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martes, 15 de abril de 2003 

Director: Rodrigo Guevara

Tiempo en el Mundo

EE.UU. quiere evitar la "palestinización" de Irak

El nuevo "eje del mal": 

Siria y el segundo capítulo de la guerra

SEGUNDA GUERRA DEL GOLFO
Edición especial

La embestida de los halcones del Pentágono y sus socios contra Siria se produce cuando las acciones militares en suelo iraquí tocan a su fin. Y en el momento que la  ocupación terrítorial de ese país por Estados Unidos comienza a evidenciar los primeros coletazos de lo que se visualiza como una "segunda guerra" por el control de Irak. 

Un conflicto no desatado en el terreno de las operaciones militares convencionales, sino en el campo de la guerrilla urbana y los atentados terroristas. Un escenario donde Siria puede jugar un papel clave.

Como una extensión del segundo capítulo de la guerra contra Irak, Bush intensificó el lunes su presión sobre Siria para que se abstenga de ayudar a integrantes del régimen iraquí de Saddam Hussein

 

A su vez le advirtió que "coopere con la Casa Blanca", quien durante los últimos días  viene  acusando  al gobierno sirio de apoyar a grupos extremistas y de tener armas químicas.

 

El secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, en sintonía con la nueva estrategia imperial, dijo el lunes que Siria debe demostrar a su país, a Estados Unidos y al resto de la comunidad internacional que ha cortado sus lazos con el ex régimen de Saddam Hussein.

 

ColinPowell y el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld (olvidando sus rencillas internas) se manifestaron sobre la dura advertencia que hizo Bush el domingo, y exigieron la cooperación de Siria con las gestiones de su gobierno para capturar y castigar a funcionarios de alto rango del gobierno de Saddam.

 

Finalizado el capítulo de la guerra militar convencional en Irak, el gobierno de Bush ha centrado su atención sobre Siria, país que el Departamento de Estado,  la CIA, y el Estado de Israel  consideran como el principal patrocinador de las organizaciones fundamentalistas que actúan en el Medio Oriente. 

Como ocurrió con Irak,  la acusan de  terrorismo y de desarrollo y tenencia de armas químicas.

 

El embajador sirio ante Estados Unidos, Rostom al Zoubi, en una entrevista con la CNN dijo que "todas estas acusaciones no tienen fundamento, las negamos". El calvario de las "desmentidas" de los sirios recuerda a la de los funcionarios iraquíes antes de la invasión a su país.

 

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, se refirió a la cuestión diciendo que estas acusaciones adquieren sustento dentro de un contexto histórico de diversos informes elaborados por la inteligencia norteamericana.

 

Rumsfeld y Fleischer mencionaron un informe de la CIA difundido el año pasado, cuya conclusión decía que Siria "ya estaba en posesión de gas neurotóxico, pero que "ahora está tratando de elaborar agentes neurotóxicos más tóxicos y persistentes". 

 

Osama el Bas, un asesor del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, dijo en El Cairo que la imagen de Estados Unidos se vería dañada si "ataca países árabes uno detrás de otro y si va atrás de Siria ahora que Iraq se ha tranquilizado".

 

La embestida de los halcones del Pentágono y sus socios contra Siria se produce cuando las acciones militares en suelo iraquí tocan a su fin. Y en el momento que la ocupación terrítorial de ese país por Estados Unidos comienza a evidenciar los primeros coletazos de lo que se visualiza como una "segunda guerra" por el control de Irak. 

 

Un conflicto no desatado en el terreno de las operaciones militares convencionales, sino en el campo de la guerrilla urbana y los atentados terroristas. Un escenario donde Siria puede jugar un papel clave.

 

Tanto Israel como la Casa Blanca temen que el extenso territorio iraquí , principalmente Bagdad y las principales ciudades, se  conviertan en el centro de la "gran palestinización" del Medio Oriente. 


Un contexto que se vería favorecido por la batalla que en el frente diplomático y político están librando las potencias capitalistas para limitar el control de EE.UU. y Gran Bretaña sobre Irak. 

 

Todas estas contradicciones intercapitalistas favorecerían el equipamiento, financiamiento  y logística de las organizaciones de fedayines y grupos fundamentalistas que actúan en la región. 

 

En este caso, y como lo hicieron en otras oportunidades de sus políticas en la zona, China, Rusia o Francia, seguramente proveerán de armamento a esas organizaciones con el fin de desestabilizar a la nueva  administración de Irak y arrancarle concesiones económicas a Estados Unidos.

 

La "palestinización" de Irak podría así convertirse en el centro de la disputa  económica de Estados Unidos y sus socios de la OTAN deseosos de participar de las prebendas económicas del apoderamiento de Irak y de sus pozos petroleros.

 

En este marco, la identificación de Siria como país integrante del "eje del mal" no es casualidad. 

Siria, con 18 millones de habitantes y 180 kilómetros cuadrados de territorio, está considerada como la sede territorial de todas las organizaciones terroristas de la región. 

 

Según la CIA, el Mosad israelí y el servicio de inteligencia británico allí se encuentra el cuartel general estratégico de todos esos grupos a los que ya se supone actuando en todas las ciudades iraquíes.

Como consecuencia de ello Siria ya está en el objetivo y en la mira de los halcones norteamericanos.

 

 A diferencia de Irak, Siria no tiene un valor  geopolítico estrátégico o de expansión económica  como Irak, sino que resulta de importancia clave para terminar con la resistencia social y los diversos focos de lucha armada cuyo crecimiento se potencializa con la ocupación de Irak. 

 

Hoy ya no es solamente Israel la que actúa como potencia  colonizadora en la región, sino el propio EE.UU. quien ha retomado sus viejas prácticas de ocupación territorial que había abandonado después de Vietnam.


 Hasta ahora la potencia regente del mundo capitalista venía actuando por "delegación" de poderes, dando cobertura a grupos internos o naciones (como el caso de Israel) para que se ocuparan de destruir "enemigos" e instalar gobiernos "afines" por todo el planeta.

 

Tanto en Yugoslavia como en Afganistán los bombardeos "quirúrgicos" con misiles y bombas inteligentes no fueron complementados con una invasión de tropas terrestres norteamericanas, sino por operaciones de la CIA y fuerzas especiales orientadas a colocar en el gobierno de esos países a grupos dóciles a los intereses norteamericanos.

 

En Irak se lanzó oficialmente la nueva estrategia de invasión territorial aggiornada en los principios de la nueva Doctrina de Seguridad Nacional lanzada por Bush el 16 de septiembre del año pasado.

Los acontecimientos del 11 de septiembre (11-S) sirvieron de punto de partida para el lanzamiento de un Nuevo Orden Mundial cuyas claves se encuentran dentro de las necesidades del capitalismo nucleado alrededor del Departamento de Defensa norteamericano, de las petroleras y de los sectores financieros de Wall Street.

 

Su programa está destinado a sacar a los EE.UU. de la recesión (resultado del capitalismo especulativo de los últimos treinta años)  poniendo como "locomotoras" a  una combinación de desarrollo armamentista y expansión financiera con dominio de zonas petroleras vitales para el autoabastecimiento y el futuro económico del imperio.

 

Su justificación ideológica es la doctrina del "eje del mal" elaborada por la asesora de Seguridad Nacional Condoleeza Rice y los halcones, y que tiene como objetivo central el lanzamiento de ataques preventivos contra organizaciones "terroristas" y naciones "hostiles" que pudieran amenazar la seguridad e intereses de los Estados Unidos.

 

Irak, Irán, Libia, Cuba y Siria  fueron  oportunamente señalados como países que cobijaban en su seno al "eje del mal". 

Ahora Siria acaba de ingresar con todos los honores a ese selecto club de países condenados a la invasión militar del Imperio.


 

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