POLÍTICOS Y
ESCRITORES:
¡UNA MANGA DE NAZIS!
(No: aquí hay que
sacar la cinta métrica y tomar medidas)
Juan Pampero
Blas
Pascal (1623 – 1662), fue matemático, físico, filósofo y escritor,
nacido en Clermont-Ferrand, Francia.
Dotado
de una gran precocidad, a los dieciséis años escribió un Ensayo sobre
las secciones cónicas y a los dieciocho años inventó una máquina de
calcular. A él se le deben también las leyes de la presión atmosférica y
del equilibrio de los líquidos, el triángulo aritmético (Triángulo de
Pascal-Tartaglia), el cálculo de probabilidades y la prensa
hidráulica. En 1654 se retiró a la Abadía de Port-Royal, donde vivió una
vida ascética y, en la polémica entre jansenistas y jesuitas, tomó el
partido de los primeros, en sus célebres Cartas Provinciales.
Murió sin concluir su apología de la religión cristiana, cuyos
fragmentos se publicaron en 1670 bajo el título de Pensamientos.
Del Artículo XV de esta obra he extraído para ustedes lo siguiente:
Para creer en el Mesías, era necesario que existiesen profecías
anteriores y que fuesen expuestas por gente no sospechosa, de diligencia
y fidelidad, y de fervor extraordinario y conocidos en toda la tierra.
Para que esto diera buen resultado, Dios escogió a este pueblo carnal,
al que dejó en depósito las profecías que anunciaban al Mesías como
libertador y dispensador de los bienes carnales que este pueblo amaba, y
así dio un ardor extraordinario a sus profetas y llevó a conocimiento de
todo el mundo estos libros que anunciaban a su Mesías, asegurando a
todas las naciones que debía llegar en la manera en que sus libros lo
predecían y que estaban abiertos a todo el mundo. Por eso, este pueblo,
decepcionado por el ignominioso y pobre advenimiento del Mesías, fue su
más cruel enemigo. De suerte que he aquí al pueblo del mundo menos capaz
de favorecernos.
¿Qué podían hacer los judíos, sus enemigos? Si lo reciben, lo prueban
con su recepción; si lo renuncian, con su renunciación. Es por esto que
las profecías poseen un sentido oculto: el espiritual, del que este
pueblo se sentía enemigo, bajo el carnal del cual se sentía amigo. Si se
hubiese descubierto el sentido espiritual, no habrían sido capaces de
amarlo.
Los judíos carnales ocupan el punto medio entre los cristianos y los
paganos. Los paganos no reconocen ningún dios y no aman más que la
tierra. Los cristianos reconocen al verdadero Dios y no aman en absoluto
la tierra. Los judíos reconocen al verdadero Dios y no aman más que a la
tierra.
Francisco
de Quevedo y Villegas (1580-1645) fue un escritor español educado en el
ambiente cortesano de los
Austrias.
Por un lance de amor se vio obligado a huir a Sicilia, cuando era Virrey
el Duque de Osuna. Regresó a España para defender a su protector, de
quien era consejero y confidente, de los cargos que se le hacían. Gozó
de nuevo del favor regio con Felipe IV, pero la enemistas con el Conde
Duque de Olivares, y el célebre incidente del memorial que el rey
encontró debajo de una servilleta, lo hicieron caer en desgracia. Ensayó
con fortuna diversos géneros literarios y mostró su portentosa cultura.
Combatió el culteranismo y fue excelente representante del
conceptismo. En sus sonetos, de inspiración estoica, y en sus
letrillas, de carácter desenvuelto, cínico y burlón, pone de manifiesto
sus condiciones de lírico excepcional y profundo. De algunas de sus
obras he podido extraer lo siguiente:
Dice un rabino: Nosotros, primer linaje del mundo, que somos desperdicio
de las edades y multitud derramada que yace en esclavitud y vituperio
congojoso, viendo arder en discordias al mundo, nos hemos juntado a
prevenir advertencia desvelada en los presentes tumultos, para mejorar,
en la ruina de todos, nuestro partido. No estamos en parte alguna sin
que primero nos echasen de otra; en ninguna residimos que no deseen
arrojarnos, y todos temen que seamos impelidos a ellas (…) Los judíos
fundaron la nueva secta del dinerismo, mudaron el nombre de ateístas a
dineranos.
(De La hora de todos y la fortuna con seso).
Los judíos tienen sobradas narices y sólo les falta oler tocino
(De La
vida del buscón).
Romanos
crucificaron a Cristo con las manos; judíos con el derecho y con la
voluntad
(De Obra poética).
Los judíos son tan exquisitamente detestables, que en tanto que Dios les
hablaba y gobernaba y defendía, ensalzándoles con victorias, adoraban al
becerro, a belcebú y a Baalim, lo despreciaban; y estando esperando la
venida suya en el Mesías cuando vino y le vieron, lo crucificaron.
Esperaron a Dios hasta que vino y luego que vino al mundo intentaron
negar su venida y confundirla.
(De España
defendida y los tiempos de ahora).
(Contra
don Francisco Morovelli) El negro esclavo
de quien eres tío detuvo el palo como buen pariente, cuando se oyó la
voz del perro judío y en ti se vio la fuga diligente. Licenciado a quien
por borla dio cencerro Salamanca, y el grado de marrano
(judío converso que normalmente regresaba o practicaba ocultamente la fe
hebrea); tú, que a cualquier padre sacas
perro sólo con que lo toques con tu mano, Derrama aquí con unas
salvaderas, pues está en polvos, todo tu linaje; salgan progenitores
vendesteras, aquel rabí con fondo en bencerraje; los bojes, los cerotes,
las tijeras, de quien bufón desciende y bardaje, pues eras el plus ultra
en desvaríos, el non plus ultra en perros y judíos.
(De La primera y más
disimulada persecución de los judíos).
Juan de
Vázquez de Mella y Fanjul (1861 – 1928), escritor y orador político
español, cuyo discurso más
conocido
es el titulado Los tres dogmas nacionales. Fue fundador del
Partido Tradicionalista y carlista de toda la vida. De un artículo suyo
aparecido en El Pensamiento español el 28 de febrero de 1920 he
extractado lo que sigue:
Queremos señalar algunos hechos, que servirán de punto de partida para
tratar de la cuestión semita, sin la cual no puede ser comprendida la
social ni la obra revolucionaria que agita al mundo hace más de un
siglo.
Primer
hecho: la logia masónica es el atrio de la sinagoga. De los consistorios
israelitas ha salido la masonería, como lo demuestran, con datos
abrumadores, los historiadores modernos de la secta, y como lo revelan
los símbolos, desde el Templo, la hoja de acacia y el triángulo, hasta
los nombres que reciben los principales dignatarios de sus jerarquías.
Segundo hecho: el primer impulsor y director de la revolución universal,
y en dos formas al parecer opuestas y en realidad convergentes, es el
judaísmo. Tanto el movimiento socialista, desde Carlos Marx y Fernando
Lasalle, como el anarquismo comunista iniciado en la Internacional, es
judío. Y judío es también, en su forma más opresora, el movimiento
capitalista israelita que, por medio de empréstitos usurarios, ha
clavado sus garras en la hacienda de las principales naciones.
Quebrantando a los estados cristianos, por un lado, y saqueándolos, por
otro, se va preparando aquel mundo nuevo, edificado sobre las ruinas del
actual, en que dominará el judaísmo, según su nueva concepción
mesiánica, creyendo que el pueblo proscrito es su salvador y el que
establecerá su imperio sobre todos los pueblos.
Tercer hecho: el judío no es productor, es intermediario; quiere más la
propiedad mueble que la territorial, aunque acepte ésta para que la
trabajen otros. Compra barato y vende caro, y agrava la cuestión social
(…)
Un historiados liberal, don Modesto La Fuente llegó a decir que la
expulsión de los judíos, hecha por los Reyes Católicos (un siglo después
que los hubiera expulsado Francia), había sido una medida protectora,
porque de no haberla decretado, lo probable es que en poco tiempo no
hubiese quedado uno vivo o en condiciones de ser desterrado. Y para
demostrarlo recordaba, aunque incompletamente, la disposición de unas
Cortes de Valladolid, en la cual los pobres procuradores castellanos,
piden a un Rey Ilustre, pero que lo hubiese sido más si no hubiese sido
tan judaizante
–el
autor se refiere a Fernando El Católico, I° de Castilla y V° de
Aragón, cuya abuela materna, Paloma, era una hebrea de la judería de
Segovia-, por el
estado de su tesoro, que los judíos no cobrasen de interés ¡nada más que
el setenta por cien! Y no como venían cobrando ¡el trescientos por
cien!, dada la moneda de entonces.
Y el Rey accede a esta petición, “¡pero sólo por un año y para
Valladolid y su término!” Tenía razón La Fuente: la expulsión fue una
medida protectora; y lo extraño es que tan espléndidos prestamistas
hubieran llegado a tiempo de ser expulsados y no se hubiesen quedado con
los intereses en el camino.
Federico Nietzsche (1844 – 1900), filóso alemán nacido en Rökken. Su
doctrina se funda en el vitalismo metafísico y la voluntad del
poder que llega a su culminación en el superhombre (Así
hablaba Zaratustra). Sus aforismos tuvieron gran influencia entre
los defensores del racismo germano.
De cuatro
de sus obras he podido extraer los siguientes párrafos.
Allí donde radican nuestras debilidades van a extraviarse nuestras
exaltaciones. El principio “Amad a vuestros enemigos”, tenía que ser
inventado por los judíos, los mejores aborrecedores que han existido en
el mundo.
(Aurora).
Los judíos –un pueblo nacido para la esclavitud, como dicen Tácito y
todo el mundo antiguo, el pueblo elegido entre los pueblos, como dicen y
creen ellos mismos-, los judíos han llevado a efecto aquel prodigio de
inversión de valores gracias al cual la vida en la tierra ha adquirido,
para unos cuantos milenios, un nuevo y peligroso atractivo: sus profetas
han fundido, reduciéndolas a una sola, las palabras, “rico”, “ateo”,
“malvado”, “violento”, “sensual”, y han transformado por vez primera la
palabra “mundo” en una palabra infamante. En esta inversión de los
valores (de la que forma parte la palabra “pobre” como sinónimo de
“santo” y “amigo”) reside la importancia del pueblo judío: con él
comienza la rebelión de los esclavos en la moral.
(Más allá del bien
y del mal).
Los judíos son, el pueblo más fatídico de la historia universal: en su
efecto posterior han falseado de tal modo la humanidad, que hoy incluso
el cristiano puede tener sentimientos antijudíos, sin concebirse a sí
mismos como la última consecuencia judía.
(El Anticristo)
Un día, creo fue en el año uno, dijo la Sibila embriagada sin haber
tomado vino: ¡Fatalidad! ¡Esto va mal!, ¡Decadencia!, ¡Nunca cayó tan
bajo el mundo! Roma ha acabado por ser ramera en un burdel, el César de
Roma se ha rebajado a la bestia. Dios mismo ¡se ha hecho judío!
(Así
hablaba Zaratustra).
No
pretendamos más pruebas de estos nazis inmorales y más nazis que los
nazis mismos. Pongámonos ahora manos a la obra para que de estos no
queden ni las cenizas.
VOLVER A ÍNDICE DE "LA CUESTIÓN JUDÍA"
kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk