DECLARACION DEL I ENCUENTRO
HEMISFERICO FRENTE A LA MILITARIZACION
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. 9 de mayo de 2003
Por la humanidad y contra el neoliberalismo fue el llamado
zapatista que
convocó al mundo entero a reunirse en la selva Lacandona en 1996,
para
compartir esperanzas y utopías, análisis y experiencias,
preocupaciones y
voluntades. Las resistencias al modelo único de dominación y
pensamiento, que
se remontan a más de 500 años en la historia de nuestros
pueblos, se han
multiplicado desde entonces. La rebelión contra el imperio,
contra el
empobrecimiento de nuestros pueblos en tierras de gran riqueza,
contra la
desaparición de nuestras culturas y capacidad de autodeterminación,
ha
enfurecido a los grandes poderes. Militarización general es su
respuesta a
nuestra rebeldía; organización, resistencia y lucha es la
nuestra.
Por la desmilitarización de las Américas es el grito que hoy nos
convoca a
estas generosas tierras chiapanecas. Hemos venido desde 28
distintos países
para reiterar la voluntad de autodeterminación y defensa de
nuestros
territorios y recursos, la decisión de construir una paz justa y
digna para
todos los pueblos, para compartir y celebrar las experiencias de
resistencia en
América Latina y el Caribe, como la salida de la Marina
estadounidense de
Vieques, y para reiterar el compromiso de seguir luchando hasta
lograr la
desmilitarización del Continente.
Nosotros y nosotras, los 929 participantes al I Encuentro Hemisférico
frente a
la Militarización[1], realizado en San Cristóbal de las Casas
del 6 al 9 de
mayo del 2003, representantes de organizaciones y movimientos
sociales
comprometidos con la construcción de sociedades igualitarias,
solidarias,
pacíficas y amantes de la diversidad, hemos conjuntado ideas y
voluntades para
delinear alternativas de paz frente a los renovados afanes bélicos
estadounidenses, que marcan las características del escenario con
el que se
inicia el siglo XXI:
F La guerra
infinita y la militarización son la otra cara de la
competencia y la economía de mercado. Sus medios de expresión más
elocuentes
son los ejércitos y las instituciones financieras
internacionales, como el FMI
y el Banco Mundial. Las políticas de ajuste, privatización
generalizada y
endeudamiento creciente de los países latinoamericanos y caribeños;
los
bloqueos como el impuesto a Cuba, embargos y crisis inducidas, así
como la
colaboración y sometimiento de los ejércitos regionales a las
disposiciones e
intereses de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos, son las
principales
herramientas con las que el sistema de poder intenta doblegar la
resistencia de
los pueblos y saquear sus riquezas, generalmente con la
complicidad entusiasta
de los gobiernos locales.
F La militarización
conlleva graves violaciones de los derechos
humanos, donde las mujeres suelen llevar la peor parte; destruye
comunidades
tradicionales de los pueblos indígenas; incrementa la migración
forzada de
millones de personas; la destrucción del medio ambiente; y la
represión de los
movimientos populares y los procesos democráticos y soberanos.
Los pueblos
luchamos por la vida, la militarización siembra muerte.
F El proceso de
militarización regido por las fuerzas de seguridad
estadounidenses vulnera la soberanía de los pueblos, propiciando
intervenciones, ejercicios y patrullajes, entrenamiento de
efectivos
nacionales, instalación de radares, sistemas de vigilancia e
inteligencia
satelitales y terrestres, cuando no instalación directa de bases
militares en
todo el continente.
F El poderío
militar de Estados Unidos apunta al control y saqueo de
recursos naturales como petróleo, agua, biodiversidad y otros, en
los que
América Latina guarda invaluables riquezas. Mediante ese saqueo
se devasta
comunidades humanas y naturales, se depreda el medio ambiente y se
cancelan
posibilidades de futuro a nuestros pueblos.
F La invasión a
Irak es la barbarie más reciente de esta estrategia. Es
un crimen contra el pueblo iraquí, contra el pueblo y la
ancestral cultura
árabe y contra la humanidad. Los yacimientos de petróleo y la
voluntad de
permanecer insumiso, condenó a ese pueblo a la destrucción más
salvaje. La
arremetida contra los países colocados en el llamado "eje
del mal" tiene un
claro perfil de guerra neocolonial. Todos somos carne para el
imperio, todos
somos iraquíes.
F Con explícitos
intereses de imponer su dominación, Estados Unidos ha
desatado una verdadera cruzada contra los pueblos, países y
movimientos que
luchan por autodeterminación. Las ocupaciones e
intervenciones económicas y
militares, como el Plan Colombia, Plan Puebla Panamá, Plan
Dignidad, TLCAN,
ALCA e Iniciativa Andina buscan doblegar la insurgencia, mantener
el dominio de
las grandes corporaciones sobre los recursos naturales y regir los
destinos de
la región.
Con el convencimiento de que "un mundo de paz es
posible" nosotros y nosotras
hacemos un llamado urgente a los pueblos y gobiernos de la región
a asumir
conjuntamente el compromiso de:
F Exigir el retiro
inmediato de todas las bases y efectivos militares
(de operación e inteligencia) de Estados Unidos que se encuentran
actualmente
en territorio latinoamericano y caribeño.
F Exigir la
cancelación de todos los ejercicios y entrenamientos
militares supervisados por las fuerzas armadas de Estados Unidos
en América
Latina y el Caribe.
F Impedir la
creación de cuerpos de seguridad privados, militares,
paramilitares y policiacos en nuestros países. Exigir
que los ejercitos
nacionales respeten los derechos humanos, actuen con transparencia
y en el
marco de las constituciones nacionales.
F Rechazar, y
exigir lo mismo de los gobiernos de la región, el
argumento de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico como
justificación
para la intervención de los Estados Unidos en las políticas y
territorios de
nuestros países.
F Impulsar el
desarme inmediato y la reorientación de los recursos
multimillonarios que se invierten en armas hacia las necesidades
de los
pueblos, tales como educación, salud, y el fomento de la
diversidad y la
igualdad entre los géneros.
F Defender los
principios de soberanía, cultura de paz y justicia
económica y social, como ejes centrales para el delineamiento de
todo proyecto
nacional e internacional.
F Restablecer la
comunidad de Naciones como organismo promotor de la
paz mundial y el desarrollo, regida por principios de igualdad
entre los
Estados y de respeto integral a los derechos humanos.
F Desarrollar
acuerdos de solidaridad e intercambio que atiendan a los
intereses y necesidades de los pueblos de la región y no al interés
de un solo
país. Tal es el caso del Acuerdo de Libre Comercio de las
Américas -ALCA-, que
no sólo vulnera los intereses de los pueblos sino también los
derechos humanos.
F Cuestionar el
deplorable papel que juegan los medios de comunicación
masiva al servir como instrumento de propaganda bélica solapando
el atropello
que se perpetra en Irak, Palestina y tantas otras partes.
Exigirles prácticas
éticas y transmisión de información responsable, basada
en fuentes múltiples y
fidedignas y fortalecer los medios de comunicación democráticos
y alternativos.
Nosotros y nosotras, representantes de 28 países[2] presentes en
este I
Encuentro Hemisférico frente a la Militarización nos
comprometemos a continuar
luchando por un mundo de paz impulsando la Campaña por la
desmilitarización de
las Américas y la construcción de una paz a la altura de la
dignidad de
nuestros pueblos.
Para callar las armas, hablemos los pueblos!
Una América desmilitarizada es posible
[1] Convocado por el Grito de los Excluidos/as, Convergencia de
Movimientos de
los Pueblos de las Américas, Jubileo Sur/Américas,
Nonviolence International,
Red Chiapaneca Frente al Neoliberalismo
[2]. Republica Dominicana, Haití, Cuba, Puerto Rico,
Guatemala, El Salvador,
Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Panama, Perú, Ecuador, Bolivia,
Colombia,
Brasil, Argentina, Chile, Canadá, Estados Unidos, México,
Italia, Inglaterra,
España, Franca, Grecia, Filipinas, Palestina e Nigeria.
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