Conciencia Ambiental

Un Aporte para la Construcción de una Sociedad Sustentable

RINCÓN LITERARIO

Este espacio fué solicitado por algunos colaboradores de "CONCIENCIA AMBIENTAL". A todos aquellos que tienen inquietudes literarias deben enviar sus obras en word, con nombre y apellido y dirección de correo electrónico a alicegrec@yahoo.com o a nuestro correo conciencia_ambiental@yahoo.com.ar 

Coplas del Payador Perseguido (1972)

(Fragmentos)

 

[...]

Yo sé que muchos dirán 
que peco de atrevimiento 
si largo mi pensamiento 
pal rumbo que ya elegí, 
pero siempre hei sido ansí,
galopiador contra el viento.

 

Eso lo llevo en la sangre 
dende mi tatarabuelo. 
Gente de pata en suelo 
fueron mis antepasaos; 
criollos de cuatro provincias 
y con indios misturaos.

 

Mi agüelo fue carretero, 
mi tata fue domador; 
nunca se buscó dotor 
pues se curaban con yuyos, 
o escuchando los murmuyos 
de un estilo de mi flor.

 

Como buen rancho paisano 
nunca faltó una encordada, 
de ésas que parecen nada 
pero que son sonadoras.
Según el canto y la hora 
quedaba el alma sobada.

 

Mi tata era sabedor
por lo mucho que ha rodao. 
Y después que había cantao 
destemplaba cuarta y prima, 
y le echaba un poncho encima

“pa que no hable demasiado...”.

 

La sangre tiene razones
que hacen engordar las venas.

Pena sobre pena y pena 
hacen que uno pegue el grito. 
La arena es un puñadito 
pero hay montañas de arena.

 

No sé si mi canto es lindo 
o si saldrá medio triste; 
nunca fui zorzal, ni existe 
plumaje más ordinario.
Yo soy pájaro corsario 
que no conoce el alpiste. 

 

Vuelo porque no me arrastro, 
que el arrastrarse es la ruina; 
anido en árbol de espina 
lo mesmo que en cordilleras, 
sin escuchar las zonceras 
del que vuela a lo gallina.

 

No me arrimo así nomás 
a los jardines floridos.
Sin querer vivo alvertido 
pa no pisar el palito.
Hay pájaros que solitos 
se entrampan por presumidos.

 

Aunque mucho he padecido 
no me engrilla la prudencia. 
Es una falsa experiencia 
vivir temblándole a todo. 
Cada cual tiene su modo; 
la rebelión es mi cencia. 

 

Pobre nací y pobre vivo,
por eso soy delicao. 
Estoy con los de mi lao
cinchando tuitos parejos
pa hacer nuevo lo que es viejo 
y verlo al mundo cambiao.

 

Yo soy de los del montón, 
no soy flor de invernadero. 
Soy como el trébol pampero, 
crezco sin hacer barullo. 
Me apreto contra los yuyos 
y así lo aguanto al pampero. 

 

Acostumbrao a las sierras
yo nunca me sé marear,
y si me siento alabar
me voy yendo despacito.

Pero aquel que es compadrito
paga pa hacerse nombrar.

 

Si alguien me dice señor, 
agradezco el homenaje; 
mas, soy gaucho entre gauchaje 
y soy nada entre los sabios. 
Y son pa mí los agravios 
que le hagan al paisanaje. 

 

La vanidá es yuyo malo 
que envenena toda la huerta. 
Es preciso estar alerta 
manejando el azadón, 
pero no falta el varón 
que la riegue hasta en su puerta. 

 

El trabajo es cosa buena, 
es lo mejor de la vida; 
pero la vida es perdida 
trabajando en campo ajeno. 
Unos trabajan de trueno 
y es para otros la llovida. 

 

Trabajé en una cantera 
de piedritas de afilar. 
Cuarenta sabían pagar 
por cada piedra pulida,
y era a seis pesos vendida 
en eso del negociar. 

 

Apenas el sol salía 
ya estaba a los martillazos, 
y entre dos a los abrazos 
con los tamaños piedrones, 
y por esos moldejones 
las manos hechas pedazos. 

 

Otra vez fui panadero 
y hachero en un quebrachal; 
he cargao bloques de sal 
y también he pelao cañas, 
y un puñado de otras hazañas 
pa mi bien o pa mi mal.

 

Buscando de desasnarme 
fui pinche de escribanía; 
la letra chiquita hacía 
pa no malgastar sellao, 
y era también apretao 
el sueldo que recibía. 

 

Cansao de tantas miserias 
me largué pal Tucumán. 
Lapacho, aliso, arrayán, 
y hacha con los algarrobos. 
¡Por dos cincuenta! Era robo 
pa que uno tenga ese afán. 

 

Sin estar fijo en un lao 
a toda labor le hacía, 
y ansí sucedió que un día 
que andaba de benteveo 
me topé con un arreo 
que dende Salta venía.

 

Me picó ganas de andar 
y apalabré al capataz, 
y ansí, de golpe nomás 
el hombre me preguntó: 
¿Tiene mula? Cómo no,
le dije... Y hambre, de más.

 

A la semana de aquello 
repechaba cordilleras, 
faldas, cuestas y laderas 
siempre pal lao del poniente, 
bebiendo agua de vertiente 
y aguantando las soleras.

 

Tal vez otro habrá rodao 
tanto como he rodao yo, 
y le juro, creameló, 
que he visto tanta pobreza, 
que yo pensé con tristeza: 
Dios por aquí no pasó. 

 

[...]

Una canción sale fácil
cuando uno quiere cantar.
Cuestión de ver y pensar
sobre las cosas del mundo.
Si el río es ancho y profundo
cruza quien sabe nadar.

 

Que otros canten alegrías
si es que alegres han vivido.
Que yo también he sabido 
dormirme en esos engaños.
Pero han sido más los años
de porrazos recibidos.

 

Nadie podrá señalarme
que canto por amargao.
Si he pasao lo que he pasao
quiero servir de alvertencia.
El rodar no será cencia
pero tampoco es pecao.

 

Yo he caminao por el mundo,
he cruzao tierras y mares,
sin fronteras que me pare
y en cualesquiera guarida,
yo he cantao, tierra querida,
tus dichas y tus pesares.

 

A veces, caiban al canto
como vacaje a la aguada
para escuchar mis verseadas
hombres de todos los vientos,
trenzando sus sentimientos
al compás de mi encordada.

 

Pobre de aquel que no sabe
del canto las hermosuras.
La vida, la más oscura,
la que tiene más quebrantos,
hallará siempre en el canto
consuelo pa su tristura.

 

Dicen que no tienen canto
los ríos que son profundos.
Mas yo aprendí en este mundo
que el que tiene más hondura,
canta mejor por ser hondo,
y hace miel de su amargura.

 

Con los tumbos del camino
se entran a torcer las cargas.
Pero es ley que en huella larga
deberán acomodarse.
Y aquel que llega a olvidarse
las ha de pasar amargas.

 

Amigos: voy a dejar.
Está mi parte cumplida
en la forma preferida
de una milonga pampeana.
Canté de manera llana
ciertas cosas de mi vida.

 

Aura me voy. No sé adónde.
Pa mí todo rumbo es güeno.
Los campos, con ser ajenos
los cruzo de un galopito.
Guarida no necesito,
yo sé dormir al sereno...

 

Siempre hay alguna tapera
en la falda de una sierra.
Y mientras siga esta guerra
de injusticias para mí,
yo he de pensar desde allí
canciones para mi tierra.

 

Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertad.
¡Y aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones
en l'alma de los demás!

 

¡No me nuembren, que es pecao,
y no comenten mis trinos!
Yo me voy con mi destino
pal lao donde el sol se pierde.

¡Tal vez alguno se acuerde
que aquí cantó un argentino!

Presentación    Mapa del Sitio    Calendario Militante    Calendario Ecológico    Calendario de Siembra    Docentes    Antigüedad    Direcciones útiles    Tribunales    Ioma    Profesores de Historia    Reclamos de Sueldo    Seguro    Documentos Ecológicos    Ecopáginas    Páginas de Interes   Jubilados docentes    Organizaciones solidarias    C.T.A. Noroeste    Centro de Est. Padre Mugica    Rincón Literario    SerPaJ Zona Norte   Dichos Populares   Usuarios y Consumidores    Derechos Humanos    Pueblos Originarios    Programas