POESÍA
Medieval
Con la caída del Imperio
Romano una gran incultura se apoderó de Europa. Prácticamente
sólo en los monasterios conocían la escritura, por lo que la
poesía era eminentemente oral. La incultura y la oralidad van a
provocar la paulatina desaparición del latín y la formación de
las lenguas denominadas "romances", que a partir del
siglo XI van a ser las utilizadas en las distintas literaturas.
1).- CANTARES DE
GESTA: Existían unos grupos de recitadores,
cantores y músicos, denominados comúnmente "juglares"
que recorrían ciudades, pueblos, castillos y señoríos feudales
recitando versos, cantando e incluso haciendo de saltimbanquis. A
lo largo del tiempo las composiciones se iban aumentando y
embelleciendo hasta tal punto que antiguas historias reales se
convertían en leyendas. La escritura ha conservado algunos
restos de estas tradiciones orales, permitiéndonos conocer las
epopeyas nacionales de los pueblos: son los Cantares de Gesta.
Así los pueblos germánicos nos dejaron el Cantar de
Hildebrando (S. IX) y, sobre todo, Los Nibelungos
(S.XIII), que narra la pasión y muerte de Sigfrido y la venganza
de su esposa. La literatura anglosajona nos dejó el Beowulf
(hacia el año 1000) sobre las guerras entre gautas con francos y
frisones, y el importante ciclo artúrico, compuesto por
poemas de juglares que hoy no se conservan pero se pueden
rastrear en las obras en prosa que han llegado hasta nosotros.
Los pueblos escandinavos nos transmitieron sus mitologías en las
Eddas, selección de poemas islandeses de los siglos IX al
XII. En Francia hay tres ciclos importantes: el ciclo de
Guillermo de Orange, el ciclo de Doon de Mayence y el ciclo
de Carlomagno, que ha dejado una la de las obras cumbre de la
literatura gala, la Chanson de Roland, que narra la
batalla de Roncesvalles (año 778). En España también se da
otra obra maestra de la literatura, el Poema de Mío Cid,
compuesto a mediados del siglo XII, para algunos anónimo y para
otros obra de Per Abbat, que cuenta las desventuras
del Cid Campeador en su destierro.
2).- LOS
TROVADORES: En las regiones del Mediodía
francés, que durante la dominación romana se llamaron Aquitania
y Galia Narbonense, se desarrolló una lengua románica, conocida
como "provenzal" o "lengua de oc", que pronto
fue apta para la expresión poética. Hay que distinguir la
figura del "trobador", que es el poeta, de la del
"joglar", que era quien cantaba la poesía, aunque la
línea no aparezca siempre clara. A partir del siglo XI y sobre
todo en los siglos XII y XIII los trovadores aparecen protegidos
en castillos y palacios, componiendo canciones sujetas a férreos
esquemas estróficos sin ningún tipo de libertad, de temas muy
variados. Entre los numerosos trovadores de los que se tienen
constancia cabe destacar a Ghilhen de Peitieu, Bernart
de Ventadorn, Bertran de Born, Giraut
de Bornelh, Raimon de Miravalh, y de manera
especial a Arnaut Daniel (S.XII) máximo exponente
del "trobar clus", una poesía hermética dirigida a un
público muy selecto.
3).- ESPAÑA:
Una de las primeras manifestaciones fueron las jarchas,
breves composiciones escritas en mozárabe (aunque con grafía
árabe) entre los siglos XI-XIV, cantando al amor de manera
sencilla y emotiva. Por otro lado, los clérigos, poseedores de
la cultura latina, advierten que el pueblo no habla latín y por
ello deciden escribir en castellano, utilizando un lenguaje culto
mediante la estrofa cuaderna vía. Es el movimiento denominado Mester
de Clerecía, que floreció entre los siglos XIII y XIV. De
entre sus autores hay que destacar a Gonzalo de Berceo
(1195-1268), el primer poeta castellano de nombre conocido, autor
de Los milagros de Nuestra Señora, y a Juan Ruiz, llamado
el Arcipreste de Hita (1283?-1350?), con el Libro
de Buen Amor, documento histórico y literario sobre los
usos, costumbres y lengua de la época. También son destacables
las obras anónimas Libro de Alexandre y Libro de
Apolonio, sobre Alejandro Magno y Apolonio de Tiro,
respectivamente.
Fuera del Mester de Clerecía
hay que mencionar al rabino Sem Tob (1290-1369),
primer poeta hebreo que escribió en castellano los Proverbios
morales dedicados a don Pedro el Cruel.
En el siglo XIV la poesía deja
de estar en las manos únicas de los clérigos, y aparecen
autores como Pero López de Ayala (1332-1407), con
su Rimado de Palacio, donde retrata la corrupción de las
costumbres de su tiempo; el Marqués de Santillana
(1398-1458) que mezcló con maestría sus tendencias cultas con
otras de raíz popular; Juan de Mena (1411-1456), Gómez
Manrique (1412-1490) y su sobrino Jorge Manrique
(1440-1478), autor de la poesía elegíaca por excelencia del
castellano, las Coplas a la muerte de su padre, compuesta
en una estrofa que, en su honor, se llamó manriqueña.
Para cerrar este período en
España hay que mencionar a Juan del Encina
(1468-1529), poeta y músico al servicio de la casa de Alba y
posteriormente del Papa León X, y la aparición del denominado Romancero
Viejo, compuesto por romances anónimos compuestos entre los
siglos XIV y XVI.
4).- FRANCIA:
En el Norte de Francia los troveros imitan en lengua
vernácula la poesía provenzal, sin alcanzar la perfección ni
la importancia de aquellos. Su figura más importante fue Adam
de la Halle (1255?-1288).
La figura de Rutebeuf
(segunda mitad del S. XIII), primer poeta lírico de Francia, da
paso al más grande poeta medieval, François Villon
(1431-?), nacido en los barrios pobres de París, lo que le
llevó a la delincuencia, que le costó una condena a muerte
conmutada por destierro, lo que le hizo "desaparecer de la
historia" con 32 años. Sus famosas Baladas giran
alrededor de la muerte y el arrepentimiento, con un lirismo
considerado, aún hoy, moderno.
5).- GRAN BRETAÑA:
En Inglaterra la poesía medieval se centra en la figura del Geoffrey
Chaucer (1340-1400), considerado el padre de la poesía
inglesa, puesto que es el primero en fijar el inglés como lengua
poética además de dotar al mismo de innovaciones métricas y
estilísticas. Su obra fundamental es los Cuentos de
Canterbury, colección de cuentos en verso donde, con
intención satírica, se reflejan las costumbres de la época.
6).- ALEMANIA:
La influencia de trovadores y troveros hace aparecer, a finales
del siglo XII, a los minnesinger, poetas caballerescos que
se diferencian de los anteriores por cantar a un amor más real e
incluir en sus canciones elementos no amorosos, como la guerra.
Sus figuras más destacadas son Walther von der Vogelweide
(1170?-1228), Walther Neid hart von Reuenthal
(1190?- 1236?) y Tannhäuser (S. XIII), personaje
semi-legendario que inspiró a Wagner la ópera del mismo nombre.
7).- ITALIA:
Los poetas italianos hasta el siglo XII están muy influenciados
por los trovadores, tanto en la lengua como en las formas y temas
de la poesía. Unicamente la lírica popular religiosa de San
Francisco de Asís (1181-1226) y de Fra Jacopone de
Todi (1228?-1306) se desentiende de toda tutela
trovadoresca. A finales del siglo XIII varios poetas, toscanos en
su mayoría, reelaboran y enriquecen la vieja tradición lírica
de los trovadores, concediendo menos importancia a la habilidad
técnica que a la inspiración directamente producida por un amor
profundo: son los poetas del Dolce Stil Nuovo: Guido
Guinozzelli, Guido Calvancanti, Cino
da Pistoia, Dino Frescobaldi y, sobre todo,
Dante y Petrarca. Dante Alighieri (1265-1321)
nació en Florencia, ciudad de la que tuvo que huir por motivos
políticos y a la que nunca volvió, andando errante por toda
Italia. Dante elevó a idioma el dialecto florentino en obras
como Vita nuova, dedicada a su amada Beatriz, y sobre todo
en la Divina Commedia, extenso poema alegórico,
filosófico y religioso que narra la marcha de la humanidad hacia
su fin, Dios, a través de tres cantos situados, respectivamente,
en el Infierno, el Purgatorio y el Cielo. Francesco
Petrarca (1304-1374), cuya obra está casi toda ella
inspirada en su amor por Laura, la "bella creatura",
dejó para la posteridad su Canzoniere, que fue imitado
por toda la lírica europea.
8).- REINO DE
VALENCIA: En el siglo XIV, el esplendor económico
del Reino de Valencia propicia el florecimiento de la literatura
en lengua valenciana, período que se conoce como "Segle dor"
y que continuará hasta el siglo XV. Partiendo de postulados
provenzales, Ausias March (1397?-1459) es la gran figura
de este movimiento. Sus poesías se suelen dividir en cantos de
amor, cantos de muerte, poesías religiosas y morales. También
se le atribuye el mérito de abandonar el provenzal para escribir
en su lengua materna. Otras figuras relevantes de la literatura
valenciana de esta época son Jordi de Sant Jordi, Roiç
de Corella y Jaume Roig.
AUSIAS
MARCH
Ausias March es el miembro más
famoso de una ilustre familia de literatos y funcionarios reales
y, como la mayoría de personajes de la Edad Media, plantea
numerosos problemas en su biografía. Se le supone nacido en
Gandía (Valencia España) hacia 1397. En 1415 aparece ya
al servicio de Alfonso V el Magnánimo, con el que participará
en varias campañas militares en Cerdeña e Italia, donde vivirá
al menos tres años y coincidirá con los poetas Jordi de San
Jordi y Andreu Febrer. Abandona tempranamente la carrera militar
y vuelve a Gandía a administrar sus cuantiosos bienes. Se casó
dos veces y fue padre de varios hijos ilegítimos. En 1450 se
traslada a Valencia donde vivirá hasta su muerte en 1459. Los
escritos de la época coinciden en señalarle como una persona
autoritaria, quisquillosa, arrogante y narcisista.
Su poesía se clasifica
generalmente en amorosa, moralizante y didáctica, espiritual y
de preocupación por la muerte. A parte de su calidad
intrínseca, es opinión generalizada la de considerar a Ausias
March como el primer poeta que se separa de la lengua provenzal
empleada por los poetas valencianos y catalanes (al igual que los
castellanos escribían en latín). Así, aunque el poeta parte de
presupuestos provenzales (metros, rimas y algunos términos) el
contacto con la naciente literatura italiana influirá en él de
tal manera que también escribirá en valenciano, su lengua
materna, lo que propiciará la aparición de otras figura del
mismo idioma que conforman el llamado "Segle dor"
de la literatura valenciana.
Para la presente antología
seguimos la edición de las "Obras completas" de
Rafael Ferreres, quizás la más fiel a la ortografía original.
CANT I
I
Axí como çell qui·n lo
somni·s delita
e son delit de foll pensament
ve,
ne pren a mi, que·l temps
passat me té
limaginar, qu·altre
bé no·hy habita.
Sentint estar en aguayt ma
dolor,
sabent de cert qu·en ses
mans he de jaure.
Temps de ·venir en negun bé
·m pot caure;
aquell passat en mi és lo
millor.
II
Del temps present no·m trobe
amador,
mas del passat, que·s no-res
e finit;
daquest pensar me
sojorn e·m delit,
mas quan lo pert, sesforça
ma dolor
sí com aquell qui és jutgat
a mort
e de llonch temps la sap e saconhorta,
e creure·l fan que li serà
estorta
e·l fan morir sens un punt
de recort.
III
¡Plagués a Déu que mon
pensar fos mort,
e que passàs ma vida en
durment!
Malament viu qui te lo
pensament
per enamich, fent-li denuyts
report;
e com lo vol dalgun
plaer servir
lin pren axí com dona
·b son infant,
que si verí li demana
plorant
ha ten poch seny que no·l
sap contradir
IV
Fora millor ma dolor soferir
que no mesclar poca part de
plaer
entre ·quells mals, qui·m
giten de saber
com del passat plaer me cové
·xir.
¡Las! Mon delit dolor se
converteix;
dobles lafany
aprés dun poch repòs,
sí co·l malalt qui per un
plasent mos
tot son menjar en dolor se
nodreix;
V
com lermità qui
·nyorament no·l creix
daquells amichs que
tení en lo món,
essent llonch temps qu·en lo
poblat no fon,
per fortuyt cars un dells li apareix,
qui los passats plaers li
renovella,
sí que·l passat present li
fa tornar;
mas com se´n part, lés
forçat congonxar:
lo bé, com fuig, ab grans
crits mal apella.
VI
Plena de seny, quant amor és
molt vella,
absença és lo verme que la
gasta,
si fermetat durament no
contrasta,
e creure poch, si lenvejós
consella.
CANT XVII
I
Si Déu del cors la mi· arma
sostrau,
no·m planyeran sinó mos
cars parents,
car mos amats no·m són tan
benvolents
qu·en aquell cas no·ls
calga dir: "¡Plorau!"
Escàs lloguer és dat a mon
treball
com no só plant de pena
sostenguda,
e si rahó pot ésser
coneguda,
culpa no han, puys bon voler
los call.
II
E daçò·m planch e
quedament treball,
e dins mi plor e calle com a
mut
e fir-me cell qui·m degra
ser escut,
trencant mon cor, e crit de
mi no sall.
DAmor ho dich, qui·m
trenca lo pensar
que per null temps seré per
vós amat,
e per açò yo·m trob
desesforçat
car tot assaig se causa desperar.
III
Dels amadors me vull ben
informar
on és amor en desesperat
cor,
e si és viu, per què de fet
no mor,
com per amor no pot amor
mostrar.
No diré pus, mas contemple
cascú
lestat daquell
qui en tal cas se veu.
Mas, ¡guay de mi! que tot lo
cas és meu;
donchs no deu ser que no·m
plore algú.
IV
Los mals damor són
pochs al jui comú,
car en pochs cau aquesta passió,
e tal dolor no la sent la
raó;
sinó a si, no pot jutjar
algú.
Aquell coneix la dolor de la
mort
qui·n forca és, volent-li
donar volta,
e cell qui ha sa vida ·n
delits bolta,
de tal dolor no pot fer bon
report.
V
És veritat: si portam en
recort
que molts passats morir ne
sostengueren,
conexerem quanta dolor
hagueren
puys que morir los fon millor
soport.
Sens causa gran null acte
gran se fa;
per ço cascú pot haver
conexença
que·l hom, havent de mort
poca temença
tan foll gosar gran dolor lo
portà.
VI
Metg· en lo món saber no li
bastà
sentir lo mal que lo malalt
soferta,
mas per senyals en la part
descuberta
porà jutjar lhom en
quin punt està.
Enaxí ·n pren al hom damor
puncell;
no pot sentir passió, mas
veu lacte
dayçell que·n si
porta lo gran caracte
dAmor, qui may contra
si vol consell.
VII
Sí com empeny ballesta lo
quadrell
aytant com pus la sua força
basta,
la voluntat del hom o dona
·s casta,
tant quant Amor sa força
·sten en ell.
Encontr· Amor no valgué
saviesa;
sino, David sen fóra
bé deffès,
e savis molts no hagren tant
amprès
si contr· Amor valgués
alguna ·mpresa.
VIII
Plena de seny, per no ésser
entesa
la mi· amor porà scapar
sens mèrit;
e sab-me greu, com no haureu
demèrit
per mon parlar no faent-la-us
palesa.
CANT XLVI
I
Veles e vents han mos desigs
complir,
faent camins dubtosos per la
mar.
Mestre y Ponent contra dells
veig armar;
Xaloch, Llevant los deuen
subvenir
ab llurs amichs lo Grech e lo
Migjorn,
fent humils prechs al vent
Tramuntanal
qu·en son bufar los sia
parcial
e que tots cinch complesquen
mon retorn.
II
Bullirà ·l mar com la
caçola ·n forn,
mudant color e lestat
natural,
e mostrarà voler tota res
mal
que sobre si atur un punt al
jorn;
grans e pochs peixs a recors
correran
e cercaran amaguatalls
secrets:
fugint al mar, on són
nudrits e fets,
per gran remey en terra
exiran.
III
Los pelegrins tots ensemps
votaran
e prometran molts dons de
cera fets;
la gran paor traurà ·l llum
los secrets
que al confés descuberts no
seran.
En lo perill no·m caureu del
esment,
ans votaré al Déu qui·ns
ha lligats,
de no minvar mes fermes
voluntats
e que tot temps me sereu de
present.
IV
Yo tem la mort per no ser-vos
absent,
per què Amor per mort és
anul·lats;
mas yo no creu que mon voler
sobrats
pusca esser per tal
departiment.
Yo só gelós de vostr·
escàs voler,
que, yo morint, no meta mi
·n oblit;
sol est penssar me tol del
món delit
-car nós vivint, no creu se
pusca fer-:
V
aprés ma mort, damar
perdau poder,
e sia tost en ira convertit,
e, yo forçat daquest
món ser exit,
tot lo meu mal serà vós no
veer.
¡Oh Déu!, ¿per què terme
no hy ha ·n amor,
car prop daquell yo·m trobara tot
sol?
Vostre voler sabera quant me
vol,
tement, fiant de tot lavenidor.
VI
Yo són aquell pus estrem
amador,
aprés daquell a qui
Déu vida tol:
puys yo són viu, mon cor no
mostra dol
tant com la mort per sa
strema dolor.
A bé o mal damor yo
só dispost,
mas per mon fat Fortuna cas
no·m porta;
tot esvetllat, ab desbarrada
porta,
me trobarà faent humil
respost.
VII
Yo desig ço que·m porà ser
gran cost,
y aquest esper de molts mals
maconhorta;
a mi no plau ma vida ser
estorta
dun cas molt fér, qual
prech Déu sia tost.
Lladonchs les gents no·ls
calrà donar fe
al que Amor fora mi obrarà;
lo seu poder en acte ·s
mostrarà
e los meus dits ab los fets
provaré.
VIII
Amor, de vós yo·n sent més
que no·n sé,
de què la part pijor men
romandrà;
e de vós sap lo qui sens
vós està.
A joch de daus vos
acompararé.
CANTO I
I
Así como aquel que en el
sueño se deleita
y su deleite viene de loco
pensamiento,
me ocurre a mí, pues el
tiempo pasado me retiene
el imaginar que otro bien no
existe.
Sintiendo estar en acecho mi
dolor,
sabiendo con certeza que en
sus manos he de caer.
El porvenir ningún bien me
puede traer,
aquel pasado para mí es lo
mejor.
II
Del tiempo presente no me
encuentro amador
sino del pasado, que no es
nada y finito.
Con este pensamiento me
sosiego y deleito,
mas cuando lo pierdo aumenta
mi dolor
de la misma manera que a
aquel que está condenado a
[muerte
y desde mucho tiempo lo sabe
y se resigna,
y creer le hacen que será
indultado,
pero lo ejecutan sin ningún
sumario.
III
¡Pluguiera a Dios que mi
pensamiento estuviese muerto,
y que pasase la vida
durmiendo!
Malamente vive quien tiene al
pensamiento
por enemigo, haciéndole
relación de enojos;
y cuando le quiere algún
placer servir
le ocurre así como a la
mujer con su pequeño
que si veneno le pide
llorando
tiene tan poco juicio que no
sabe negárselo.
IV
Fuera mejor sufrir mi dolor
que no mezclar una poca parte
de placer
entre aquellos males que me
privan saber
cuándo me conviene salir del
placer pasado.
¡Ay! Mi deleite se convierte
en dolor,
el afán es doble después de
un poco de reposo,
así como en el enfermo que
por un apetitoso bocado
toda su comida se nutre de
dolor,
V
como el ermitaño que no le
crece la añoranza
de aquellos amigos que tenía
en el mundo,
haciendo mucho tiempo que no
estuvo en el poblado,
pero, por caso fortuito, uno
de ellos se le presenta
y los pasados placeres le
renueva,
de manera que el pasado le
transforma en presente;
mas cuando se va, acongojarse
le es forzado:
el bien cuando huye llama al
mal con grandes voces.
VI
Muy sensata, cuando el amor
es muy viejo
la ausencia es el gusano que
lo destruye
si la firmeza obstinadamente
no contrasta,
y creerá poco si el
envidioso aconseja.
CANTO XVII
I
Si Dios saca mi alma del
cuerpo,
no me llorarán sino mis
queridos parientes,
ya que mis amadas no me son
tan bienquerientes
que en aquel caso no sea
necesario decirles: "¡Llorad!"
Escasa paga es dada a mi
trabajo
cuando no soy llorado con
pena sostenida,
y si la razón puede ser
conocida,
no tienen culpa, pues buen
amor les enmudece.
II
Y de esto me duelo y
silenciosamente sufro,
y dentro de mí lloro y callo
como un mudo
y me hiere aquel que debería
ser escudo,
rompiendo mi corazón, pero
de mí no sale un grito.
De Amor lo digo, pues me
quiebra el pensar
que nunca seré amado por
vos,
y por esto me encuentro sin
fuerzas
ya que todo intento se motiva
en la esperanza.
III
De los amadores me quiero
bien informar
dónde está el amor en el
corazón desesperado,
y si está vivo por qué en
realidad no muere,
cuando con amor no se puede
amor mostrar.
No diré más, pero cada uno
contemple
el estado de aquel que en tal
caso se ve.
Mas ¡ay de mí! que todo ese
caso es el mío;
entonces, no debe ser que
alguien no me llore.
IV
Los males de amor son pocos
en la opinión común,
porque en pocos se encuentra
esta pasión,
y tal dolor no lo siente la
razón;
si no es así, nadie lo puede
juzgar.
Conoce el dolor de la muerte
aquel
que en la horca está,
queriéndole poner la cuerda al
[ cuello,
pero aquel que tiene la vida
envuelta en deleites,
de dolor no puede dar buena
cuenta.
V
Es verdad: si tenemos en
cuenta
que muchos antepasados
soportaron el morir
conoceremos cuánto dolor
tuvieron
puesto que morir les fue
mejor auxilio.
Sin gran causa ningún acto
se hace;
por esto cada uno puede tener
conocimiento
que el hombre, teniendo poco
temor de la muerte,
tan loco gozar gran dolor le
trajo.
VI
En el mundo el saber no le es
suficiente al médico
para conocer el mal que sufre
el enfermo,
pero por los síntomas en la
parte descubierta
podrá juzgar en qué
situación está el hombre.
Lo mismo le ocurre al hombre
virgen en amor,
que no puede sentir pasión,
mas ve en el acto
aquello que en sí lleva el
gran carácter
de Amor, que nunca contra sí
quiere consejo.
VII
Así como el cuadrillo arroja
la ballesta
tanto más como su fuerza
basta,
la voluntad del hombre o de
la mujer es casta,
tanto cuanto Amor su fuerza
en él extiende.
En contra de Amor no valió
sabiduría,
si no David bien se hubiera
defendido
y muchos sabios tanto no
hubieran aprendido
si contra Amor valiese alguna
empresa.
VIII
Muy sensata, por no ser
entendido
mi amor podrá escapar sin
mérito;
y me duele, como no tendréis
demérito
por mi hablar no
manifestándolo a vos.
CANTO XLVI
I
Velas y vientos han de
cumplir mis deseos,
haciendo caminos inseguros en
el mar.
Maestral y Poniente los veo
armarse contra ellos;
el Jaloque y Levante, los
deben ayudar
con sus amigos el Gregal y el
Abrego,
haciendo humildes ruegos al
viento norteño
que en su soplar les sea
parcial
para que todos los cinco
realicen mi regreso.
II
Hervirá el mar como la
cazuela en el horno,
cambiando el color y el
estado natural,
y mostrará querer mal toda
cosa
que sobre sí se detenga por
un instante;
peces grandes y pequeños a
salvarse correrán
y buscarán secretos
escondrijos:
huyendo del mar, donde son
alimentados y criados,
como gran remedio a la tierra
saldrán.
III
Los peregrinos, todos juntos,
harán votos
y prometerán muchas ofrendas
hechas de cera;
el gran pavor sacará a la
luz los secretos
que al confesor no serán
descubiertos.
En el peligro no me olvidaré
de vos,
antes haré votos al Dios que
nos ha atado,
de no disminuir mis firmes
voluntades
y de que siempre os tendré
presente.
IV
Yo temo la muerte por no
estar ausente de vos,
porque el amor es destruido
por la muerte;
aunque no creo que mi amor
pueda ser superado por tal
separación.
Yo estoy celoso de vuestro
escaso querer,
que, yo muriendo, no me ponga
en olvido;
sólo éste pensamiento me
quita el deleite del mundo
porque viviendo nosotros, no
creo que pueda ocurrir:
V
después de mi muerte, perded
capacidad de amar,
y sea pronto en tristeza
convertida,
y, yo forzado a salir de este
mundo,
todo mi mal será el no
veros.
¡Oh Dios! ¿por qué no
existe un término en el amor
porque cerca de él yo me
encontrara completamente solo?
Vuestro querer supiera
cuánto me quiere,
temiendo, fiando todo el
futuro.
VI
Yo soy el más extremado
amador,
después de aquel a quien
Dios la vida quita:
pues yo estoy vivo, mi
corazón no muestra duelo
tanto como la muerte por su
extremo dolor.
Al bien o al mal del amor yo
estoy dispuesto,
mas por mi hado la Fortuna no
me da la ocasión;
todo desvelado, con
desatrancada puerta,
me encontrará contestando
humildemente.
VII
Yo deseo aquello que me
podrá ser muy costoso,
pero esta esperanza me
consuela de muchos males;
a mí no me place que mi vida
esté libre
de un caso muy cruel, por el
cual ruego a Dios sea pronto.
Entonces no les será
necesario a las gentes dar fe
a lo que Amor fuera de mí
obrará;
su poder con actos se
demostrará
y mis palabras con los hechos
probaré.
VIII
Amor, de vos yo siento más
de lo que sé,
y que la parte peor me
quedará;
y de vos sabe quien son vos
está.
Al juego de dados os
compararé.