PORTADA
CATECISMO SOBRE EL MODERNISMO
SEGUNDA PARTE
LA CAUSA DE LOS
ERRORES MODERNISTAS
Preg. 411. — Para conocer mejor el modernismo y encontrarle los remedios convenientes ¿qué debemos hacer ahora? Resp. — "Para un conocimiento más profundo del modernismo y para buscar mejor los remedios de tamaño mal, conviene ahora, Venerables Hermanos, escudriñar algún tanto dónde se engendró y se alimenta este mal". I Preg. 412. — ¿Cuál es la causa próxima e inmediata del modernismo? Resp. — "No hay duda de que la causa próxima e inmediata hay que ponerla en un error del espíritu". Preg. 413. — Este error del espíritu, causa próxima del modernismo, ¿de dónde procede a su vez, y cuáles son, por consiguiente, las causas remotas del modernismo? Resp. — "Las remotas reconocemos la curiosidad y la soberbia". Preg. 414. — La curiosidad ¿es verdaderamente una causa de error? Resp. — "La curiosidad, si no se modera prudentemente basta por sí sola para explicar todos los errores. Por ello, con razón escribió Nuestro predecesor Gregorio XVI: "Es muy deplorable hasta dónde se deslizan los delirios de la razón humana cuando uno está sediento de novedades, y, contra el aviso del Apóstol, se esfuerza por saber más de lo que conviene saber, imaginando, con excesiva confianza en sí mismo, que se debe buscar la verdad fuera de la Iglesia Católica, en la cual se halla sin el más mínimo sedimento de error" Preg. 415. — ¿Cuál es el mal que, más que curiosidad, ciega el espíritu y lo arroja en el error? Resp. — "Pero encierra mucha mayor eficacia para obcecar el ánimo e inducir al error, soberbia". Preg. 416. — ¿La soberbia ha invadido verdaderamente la doctrina de los modernistas? Resp. — "La cual se halla como en su propia casa en la doctrina del modernismo; saca de ella toda clase de pábulo y se reviste todas las formas". Preg. 417. — Describid esas diversas formas del orgullo modernista. Resp. — Por soberbia, en efecto, conciben de sí tan atrevida confianza que vienen a tenerse y proponerse a sí mismos como norma de todos los demás. Por soberbia se glorían vanísimamente, como si fueran los únicos poseedores de la sabiduría, y dicen arrogantes e hinchados: No somos como los demás hombres; y para no ser comparados con los de más abrazan y sueñan todo género de novedades, por muy absurdas que sean. Por soberbia desechan toda sujeción y pretenden que la autoridad debe acomodarse a la libertad. Por soberbia, olvidándose de sí mismos, piensan solamente acerca de la reformación de los demás, sin tener reverencia alguna a los superiores, ni aun a la potestad suprema". Preg. 418. — ¿No hay entonces causa más verdadera del modernismo que la soberbia? Resp. — "En verdad, no hay camino más corto y expedito al modernismo que la soberbia". Preg. 419. — ¿Un católico soberbio, laico o sacerdote, se convertiría fatalmente en modernista? Resp. — "Si algún católico laico o también si algún sacerdote, olvidado del precepto de la vida cristiana que nos manda negarnos a nosotros mismos si queremos seguir a Cristo, no destierra de su corazón la soberbia, éste ciertamente se hallará sumamente apto como el que más, a abrazar los errores de los modernistas". Preg. 420. — ¿Qué deber se impone, en con frecuencia, a los obispos frente a estos sacerdotes soberbios? Resp. — "Por lo cual, Venerables Hermanos, conviene que tengáis por vuestra primera obligación el resistir a tales hombres soberbios, ocupándolos en los oficios más oscuros e insignificantes, para que sean tanto más humillados cuanto más alto se exaltan y para que, colocados en un lugar humilde, tengan menos facultad para dañar". Preg. 421. — ¿Los directores de Seminarios o tienen también la obligación de apartar el sacerdocio a los seminaristas llenos de soberbia? Resp. — "Además, ya vosotros mismos personalmente, ya por los rectores de los Seminarios, examinad diligentísimamente a los alumnos del sagrado clero, y si hallareis algunos de espíritu soberbio, alejadlos con la mayor energía del sacerdocio". Preg. 422. — ¿Se ha cumplido hasta ahora suficientemente este deber de apartar del sacerdocio a los soberbios? Resp. — "¡Lo cual ojalá se hubiera hecho siempre con la vigilancia y constancia que eran menester!". II P reg. 423. — Además de esas dos causas morales, curiosidad y soberbia ¿cuál es la principal causa intelectual del modernismo? Resp. — "Y si de las causas morales pasamos a las que proceden de la inteligencia, se ofrece la primera y más importante: la ignorancia". Preg. 424. — ¡Ignorantes! ¡Los modernistas que se creen tan sabios! ¿Es esto de veras cierto? Resp. — "Y en efecto, todos los modernistas, que quieren ser y pasar por doctores en la Iglesia, y ensalzan a dos carrillos la filosofía moderna y desprecian la escolástica, no abrazaron la primera engañados por su disfraz y falacias, sino porque por su completa ignorancia de la segunda carecieron de todos los argumentos para suprimir la confusión de las ideas para refutar los sofismas". Preg. 425. — Esta falsa filosofía moderna en cuyas redes han caído los modernistas, por no conocer la escolástica, ¿ha dado pues origen al modernismo? Resp. — "Y del connubio de la falsa filosofía con la fe ha nacido aquel sistema, plagado de tantos y tan graves errores". III Preg. 426. — ¿Los modernistas son celosos para difundir su pernicioso sistema? Eesp. — "¡Ojalá gastaran menos empeño y solicitud en propagarlo! Pero es tanta su diligencia, tan incansable su afán, que da verdadera tristeza ver que se emplean, para ruina de la Iglesia, tantas fuerzas que, bien usadas, le habrían sido de sumo provecho". Preg. 427. — En esa activa propaganda para difundir su sistema ¿se valen los modernistas de artificios? Resp. — "Se valen de dos artes para engañar a las almas". Preg. 428. — ¿Cuáles son esas dos clases de artificios? Resp. — Procuran primeramente allanar los obstáculos que se les oponen, luego, buscan con sumo afán lo que pueda serles útil y lo utilizan sin vacilar y pacientísimamente". 1º) Medios negativos Preg. 429. — Entonces, ¿hay cosas que los modernistas consideran como obstáculos para allanar? Resp. — "Tres son principalmente las cosas que tienen por contrarias a sus conatos". Preg. 430. — ¿Cuáles son esos tres obstáculos que los modernistas se empeñan en superar? Resp. — "El método escolástico de filosofar, la autoridad de los Padres y la Tradición, el magisterio eclesiástico". Preg. 431. — ¿Los modernistas luchan en verdad contra estas tres cosas? Resp. — "Contra estas cosas luchan encarnizadamente. Por ello, ridiculizan por doquier la filosofía y la teología escolásticas y las desprecian". Preg. 432. — Decidnos las dos causas por las cuales los modernistas hacen la guerra a la filosofía escolástica. Resp. — "Sea que lo hagan por ignorancia, sea por temor, sea más bien por ambas causas". Preg. 433. — ¿La aversión y el odio al método escolástico acompañan al modernismo? Resp. — "Es cierto que el deseo de novedades va siempre unido con el odio al método escolástico, y no hay otro indicio más claro de que alguien empieza a aceptar las doctrinas del modernismo que el comenzar a aborrecer el método escolástico". Preg. 434. — A propósito de su odio a la filosofía escolástica ¿qué grave advertencia podemos hacer escuchar a los modernistas? Resp. — "Recuerden los modernistas y los partidarios de los modernistas la condenación con que Pío IX estimó que debía reprobarse la proposición que dice: "El método y los principios con los que los antiguos doctores escolásticos cultivaron la Teología, no está de acuerdo a las necesidades de nuestros tiempos y al progreso de las ciencias"[22] . Preg. 435. — En guerra contra la filosofía escolástica, ¿qué hacen los modernistas contra el segundo obstáculo que hemos dicho es la Tradición? Resp. — "Se esfuerzan en pervertir con suma habilidad el valor y la naturaleza de la Tradición, para quitarle importancia y peso". Preg. 436. — ¿Cuál es la ley del Concilio de Nicea que los verdaderos católicos deben siempre recordar acerca de la Tradición? Resp. — "Sin embargo, siempre permanecerá para los católicos la autoridad del II Concilio de Nicea que condenó "a quienes osan [... ] como los criminales herejes, despreciar las tradiciones eclesiásticas y excogitar cualquier novedad [... ] o excogitar algo, malvada o astutamente, para subvertir, de entre las legítimas tradiciones de la Iglesia Católica".* Preg. 437. — También a propósito de la Tradición ¿cuál es la ley promulgada por el IV Concilio de Constantinopla? Resp. — "Y permanecerá la profesión del ; IV Concilio de Constantinopla: "Así pues, profesamos observar y custodiar las reglas que la Santa, Católica y Apostólica Iglesia ha recibido así de los santos y celebérrimos Apóstoles, como de los Concilios ortodoxos, tanto universales como locales, como también de cualquier Padre inspirado por Dios y maestro de la Iglesia".** Preg. 438. — ¿El respeto a la Tradición no está también inscripto en la profesión de fe? Resp. — "Por lo cual, los Pontífices romanos Pío IV y Pío IX quisieron que en la profesión de fe se añadiera también lo siguiente: Admito y abrazo firmísimamente las tradiciones apostólicas y eclesiásticas y las demás observancias y constituciones de la misma Iglesia" *** Preg. 439. — Tan poco respetuosos de la Tradición, ¿cómo tratan los modernistas a los Santos Padres de la Iglesia? Resp. — "No distinto que a la Tradición, juzgan los modernistas a los Santos Padres de la Iglesia". Preg. 440. — ¿Con qué audacia presuntuosa hablan de los Santos Padres? Resp. — "Enseñan al pueblo, con suma temeridad, que ellos son dignísimos, en verdad, de toda veneración pero de suma ignorancia en materia crítica e histórica, la cual si no fuera por la época en que vivieron, sería inexcusable". Preg. 441. — Opuestos a la filosofía escolástica y la Tradición, ¿cuál es el tercer obstáculo que los modernistas se esfuerzan en superar? Resp. — "Finalmente, se esfuerzan con todo empeño por menoscabar y debilitar la autoridad del mismo magisterio eclesiástico". Preg. 442. — ¿Cómo proceden contra el magisterio eclesiástico? Resp.— ..."ya pervirtiendo sacrílegamente su origen, naturaleza y derechos, ya repitiendo libremente contra él las calumnias de sus adversarios". Preg. 443. — A propósito de esta guerra de los modernistas contra el magisterio eclesiástico ¿no podemos aplicarles precedentes condenaciones? Resp. — "Es aplicable a la banda de los modernistas lo que Nuestro Predecesor escribía con suma tristeza: "Para hacer despreciable y odiosa a la mística Esposa de Cristo, que es verdadera luz, los hijos de las tinieblas acostumbraron atacarla en público con absurdas calumnias, y llamarla, cambiando la fuerza y razón de los nombres y de las cosas, amiga de la oscuridad, nodriza de la ignorancia y enemiga de la luz y del progreso de las ciencias[23]". Preg. 444. — Si tal es el odio de los modernistas contra la Iglesia ¿cuál es su actitud respecto de los católicos que la defienden? Resp. — "Estando así las cosas, Venerables Hermanos, no es de maravillar que los modernistas embistan con suma malevolencia y envidia a los varones católicos que luchan esforzadamente por la Iglesia". Preg. 445. — La malevolencia de los modernistas hacia los católicos fieles a la Iglesia ¿llega hasta la injuria? Resp. — "No hay ningún género de injurias con que no los hieran". Preg. 446. — ¿Cuál es su injuria preferida contra los católicos fieles? Resp. — "A cada paso los acusan de ignorancia y terquedad". Preg. 447. — Si el católico que defiende a la Iglesia es un sabio ¿cuál es ante él la táctica de los modernistas? Resp. — "Pero si temen la erudición y fuerza de los impugnadores anulan su eficacia con la conjuración del silencio". Preg. 448. — ¿Esta conducta está atenuada, al menos, por una conducta semejante de los modernistas para con los suyos? Resp. — "Esa manera de proceder contra los católicos es tanto más odiosa cuanto que, al mismo tiempo y sin ninguna moderación, ensalzan con perpetuas alabanzas a cuantos están de acuerdo con ellos". Preg. 449. — ¿Cuál es, en particular, su modo de obrar respecto de los libros repletos de novedades? Resp. — "Los libros de éstos, respirando novedades por todas partes, los reciben y acogen con grandes aplausos". Preg. 450. — ¿Cuál es la marca por la que reconocen que un autor es más o menos sabio? Resp. — "Cuanto uno más atrevidamente destruye lo antiguo y rechaza la Tradición y el magisterio eclesiástico tanto más lo proclaman sabio". Preg. 451. — Si un modernista es condenado por la Iglesia, ¿sus pares tendrán aún la osadía de apoyarlo? Resp. — "Por último, y esto horroriza a los buenos, si la Iglesia condena a alguien, no sólo lo alaban pública y copiosísimamente sino lo veneran casi como a un mártir de la verdad".Preg. 452. — ¿Cómo se dejan turbar los jóvenes con todo ese estrépito de los modernistas?Resp. — "Los entendimientos de los jóvenes, golpeados y confundidos con todo este estrépito de alabanzas e improperios, por una parte, para no ser tenidos por ignorantes y por otra para pasar por sabios, y estimulados interiormente por la curiosidad y la soberbia, se rinden con frecuencia y se entregan al modernismo". Preg. 453. — ¿Pero esta manera de conquistar a los jóvenes, a fuerza de estrépito y audacia, no forma parte de los artificios de conquista antes enunciados? Resp. — "Pero esto pertenece ya a los artificios con que los modernistas venden sus mercancías". Preg. 454. — ¿Los modernistas son celosos en conquistar adeptos? Resp. — "¿Qué no maquinan, en efecto, para aumentar el número de sus secuaces?". Preg. 455. — ¿Cuáles son sus principales medios de conquista? Resp. — "En los seminarios eclesiásticos, en las universidades están al acecho de los puestos docentes a los que transforman poco a poco en cátedras de pestilencia. Aunque sea encubiertamente, inculcan sus doctrinas predicándolas en los pulpitos de las iglesias; más abiertamente las emiten en los Congresos, y las introducen y ponen en boga en los institutos sociales. Con su nombre o con seudónimos publican libros, revistas, artículos. A veces, el mismo escritor utiliza varios nombres, para engañar a los incautos, con la fingida muchedumbre de autores. En suma, con la acción, con palabras, por escrito, nada dejan de poner en práctica, de suerte que se los diría frenéticos por una especie de fiebre". Preg. 456. — ¿Cuál es el fruto de todos esos sacrificios modernistas? Resp.— "¿Y todo esto con qué fruto? Deploramos esa gran número de jóvenes que se han desviado del recto camino y que daban egregias esperanzas de prestar óptimos servicios en beneficio de la Iglesia", Preg. 457. — ¿Qué otro espectáculo debe causarnos aflicción por parte de algunos católicos que todavía no son del todo modernistas? Resp. — Lamentamos también que muchos, aunque no han llegado a tales extremos, sin embargo, inficionados de un aire como corrompido, se acostumbran a pensar, hablar y escribir de un modo mucho más laxo de lo que sienta a católicos". Preg. 458. — De esos católicos que se dejan contaminar por el modernismo ¿hay únicamente entre los laicos? Resp. — "Los hay entre los laicos, los hay también entre los sacerdotes". Preg. 459. — Pero ¿es posible que los haya también en las órdenes religiosas? Resp. — "Y lo que menos se podía esperar, no faltan tampoco en las mismas órdenes religiosas". Preg. 460. — Esos católicos, laicos, sacerdotes, religiosos, más o menos inficionados de modernismo ¿cómo tratan las cuestiones bíblicas? Resp. — "Tratan las cuestiones bíblicas conforme a los principios modernistas". Preg. 461. — ¿Cómo tratan la historia? Resp. — "Al escribir la historia, con pretexto de declarar la verdad, sacan a la luz dili-gentísimamente y con cierta fruición manifiesta todo lo que parece manchar a la Iglesia". Preg. 462. — ¿Cómo se comportan con respecto a las piadosas tradiciones populares y a las venerandas reliquias? Resp. — "Movidos de cierto apriorismo, intentan con todas sus fuerzas borrar las piadosas tradiciones populares. Tienen en desprecio las sagradas reliquias, venerables por su antigüedad". Preg. 463. — En el fondo, ¿qué los impulsa a romper así con las tradiciones antiguas? Resp. — "Arrástralos el vano deseo de que el mundo hable de ellos y piensan que no lo conseguirán si se limitan a decir las cosas que siempre y por todos han sido dichas". Preg. 464. — Pero esos católicos más o menos modernistas ¿no tienen buenas intenciones al romper con las tradiciones del pasado? Resp. — "Y entretanto se persuaden quizás de que prestan un obsequio a Dios y a la Iglesia". Preg. 465. — Pero, ¿cuál es la verdad en esto? Resp. — "Pero en realidad, perjudican gravísimamente, no tanto con su labor cuanto por el espíritu que los mueve, y porque prestan un auxilio utilísimo a las audacias de los modernistas". |
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yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyNOTAS |
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