EL CARNAVALITO

 

  • Intro

Carnavalito es el nombre con que actualmente se designa en el Alto Noroeste Argentino a la forma más evolucionada, compleja y moderna de las grandes rondas colectivas prehistóricas. También se le llama, sin la desinencia de diminutivo Carnaval, y sus formas rústicas reciben diferentes nombres. Allá en el noroeste, tiene gran aceptación en todos los círculos sociales y se ejecutan espontáneamente como parte del repertorio en boga, aquí, y en todo el resto del país, sólo puede realizarse como espectáculo de escolares o de adultos y, en tal carácter, es el más vistoso y jovial de nuestros bailes tradicionales. No obstante el crecido número de figuras que integran su estructura coreográfica, el Carnavalito se enseña y se aprende sin ninguna dificultad; pero es claro que el ajuste resulta laborioso si se exige mucho.

 

  • Clasificación

Esta danza ha evolucionado notablemente, como veremos en los capítulos dedicados a la historia y al origen; pero es el caso que en su zona, conviven hoy las formas arcaicas con las modernas. Las formas arcaicas, en que hombres y mujeres bailan sin unirse en parejas o accidentalmente unidos, son danzas colectivas; la comunidad persigue alguna finalidad por sobre el placer de bailar. La forma moderna, en que los danzantes se ordenan por parejas, es la de una danza de pareja, de pareja suelta (porque no hay enlace), pero no independiente, sino de parejas sueltas conexas o en conjunto, porque cada pareja coordina sus evoluciones con las otras.
Figura el Carnavalito de los salones, pues al lado del Pericón, del Cielito, de la Media Caña, de la Palomita, etc., pero por la agilidad de su ritmo general, puede incluirse entre las danzas vivas.

  • Historia

Hemos dicho que el Carnavalito se baila hasta hoy en el centro y en el norte de las provincias de Salta y Jujuy. El autor de estas líneas lo encontró allí, por vez primera, durante sus viajes de 1931 y 1932, y anotó entonces muchas de las melodías de que se sirve y las diversas expresiones coreográficas que lo animan. Después, en reciente viaje, lo halló de nuevo en plena vigencia y, como antes, en los altos círculos sociales, en las reuniones descendientes de aborígenes lugareños y en al ambiente de los indios y mestizos que han bajado de Bolivia. Siempre la misma danza - de modo general -, pero es muy diverso grado de complejidad, según quienes la bailen. 
Los documentos referentes a esta danza en pasados tiempos -aparte los que describen la arcaica ronda de los primitivos-, no abundan.
Un extraño folleto que hallé en el Perú describe una rueda de las tertulias limeñas en que se cantan coplas. Recuerda el episodio del hombre que en el Carnavalito jujeño lanza los versos que los demás corean con las palabras "Ay lumbé". Está escrito un poco en broma, se titula El Umbé, es una carta que el autor dirige a Juana Manuela Gorriti, y fue impreso en Lima en 1876. En esta fecha "ha pasado ya a la historia" el Umbé; parece que estuvo en boga a mediados del siglo pasado, en las tertulias familiares.
Eran más estimadas las improvisaciones -según el autor-; y la marcha se detenía o reanudaba a las voces de "Pare la rueda!, Siga la rueda!".
Paz Soldán, en su Diccionario de Peruanismos, describe una danza -acaso variante de la anterior- que recuerda, por otra parte, al Remolino salteño de que hablamos antes. 
También esta danza es de mediados del siglo pasado.
En fin diversa formas rudimentarias del Carnavalito -a veces simples rondas, como el Pucu peruano- y otras más ricas en figuras, son populares hasta hoy en todo Perú y Bolivia. No está de más insistir en que esas rondas colectivas son antiquísimas y universales.

  • Origen

Lo dicho en el parágrafo referente a la historia aclara los orígenes del Carnavalito. Tiene como base, la danza colectiva prehistórica con sus rondas, serpentinas, filas, etc. En el Alto Perú, ya en tiempos de la Colonia, evoluciona, se enriquece, y penetra en Jujuy, donde convive con la subsistente ronda arcaica. Ha adquirido figuras de la Contradanza y de la Cuadrilla -que representan exactamente el mismo fenómeno de evolución y enriquecimiento de la primitiva danza colectiva en Europa -, y en Jujuy (Argentina), añade a sus figuras varias otras del Pericón. Este baile nacional, que se ejecutó en nuestros salones desde principios del siglo pasado y que se extinguió hacia 1880, fue retomado por el circo y el teatro para sus espectáculos en 1889, y hacia 1905 - 1906 ascendió temporalmente a los salones de Buenos Aires en alas de ocasional entusiasmo de los tradicionalistas porteños. Poco después, se difundió, como espectáculo - sobre todo en las fiestas escolares - por todas las provincias, y es entonces cuando los círculos quebradeños incluyen en el Carnavalito, la Jarrita, el Espejo y otras figuras de la vieja nacional. Hay que recordar, de paso, que el Pericón no es otra cosa que una de las formas que adopto la Contradanza en la Argentina.
Si se trata de abarcar el complicado proceso genealógico del Carnavalito y de sintetizarlo por preponderancia de factores, nos aproximaríamos mucho si dijéramos que esta danza surge, se exalta, prospera y asciende por influencias de la Contradanza; que son de la Contradanza y sus herederas (Cuadrilla, Pericón, etc.), casi todas su figura, algunas de las cuales coinciden con los aborígenes y se les superponen.

 

  • Música

La música adecuada para el Carnavalito es, generalmente, el viejo Huaino de Perú, Bolivia y el noroeste argentino, y especialmente el Huaino puro o mestizo en que se cantan coplas con estribillos. Cuando el Huaino se aplica a esta danza, recibe también el nombre de "Carnavalito", pero musicalmente no hay ninguna diferencia entre Huaino y "Carnavalito". 
Lo ideal, si se ha de incluir el Carnavalito en algún espectáculo, es naturalmente una orquesta regional a base de quenas, charangos, guitarras, triángulo y bombo o caja.


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