Un Aporte para la Construcción de una Sociedad Sustentable
Universidad Indoamericana de las Nacionalidades Aborígenes
Argentinas
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de ABRIL: DIA DEL ABORIGEN
Nadie es sino aquello que
su hábitat imperativo le impone como condición de supervivencia.
Nadie es guaraní sin
costa selvática, canoero sin río, tehuelche sin llanura inacabable, kolla sin
altiplano, diaguita sin valles andinos subtropicales. Nadie es mapuche sin
cordillera patagónica, toba sin chaco y comechingón sin paisaje serrano.
De modo que si han de
serles otorgadas tierras para que sigan siendo, con esa resolución de ser
baquianos, expertos, gente atinada, ha de ser en su
paisaje.
Cada quién es ducho en su
terreno, el que anduvo por miles de años. Eso es ser una etnia y tener una
cultura relativa a un lugar y que permite desenvolverse allí de manera
expeditiva. Eso es lo que no ha de perderse: el dominio adecuado del paisaje.
Porque sabemos que cada lugar es único, propio y necesario. Cada lugar ha de
mantenerse en la plenitud de su actividad ecológica.
Si hasta ahora nos
estuvimos enfermando -moral, psíquica y físicamente nos estuvimos enfermando-
es porque renunciamos a obedecer las leyes naturales que en cada lugar establece
el paisaje.
Por eso nuestros aborígenes,
y todos los aborígenes del mundo, han de regresar a ocupar sus lugares, han de
seguir actuando con su sabiduría y espiritualidad en el propio escenario de sus
Dioses, no en cualquier otra parte y de cualquier otra manera.
En tanto ellos quieran,
claro. En tanto sientan que lo necesitan. Y si no, serán gente común, como
todos nosotros, sin arraigos, sin bandera propia, sin convicciones. Serán gente
trastabillando por el mundo, como casi todos, y haciéndose daño a sí mismos,
daño a la tierra y a los otros, como todo el que no tiene pertenencia.
Y no estamos diciendo que
tienen que ir a ser pobres, ir a estar sucios y enfermos, ir a padecer un nivel
de vida subhumano. Sí en cambio, habrán de vivir en armonía, en equilibrio,
en sana y serena paz. Y cualquiera de nosotros podremos emularlos, y aprender a
respetar, aprender a vivir tomando de lo material lo justo y necesario y de lo
espiritual, todo, hasta el confín del Universo.
Marta Balbi-Luis R. Paz