ROTARY
CLUB INTERNACIONAL:
EL HERMANO
MENOR DE LA MASONERÍA
El escudo y sello del GOU reconstruido.
Una
producción del Profesor Mate Amargo
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Una introducción necesaria
El GOU (Grupos de Oficiales Unidos) era una organización militar
secreta. Pero no masónica, como han pretendido un sinfín de tarambanas e
interesados. En su Noticia Nro. 1 dice el GOU: La
Masonería (…) es una temible organización secreta de carácter
internacional y, por lo tanto, enemiga del Estado y del Ejército por
antonomasia. Es también una mafia grande; en vez de secuestrar al
hombre, secuestran a la Nación, y en vez de exigir una suma de dinero
por su rescate, le obligan a pagar el tributo de una soberanía.
Más adelante este documento agrega: El Rótary Club es una mafia
similar a la masonería, verdadera red de espionaje (…) al servicio de
los Estados Unidos, que actúa explotando la ingenuidad, la ambición, la
presuntuosidad, así como otras pasiones de hombres engreídos.
Según los testimonios que se tienen, este boletín habría sido redactado
por el Coronel Juan D. Perón (recuadro a la izquierda) en borrador y
pasado en limpio por el Mayor Heraclio Ferrazzano (recuadro a la
derecha). (Enrique Pavón Pereyra, Perón el hombre del destino,
Tomo I, pág. 207).
El Rótary Club: una secta extranjera
El Rótary Club —asociación de
hombres, preferentemente de negocios y profesionales, que se proponen
moralizar y mejorar los espíritus contribuyendo a la paz universal
mediante la práctica de una moral sin dogmas y de un laicismo y
naturalismo absolutos— es la masonería internacional esparcida por todo
el mundo, como noviciado de la Orden, para probar, ensayar y conquistar
adeptos.
Sus jefes son elegidos por los masones
residentes en la ciudad norteamericana de Evanston, Illinois, cerca de
Chicago, sede del organismo central. Al frente de cada club local hay un
presidente a quien acompaña el vicepresidente, el secretario, el
tesorero y el macero; y en cada distrito de clubes federados existe un
gobernador, el cual depende directamente del Club Central, integrado por
una Junta Directiva mundial que se renueva anualmente.
Esta Junta Directiva del Rótary
International consta de un presidente, tres vicepresidentes, diez
directores, un secretario y un tesorero. Uno de los directores, en 1958,
fue el cordobés Tristán E. Guevara, Ministro de Trabajo y
Previsión en la Argentina de la Revolución Libertadora (hoy esa tarea la
ejerce un General del Ejército en situación de Retiro). Para elegir a
los directores los distritos se agrupan en zonas. Cada club rotario debe
tener entre sus socios un representante de cada profesión, negocio o
institución reconocida en la comunidad donde actúa. El número mínimo de
socios es veinte y deben ser todos varones.
Su nombre surgió —según se lee en sus
estatutos y reglamentos— de la costumbre de celebrar las reuniones del
primer club por rotación en los distintos despachos de los socios
fundadores. Dos años después ya no se hacían en los domicilios de los
asociados sino en los hoteles más lujosos, como cuadraba a la categoría
social de sus integrantes, millonarios industriales, magnates de la
Banca y de los consorcios comerciales de profundísima penetración
internacional. Su lema oficial es: Dar de sí
antes de pensar en sí. Se beneficia más quien mejor sirve.
Concomitancias con los hermanitos mayores
El mallete, distintivo del
venerable maestro de la logia masónica, es también el distintivo del
presidente del club rotario; y la bandera blanca de los masones
es el emblema de los rotarios, que han sustituido en ella el águila
de dos cabezas por la rueda dentada.
El
gobernador, elegido en la reunión anual de los clubes del distrito, debe
ser presentado al Rótary Internacional para su aprobación
definitiva,
Al candidato se le exige, como
requisito indispensable para ser propuesto para tal cargo, de supervisor
general, el haber participado en la Convención
Internacional
Rotaria;
pues estos altos jefes resultan ser, en la práctica,
agentes de
la Junta Directiva en el Exterior.
A la Convención Anual de los delegados rotarios precede siempre
la Asamblea Internacional
de los gobernadores,
donde éstos reciben normas de gobierno. De la misma manera, cada
gobernador reúne, en abril o mayo, a los presidentes y secretarios de
todos los clubes de su distrito, además de la conferencia distrital que
anualmente realiza con los socios.
Sus deberes son: remitir mensualmente sus
mensajes a los clubes de su jurisdicción y vigilarlos directamente bajo
la fiscalización de la Junta Internacional;
comunicar a
la Junta Directiva de los Estados Unidos los resultados
de la Asamblea del distrito, y enviar a estas mismas autoridades
internacionales de Chicago el informe anual de sus visitas a los clubes
de la zona.
Cada presidente de club remitirá por separado el informe semestral al
Secretario General del Rótary International.
En la sede central se llevan al día los
ficheros de todos los clubes del mundo, enriquecidos con los datos
actualizados de cada uno de sus miembros.
Fundado el Rótary Club, o
Círculo de
la Rueda Dentada,
el 23 de febrero de 1905 en Chicago por el abogado masón Paul
Harris, adquirió carácter internacional en 1912; estableciéndose en la
Argentina el 8 de noviembre de 1919.
La estadística actual totaliza 5200
distritos, 12.000 clubes y 750.000 rotados, de los cuales 6.000 se
hallan en nuestro país, donde funcionan 380 clubes.
[1]
La nueva religión laica de la amistad rotaría
"Nuestro plan —declaró Harris— hace caso
omiso de todo credo y glorifica los hechos. Rótary está abierto a
protestantes, católicos, judíos, musulmanes, cristianos, budistas, y
ateos. ¿Vamos a ser retrógrados, o debemos ir adelante con el progreso
de los tiempos?"
Esto es lo que se propone el rotarismo, a
saber: racionalismo en doctrina, naturalismo o laicismo en moral e
indiferentismo absoluto en religión.
Su semejanza con la masonería radica
cabalmente en el naturalismo racionalista, en el indiferentismo
religioso y en la moral universal atea. Se proponen mejorar la humanidad
por la amistad y la camaradería, sustituyendo el mandil masónico por el
mantel laico de la opípara mesa. En esta campaña de mejoramiento social
no cuenta para nada la religión; “ni siquiera debemos acordarnos de
ella”, decía el gobernador del distrito 63, Abente Haedo, en mayo de
1936,
El católico, soldado por vocación, deberá
dejar sus armas a la puerta del club, si desea permanecer en el Rótary
y, obligado al combate espiritual, quedará inerme ante los errores que
le serán presentados bajo los velos de la indiferencia.
El rotario William Mayer afirmó en México
que “todos y cada uno de les rotados deben desterrar de sus mentes los
prejuicios de religión y de nacionalidad”; y en 1944 el rotario
argentino, doctor del Forno, aseguró que “la moral sin dogmas forma la
conciencia del Rótary”.
Ya el rotario belga Hermann Doms había
expresado en 1927 que “la moral del Rótary no tiene religión. Es
estrictamente neutra en el sentido más amplio de la palabra”.
Para un rotario es muy fácil entonces hablar
de tolerancia religiosa en su propaganda laicista; pues, si en nada
cree, todo para él resulta una misma cosa.
En 1936 el rotario argentino, Salvador Díaz
Moreno, manifestó que “al Rótary no le interesa la religión ni los
dogmas revelados; ni dioses ni tampoco santos. El Rótary vive de la
realidad del presente; pero en sus entrañas se gesta una “nueva religión
laica” de la amistad. El porvenir dirá si tendrá o no su Olimpo".
Y el rotario brasileño Ferraz Alvim decía en
el club de San Pablo: “Rótary no tiene moral práctica ni mucho menos
teórica”.
En los clubes rotarios se prohíbe a los
católicos manifestar su fe religiosa, pero en cambio ella puede recibir
allí los más rudos ataques.
En el club de la provincia de San Juan en
1937 —para citar algún caso entre tantos— se desconoció la divinidad de
Cristo y se le llamó "bohemio"; y en el club de Buenos Aires, el 21 de
julio de 1944, se injurió a los santos de la Iglesia Católica,
endosándoles el carácter de “epilépticos” a San Pablo, a San Francisco
de Asís, a Santa Juana de Arco y a Santa Bernardita Soubirous.
[2]
Este mismo club de la Capital Federal
celebró con gran pompa y entusiasmo, el 11 de julio de 1934, el
cincuentenario del laicismo escolar argentino; y tal homenaje se repitió
en marzo de 1956 junto con el de la masonería, cuando el gobierno de la
Revolución Libertadora anunció la plena vigencia de la ley 1420,
que consagró nuevamente entre nosotros el laicismo en la escuela,
haciéndolo extensivo a todo el país.
El 11 de abril de 1944 decía Julián J.
Lastra en el Rótary Club de Neuquén: “Sobre la cumbre de la montaña de
los siglos hay una hueva cruz, el Rótary, pero cruz sin víctima odiosa.
Nuestro código moral rotario sin principios dogmáticos, sino empíricos,
es como el evangelio de la sagrada escritura. Con nuestra política de
buena vecindad y nuestra palabra de honor, alcanzaremos la paz entre los
hombres y la armonía entre las naciones". Esta es la misma teoría del
masón Harris, fundador del Rótary, el cual decía —olvidándose de la
venida de Jesucristo y la publicación de su Evangelio— que “el firme
cimiento sobre el cual se edificará la paz permanente del mundo y que
excluye a cualquier otro es el Rótary"
[3].
El 28 de junio de 1946 el Rótarv Club de la ciudad de San Nicolás rindi;ó
un público homenaje al partido socialista que, “por su conducta definida
y recta, se había puesto lealmente al servicio de la patria”. Pero
¿ignoran, acaso, los católicos rotarlos, que tal partido político ha
sido y sigue siendo en nuestro país el tradicional enemigo de la Iglesia
Católica?
El 15 de enero de 1958, por primera vez en la historia del Rótary
argentino, un Presidente de la Nación (Aramburu), masón Grado
33º, asistió al almuerzo ritual de los miércoles, servido en el Plaza
Hotel de Buenos Aires. El Vicepresidente (el judío Isaac Rojas),
masón Grado 33º, lo hizo al mes siguiente, el miércoles 12 de febrero.
En tal ocasión, el contralmirante hebreo Isaac Rojas dijo: “(…)
Soy un convencido del bien que hace a la humanidad
la organización a que ustedes pertenecen”; y el general Pedro
Aramburu —al ser declarado miembro honorario del Rótary por
su gobernador metropolitano -doctor Guillermo Garbarini Islas,
masón activísimo, mano derecha de la masona británica Alicia Moreau
de Justo en la Junta Consultiva- expresó lo siguiente:
“Conozco los altos fines que persigue esta institución y por ello he
sentido una gran satisfacción cuando se me ha invitado a concurrir a
esta comida de camaradería(…) Ojalá, señores, pudieran multiplicarse en
el país instituciones de la naturaleza del Rótary Club, porque de
ellas emana una fuerza espiritual tan extraordinaria que, en realidad,
son el puntal, la garantía más segura para la democracia y la
libertad”. Y en verdad que las palabras de este mesías del
gorilismo se cumplieron: el Rótary se multiplicó por doquier.
El 8 de abril de 1959 el Presidente
Provisional, Pedro Aramburu, es despedido, en reunión
secreta, por el Rótary Club de Ramos Mejía, antes de
emprender viaje a Europa. Presidía la mesa, como invitado de honor, el
señor Ian Drydale, Gran Maestre de la masonería
argentina y agente confidencial de Su Majestad Británica. El
homenajeado se hallaba a su derecha revestido -según algunos, cronistas-
con su mandil reglamentario, correspondiente al grado 33.
[4]
En 1926 los rotados enviaron al verdugo de
la Iglesia Católica en México, Plutarco Calles, un telegrama en el cual,
después de felicitarlo, le decían: “Estamos resueltos a cooperar con
vuestro gobierno mientras podamos”. Al hablar de la cuestión religiosa
mexicana declaraba el masón neoyorquino Roberto A. Grennfield: “La
masonería se vale de la YMCA (protestante) y del Rótary para combatir al
catolicismo”.
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REFERENCIAS |
-
-
El Pueblo
del 21 de enero de 1951. TONELLI, Armando. La verdad
sobre el Rotary Club. Bs. As., 1946.
-
El
rotario argentino,
pág. 22, mayo de 1944. Revista
Rotaria Internacional.
-
Diario
La Nación
del 16 de enero y del 13 de febrero de 1958. Azul
y Blanco del 14 de abril de 1959.
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