Los Primeros habitantes
Los
primeros habitantes de la región fueron los Querandíes La palabra
Querandí es de origen guaraní y quiere decir “gente que come grasa
de pescado”. Estos ocuparon un área que va desde el sur de Santa Fe,
por el norte, hasta el pié de las Sierras Grandes, hacia el oeste y
toda el área norte de la Provincia de Buenos Aires hasta el Río
Salado por el sur. Eran, al decir de los cronistas, gente robusta y
de tez morena, vivían formando grupos organizados y obedecían a
jefes y caciques (solo los Onas de Tierra del Fuego no utilizaron
esta forma de gobierno).
Contaban
con notables poblaciones. Solamente en las cercanías de Buenos
Aires, una reunía alrededor de tres mil personas, aunque quizás su
número total alcance los 70.000. Sus chozas (que construían en las
proximidades de los cursos de agua y lagunas) estaban construidas
con ramas, hierbas y cueros de los animales que cazaban,
especialmente el venado pampeano y el Coypo o falsa nutria. Si bien
no tenemos testimonios sobre estos habitantes de la zona es de
suponer que el Río de Las Conchas (hoy Reconquista) halla estado
poblado por esta nación antes de la invasión Europea.
Esta gente
se alimentaban de la caza, la pesca (fundamentalmente en verano del
sábalo), que efectuaban con redes y con el pescado hacían harina
(que dejaban secar en invierno). También, de acuerdo con los versos
escritos por el poeta Martín Del Barco Centenera, practicaban la
agricultura, sembrando y cosechando maíz. También comían insectos
como las langostas que, tostadas, molían haciendo harina para luego
producir pan.
Los Querandíes, dice Schmidl en un comentario “…los susodichos
querandíes tienen como arma unos arcos de mano y dardos, estos
últimos son hechos con medias lanzas y delante en la punta tienen un
filo hecho de piedra y también tienen una bola de piedra y colocada
en ella un largo cordel…” es evidente que se refiere a las
boleadoras (de dos o tres bolas) o a la “bola perdida” que era una
sola pelota de piedra atada a un tiento de cuero. Algunas de estas
armas evidencian que tenían algún tipo de intercambio con la gente
de las sierras, pues las rocas con que están fabricadas algunas de
ellas no son originarias de esta región. Su relación no habría sido
solo comercial ya que por su bravura sus vecinos los llamaron "Cara-caraes",
vocablo proveniente del guaraní "Cara-cara-añá" que significa
"Carancho Diablo".