Y
LA GUITA,
¿DONDE ESTÁ?
(De la maravillosa
colección Dramas y Dramitas)
Juan
Pampero
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Mientras
ellos tejen su trampa… |
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Usted debe
merendarse este sapo. |
Al
promediar la última semana del Año Viejo, el canal televisivo The
History Channel, mostró un documental de unos túneles que habían
cavado los nazis para esconder todos los objetos de valor que fueron
robando en sus terribles correrías. Entre aquellas cosas figuraban
cientos, miles o pilas de lingotes de oro que los alemanes, degenerados
siempre, habían robado a los judíos para financiar planes futuros. Toda
la existencia habría sido de solamente unos 3.500 millones de dólares
(para llevarlo al dólar actual hay que multiplicar esta cifra por 50).
Y todo esto
hubiese ido de maravillas, hasta que el narrador en off dijo que aquél
no era todo el oro robado por los nazis a los judíos, que se ve eran muy
ahorrativos, sino que parte del faltante había sido enviado en
submarinos hacia la Argentina para financiar la obra monumental del
gobierno NacionalJusticialista, ya que se sabía perfectamente que el
General Juan D. Perón era un nazi consumado y sus relaciones con Hitler
eran cotidianas.
Entonces me
ví en la necesidad de responder esta gentileza de las organizaciones
sionistas, para quedar como una persona educada que los quiere con el
alma y el corazón, lo que hago en los parrafillos que digo a
continuación.
Tal vez
sepa el amable lector que, con el asunto de las indemnizaciones
que paga el gobierno alemán a las llamadas víctimas de la guerra,
hubo y sigue habiendo sonados casos de corrupción.
En 1980 el
Gobierno Federal aprobó una suma de 400.000.000 de marcos (para llevarlo
al dólar actual, divídase esta cantidad por 2 y multiplíquese por 40),
para pagar a los judíos perseguidos (cuidado: no a los muertos,
que es otra cosa y otros montos). Este dinero, según la ley, debía ser
controlado por el Ministerio de Hacienda, pese a ser destinado al
Consejo Central de los Judíos en Alemania. Durante ocho años
el Ministerio de Hacienda no controló nada, pues al primer intento de
hacerlo, fue tildado de antisemita por el presidente de ese
Consejo, el señor Werner Nachmann, conocido en toda Alemania como el
Rey de los Judíos.
Pero no va
que le digo, amable lector, que en enero de 1988 falleció el bueno del
señor Nachmann, excedido de trabajo por los cargos, condecoraciones,
honras, aplausos, medallas, besos y fotos. Nachmann era tan bueno que
había acompañado Helmuth Kohl a su visita a Israel donde fue a pedir
perdón, previo condecorar a Simón Wiesenthal por sus servicios
prestados. Entonces su puesto fue ocupado por su correligionario,
Heinz Galinski, el líder sionista más importante de Alemania quien,
justamente, era muy conocido por sus protestas, porque las
indemnizaciones que paga el pueblo alemán siempre le parecieron bajas.
Y vino a
ocurrir que en los primeros seis meses en que el bueno de don Galinski
ejerció la presidencia del Consejo, no encontró ninguna irregularidad.
Pero resulta que el periódico Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt
descubrió un robo de esa cuenta, que comprende nada más que el mes de
junio, por 33.000.000 de marcos, que el timorato Ministerio de Hacienda
había dejado de controlar para que no lo tilden de nazi.
Como el
israelita Nachmann estaba muerto, a él fueron a dar todas las culpas por
el robo, dado que sobre el pucho la escupida: se descubrió que éste
tenía un depósito en Suiza por 1.400.000.000 de marcos, aludiendo que
era una reserva de rescate en caso de ser secuestrado. Pero también se
destapó que Nachmann había aplicado gran parte de lo robado a sus
propias empresas. Mire el lector lo previsor que era este buen hombre.
El
Secretario General del Consejo Central de los Judíos en Alemania,
Alexander Ginzburg, y una buena cantidad de miembros resultaron también
involucrados, por cuanto, al parecer, habían realizado operaciones
parecidas a las de su jefe Nachmann. Es decir: se trató de un robo
fenomenal que nadie sabe a qué valores alcanza, porque no se sabe desde
qué tiempo lo venían haciendo con pala y carretilla.
Pero en
aquel momento nadie se animó a acusar a Alí Babá, al jefe de la banda,
el señor Heinz Galinski quien comentó: Esta
noticia fue un golpe que me afectó personalmente de manera muy grave.
De todo
esto, lo único que me llamó la atención fue que ningún diario, revista o
medio del Régimen Perverso que reina en nuestra aporreada Patria,
siempre tan veraces y pundonorosos, liberales y comunizantes, hayan
hecho algún comentario de este robo que verdaderamente podría llamarse
del siglo, si es que no me quedo corto.
Luego cabe
la pregunta: si faltaba oro de las cavernas excavadas por los nazis,
¿quién pudo ser el que se lo llevó si fueron los judíos los que lo
descubrieron? ¿Acaso el General Perón que era un buen degenerado? ¿O no
habrán sido los descamisados NacionalJusticialistas que siempre medraron
del erario público?
Queda
devuelta la atención hecha por los sionistas ante los televidentes
incautos y desprevenidos. Y cada vez que estos señores se acuerden del
General Perón y de los grasitas del NacionalJusticialismo,
deberé, como un caballero, acordarme de ellos para que no me acusen de
que los desatiendo. Si ellos saben que los quiero un montón. Y de estas
tengo como 120. Entonces bien harían en dejarse de joder.
Y para
finalizar le pregunto al lector si no sabe cuándo se publicará la nómina
de personas indemnizadas por el Estado argentino por la secuelas de la
Guerra Sucia (porque ha de saberse que hay Guerras Limpias),
que asciende al día de hoy 8.500.000.000 de dólares. Creo que, como dice
la Constitución, este es un acto de gobierno que, necesariamente debe
ser publicado. Si no lo hacen, ¿habrá alguno que me discuta que lo que
pasó con el amigo Nachmann y Galinski en Alemania pudo haber ocurrido en
estos lares?
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