|
|
LA CRUEL VERDAD
DE LA MILANESA |
|
(Esto me pasa por seguir leyendo las cartas de mi hermano)
La deuda externa argentina |
El artista, que aprendió a esculpir por correspondencia, justo cuando lo
pescó una huelga de correos y de los 30 fascículos solamente recibió 4,
ha dejado en aquel rostro una impronta que revela su creatividad
plástica. Efectivamente: la fisonomía del personificado es, en realidad,
un símbolo y, al mismo tiempo, un androide, un mutante. Porque si
ustedes se fijan bien, tomando una panorámica frontal, tiene los ojos
del General Harguideguy; la frente es la de Martínez de
Hoz; el cabello se parece al de de
la Rua;
la mandíbula, sin duda, es la de Kirchner; el formato de la
cabeza se asimila a la de Menem; las orejas han sido copiadas de
las de Cavallo; las patillas iguales a las de Duhalde; el
cuello es el de Cristina enojada, con más venas que las que tiene
en las piernas la viuda de doña Jacinta, la que amasa las
empanadas en el distinguido club El Cachapé ; y sí, solamente sí,
el bigote es de Alfonsín. Aunque de perfil y por estos pelos del
belfo, exuda un aire a Videla. Y como el escultor es de apellido
Balza, el general colombiano hijo de Mefistófeles en
camiseta, digo que con él hacemos bingo. Ahora bien: fíjense ustedes, lo
económico de este asunto, porque homenajeando a uno, lo hicieron con
sofocientos, y no faltó el desubicado que dijo que aquel esperpento era
el monumento al jubilado, a los que Raúl Ricardo usó de papel
higiénico.
A la altura de esta historia, tan anochecida como truculenta, visto lo
ocurrido con el tratamiento de la deuda externa por parte
de los políticos nacionales y populares (peronistas
recauchutados sin Pueblo y sin Perón, y radicales
principales socios usufructuarios del golpe de 24 de marzo de
1976), durante los últimos 25 años
que recién ha cumplido
la
Democacacracia,
tengo el derecho a pensar que Alfonsín, por mandato
(seguramente del poder de los usureros internacionales o de las logias
masónicas a las que él pertenece con ínclito ardor), o a
sugerencia del Imperio (diciéndole que el tema
derechos humanos debía ser política de estado),
encubrió la cuestión de la deuda externa con el juicio a
los militares, con lo cual distrajo, entretuvo y desvió la opinión
pública (o la perejilidad, según nos considera la
oligarquía política que nos gobierna), hacia otro blanco...
DOCUMENTO EN
FORMATO PDF:
PULSE AQUÍ
Para descargar el archivo y guardarlo en su
computadora:
PULSAR EL BOTÓN DERECHO DEL MOUSE Y LUEGO "GUARDAR DESTINO COMO"
|