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Rodolfo Jorge Brieba

EL ESTUDIANTE JUAN BAUTISTA ALBERDI

El 29 de agosto de 1810 nació en San Miguel de Tucumán el patrono de los abogados laicos de la República Argentina: Juan Bautista Alberdi. Hijo del comerciante español Salvador Alberdi y Josefa Araoz, bautizado de inmediato por el Cura Rector don Pedro Miguel Araoz, siendo sus padrinos Manuel Padilla e Isabel García.

Su madre falleció el viernes santo de 1811 como consecuencia del parto y sus hermanos fueron falleciendo de a poco, salvo Tránsito, por lo que fue criado por los Araoz y presumiblemente instruído por su tio sacerdote Miguel Araoz y Balderrama.

Recomendado por el gobernador Javier López en 1924 recibió una de las becas otorgadas por el gobierno de Buenos Aires para estudiar en el Colegio de Ciencias Morales (antes Colegio de San Carlos), donde ingresó como interno el 3 de agosto de 1824.

El 9 de diciembre de 1824 el rector Dr. Miguel Belgrano procedió a su expulsión por cuanto “...era un mal alumno por su aversión sin límites a los estudios...su obstinación en no aplicarse más que a la música...y que su inaplicación daba exemplo harto pernicioso para la juventud...”(en carta al diputado tucumano Alejandro Heredia, reseñada por Antonino Salvadores en “Juan Bautista Alberdi”, Buenos Aires, Nova, 1948)

Mediante las gestiones de su círculo en 1827 consiguió su readmisión, siendo rector el Dr. Manuel Irigoyen y gracias a Alejandro Heredia, doctor en teología, profesor de ideología, diputado por Tucumán y futuro general y caudillo federal del Norte Argentino, quien le costeó profesores particulares, culminando sus estudios secundarios e ingresando a la universidad a los 22 años.

Los estudios estaban divididos en 2 partes de 3 años cada una: los primeros años correspondían a “Teoría” y graduaban de bachiller en leyes. Los segundos requerían “Práctica” en la Academia de Jurisprudencia y permitían acceder al título de abogado.

Nunca pudo terminar el primer ciclo, por lo que se trasladó a la ciudad de Córdoba entonces gobernada por José Antonio Reynafé. A este le dirigió una carta del 21 de enero de 1834 el protector de Alberdi, don Alejandro Heredia, por la cual pedía influyera para que “....se le confiriera el grado de bachiller en leyes a fin de que pueda ingresar en la Práctica...”.

El gobernador dictó el decreto del 14 de abril así haciéndolo y, al tomarse conocimiento en el claustro universitario 3 días después, generó resistencia máxime cuando dispensándole de cursos y certificaciones omitidas, le permitió optar al tercer año de Derecho.

Se hizo recomendar a uno de los profesores examinadores quien, el día anterior, le preguntó sobre que temas quería ser interrogado y él contestó que a cualquier pregunta (dichos de Alberdi). Así fue bachiller en Derecho el 24 de julio de 1834 colación que presidió el doctor Baigorri y a la cual asistió su comprovinciano Marco Avellaneda.

Se trasladó a Tucumán donde el gobernador y figura tutelar general Alejandro Heredia suscribió un decreto habilitándolo para ejercer la abogacía, aún cuando no había concluído sus estudios.

Volvió, no obstante, a Buenos Aires, donde obtuvo recomendación ante el general Facundo Quiroga, quien le ofreció una beca para perfeccionarse en los Estados Unidos, pero renunció al viaje para quedarse con sus amigos en Buenos Aires.

Ingresó en la Academia de Jurisprudencia y tras de 2 años de práctica reglamentaria no se encontraba en condiciones de recibir el título de abogado, por lo que postergó su ingreso al ejercicio profesional, el cual le depararía su más grande logro para la posteridad.

Luego de su paso como escritor de moda, pianista, bailarín, político, etc.. se autoexilió en Montevideo, donde puso su pluma y actividad a favor de la invasión colonial francesa monárquica y luego de firmado el Tratado Mackau Arana por parte de ambos potencias (la Francia y la Confederación Argentina) y retiradas las fuerzas francesas, él quedó en Montevideo procurando obtener su título de abogado.

El 6 de abril de l843 desertó del sitio confundiéndose con unos oficiales de la armada francesa, partiendo hacia Europa.

Lo pudo hacer por influencia de Mariquita Sánchez de Mendeville (ex viuda de Thompson), tras pasar una “soirée” en la casa de ella en Montevideo, lo que le generó el vilipendio de sus ex compañeros de la “Joven Generación” como Luis C. Domínguez, casado con Ana Cané y hermana menor de Miguel Cané, en carta dirigida el 12 de setiembre de 1832 a Félix Frías donde se asombra que muchos hayan abandonado el campo de la lucha contra Rosas. Pero a quien no disculpa es a Juan Bautista Alberdi a quien acusa de cobarde y engañador por “...llamarse Jefe de la Joven Generación...”, “...el hombre de las proclamas...”, “...el autor de los planes de campaña presentados al general Lavalle...”, “...el editor de la revista del PORVENIR, del MUERA ROSAS y de tanto otro papel revolucionario, según su frase...”.

Rodolfo Jorge Brieba
Abogado
rjbrieba@millic.com.ar

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