Los espacios de Socialización
Las plazas y espacios
yelmos sirvieron para el esparcimiento popular. Los clásicos
partidos de fútbol de los sábados y domingos eran una constante en
los barrios (solo interrumpidos durante la dictadura militar porque
constituía un “peligro” y posible espacio de “protesta”). Los
testimonios nos mencionan algunos de ellos.
El espacio que hoy ocupa la
EEM N° 4 era uno de ellos. Testimonio de esta primera cancha dice
Ramón Garro que el dueño de la Inmobiliaria Nemesio Murguía le había
otorgado un permiso escrito para utilizar el espacio,
luego vinieron otros vecinos y retomaron la utilización del predio.
Uno de los vecinos: Zurita le dará el nombre con el cual muchos
recuerdan este emprendimiento deportivo.
Don Ramón Garro, uno de los primeros vecinos del
barrio “La Cabaña” Dijo tener en su momento un permiso de Vea N.
Murguía para hacer la canchita de fútbol
También en la plaza Puerto
Argentino “…hacíamos bailes y ventas de choripan (…) para juntar
fondos…” para la construcción de la iglesia. Esta ultima funciono en
un “…galpón de madera en las calles Sullivan y Río de la Plata. En
el año 1973 comenzó a funcionar y el primer cura que tuvimos fue
Abelardo Silva…”.
Otro vecino memorioso recuerda “…se reunían los sábados los vecinos
hacían asado, empanadas, etc. Una semana le tocaba a unos y así iban
rotando de casas (donde hacían las fiestas) las mujeres regaban el
piso con agua (era de tierra) y luego barrían para poder bailar y
tenían un tocadiscos WINCO con seis pilas grandes, también
compraban, una vez unos otra vez otros las pilas y en la semana
siguiente, porque hasta que no se terminaban las pilas no se dejaba
de bailar. Cada vecino traía dos faroles de kerosene y otros a gas.
Eran todos muy unidos. Había una cancha de fútbol donde ahora es la
plaza Puerto Argentino, se armaban campeonatos que empezaban los
sábados y terminaban los domingos, venían de Olivos, Cabaña, Talar
de Pacheco, Torcuato.
Y en cuanto a espacios de socialización y fiestas populares se
trata, tuvieron un papel importante las primeras escuelas donde los
rigurosos calendarios servían para encontrarse y compartir alegrías
en los actos y otras para organizar la construcción de un aula, una
salita o tantas necesidades de un barrio en crecimiento.