Como
el ave fénix
Ni
los mismos políticos lo pueden creer.
Autoridades del gobierno argentino destacaban ayer que el electorado enterró el
"voto bronca" y lo reemplazó por el "voto útil"
orientado hacia las distintas "propuestas" del menú
electoral.
En
un clima marcado por la euforia y el festejo electoral, los diversos
candidatos señalaban que más del 80% del padrón electoral optó por la
"participación" rompiendo con la apatía. .
Ayer
domingo en la Argentina, el ráting televisivo del fútbol fue sustituído por
el ranking televisivo del resultado de los comicios.
En sintonía con ese clima los medios masivos, televisión, diarios y
radios, destacaban que el alto nivel de votantes arrasó con el clima de
protesta que se respiraba desde diciembre del 2001, cuando las movilizaciones
caceroleras forzaron la renuncia del presidente De La Rúa.
El
clima que hoy se vive en la Argentina denota un fenómeno bien marcado: los
políticos renacieron de sus cenizas como el ave fénix.
Una participación casi nula del voto en blanco o del voto impugnado en las
urnas, les hace creer que la consigna "que se vayan todos" fue
finalmente sustituída por la de que "se queden todos".
En los días posteriores al estallido del Cacerolazo, con multitudes
lanzadas espontáneamente a la calle pidiendo "que se vayan todos",
ningún político podía mostrarse en público sin que lo insultaran, lo
escupieran o lo agredieran al grito de corrupto o ladrón.
Desde los barrios, los pueblos, las provincias, la gente invadía las
calles o las plazas enarbolando consignas contra los políticos, los banqueros,
el gobierno o el poder judicial.
Las protestas y la "bronca" habían
adquirido dimensión masiva, y se multiplicaban por bares, lugares de
trabajo, estadios deportivos, y centros de compra a lo largo y a lo ancho del
país.
Los propios medios masivos de comunicación eran cuestionados y criticados por
su complicidad con el sistema político de corrupción y de entrega
económica instalado en la Argentina desde 1983.
EE.UU.junto al FMI
aparecían como los "principales culpables" del desfalco
consumado por los banqueros que se habían apoderado del dinero de los
depositantes con el "corralito" bancario.
La
bandera norteamericana eran quemada y pisoteada por las multitudes, y sus
bancos y empresas eran blancos de las bombas molotov de la militancia de
izquierda.
Mujeres y hombres de todos las edades golpeaban cacerolas y expresaban su ira
contra las entidades bancarias al grito de "ladrones devuelvan el dinero
que se robaron".
Se
respiraba un ambiente de "nunca más" contra el sistema
político, similar al que se vivía contra los militares en los días posteriores de la desaparición
de la dictadura de las FF.AA. en 1983.
Observando el fenómeno de las asambleas populares que crecían y se
extendían por todo el país, la mayoría de los analistas coincidían en que la
autogestión democrática venía a sustituir a los métodos corruptos de la
política tradicional. Nadie daba un centavo por el futuro de ningún
político.
Todo
el establishment de poder abandonó masivamente las pantallas de TV y los
espacios mediáticos que solían frecuentar.
Los funcionarios, banqueros, dirigentes, sindicalistas, macroeconomistas, se
convirtieron en verdaderos "desaparecidos en acción" temerosos
de la ira popular.
Las
casas de muchos de ellos fueron quemadas, a otros los agredieron fisicamente en
la vía pública, muchos temían que se engendrara una ola de linchamientos
populares.
Las
radios y la televisión hicieron ráting mostrando durante las 24 hs. puños
apretados y voces indignadas pidiendo que "se vayan todos".
Muchos pensadores y analistas de izquierda llegaron a arriesgar que en la
Argentina se vivía un clima "prerrevolucionario".
¿Qué
pasó en la Argentina?
Ayer
domingo 27 de marzo, y superando todos los cálculos, más del 80% de la
población argentina votó por la propuesta de alguno de los candidatos en
"oferta".
Los
dos sectores del peronismo más desprestigiados y acusados de corrupción,
concentraron la mayoría de los sufragios, y serán los protagonistas
excluyentes de la segunda vuelta electoral dentro de 20 días.
El que gane se llevará el "premio" de la presidencia del país por un
período de cuatro años.
Carlos
Menem y su administración terminaron con las fábricas y la producción,
remataron a precio vil todas las empresas del Estado, e instalaron un proceso de
economía bancaria que arrojó a capas masivas de la población a la
pobreza y a la marginalidad.
La
especulación financiera y la trasnferencia de recursos al exterior durante su
gobierno, llevó la deuda externa del país de U$ 64.000 millones a U$
250.000 millones.
Debido a la apertura irrestricta de su economía a la voracidad del
"capitalismo sin fronteras", el Estado se quedó sin control gerencial
sobre sus recursos, y terminó siendo presa cautiva de las trasnacionales y los
bancos, quienes manejan todas las decisiones por medio de un empleado de
turno, instalado como ministro de Economía.
La mayoría de los expertos estiman que la fortuna personal del ex presidente
(atribuída a las coimas y comisiones en negro cobradas por la entrega
del patrimonio público) asciende a U$ 3.000 millones.
Este
personaje ganó ayer en la primera vuelta de los comicios, y tiene la
mayor chance para convertirse en el "nuevo" presidente de los
argentinos.
Eduardo Duhalde y su administración interina, conseguida mediante
un "golpe de Estado institucional" gestado tras la caída de De
La Rúa, devaluaron en un 70% el salario de los empleados y trabajadores
mediante la salida de la "convertibilidad" y de la paridad del 1 a 1
del dólar con el peso.
Una
maniobra financiera que le permitió a las empresas y bancos
trasnacionales convertir sus deudas en dólares a pesos devaluados, embolsando
miles de millones de dólares en esa operación.
Duhalde es el verdadero dueño de la candidatura de Néstor Kirchner, un
político sin peso ni aparato político, que ayer salió segundo y competirá
con Menem por la presidencia el 18 de mayo próximo.
Entre ambos concentraron casi el 50% de los votos, y si se contabilizan los de
López Murphy y Rodríguez Saá, también participantes de las mismas
políticas, esa cifra asciende a más del 85 de los sufragios totales.
Las administraciones que encarnaron Menem y Duhalde (con un breve lapso del
gobierno de De La Rúa) dejaron a casi al 60% de la población por debajo de la
línea de pobreza, 5.000.000 de indigentes, hospitales y salud pública
arrasados, y un índice estimado de desocupación o subocupación que afecta a
más de 8 millones de personas.
Los
medios: soldados mediáticos del imperio
La
Argentina es el módulo experimental más exitoso en el terreno de la
utilización de medios masivos de comunicación para manipular, controlar y
direccionar conducta social con fines políticos.
Los
resultados que han conseguido superan cualquier teoría de
laboratorio sobre el tema.
Este nuevo proceso de legitimación electoral de los dos políticos que
desataron el mayor genocidio económico y social de la historia de la
Argentina, no hubiera sido posible sin la complicidad del aparato
mediático y sus legiones de periodistas asalariados.
Tras el decrecimiento paulatino del Cacerolazo, los medios y los periodistas de
radio y televisión fueron levantando su "tono crítico"
respecto del método de "escraches" o de agresiones en la vía
pública contra políticos, banqueros, y funcionarios oficiales.
Desde sus distintas tribunas, y con elevado ráting de audiencia, empezaron a
arengar por la "pacificación", sosteniendo que las
movilizaciones y los insultos no eran una vía adecuada para imponer un cambio
político "que todos compartimos".
Posteriormente los medios y sus empleados "subieron la puntería"
diciendo que todos esos cambios tendrían que ser canalizados
"democráticamente" a través de "nuevas figuras" no
complicadas con la corrupción ni las políticas anteriores.
Simultáneamente
condenaban los cortes de ruta y los ataques de ahorristas estafados
contra instituciones bancarias que "nos puede conducir a un nuevo
proceso de violencia en la Argentina".
En este discurso coincidían tanto los periodistas "progresistas"
como los enrolados en posiciones definidas de derecha. El mensaje era
monolítico.
Paulatinamente, y con el correr de los meses, fueron
reapareciendo los políticos, funcionarios, y dirigentes por el
firmamento mediático, sobre todo en radio y televisión.
Junto a la troupe de
periodistas y conductores, comenzaron a afianzar la teoría de que "los
cambios deben ser legitimados por la mayoría en las urnas", y no por
un sector (las asambleas y los piqueteros) que se arroga la
"representación" de los mismos.
Machacadas
noche y día durante meses, estas consignas de restauración pacífica del
orden social, fueron prendiendo en franjas cada vez más masivas de
televidentes y oyentes.
Las críticas contra los banqueros, políticos y
funcionarios fueron sustituídas por las condenas a los que
seguían protestando y cortando rutas en todo el país.
Desde
el gobierno de Duhalde se empezaron a lanzar rumores conspirativos de "violencia
social" que iban a ser aprovechados por ex golpistas para
desestabilizar al régimen constitucional.
Las pantallas de TV, las radios y los periodistas rebotaban masivamente estas
versiones, y conseguían adhesiones incondicionales de sus oyentes y
televidentes contra las organizaciones sociales que organizaban piquetes
a diario.
Todo
este proceso fue complementado con el llamado a elecciones por parte del
gobierno de Duhalde.
Los canales y radios, olvidados de sus "críticas" a los políticos,
comenzaron a debatir sobre el "programa de gobierno" de los
candidatos.
Y comenzaron las encuestas de oyentes sobre los resultados. La gente
comenzó a participar como si éstas fueran un partido de fútbol. El juego
consistía en defender las posturas de su propia elección, y ganar.
Los
resultados de este ejercicio mediático de "elección de propuestas y de
candidatos" tuvo su concreción en las urnas, ayer domingo 27 de
Abríl
Un 85% de la población argentina le dio su voto a los representantes del
mayor genocidio económico y social de que se tenga memoria en un país
latinoamericano. Votaron por sus verdugos.
Y
quedó sentado en la práctica lo que sólo se manejaba en teoría:
los medios masivos han sustituído a la invasión de los tanques y de los
fusiles M16, en la tarea de colonización y dominio capitalista, al menos en
algunas regiones del planeta
La ocupación territorial militar, como la que se ejecutó en Irak, en la
Argentina fue sustuída por la ocupación mediática de cerebros.
Ayer, en el cono sur latinoamericano, quedó demostrado que, en algunos puntos, EE.UU. ya no
necesita soldados ni dictaduras para imponer sus políticas de control social
y de dominio económico.
Con
sus soldados mediáticos y las urnas periódicas le basta. Al
menos, por ahora.
|