Cuando Nació Mi Alegría 

(Gibran Jalil Gibran) 

 

Y cuando nació mi Alegría, la llevé en mis brazos y subí a lo alto de la casa para gritar: ¡Venid, vecinos míos, venid y ved, porque hoy ha nacido mi Alegría! ¡Venid y contemplad esta alegre cosa que ríe al sol! Pero ninguno de mis vecinos vino a ver mi Alegría, y fué grande mi desencanto.  Y todos los días durante siete lunas proclamé mi Alegría desde lo alto de mi casa, y nadie me escuchó. Y mi Alegría y yo nos quedamos solos, sin que nadie nos buscara o nos visitara.   Mi Alegría fue empalideciendo y fatigándose porque ningún otro corazón sino el mío admiraba su belleza y ningunos otros labios sino los míos besaban sus labios.   Después mi Alegría murió de soledad.   Y ahora tan sólo recuerdo mi muerta Alegría cuando recuerdo mi Tristeza muerta.  Pero el recuerdo es una hoja de otoño que murmura por un instante al viento, y luego ya no se la escucha más...

La Alegría y la Tristeza

(Gibran Jalil Gibran) 

 

Entonces dijo una mujer: Háblanos de la Alegría y de la tristeza. Y él contestó:   Vuestra alegría es vuestra tristeza sin mascara.  Y el mismo pozo que origina vuestra risa se puebla a menudo de vuestras lágrimas.   ¿Y cómo podría ser de otra manera?  Mientras más hondo cave en vuestro ser la tristeza, más capacidad tendréis para llenaros de alegría.    ¿No es la copa que contiene vuestro vino la misma que fue cocida en el horno del alfarero?  Y el laúd que acaricia vuestra alma, ¿no es aquella madera que a cuchillo fue tallada? . Cuando estéis alegres, mirad profundamente en vuestro corazón y hallaréis que quien os trajo la tristeza es el mismo que os está dando la alegría.  Y cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón, y veréis que, en verdad, lloráis por aquello mismo que constituye vuestra delicia.    Hay entre vosotros quien dice: La alegría es más grande que la tristeza Y otros dicen: No, la mayor es la tristeza. Pero yo os digo que una y otra son inseparables.   Juntas llegan, y cuando una viene a sentarse a vuestra mesa, recordad que la otra, dormida, está en su lecho. En verdad estáis suspendidos como los platillos de una balanza entre vuestra tristeza y vuestra alegría.  Yo solo digo que cuando estáis vacíos es cuando estáis equilibrados. Cuando el guardián del tesoro os suspenda para pesar su oro y su plata, entonces vuestra alegría o vuestra tristeza tendrán que subir o bajar. 

 

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