de
dos palabras: Palmaj y Najal.
Palmaj: es la
abreviatura de Plugot Majatz, que en hebreo expresa Destacamento de
Choque de la Haganá.
Haganá: representa la
Organización Clandestina de “autodefensa”, o sea el Ejército Clandestino
Judeo-Sionista en la tarea de subversión, penetración y ocupación de
nuestro territorio.
Najal: es la
abreviatura de Noar Jalutziana Lojem, cuya acepción en hebreo es,
Juventud de Pioneros Combatientes.
Entonces y muy seriamente nos
interesa saber, como dueños de una patria supuestamente soberana, qué es
lo que se llevaron a Israel los servicios secretos de ese estado; con la
visa de quién lo hicieron, y perpetrado ante los ojos de millones de
personas distraídas ante semejante horror, mientras ellos revolviendo
cascotes buscaban lo que nosotros, ni el fiscal, ni los jueces deberían
saber.
Claro está que me horrorizo
por las muertes, crueles, injustas en su gran mayoría y merece que se
busquen y encuentren a los responsables. Pero esta causa debería ser
paralela a la del atentado mismo para que todos podamos repetir las
palabras de Nuestro Salvador Jesucristo: “No se enciende una lámpara
para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino
que se la coloca sobre un candelero, para los que entren vean la luz.
Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto
que no deba ser conocido y divulgado”, y más adelante hace una
advertencia contra la hipocresía: “Cuídense de la levadura de los
fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser
revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que
ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que
han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado
desde lo alto de las casas.”
Entonces decimos las palabras
de Cristo: “Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se
haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc. 22, 42; Mt. 26, 1-5 y 14, 16;
Mc. 14, 1-2 y 10, 11).
Un abrazo y saludo a nuestro
estilo, siempre en Cristo y el manto celeste y blanco de María.
JUAN
Milico ex-Comunista
(según algunos personeros del Proceso de Reorganización Nacional)
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