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¡ARGENTINA
PAÍS GENEROSO!
(Digresiones sobre
un dicho que dijo un bicho)
Juan Pampero
No hace
mucho tiempo del que vivimos, que es día de Santa Bárbara Bendita que
agradó a Nuestro Señor en este mundo, un personaje tragicómico a lo
Molière, pero con las técnicas de Hugo, inscribió en el frontispicio de
su logorrea la frase que he colocado para encabezar este articulillo de
morondanga, concebido en mi mollera de ermitaño sedicente.
Pero, ¿es
Argentina un país generoso? Miren: creería que sí, refiriéndonos desde
luego a sus corrientes inmigratorias que finalmente le dieron perfil a
la Patria. Y, dentro de ellas, que varias han sido, me estoy refiriendo
a las ocurridas entre 1935 y 1950. Que son 15 añitos, nada más, aunque
revulsivos para pueblos y naciones sumergidas en la pos guerra. Nuestros
autotitulados sociólogos que viven en las nubes de Ubeda u otro lugar
del éter, no han estudiado en profundidad este fenómeno. Ahora vaya
usted a preguntarles sobre tal o cual portento social ocurrido entre
1915 y 1920 en la Cochinchina o las islas Fidji, y le darán detalles
insospechados. Pero de aquí, de lo que pasa en el Riachuelo, en
Quitilipi, Santiago de Estero, o en Inca Mayo, Salta, no. De eso no
saben ni jota, ni ene ni u. Nada. Son los hijos de la dependencia y la
colonización pedagógica.
Al
finalizar la Guerra Mundial II se produjo un aluvión inmigratorio sobre
nuestro territorio. Eran los que venían huyendo de la guerra, del
hambre, la muerte y los regímenes de una Europa demolida en parte y
desgarrada en la otra. No se sabe con certeza los números. Dicen algunos
que fueron un millón de españoles; un millón de italianos y otro millón
de distintas nacionalidades, entre las cuales podemos citar: alemanes,
belgas, croatas, ucranianos, húngaros, polacos, austriacos, franceses,
japoneses y hasta una División de Caballería de cosacos rusos completa,
que habían luchado del lado de Alemania y fueron ubicados en la
localidad de Garín, provincia de Buenos Aires.
Aparte de
estas cantidades, siempre supuestas para el lector, aunque yo las crea
ciertas, llegó otra gente que debe ser contabilizada aparte, porque de
esta manera ellos mismos se evaluaron. Se trata de los judíos
procedentes principalmente de Alemania, Polonia y la Centro Europa. Dice
el muy fundamentado historiador francés Jean Lombard (La Cara Oculta
de la Historia Moderna, Tomo IV), que fueron 460.000 los que
vinieron al Río de la Plata. No sé. Puede ser. Pero, evidentemente,
pasando los años, más de la mitad debió irse a otros países, para que la
tasa de natalidad coincida con la actual población hebrea. Es decir
usaron luego la carta de ciudadanía argentina para radicarse en EE. UU.
y Brasil principalmente. Un viejo truco que siempre da resultado.
La
arribada masiva se debió, principalmente, a una negligencia de los
capitanes de los buques que los trajeron. Porque estando en alta mar,
vino a rompérseles la brújula, y creyendo que navegaban hacia el este,
es decir, para el lado de Israel, lo hicieron hacia el oeste, hasta que,
empujados por el viento y la marejada, chocaron con estas playas, tan
distantes de la Tierra Prometida por el Señor de Israel, y no
tuvieron más remedio que echar pie a tierra. Claro, me dirá el lector,
pero en ese tiempo no existía el Estado de Israel, el Hogar
Judío como le dicen. Es verdad. Pero cuando se fundó éste en 1949,
quiero decir inmediatamente, tampoco se fueron de aquerenciados que
estaban. Ni se irán jamás.
Y bien,
sufrido lector, de toda esta gente, que redondeo diciendo unas 3½
millones de almas que recibió el país a un promedio de 230 mil por año,
la mayoría de ellos ya no existen. Han quedado sus descendencias que se
pueden identificar por los apellidos. Ellos se han confundido con los
criollos, con nosotros, han tomado el perfil de la Patria, y muchos de
los que son actualmente jóvenes, ni siquiera saben el origen de sus
abuelos y no tienen otras tradiciones que las nuestras. Quiero mostrar
que en un poco más de 60 años se habían asimilado e integrado
completamente.
De la
población judía no se puede decir lo mismo y se mantienen tan judíos
como en 1935, 1945 ó 1950. A pesar de la liberalidad y beneficios de
nuestra Constitución, de nuestras leyes indulgentes y costumbres ha sido
imposible entrarlos a la comunidad nacional. Luego son marginales o
periféricos por definición. Sin embargo no todo es catastrófico y
reprochable. Los judíos han hecho grandes contribuciones para la
grandeza de la Patria como las que cito a continuación.
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Entre el 4 y
el 29 de octubre de 1959 fue conocido el Caso Todres o el
Cado de los Impala, que tuvo en vilo a la opinión
pública. Las actuaciones judiciales se iniciaron contra los
hermanos Abraham, Isaac y Berel Todres, con oficinas en
Sarmiento 1984 de la Capital, por parte de la Comisión Especial
Investigadora de Supuestas Maniobras de Contrabando de la Cámara
de Diputados, que entre sus integrantes contaba con el diputado
radical Agustín Rodríguez Araya. El estado resultó perjudicado
en cifras multimillonarias (véase Crónica de Medio Siglo,
pág. 504).
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El Ministro
del Interior, General Enrique Rauch dispuso el arresto de
numerosos individuos, ex funcionarios del gobierno de Frondizi y
financistas, en su mayor parte de origen israelita, por
defraudaciones al Estado Nacional (véase a Jacques Z. Scyzoryk,
El imperio Judeo-Sionista, Cap. XVII, pág. 134).
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En 1959
desembarca en Argentina procedente de Washington, el señor
Jacobo Timerman. Lo trae entre sus maletas el General Carlos
Severo Toranzo Montero con el guiño de ojo del Presidente
Frondizi. Lo acompañan para fundar las filiales de la logia
masónica B’Nei Brith los sionistas: Gregorio Topolevski,
Saúl Patrich, José Moscovich, Herzl Gesang, Moisés Goldman,
Tobías Kamenszain, León Lapacó, José Kestelman, Alejando
Wolgemuth, Alberto Klein, Max Starkman, León Dujovne, Lázaro
Schallman, Nemías Resnitzky, Tzvi Faingersh, Silvio Becher
(después Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires),
Gregorio Faigon, Juan Graiver y David Graiver (involucrados con
el caso Born y la subversión terrorista), Abraham Berd Blejer
(profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de Rosario, padre
del actual Presidente del Banco de Inglaterra y maestro y
protector del Licenciado Lousteau, futuro Ministo de Economía).
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El 9 de marzo
de 1960 se firma el tratado unilateral de no extradición,
firmado entre la República Argentina y el Estado de Israel
durante el gobierno del señor Arturo Frondizi, por el cual
quedan “exceptuados de extradición los delincuentes económicos”.
Quiere decir que ya el sionismo preveía estafas, latrocinios y
vaciamientos del Estado Nacional por parte de sus agentes.
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El 18 de julio
de 1964 el Brigadier Gilberto Hidalgo Oliva dirige una carta
abierta al Presidente de la DAIA, doctor Isaac Goldenberg, donde
formula gravísimas acusaciones contra funcionarios como Jorge
Stern (al frente de la Ley de Abastecimientos) y Marcos Almosny
(representante sionista en el secretariado de la CGT), y
menciona como ladrones convictos y confesos a los siguientes
ciudadanos e instituciones sionistas: José Mazar Barnett, Banco
Israelita, Abraham Natin, los hermanos Todres, Mizrahi, Nuri
Cabulli, Tauberfeld, Fábrica Isard, Lipschitz, Besronzik (de la
Editorial Haynes), Frondizi y sus hermanos Silvio y Risieri
(véase diario Crónica de esta fecha; la carta se
encuentra reproducida también en el Nuevo Orden sionista en
la Argentina, de Juan C. Cornejo Linares, pp. 26 y 27).
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El diario
La Prensa del 27 de junio de 1970 trae como noticia la
estafa a muchos ahorristas por la Cooperativa de Crédito
Viamonte, cuyas oficinas funcionaban en el Barrio Israelita,
Ecuador 760 de Capital Federal. Su directorio estaba integrado
por los ejecutivos: Moisés Jakubowicz, Enrique Lewkowicz, Isaías
Reichenberg, Aarán M. Benglielsdorf, Enrique I. Mosner y Samuel
Awerstern; directores; Efraim Davidowicz, Abraham Zelczman,
Isaac Lolcman, Meyer Zylberberg, Manuel Rosental, Alberto Cukier,
Saúl Waisberg, Salomón Lewkowicz y José Niborski.
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El mismo
diario La Prensa del 11 de agosto de 1971, pág. 4, Secc.
Primera, apareció una solicitada por ahorristas damnificados por
la Caja de Créditos de Villa Devoto. La Presidencia de
esta Caja era ejercita por: León Gryncwaig, José Podgaetzky,
Felipe Sneidermanis, León Safranchik, Fabio Heiber, Abraham Mild;
Sus Vocales fueron: Félix Zgryzek, Eduardo Poneiman, Samuel
Reiser, Víctor Zajdenberg, Adolfo M. Zurudiansky, Moisés
Machnovich, Herman Mild, Fiszel Gryblarz, Adolfo Karasch, Jorge
Poineman, Santiago Dajcz, Marcos Fuks, Adalberto Grausz, Simón
Bertish, Natalio Cichovolski, Samuel Krasnabroda y Josué Szurman.
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También el
diario La Prensa del 22 de agosto de 1971 sacudió a la
opinión pública por una nueva estafa multimillonaria
descubierta. Por ella el Juez, doctor Juan Carlos Liporace, por
la Secretaría del doctor Armando Alfredo Caccuri, decretó la
prión preventiva del doctor Pedro Guillermo Balmes, judeo
sionista de nacionalidad rusa, presidente del directorio de la
firma Fábrica La Central Oxígena S. A. por el delito de venta de
lotes y bungalows en el Balneario Mar Azul, en el Partido de
General Madariaga, Provincia de Buenos Aires. Simultáneamente se
dicto la captura de los siguientes delincuentes: José Sandler,
Samson Form, Marcos Waisman, Mario Feferbaum, Moisés Elinger y
un cripto judío apellidado G. Saccone.
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Otra vez el
diario La Prensa del 26 de agosto de 1970 trae la noticia
de que so 19 las empresas involucradas en el vaciamiento, delito
en el que se encuentran involucrados los hermanos Isaac, Abraham
y Berel Todres. Las empresa perjudicadas que dejaron a cientos
de trabajadores en la calle fueron: Campomar, Daniel Bassi,
Selmar, Compañía Industrial Eléctrica, Flaiban, Marcel, Cofia,
I. A. C. C., Nogoyá, Calo Frit, Grinberg, Bahcort, Franchella,
Zumarraga, Arenera Yapeyú, Oleaginosa Río Luján, Arenera Cifra,
Empresa Naviera Abraham Oro y Zagmed.
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El diario
La Prensa del 2 de junio de 1971 salió con la noticia de la
quiebra fraudulenta calificada de culpable a la firma SACIMIE,
S.C.P.A. en la que el juez declaró cómplices a los socios
colectivos Raquel Buraczek de Todres, Nussen Stambul (ex gerente
del Banco Israelita que defraudó al Banco Central del la R.
Argentina por la suma de 500 millones de pesos, equivalente
entonces a 7 millones de dólares y hoy a 280 millones de
dólares; véase diario Crónica del 6 de octubre de 1960),
además de los públicamente conocidos ladrones y estafadores:
Abraham Todres, Samuel Israel, Catalina Aizenberg de Todres,
Isaac Todres, Naum Buraczek, Berta Noviski de Israel, Estela
Herschel de Cermensoni, Berta Moscovich de Stambul (esposa de
Nussen Stambul), Julio Aizenberg y el cripto judío Pedro
González.
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En el diario
La Prensa del 4 de mayo de 1970, pág. 9, se destapó la llamada
estafa Nogoyá por la suma de 5.000 millones de pesos moneda
nacional. El principal acusado de esta maniobra delictiva fue el
Ingeniero Isidoro Natanson quien se fugó a Israel antes de ser
apresado. Los estafados por la compra de departamentos sumaban
2.000. Simultáneamente con este hecho se produjo el
derrumbamiento del edificio de la Avenida Montes de Oca 680 de
la Capital, donde hubo el triste saldo de varias decenas de
muertos (todos cristianos). Su constructor había sido León
Pelisch y el propietario Santiago Glusman.
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El matutino
Clarín del 18 de febrero de 1972, en su página 11, informa
que el Banco Central ha descubierto maniobras dolosas por la
“importación” de oro, platino y paladio. Se detuvieron a varias
personas de las sociedades Sarandí S.C.A., Nasal S. R. L., Los
Alpes, S. R. L., Jaime Winter e Hijos, Ibera S. A. Los detenidos
fueron los siguientes ladrones de fama internacional: Salomón
Trituk, domiciliado en Juan B. Justo 6573; Luis Horacio
Pirogovski, Corrientes 5706, Piso 10; Jacobo Algros, Avenida La
Plata 1889 y Daniel Salomón, Santa Fe 3519, piso 11, todos de
Capital Federal.
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Nota final de despedida
Como los señores Lejtman y Yankelevich no cesan de ensuciar el nombre
del General Juan Domingo Perón, acusándolo de nazi y de haber dedicado
buena parte de su gobierno en importar nazis, dando nombres
completamente inverificables, es que se les da con la presente la
condigna respuesta, siempre en todo amigable y caballeresco, de un buen
lote de su paisanada perfectamente verificable en los archivos citados,
más con los existentes en la Justicia.
También los señores Lejtman y Yankelevich han dicho que las obras de la
Revolución NacionalJusticialista fueron hechas con el oro que los nazis
robaron a los judíos en Europa. Para ello no han presentado un solo
documento. Y como el lector puede apreciar las cosas ocurrieron
exactamente al revés y les he dado un buen lote de documentos que jamás
fueron desmentidos por la DAIA ni por la AMIA.
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