PORTADA
CATECISMO SOBRE EL MODERNISMO

CAPÍTULO IV
 CONTINUACIÓN DE LA EXPOSICIÓN
  DE LA FILOSOFÍA RELIGIOSA.
  LOS GÉRMENES DE LA FE

   I
 
DOGMA 

 

   Preg. 156. — Hasta aquí habéis hablado, sobre todo, del origen y de la naturaleza de la fe.
   En el sistema de los teólogos modernistas ¿la fe no tiene gérmenes?

   Resp. — "Siendo muchos los gérmenes de la fe, pero los principales: la Iglesia, el dogma, el culto, las Sagradas Escrituras, será bien que inquiramos lo que de ellos dicen los modernistas".

   Preg. 157.— Veamos lo que dicen.

   Resp. — "Y comenzando por el dogma, cuál sea su origen y naturaleza, arriba lo indicamos".

   Preg. 158. — ¿De dónde nace el dogma, según la teología modernista?

   Resp. — "Nace de cierta impulsión o necesidad que experimenta el creyente de elaborar su pensamiento, para ilustrar mejor tanto su conciencia como las ajenas".

   Preg. 159. — ¿En qué consiste este trabajo?

   Resp. — "Todo este trabajo consiste en profundizar y pulir la primitiva fórmula de la mente".

   Preg. 160. — Ese trabajo ¿es de orden racional y lógico?

   Resp. — "No, por cierto, en sí mismo, según un desenvolvimiento lógico, sino, según las circunstancias, o, como dicen con menor claridad, vitalmente".

   Preg. 161. — Según los teólogos modernistas ¿qué resultado tiene este trabajo?

   Resp. — "Acaece que alrededor de la fórmula, primitiva se forman poco a poco, fórmulas secundarias, de las que ya hablamos, que reunidas luego en un cuerpo o edificio de doctrina y al ser sancionadas por el magisterio público como expresión de la conciencia común se denominan dogmas".

   Preg. 162. — ¿Distinguen los modernistas entre el dogma y las especulaciones teológicas?

   Resp. — "Del dogma hay que distinguir con cuidado las especulaciones teológicas".

   Preg. 163. — ¿Para qué sirven pues esas especulaciones teológicas?

   Resp. — "Las especulaciones teológicas, aunque por lo demás no vivan de la vida de los dogmas no son del todo inútiles, ya para conciliar la religión con la ciencia y quitar las oposiciones entre ambas; ya para ilustrar extrínsecamente y defender la misma religión; acaso también sean útiles para preparar el material para un nuevo dogma futuro".

II
  CULTO

  

   Preg. 164. — ¿Cuál es la doctrina teológica de los modernistas sobre el culto y los sacramentos?

   Resp. — "Del culto sagrado poco habría que decir, si no fuera que bajo ese nombre se comprenden los Sacramentos, sobre los cuales defienden los modernistas los máximos errores".

   Preg. 165. — Según los modernistas ¿de dónde nace el culto?

   Resp. — "El culto —dicen— nace de una doble impulsión o necesidad; y en efecto, ya vimos que todo en su sistema se dice que surge de íntimas impulsiones o necesidades".

   Preg. 166. — Indicadnos esa doble necesidad de la que hablan los teólogos modernistas.

   Resp. — "La primera es de dar a la religión algo sensible; la segunda, de propagarla, lo cual resultaría imposible sin cierta forma sensible y sin los actos santificantes que llamamos Sacramentos".

   Preg. 167. — Para los modernistas ¿qué son los sacramentos?

   Resp. — "Para los modernistas, los sacramentos son puros símbolos o signos, aunque no carentes de fuerza".

   Preg. 168. — Los teólogos modernistas, ¿a qué comparan los sacramentos?

   Resp. — "Para explicar esta fuerza, los comparan a ciertas palabras que como se dice vulgarmente han hecho fortuna, porque tienen la virtud de irradiar determinadas ideas sólidas que impactan sobremanera los espíritus. Así como dichas palabras están ordenadas a tales ideas, así los Sacramentos para el sentimiento religioso".

   Preg. 169. — ¿Nada más?

   Resp. — "Nada más. Hablarían con mayor claridad si afirmaran que los Sacramentos fueron instituidos únicamente para nutrir la fe. Pero esto fue condenado por el Concilio de Trento:

"Si alguno dijere que los Sacramentos fueron instituidos únicamente para alimentar la fe, sea anatema"[12].

III
LIBROS SAGRADOS. INSPIRACIÓN

   Preg. 170. — Para los teólogos modernistas ¿qué son los Libros Sagrados?

   Resp. — "Ya hemos dicho algo también sobre el origen y la naturaleza de los Libros Sagrados. Para los modernistas son una colección de experiencias".

   Preg. 171. — Según esta doctrina ¿cómo tendrían que definirse los Libros Sagrados?

   Resp. — "Según los principios de los modernistas, podrían definirse como una colección de experiencias, no de las que a cada paso ocurren a cualquiera, sino de las extraordinarias e insignes como las ha habido en toda religión".

   Preg. 172. — ¿Esta definición incluye también a nuestros Libros Sagrados?

   Resp."Eso cabalmente enseñan los modernistas sobre nuestros libros, así del Antiguo como del Nuevo Testamento".

   Preg. 173. — ¿La experiencia acaece siempre en el presente? Sin embargo, los Libros Sagrados contienen historias del pasado y profecías del futuro. ¿Cómo pueden los modernistas denominar a los Libros Sagrados una colección de experiencias?

   Resp. — "En sus opiniones, no obstante, advierten astutamente que aunque la experiencia pertenece al presente, no obsta para que tome la materia del pasado y aun del futuro, en cuanto el creyente, o por el recuerdo vive el pasado a manera de lo presente, o por anticipación lo futuro. Esto explica cómo pueden computarse entre los libros sagrados también los históricos y los apocalípticos".

   Preg. 174. — Los Libros Sagrados ¿no son la palabra de Dios?

   Resp. — "Así pues en estos libros Dios habla en verdad por el creyente; pero, según quiere la teología de los modernistas, sólo por la inmanencia y permanencia vital".

   Preg. 175. — ¿Qué queda de la inspiración, según los modernistas?

   Resp. — "Contestan: ésta no se distingue sino por la intensidad de aquella impulsión que el creyente siente de comunicar su fe de palabra o por escrito. Una cosa parecida tenemos en la inspiración poética por lo cual alguien dijo: «Dios está en nosotros; cuando se agita nos calentamos». Es así como Dios debe ser dicho el principio de inspiración de los Libros Sagrados".

   Preg. 176. — ¿Los modernistas dicen que la inspiración es universal? ¿Cuál es el punto de vista católico?

   Resp. — "Añaden, además, los modernistas que nada hay absolutamente en los libros sagrados que carezca de semejante inspiración. Esta afirmación podría hacer creer que son más ortodoxos que otros modernos que restringen algo la inspiración, como, por ejemplo, cuando introducen las así llamadas citas tácitas. Pero no hay sino disimulo de su parte y engañosas palabras. Pues si juzgamos la Biblia según los preceptos del agnosticismo, como una obra humana compuesta por los hombres para los hombres, aunque se dé derecho al teólogo de llamarla divina por inmanencia ¿cómo en fin podrá coartarse la inspiración? Aseguran, sí, los modernistas la inspiración universal de los libros sagrados, pero en el sentido católico no admiten ninguna".  

IV
LA IGLESIA. SU ORIGEN.
SU NATURALEZA. SUS DERECHOS

   Preg. 177. — En cuanto a la Iglesia ¿qué piensan los teólogos modernistas?

   Resp. — "Lo que los modernistas fantasean acerca de la Iglesia da materia más abundante para hablar".

   Preg. 178. — ¿Cuál es el origen de la Iglesia, según los modernistas?

   Resp. — "Ante todo suponen que se originó de dos necesidades: una, que existe en cualquier creyente y principalmente en aquél que logró una primitiva y singular experiencia, para comunicar su fe a otros; otra, después que la fe se ha comunicado a varios, es la necesidad de la colectividad de reunirse en sociedad y defender, aumentar y propagar el bien común".

   Preg. 179. — Entonces, ¿qué es la Iglesia?

   Resp. — "Fruto de la conciencia colectiva o de la unión de las conciencias particulares, las cuales, en virtud de la permanencia vital, derivan de un primer creyente, esto es de Cristo, si se trata de los católicos".

   Preg. 180. — Según los teólogos modernistas ¿de dónde procede el poder disciplinario, doctrinal y litúrgico de la Iglesia Católica?

   Resp. — "Cualquier sociedad necesita de una autoridad directora que tenga por deber encaminar a todos los miembros a un fin común y conservar prudentemente los elementos de cohesión, que en una sociedad religiosa consisten en la doctrina y el culto. De aquí se deriva en la Iglesia católica una triple autoridad: disciplinar, dogmática, cultural".

   Preg. 181. — ¿De dónde deducen la natura-lesa y los derechos de la autoridad?

   Resp. — "La naturaleza de esta autoridad se ha de colegir de su origen, y de la naturaleza se deducen los derechos y obligaciones".

   Preg. 182. — ¿Qué dicen los teólogos modernistas de la autoridad de la Iglesia en tiempos pasados?

   Resp. — "En las pasadas edades fue error vulgar que la autoridad venía de fuera de la Iglesia, esto es, inmediatamente de Dios, por eso con razón se la consideraba autocrática".

   Preg. 183.¿Y hoy?

   Resp. — "Pero hoy esto está ya superado. Así como se dice que la Iglesia es una emanación de la conciencia colectiva, del mismo modo la autoridad emana vitalmente de la misma Iglesia".

   Preg. 184. — Según los teólogos modernistas ¿la autoridad de la Iglesia depende, pues, de la conciencia colectiva?

   Resp. — "Por consiguiente, igual que la Iglesia, la autoridad brota de la conciencia religiosa y también está subordinada a ésta".

   Preg. 185. — Según esta doctrina, si la Iglesia niega esta dependencia, ¿en qué se convierte?

   Resp. — "Si rechaza tal dependencia, se convierte en tiranía".

   Preg. 186. — Pero, ¿eso no equivale a querer establecer el poder democrático en la Iglesia?

   Resp. — "Vivimos ahora en una época en que el concepto de libertad ha alcanzado su mayor altura. En el orden civil, la conciencia pública introdujo el régimen popular. Pero una, como la vida, es la conciencia en el hombre. Pues si no se quiere excitar y fomentar la guerra intestina en las conciencias humanas, tiene la autoridad eclesiástica el deber de usar formas democráticas".

   Preg. 187. — Si la Iglesia no cede a esta doctrina modernista ¿qué sucederá con la Iglesia y la religión?

   Resp.— "Tanto más cuanto que si no lo hace, su ruina es inminente. Pues sería necio imaginar que el sentimiento de la libertad en el punto en que hoy se halla, pudiera alguna vez retroceder. Encadenado y coaccionado por la violencia arrastraría todo, Iglesia y Religión".

   Preg. 188. — Para los modernistas, ¿cuál es, en suma, la mayor preocupación?

   Resp. — "Así discurren los modernistas. Su mayor preocupación es buscar las vías para conciliar la autoridad de la Iglesia con la libertad de los creyentes".

V
IGLESIA Y ESTADO

   Preg. 189. — ¿La Iglesia está en relación con las sociedades civiles?

   Resp. — "Pero no sólo dentro del recinto doméstico tiene la Iglesia gente con quien componerse amigablemente, mas también la tiene fuera. No es ella la única que habita en el mundo, hay asimismo otras sociedades a las que no puede negar trato y comunicación".

   Preg. 190. — Frente a dichas sociedades ¿cuáles son los derechos y deberes de la Iglesia, según los teólogos modernistas?

   Resp. — "Cuáles pues sean sus derechos, cuáles sus deberes con respecto a las sociedades civiles, es preciso también determinar, y eso no se hará sino de acuerdo con la naturaleza de la misma Iglesia, cual los modernistas nos la describieron".

   Preg. 191. — ¿Cuáles son las normas que rigen en las relaciones entre la Iglesia y el Estado?

   Resp. — "En esto rigen las mismas reglas que antes mencionamos para la ciencia y la fe. Allí se hablaba de objetos, aquí de fines. Y así como por razón del objeto, según vimos, la fe y la ciencia son distintos entre sí, también el Estado y la Iglesia son ajenos el uno al otro por los fines que persiguen, siendo temporal el de aquél, espiritual el de ésta".

   Preg. 192. — ¿Cómo, según los modernistas, se atribuyó en otros tiempos a la Iglesia el poder que hoy le niegan?

   Resp. — "Fue ciertamente lícito en otra época subordinar lo temporal a lo espiritual; fue lícito hablar de las cuestiones mixtas, en las cuales la Iglesia intervenía cual reina y señora, porque se creía que la Iglesia había sido fundada, sin intermediario por Dios, como autor del orden sobrenatural. Pero hoy todo esto ha sido ya desechado por filósofos e historiadores".

   Preg. 193. — Entonces, ¿piden la separación de la Iglesia y del Estado?

   Resp. — Sí. "Hay que separar por lo tanto la Iglesia del Estado, como también el católico del ciudadano".

   Preg. 194. — En la práctica ¿cuál debe ser, según los modernistas la actitud de todo católico como ciudadano?

   Resp. — "Por lo cual, todo católico, por ser también ciudadano, sin cuidarse de la autoridad de la Iglesia, pospuestos los deseos, consejos y preceptos de ésta, e incluso despreciadas sus reprensiones, tiene el derecho y el deber de hacer lo que juzgue más conveniente por la utilidad de la sociedad".

   Preg. 195. — ¿La Iglesia no tiene pues derecho de prescribir una línea de conducta al ciudadano católico?

   Resp. — "Indicar con cualquier pretexto la línea de conducta al ciudadano es un abuso del poder eclesiástico".

   Preg. 196. — Y si la Iglesia quiere intervenir ¿comete por consiguiente este abuso, según la doctrina modernista?

   Resp. — "Ese abuso del poder eclesiástico debe ser rechazado con toda energía".

   Preg. 197. — ¿Esos principios no fueron ya condenados por la Iglesia?

   Resp. — "Los principios de donde provienen todas estas cosas, Venerables Hermanos, son ciertamente los mismos que solemnemente condenó Nuestro Predecesor Pío VI en la Constitución apostólica: Auctorem Fidei[13].

   Preg. 198. — ¿Los modernistas se conforman con pedir la separación de la Iglesia y del Estado?

   Resp. — "Mas no se satisface la escuela de los modernistas con que el Estado deba separarse de la Iglesia. Como la fe en lo que mira a sus elementos que dicen fenoménicos conviene que se subordine a la ciencia, así en los negocios temporales conviene que la Iglesia se someta al Estado".

   Preg. 199. — ¿Tienen verdaderamente la audacia de enseñar tal cosa?

   Resp. — "Tal vez no lo digan aún abiertamente, pero, por la fuerza del raciocinio, se ven obligados a admitirlo".

   Preg. 200. — ¿Cómo se desprende de los principios modernistas tal enormidad?

   Resp. — "Concedido pues que en las cosas temporales sólo el Estado pueda poner mano, si acontece que algún creyente, no contentó con los actos interiores de religión, ejecuta otros exteriores, como la administración y recepción de Sacramentos, éstos caerán necesariamente bajo el dominio del Estado. Entonces ¿qué será de la autoridad eclesiástica? Como ésta no se ejercita sino por medio de actos externos, quedaría en todo sometida al Estado".

   Preg. 201. — Pero entonces parece que, para liberarse de este yugo del Estado, si los modernistas prevalecieran ¿no habría ya posibilidad de tener un culto externo, ni siquiera ninguna sociedad religiosa?

   Resp. — "Muchos protestantes liberales, obligados por esta conclusión, quitan de en medio todo culto externo sagrado y más aún, toda sociedad religiosa externa, y se esfuerzan por introducir la religión que llaman individual".

   Preg. 202. — Los modernistas no han llegado aún a ese punto; pero, ¿cómo preparan las almas y qué dicen de la autoridad disciplinaria de la Iglesia?

   Resp. — "Y si hasta ese punto no llegan claramente los modernistas, piden entretanto, que la Iglesia, de su voluntad, se incline adonde ellos la empujan y se adapte a las formas civiles. Esto por lo que atañe a la autoridad disciplinaria".

   Preg. 203. — ¿Y cuáles son sus doctrinas desde el punto de vista de la autoridad doctrinal?

   Resp. — "En cuanto a la autoridad doctrinal y dogmática, sus doctrinas son mucho peores y más perniciosas".

   Preg. 204. — Decidnos cómo imaginan los modernistas el magisterio eclesiástico.

   Resp. — "Así discurren sobre el magisterio de la Iglesia. La sociedad religiosa no puede verdaderamente ser una, si todos sus miembros no tienen una misma conciencia y no utilizan una misma fórmula. Ambas unidades exigen un cierto sentir común al que incumbe encontrar y determinar la fórmula que mejor corresponda a la conciencia común, y aquel sentir debe tener la suficiente autoridad para imponer a la comunidad la fórmula que estableciere. Y en esa unión y como fusión tanto de la mente que elige la fórmula cuanto de la potestad que la prescribe, colocan los modernistas el concepto del magisterio eclesiástico".

   Preg. 205. — ¡Esto es pura democracia! ¿Acaso no es subordinar el poder doctrinal al juicio popular?

   Resp. — "Como en resumidas cuentas el magisterio nace de las conciencias individuales y que para bien de esas conciencias se le ha impuesto un servicio público, síguese forzosamente que está dependiente de las mismas conciencias y que debe inclinarse por lo tanto a las formas populares".

   Preg. 206. — Los teólogos modernistas ¿acusan pues de abuso al magisterio de la Iglesia?

   Resp. — "Es por lo tanto no uso sino abuso de la potestad que se concedió para utilidad el prohibir a las conciencias individuales manifestar clara y abiertamente los impulsos que sienten y el cerrar el camino a la crítica por el cual impulsa al dogma a las necesarias evoluciones".

   Preg. 207. — En el uso de la autoridad que conceden los modernistas, ¿es soberana la Iglesia?

   Resp. — "De igual modo, en el uso mismo de la potestad se ha de emplear moderación y templanza. Condenar y proscribir un libro cualquiera sin conocimiento del autor, sin admitir ni explicación ni discusión alguna, es en verdad algo próximo a la tiranía".

   Preg. 208. — En suma ¿qué hay que hacer para complacer a estos teólogos modernistas?

   Resp. — "Por lo cual, se ha de buscar aquí también un camino intermedio que deje a salvo los derechos todos de la autoridad y de la libertad".

   Preg. 209. — Según sus consejos ¿qué hará el católico entretanto?

   Resp. — "Mientras tanto, el católico debe conducirse de modo que en público se muestre obedientísimo a la autoridad sin que por ello deje de seguir su propio carácter".

   Preg. 210. — Los teólogos modernistas rebelados contra la autoridad de la Iglesia ¿conceden al menos a la Iglesia el derecho a un culto solemne y a cierto aparato externo?

   Resp. — "Pero en general sobre la Iglesia prescriben lo siguiente: Como el fin de la potestad eclesiástica es únicamente espiritual se ha de suprimir todo aparato externo con el cual a los ojos de los espectadores aparece adornada con demasiada magnificencia. En lo cual olvidan por cierto que la religión, si bien pertenece al espíritu, sin embargo no se agota sólo en el espíritu, y que el temor tributado a la autoridad recae sobre Cristo que la instituyó". 

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CONT. CAPÍTULO IV
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Índice general


NOTAS
  • [12] Sesión VII, de Sacramente in genere, canon 5. (D. 848. D.-S. 1605. N. del E.).

  • [13] Proposición 2: "La proposición que establece que 'el poder ha sido dado por Dios a la Iglesia para comunicarlo a los Pastores, que son sus ministros, en orden a la salvación de las almas', entendida de modo que de la comunidad de los fieles se derive en los Pastores el poder del ministerio y del gobierno eclesiástico; es herética". (D.1502. D.-S. 2602). Proposición 3: "Además, la que afirma que 'el Romano Pontífice es cabeza ministerial', explicada de modo que el Romano Pontífice reciba, no de Cristo en la persona de San Pedro, sino de la Iglesia, la potestad de ministerio, que, como sucesor de Pedro, verdadero Vicario de Cristo y cabeza de toda la Iglesia, posee en la Iglesia universal: es herética". (D. 1503. D.-S. 2603)  (N. del E.)