Por
estas horas en Irak, principalmente en Bagdad, circulan distintas versiones
sobre la suerte corrida por Saddam y su familia.
Según
nuestras fuentes en esa ciudad, en la capital iraquí la gente toma el destino
de su ex presidente con espíritu de lotería.
En los círculos más acomodados se cruzan diversas apuestas por dinero,
adivinando el paradero del ex dictador.
Los
pronósticos más comunes de esas apuestas son: Saddam está en Irak,
Saddam está en Siria, Saddam está en cualquier lado, menos en esos lugares. El
que acierta se lleva el pozo del juego.
La
CIA y la inteligencia norteamericana están explotando esa situación a modo de "cortina
de humo" para distraer a la población de los graves problemas sociales
y alimentarios por los que está atravesando.
Las
organizaciones internacionales y la ONU hablan de un "colapso"
alimentario y sanitario, agravado por los saqueos y la situación de virtual
anarquía social en que se encuentra Irak.
En
medio de una ofensiva de las potencias europeas por participar del "botín
de guerra", el petróleo y el negocio de la reconstrucción, las
versiones sobre Saddam se multiplican.
La
policía iraquí y un sector importante de los que fueron los servicios de
inteligencia del régimen están trabajando para la administración militar
norteamericana.
La
misma tarea que hacían para el régimen de Saddam, ahora la hacen para las
fuerzas invasoras.
En
un clima de violencia y caos se ha desatado una feroz cacería contra los
partidarios civiles de Saddam y su régimen. La ex policía secreta del
dictador iraquí ofrece recompensas a quien "señale" a presuntos ex
aliados del gobierno entre sus propios vecinos. De la misma manera, ofrecen
dinero a quien delate a los grupos de resistencia armada que operan en los
sectores periféricosde Bagdad.
De
esta manera la delación se ha convertido en un negocio rentable.
Cualquiera que tenga "cuentas pendientes" con alguien, lo
denuncia o lo entrega cobrando dinero por ello.
Es
imposible estimar las cifras de encarcelados o torturados que en estos
momentos se amontonan en las cárceles o lugares especiales de detención.
Al
más puro estilo de las dictaduras latinoamericanas de la década del 80, las
fuerzas represoras americanas y sus secuaces iraquíes secuestran
("chupan") personas para sacarles información por vía de la tortura.
Los
ex esbirros policíacos de Saddam cobran en dólares por cada información verificable
que entreguen a los servicios ingleses y norteamericanos que operan
principalmente en Bagdad, Basora y Mosul.
Los
militares y la inteligencia de ocupación no se interesan tanto por los ex
"irregulares" del régimen (la mayoría de los cuales ya se ha pasado
para sus filas), sino por los distintos focos de resistencia armada que
se extienden por toda la periferia pobre de Bagdad.
Se
estima que hay distintas organizaciones extremistas islámicas preparando intifadas
o levantamientos populares en los barrios más carenciados.
Por
ahora reinan el caos, los ajustes de cuenta, luchas armadas de vecinos
contra vecinos, y la desesperación de las capas más humildes por conseguir
alimentos.
Las
fuerzas ocupantes intentan desactivar posibles acciones tendientes a canalizar
una resistencia organizada a escala social masiva contra los invasores.
En otras palabras, y según nos explican nuestras fuentes en esa ciudad, los
militares temen que los más de 700 barrios de Bagdad se "palestinizen"
y se vuelvan incontrolables.
Distintas
versiones indicaban en las últimas horas que fuerzas especiales y agentes de
inteligencia israelíes están trabajando para detectar y aislar a los
grupos de combatientes islámicos mimetizados entre la población civil.
Los
oficiales israelíes que estarían actuando habrían sido seleccionados
por su conocimiento del modus operandi de esos grupos. De todas maneras, ningún
experto (tanto entre los militares o los servicios de inteligencia) se atreve a
dar un "diágnóstico" sobre la evolución de la actual
situación.
La
complejidad social y el caos reinante tornan impredecible el destino de
una ciudad con 5 millones de habitantes, y el 90% de su población viviendo en
condiciones de pobreza límite.
Destruído
el sistema de distribución de alimentos montado por el gobierno de
Saddam, las organizaciones de ayuda alimentaria estiman que por lo menos, y
solamente en Bagdad, 4 millones de personas carecen de lo esencial para
subsistir.
Ayer
recaló en la capital iraquí el nuevo regente de Irak, general Jay Garner,
el que fue bombardeado a preguntas por los periodistas sobre el desarrollo de su
misión.
Los
objetivos del ex militar, proisraelí y halcón confeso, no pasan por
organizar un sistema de salvataje alimentario de la población de Irak. Su
agenda es esencialmente política, y consiste en el armado de un gobierno
iraquí títere que sirva de cobertura legal a los negociados que las
multinacionales imperiales piensan implementar en el país conquistado.
En
este contexto, solamente puede predecirse que los próximos días de Irak
estarán marcados por los "negocios" y las peleas por el botín de
guerra entre los norteamericanos y sus socios de la ONU.
Y
por lo que ya existe: hambre, anarquía, y resistencia armada creciendo por
todos los bolsones pobres de Bagdad.
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