Carta abierta al Presidente
por Miguel Hesayne (obispo emerito de Viedma)
Dr. Eduardo Duhalde, de mi cristiana
estima:
Le escribo como siempre he escrito a gobernantes de nuestro país
que se presentan como "cristianos" jurando sobre los
Santos Evangelios.
El Evangelio del Señor Jesús no es un manual de política, ni de economía, ni
de cultura, ni de orden social y menos de gobernabilidad.
Pero, quien jura por el Evangelio, jura por sus valores éticos y se compromete
hasta dar la vida personal -dado el caso- en el cumplimiento de las
coordenadas esenciales del mensaje cristiano: búsqueda de la verdad, defensa
de la libertad, cumplimiento de la justicia desde un real amor solidario.
Si falta una de estas cuatro, se viola el juramento.
Sr. Presidente de la Nación, Ud. desde el primer día prometió
al pueblo argentino erradicar la corrupción generalizada. Y la
corrupción tiene nombre y apellido. Y los corruptos siguen
"premiados" con el dinero que han robado al pueblo
argentino.
Por eso, su Gobierno no hace la verdad y ni defiende la libertad.
La generalidad del pueblo argentino sigue oprimido por el hambre,
la falta de medicamentos indispensables y atención médica y de un
techo digno mientras los responsables de la "miseria Argentina"
gozan hasta de un irritante bienestar.
No es por venganza sino por elemental justicia que se los ha de
juzgar y el pueblo debe saber la verdad.
"La verdad los hará libres", enseña Jesús. Su
Gobierno tampoco cumple con la justicia porque persiste la inequidad que
se instaló desde noviembre del '76 y se agudizó en forma cruel en
la década del '90, no obstante el reclamo hasta en la voz del Papa
Juan PabloII hablando a nuestros Embajadores y al Episcopado
Argentino.
Por eso, no hay un real amor solidario para con lo más pobres, postergados y
excluidos.
Con la "caridad limosnera" o "ayuda social" no se
cumple con la justicia social. El primer derecho de un hombre o de
una mujer es el trabajo dignamente remunerado.
Es cierto que al hambriento hay que darle pan pero al mismo tiempo
como es persona humana hay que darle, de inmediato, un
horizonte de recuperación de su derecho al trabajo.
Van a ser 26 años que vengo escuchando la promesa de que, una vez arregladas
las grandes finanzas y pagadas las deudas del Estado se va a encarar
la solución del problema social en forma digna.
Se lo oí al ministro Martínez de Hoz en noviembre de 1976, en el
aula episcopal pidiendo -paciencia- a los Obispos. Y ahora se
escucha de Ud y colaboradores .que se tenga paciencia.. Los
realmente pobres y excluidos de la Argentina de hoy siguen
esperando engañados y ya muchos
desesperanzados son caldo de cultivo de la violencia engendrada
por la injusticia social reinante. Y otros muchos ya han tenido la
sentencia de muerte prematura que dictan las medidas sin equidad
social.
Ármese de coraje y coherencia evangélica: opte de verdad por los más pobres
y excluidos, exigiendo con todo derecho a los que más poseen todo lo
necesario para restablecer la equidad social.
Esta coherencia y este coraje se le exige a quien jura por los
Santos Evangelios.
Si no le es posible renuncie a gobernar o renuncie a ser
cristiano. La Iglesia Católica, en la Argentina, está
desnaturalizada por culpa de muchos católicos sin compromiso evangélico.
Son los del .cumplimiento.; con actos piadosos vaciados del contenido del amor
solidario que es real cuando pasa por la justicia social y en libertad.
Rogando por Ud. y colaboradores para que escuchen al Señor de la Historia en
el clamor de los pobres, presento mis más respetuosos saludos.
Miguel Hesayne
Obispo Emérito de Viedma.
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