COMO LOS
CALAMARES:
COCINADOS
EN SU PROPIA TINTA
(Juro que yo no tengo
la culpa de esto)
Juan
Pampero
Porque la Patria es como una bella mujer, esbelta, primorosa. Pero ella,
por su constitución, por los tenues mensajes que envía, por el estado de
indefensión en que la han sumido, es de tal fragilidad que no puede
soportar dos amores. Entonces compañeros digámoslo con toda claridad: o
es el amor nuestro o es el amor de ellos. En el medio no hay nada. No
busquen porque es en vano. ¡No lejos has de llegar camarada si detienes
tu camino para escuchar el ladrido de los perros! Que por alguna razón,
siendo personas, Dios los volvió a perros y por eso perros son.
JUAN PAMPERO, Diálogos conmigo, pp. 31 y 32.
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Verán mis
queridos lectores que en esta ocasión no se me ocurre otra cosa que
decirles la verdad y que fue como en siguiendo digo. Fui desalojado por
las mujeres de la casa de mi escritorio. Sí. Terrible asunto este. Una
de mis hijas, la que me hace los dibujitos, se fue a vivir a mi
escritorio, y yo me mudé a su habitación de ella, desde donde me
dispongo a confeccionar este articulillo. Tres días me llevó la mudanza:
a puro doblar el espinazo y quejarme de balde. Pero, como no hay mal que
por bien no venga, en la suma y resta salí ganando, porque esta
habitación es mucho más grande, ventilada y tiene una vista al jardín
que está florecido. Aprovechando el sudoroso trajín, ordené mis libros
conforme a las temáticas. En la biblioteca siempre se desbaratan y,
buscarlos luego, es un sufrimiento. Y estando en esto me di con uno de
mis cincuenta cuadernos borradores. Añejo el pobre y muy manoseado, a
tan que me pareció ver por allí un año: 1973. Pero es la señal de que se
trabajó mucho en él. Cuando voy y me encuentro con unas citas que
juntándolas hacen unas ciento veinte en total. De ellas elegí para
ustedes unas treinta pero, al transcribirlas, me parecieron muchas.
Entonces las reduje a veintitrés. Creo que son las mejores y reflejan el
pensamiento vivo de los Elegidos del Señor de Israel,
y dicen así:
Uno de los hechos más exquisitos que la
plebe haya podido realizar, fue la crucifixión de Jesucristo. Desde el
punto de vista espiritual fue una gesta brillante. Pero hay que
reconocer que la masa actúa sin capacidad suficiente. Si yo hubiese sido
encargado de la crucifixión de Cristo, habría actuado de otra manera. Lo
habría enviado a Roma y lo hubiese echado como despojos a los leones.
Del cuerpo en carne picada nunca se hubiera podido hacer un redentor
(Ben Hecht, A jew in Love, publicado en la revista St.
Benedict, de Oregon, EE. UU., 1959).
Yo profeso un odio contra los alemanes, con
sus carnosos cogotes, con sus ojos inexpresivos, y con un hueco frío en
su corazón que sólo puede ser calentado por medio del asesinato
(Ben Hecht en su famoso programa televisivo Dios y la
homosexualidad que se emite por la American Brodcasting Corp., de
los EE. UU., citado en el prólogo de la Mentira
de Ulises
de Paul Rassinier, pág. 11, enero de 1961).
El mejor argumento para la agitación
sionista en el mundo, es provocar la ola de antisemitismo y la matanza
de judíos en Polonia, Rusia, Ucrania y Lituania, por ser esto el mejor
medio de obligar a los hebreos a emigrar a Palestina
(Vladimir Zabotinski en V. P. Potemkin, Historia de la
Diplomacia, Tomo III, Editado por la Academia de Ciencias de Moscú y
de Mezhdunarodnaia Kniga, 1965).
La guerra debe hacerse con todos los medios,
desde cartas anónimas a Occidente hasta intervenciones abiertas (…) El
básico y constante principio de trabajo del sionista es muy sencillo: a
cada paso el sionista debe ser sionista. En cada acto, grande o pequeño,
debe reflexionar, tratar de aprovecharlo en bien de nuestra causa. Ni un
solo encuentro, ni un solo paseo deben transcurrir en balde
(V. Bolshakov, El atisovietismo, ocupación de los
sionistas, reproducción del folleto ¡A casa!, en pág. 13).
Si se quiere fundar hoy día una nación, no
hay que hacerlo de la manera que hace mil años fuera la única posible.
Sería una insensatez regresar a estados de cultura ya superados, cosa
que querrían algunos sionistas. Por ejemplo, si tuviéramos que
exterminar a las fieras en determinado país, no lo haríamos a la manera
de los europeos del Siglo V. No atacaríamos aisladamente a los osos,
armados de jabalinas y lanzas, sino que organizaríamos una grande y
alegre cacería, dando batida a las bestias hasta tenerlas reunidas y
entonces, les arrojaríamos una bomba de melinita
(Teodoro Herzl, El Estado Judío, pág. 40, Ed. Federación
Sionista Argentina, año 1944).
¿A cuál de las dos hay que dar preferencia?
(se pregunta si Argentina o Israel para crear el nuevo
estado judío)
La Society tomará lo que se le de y a lo que se incline
la opinión general del pueblo judío. La Society averiguará ambas cosas.
La Argentina es por naturaleza uno de los países más ricos de la tierra,
de inmensa superficie, población escasa y clima templado. La República
Argentina tendría el mayor interés en cedernos una porción de tierra. La
actual infiltración de los judíos ha provocado disgusto: habría que
explicar a la Argentina la diferencia radical de la nueva emigración
judía
(Teodoro Herzl, op. cit., pág. 42. Nota: cuando Herzl
escribía esto para los sionistas del mundo entero el Presidente de la
Nación era el masón Julio A. Roca, uno de los máximos exponentes de
la Degeneración del 80).
En el invierno de 1913 trabé conocimiento
con el barón Edmond de Rothschild (…) Su interés en el sionismo era, au
fond, tan profundamente político como el nuestro. La manera como compró
las colonias, tratando de instalarlas en lugares estratégicos, indica
que pensaba con previsión, en términos políticos y nacionales. Pero era
un nacionalista y del pueblo (…) Quería que todo se realizara
calladamente y dentro del orden, sin un movimiento nacional (…) Le
desagradaba la parafernalia de la organización. En una ocasión nos dijo
a Ussischkin y a mí: ¿Por qué deben ustedes ir de un lado a otro
pronunciando discursos y llamando la atención? (…) En 1913, después de
nuestra primera entrevista, sólo supe que el barón parecía poseer un
interés mucho más amplio en Palestina del que suponíamos; o bien habría
aprendido por experiencia lo que no pudo aprender mediante las
discusiones
(Jaim (Chaim) Weizman, A la verdad por el error,
pp. 192 a 193, Ed. Santiago Rueda, Bs. As. 1949).
Debemos luchar cara a cara contra el mundo
no hebreo o, incluso, dentro de la comunidad hebrea para nuestro derecho
a vivir como una minoría aislada, como una minoría que no se identifica
con régimen alguno. Debemos orientar al pueblo hebreo en nuestros
esfuerzos, en la lucha por nuestro derecho específico de seguir siendo
el mismo pueblo hebreo que fuimos en el curso de milenios
(Escrito
de Naum Goldman, Presidente de la Organización Sionista Mundial
en 1964, presentado por V. Bolshakov en El Antisovietismo, Ocupación
de los Sionistas, pág. 3, Moscú, 1971).
El Estado de Israel, que posee el mejor
servicio de inteligencia en el mundo, debe realizar una activa política
mundial, a pesar de ser un estado con poco territorio
(David Ben Gurión, citado por Jacques Z. Scyzoryk en
El Imperio Judeo-Sionista, Cap. XVI, pág. 115, Impresiones Técnicas,
Bs. As. septiembre de 1972).
Y ahora, en vísperas de reiniciar la marcha: 1969, dos
consignas nos damos: Por la presencia libre y soberana del Estado de
Israel, dentro de sus fronteras seguras y siempre abiertas a todos los
países que lo rodean, colaborando en común por una zona libre del hambre
y la pobreza resultancia final de la guerra. Y la otra: enfrentar con
decisión todos los focos de antisemitismo y antidemocracia, fuentes de
regresión a la dignidad del hombre y argumento falaz que sirve de
diversionismo ante las masas sedientas, no de provocación, sino de
educación, cultura y trabajo
(Declaración
del Ateneo Judeo Argentino 19 de Abril (marxistas) de fecha enero
de 1969. Nota: cuando el Ateneo distribuía este panfleto en
Rosario, el Virreinato del Río de la Plata era ocupado por el Virrey
Juan Carlos Onganía).
Un proletario puede llegar a burgués, un
aristócrata puede perder su estatus, un campesino puede transformarse en
obrero. Un judío seguirá siendo judío a través de cualquiera de estas o
similares transformaciones
(León Pérez,
La Identidad Reprimida, pág. 8, Ed. Galerna, Bs. As. 1968).
No se nace hombre y luego se hace judío. Se nace judío en
una familia judía en condiciones determinadas por un medio ambiente que
rodea a la familia: una comunidad judía y una sociedad judía
(León Pérez, op. cit., pág. 7).
La educación judía debe crear el sentimiento
de pertenencia del niño al grupo judío; hacer gratificadora tal
pertenencia; asumir las decisión de permanecer como judío; enseñar el
significado de la discriminación y en especial del antisemitismo; educar
para la autodefensa y la expresión de la identidad judía; extender el
interés judío hacia lo valioso, especialmente contemporáneo, sin
fraccionalismos sectarios, del aporte del pueblo judío a la humanidad
entera
(León Pérez, op. cit. pág. 171).
Es necesario comprender que Israel es, hoy
en día, la base fundamental de nuestra existencia física y espiritual.
E Israel significa, sin ninguna duda, sionismo y judaísmo. Son una y la
misma cosa. Nuestra misión es fortalecer y consolidar la organización
sionista, para que pueda cumplir su sagrada misión en nuestro tiempo.
Esto puede impulsarnos a fortalecer nuestro trabajo por el ideal
sionista
(Publicado en el Mundo Israelita, pág. 3,
el 10 de octubre de 1964).
El sionismo puede aparecer en nombre del
estado, de la misma manera como el estado (de Israel) puede hablar en
nombre del sionismo (…) Una tal colaboración con la diáspora, puede
solamente enriquecer al judeo-sionismo que se fortalece con el
israelismo (…) El Movimiento Judeo-Sionista tiene vía libre para
recuperar su lugar de predominio en la vida Judía (…) Debe hacerse todo
lo posible para aumentar rápidamente la población de Israel, por medio
de la inmigración (para constituir una fuerza inexpugnable en la lucha
por el poder en el Medio Oriente), y también para mantener en todo el
mundo grupos de judíos que estén imbuidos del sentido, de la ineludible
asociación y unidad del pueblo judío
(Aparecido en el Mundo Israelita, pág. 8, del 12
de noviembre de 1964).
Félix Warburg, era completamente distinto.
Lo conocí en la primavera de 1923. Era un hombre de carácter magnífico,
de una enorme caridad y un puntal de la comunidad judía norteamericana
(…) Había en él algo de le bon prince (…) Poco después de mi llegada en
la primavera de 1923 me sorprendió recibir una invitación para almorzar
con él en sus oficinas de la Kuhn, Loeb and Company, en William Street
(…) hallé un caballero extremadamente afable y encantador (…) Decidí que
mi almuerzo con él resultaría muy placentero, al mismo tiempo que podría
cumplir con un deber
(Chaim
Weizman, op. cit., pp. 422 y 423).
Vosotros, los israelitas, no debéis ser
sensibles al dar muerte a vuestros enemigos (musulmanes y cristianos),
ni debéis sentir piedad de ellos. Tenemos que destruir la llamada
civilización árabe para sustituirla por la nuestra, encima de sus
escombros
(Alocución
de Menhamem Beigin, Jefe del Partido Sionista Revisionista Heruth,
pronunciada el 28 de agosto de 1956).
Los que ocupan hoy la Tierra Santa de
Palestina y se autotitulan israelíes, son jurídica, nacional y
étnicamente ciudadanos polacos, checos, lituanos, rusos, alemanes, etc.,
por el origen, por la lengua, por la cultura, por las costumbres, por su
modo de ser, por su idiosincrasia, y también por su configuración
antropológica y hasta por su constitución física
(Jacques
Zoilo Scyzoryk, Invasión Sionista, pág. 4, Ed. Continente
Indoamericano, Bs. As., diciembre de 1969).
Los principios de los dirigentes de Israel y
de las organizaciones sionistas en el sentido de la diáspora tienen que
estar al servicio del Estado de Israel y de su política, muestran la
importancia del problema. No está de más recordar que describiendo el
servicio de inteligencia israelí, el Sunday Telegraph subrayaba que la
gran “fuerza del servicio de inteligencia israelí y del servicio de
seguridad es el resultado de los contactos de estas organizaciones con
los sionistas y sus simpatizantes que tienen esparcidos por todos los
rincones del planeta”
(Tomado del periodista y escritor polaco Tadeusz
Walichnowski, The Tel Aviv-Bonn Axis and Poland).
Del Eufrates hasta el Nilo: esta es tu frontera, Israel
(Leyenda escrita en el frontispicio del Kneset
–Parlamento Israelí-, lo que involucraría la toma por la fuerza de un
millón de kilómetros cuadrados y comprendería el apoderarse del 60% de
las reservas petroleras mundiales, todo lo cual pertenece legítimamente
a los árabes).
Séanos dado el éxito en todos los pasos para
asegurar un Israel fuerte, pionero y floreciente que reúna a las
diásporas y eduque a sus hijos con espíritu jalutziano y en la libertad
(Mensaje del Ministro de Defensa de Israel, señor Leví Eshkol con motivo
de celebrarse el Año Nuevo Judío –Rosh Hasana- de 5725, aparecido en
Mundo Israelita, pág. 5, el 12 de septiembre de 1964).
El movimiento sionista entra en una Nueva
Era(…) De acuerdo a esta declaración, el Gobierno
–entonces
del doctor Illía,
La Tortuga
Gorila-
se identifica plenamente con el programa de la Organización Sionista
Internacional (…) El estado que ha logrado ganar un reconocimiento
internacional tan amplio en virtud de la ayuda constructiva que ha
brindado a decenas de países recientemente establecidos
–se
refiere a países africanos-,
proporcionará al Movimiento Sionista el prestigio y la influencia
necesarios para actuar libremente dentro de cada país. El Sionismo puede
aparecer en nombre del Estado, de la misma manera como el Estado puede
hablar en nombre del Sionismo. Una tal colaboración de
la Diáspora, puede enriquecer solamente al Sionismo que
se fortalece con su Israelismo. El Movimiento Sionista tiene vía libre
para recuperar su lugar de predominio en la vida judía
(Artículo de Mosh Hurvitz de Tel Aviv aparecido en
Mundo Israelita, pág. 8, del 12 de septiembre de 1964).
El territorio de Israel, el país de nuestros
antepasados, es el que se extiende a ambas partes del Río Jordán (…) No
ha nacido todavía el Israel de nuestros sueños
(David Ben Gurión, declaraciones al matutino Le Monde
de París el 14 de abril de 1969 y reproducido parcialmente por Clarín
en su edición del 27 del mismo mes).
La guerra nos seduce (…) Nos llama desde los
titulares de los diarios; en cada instante puede estar con nosotros.
Nada extraordinario va a acontecer (…) se distribuirán fusiles,
ametralladoras, botas de soldado. Los tanques pasarán ruidosamente por
las calles y en el aire se escuchará el silbar de los aviones a chorro.
Por la mañana, cuando los padres y madres escuchen las emisiones de
radio y abran los periódicos, sabrán que sus hijas e hijos están
ausentes con toda gloria de las marchas militares y el espectáculo de la
fuerza. Yo llamo a eso la fuerza de la bestia humana desencadenada e
incontrolada con el afán de perseguir grandezas de poder ilimitado para
convertirse en un imperio para esclavizar a las débiles criaturas que
desean vivir en paz (…) Tenemos que acostumbrar a los jóvenes a esta
idea, porque si no se realiza en nuestros días, es seguro que se
realizará en el de ellos
(Fragmentos de artículo aparecido en el diario Olam
Hazie (Mundo Actual), de Tel Aviv el 24 de noviembre de 1955).
En Nueva
York, el día 8 de junio de 1986, se reunieron rabinos bajo la protección
policial
para exponer este cartel: “Israel es un cáncer para los judíos”.
Hecho
gráfico sorprendente que me exime de hacer cualquier comentario.
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