Un Aporte
para la Construcción de una Sociedad Sustentable
3 de febrero de
1852 Derrota Nacional de Caseros y el Cnel.
Martiniano Chilavert. Hace unos pocos días, se me ocurrió preguntarle
a un grupo de amigos, todos ellos gente muy instruida, sobre que
era lo que sabían de lo ocurrido el 3 de febrero y sobre quien
había sido el coronel Martiniano Chilavert. La respuesta fue, como
lo temía, muy desalentadora. Sólo uno, vecino de las cercanías del
lugar de la batalla, supo que era la fecha de Caseros, obviamente
sin saber responder que era lo que sucedió allí. No hubo entre los
consultados nadie que siquiera sospechase algo sobre el
desgraciado coronel. Sin dudas no puede culparse a los muchachos de
ignorar estos detalles, pero marca un hecho nada promisorio: la
total ignorancia sobre circunstancias clave de la historia
argentina. Hay una verdad que no me canso de repetir, esta
dice que el desconocimiento de los acontecimientos del pasado hace
imposible la comprensión del presente y por ende la proyección del
futuro. La historia argentina ha sido un catálogo de mentiras a
designio destinadas a instalar dicho desconocimiento de los
hechos, situación superada a través de décadas de trabajo por
parte de los historiadores revisionistas. Hoy, con la mentira
destruida, la táctica es simplemente la no enseñanza de la
historia, ya no hace falta decir que Rosas fue un tirano
sangriento, sólo basta con que se ignore su misma existencia. Intentaré aportar mi humildísimo granito de
arena ensayando una breve explicación de lo sucedido aquel día. Caseros Corría el año 1851 y la Confederación Argentina
acababa de resolver victoriosamente su conflicto con las dos
potencias más poderosas de la época, Inglaterra y Francia. Por
sendos tratados se reconocía, entre otras cosa, la soberanía
argentina sobre los ríos interiores y el derecho de intervenir en
la banda oriental para garantizar su independencia. Nuestro país era próspero aun habiendo sufrido
varios años de bloqueo de sus puertos, al abrigo de la Ley de
Aduanas de 1835 la industria nativa se comenzaba a desarrollar
trayendo beneficios en todas las provincias. Los salarios altos
atraían inmigrantes de diversas partes del mundo. La liquidación de los problemas con las
potencias europeas indicaba que iba llegando el tiempo de resolver
el conflicto largamente pospuesto con el Imperio esclavista del
Brasil. Las opciones eran claras, un triunfo de los países de la
cuenca del Plata significaría el ocaso del Imperio y la marcha
acelerada de la formación de una férrea unión de los países
hispanoamericanos bajo la tutela y guía de la Confederación
Argentina. Un triunfo Imperial marcaría la definitiva secesión de
Paraguay, Bolivia y Uruguay del cuerpo de su hermana mayor
Argentina, convirtiendo así a todo el continente en meros
satélites del Brasil, teniendo siempre como telón de fondo al león
británico. El estado de las fuerzas inclinaba el fiel de
la balanza decididamente en contra del Imperio. Rosas venía
preparándose largamente para este conflicto, contaba para eso
principalmente con dos grandes ejércitos, el Ejército de
Operaciones con base en la región mesopotámica, de alrededor de
15.000 hombres y una caballería literalmente imbatible, a las
órdenes del general más capaz de la época, Justo José de Urquiza.
Por otro lado estaba el Ejército Aliado de Vanguardia, operando en
la Banda Oriental y a las órdenes del general Manuel Oribe.
Revistaban en estos cuerpos oficiales de un valor y experiencia
inigualables. Si bien el Brasil tenía ventaja en lo referente a
las fuerzas navales, la guerra se definiría en tierra. En abril de 1850 Urquiza contesta por carta, a
un sondeo por parte de los brasileños sobre una posible actitud
neutral de su parte en un futuro conflicto, que sería una traición
a la Patria mantener una actitud pasiva ante una contienda en que
se jugaba nada menos que el destino de la nacionalidad. Si el entrerriano calificaba como una traición
el mantener una actitud neutral en una guerra de la Confederación
con el Brasil, que puede decirse de la actitud que tomará el mismo
Urquiza un año después, pasarse lisa y llanamente al lado del
Imperio con el ejército bajo su mando en pleno. La fulminante campaña que siguió culminó con la
derrota y exilio perpetuo de Don Juan Manuel de Rosas. Llevaría
mucho espacio analizar el trasfondo y las circunstancias en que se
desarrolla la traición de Urquiza, no a Rosas sino a la Patria.
Pero si tratásemos de adoptar una actitud pragmática, podríamos
echar un vistazo a las consecuencias de Caseros y determinar así
las bondades de la actitud del general en jefe pasado al enemigo
que debía enfrentar. En forma puntual Caseros produjo: 1) Pérdida definitiva de la Misiones Orientales
(territorio de igual superficie que la provincia de Entre Ríos),
que correspondía por derecho a la Argentina y se cedió con motivo
de los pactos firmados por Urquiza al entrar en alianza con los
brasileños. 2) Ridícula renuncia a la soberanía sobre
nuestros ríos interiores, regalando vilmente lo que se había
conseguido luego de tantos años de bloqueo y sangre argentina
derramada. Esto se realiza a través de la sanción de la
Constitución Nacional y bajo el influjo del pensamiento alberdiano
de que había que abrir nuestros ríos a la "civilización"
(conceptos inexistentes en todo otro lugar de la tierra). 3) Derogación de la Ley de Aduanas (primer acto
de gobierno de la administración que sucede a Rosas). Esto
significó la ruina de la naciente industria nacional y la entrega
de nuestro mercado interno al poder económico predominantemente
inglés. A partir de allí recorreremos un acelerado camino hacia un
sombrío destino de colonia económica británica. 4) Endeudamiento externo a favor del Brasil, ya
que después de Caseros se reconoce como deuda de la Confederación
(es lo que Urquiza había firmado con el Imperio) los fondos
facilitados para financiar la campaña contra Rosas. 5) Abandono de la firme política exterior
llevada adelante por Don Juan Manuel, conocida como "Sistema
Americano", es decir la unidad de las naciones americanas para
enfrentar la prepotencia de los países europeos, puesta en
practica en forma triunfante durante los bloqueos sufridos por la
Confederación. 6) Transformación de la antes altiva
Confederación en un mero apéndice de la diplomacia anglo
brasileña, provocando primero el abandono a su suerte de la
hermana república del Uruguay que caerá bajo la total dependencia
político económica del Imperio esclavista. Trama completada casi
una década después con la completa destrucción del Paraguay,
último freno a la voracidad territorial del Brasil. Destrucción a
la cual no solo no nos opusimos, como debimos oponernos por lasos
de histórica hermandad en la lucha contra el enemigo histórico,
sino que participamos del crimen al ser parte de la alianza que
arrasó la tierra guaraní. Nunca mejor puesto el nombre de "Guerra
de la Triple Infamia". 7) Pasar de ser un país antiesclavista (Don
Juan Manuel tenía gran ascendiente sobre las comunidades de
africanos residentes en Buenos Aires) a ser gendarme del Imperio,
al firmarse tratados por los cuales se comprometía a la
Confederación a deportar a todo esclavo que se escapara hacia
suelo argentino en busca de la libertad que la mismísima
Constitución Nacional establecía al abolir para siempre la
esclavitud. ¿Puede alguien honesta y seriamente alegar que
el resultado de Caseros benefició a la Nación Argentina? Chilavert De Martiniano Chilavert puede decirse que nació
en Buenos Aires el 16 de octubre de 1798. Educado en España,
vuelve al país en 1812 en el mismo barco que trae de vuelta a San
Martín y Alvear entre otros. Interesándose por la artillería es
dado de alta como subteniente en el Regimiento de Granaderos de
Infantería. Diversas convulsiones políticas en que se ve
envuelto al lado de Alvear lo llevan a darse de baja del ejercito
en 1821, continuando sus estudios y recibiéndose de ingeniero en
1824. Estallada la guerra contra el Brasil, se
reincorpora al ejército siendo ascendido a capitán en 1826.
Asistió a la batalla de Ituzaingó a las órdenes del coronel de
artillería Tomás de Iriarte. Por su desempeño es promovido a
sargento mayor. Las guerras civiles lo encuentran junto a
Lavalle del lado unitario, debiendo marchar al exilio en la Banda
Oriental luego de la derrota. Volverá junto a Lavalle en la última
campaña de este, debiendo regresar al Uruguay nuevamente
derrotado. Al llegarle las noticias sobre lo sucedido en
la Vuelta de Obligado parece darse cuenta de que lado se encuentra
la Patria, en carta a Oribe (carta del 11 de mayo de 1846) expresa
cosas como estas: -En todas las posiciones en que el destino me
ha colocado, el amor a mi país ha sido siempre el sentimiento más
enérgico de mi corazón. Su honor y su dignidad me merecen un
religioso respeto. Considero el más espantoso crimen llevar contra
él las armas del extranjero. Vergüenza y oprobio recogerá el que
así proceda; y en su conciencia llevará eternamente un acusador
implacable que sin cesar le repetirá; ¡traidor! ¡traidor!
¡traidor! -El cañón de Obligado contestó a tan insolentes
provocaciones. Su estruendo resonó en mi corazón. Desde ese
instante un solo deseo me anima: el de servir a mi patria en esta
lucha de justicia y de gloria para ella. En 1847 pone su espada a disposición del
Ilustre Restaurador. Don Juan Manuel le confiará el mando de la
artillería en Caseros. Chilavert tendrá una destacada tarea,
haciendo su blanco predilecto a las columnas brasileñas que osaban
profanar el suelo patrio. Se cuenta que al quedarse sin municiones mandó
a que se recogieran los proyectiles ya utilizados para poder
seguir disparando. Fue su cañón el primero en abrir fuego y el
último en apagarse en aquel día fatal. Al concluir la batalla espera fumando junto a
sus cañones aun humeantes la llegada de algún oficial enemigo al
cual entregarse prisionero, conciente de su destino había
rechazado el escape que le ofreciera su ayudante. Una vez en poder de los vencedores, el día 4 de
febrero, es llevado ante Urquiza, con él tiene una entrevista a
solas, en ella, según la tradición, Chilavert expresa tener
conciencia de haber defendido la independencia de la Patria
luchando al lado de Rosas y que si se encontrara en la misma
situación una y mil veces actuaría de igual forma. Al terminar la
reunión, Urquiza ordena su inmediato fusilamiento, según dicha
orden deberá ser ejecutado de espaldas como se castiga a los
traidores. Chilavert marcha sereno hacia su destino, pero al
enterarse de que se lo fusilará por la espalda se resiste, lucha
heroicamente contra varios soldados, un sablazo le destrozará el
cráneo, aun así, casi sin fuerzas, hace un ademán señalándose el
pecho para luego caer muerto. Sus restos quedarán insepultos
durante varios días hasta que sean entregados a su familia. Hoy
descansan en el Cementerio de la Recoleta, en la bóveda de una
familia amiga a la que fueron llevados clandestinamente. ¿Cuál es el legado que nos deja el coronel
Chilavert? Sin dudarlo debemos coincidir en que su mayor
ejemplo es el colocar el amor a la Patria por sobre todo otro
interés. Aun teniendo diferencias políticas de larga data con
respecto al conductor de la Confederación Argentina, Chilavert
deja de lado dichos reparos al comprender que lo que estaba en
juego no era una mera disputa político partidaria sino los
destinos mismos de nuestra nacionalidad. Ya a más de siglo y medio de distancia su
figura parece agrandarse constantemente, más aun al comparársele
con ciertos personajes del hoy que practican la actitud inversa a
la del gran coronel, es decir, colocan sus más mezquinos intereses
por sobre el interés nacional. Chilavert juega la carta de la Patria aun
cuando todo parecía indicar que el triunfo le sería esquivo. No
por una romántica atracción por las causas perdidas, sino por un
cristiano compromiso con las causas justas, y ¿Qué causa más justa
que la causa nacional?, Si como definiera tan simple como
magistralmente el padre Leonardo Castellani: -La Patria es Dios en
la tierra y Dios es la Patria en el cielo. ¿Cuál es el estado del país hoy?, para
entenderlo baste señalar que muchos de los que aquel 3 de febrero
de 1852 empuñaron sus armas nidos al Brasil tienen hoy varios
monumentos y periódicos homenajes en su honor, mientras que quien
dejó de lado todo para morir defendiendo su suelo natal ni
siquiera descansa en una tumba propia. Nos queda por delante una tarea ardua y
extensa, pero creo que vale la pena intentarlo. Un gran abrazo. Luciano Reggi