DESPUÉS DE
SUS PRIMEROS 100 DÍAS DE PONTIFICADO, PODEMOS DECIR QUE EL
NUEVO PAPA ES AMIGO DE LOS JUDÍOS Por
el Rabino Gary Bretton-Granatoor
NUEVA
YORK, 14 de Julio de 2005 (JTA) — El 27 de julio se cumplirán
los "primeros 100 días" del "pontificado" de
Benedicto XVI. Existe una pregunta que puede ser contestada
fácilmente: ¿Este papa es bueno para los judíos?
La respuesta es
afirmativa. Los hechos demuestran que durante el
nuevo pontificado las relaciones
entre la Iglesia Católica y los judíos, empezadas hace
cuarenta años con el Concilio Vaticano II, van a seguir mejorando, como
continuación del gran legado de Juan Pablo II.
Antes de ocupar la Sede Pontificia, el entonces Cardenal
Ratzinger había llevado a cabo una serie de importantes gestos
hacia la comunidad judía incluyendo, recientemente, su
primer encuentro oficial en el Vaticano, con representantes judíos.
El 9 de junio, en su encuentro con 25 representantes de el
Comité de Consultas Interreligiosas, el organismo judío
oficial para las relaciones con la Santa Sede, el nuevo papa
afirmó que las relaciones católico-judías, serán una de sus
mayores prioridades.
Cuando saludó a este grupo de jefes judíos de todo el mundo,
Benedicto se dirigió a amigos que lo habían
conocido como cardenal y que lo respetaban por su prudencia y
disposición al diálogo estrecho.
Nada de esto fue sorprendente. Es evidente que, más allá de su
papado, Benedicto está comprometido con las reformas del
Vaticano II y el legado de sus predecesores —Juan XXIII, Pablo
VI, y especialmente Juan Pablo II,— en lo concerniente a las
relaciones entre la Iglesia Católica y el pueblo judío.
El alto nivel de respeto para el antiguo Cardenal Ratzinger data
de 1999, cuando publicó el documento “Dominus Iesus” en el
que muchos vieron un ataque a aquellos que se encuentran fuera
de la Iglesia.
Preocupado porque sus palabras fueran a ser mal interpretadas
por la comunidad judía, el 29 de diciembre de 2000, Ratzinger
publicó en L’Osservatore Romano, el periódico oficial del
Vaticano, una carta en la que expresaba remordimiento por las
actitudes antijudías que habían persistido a través de la
historia, acompañadas de “deplorables actos de violencia” y
el Holocausto. Su escrito reconocía que la insuficiente
resistencia de la Iglesia a esa atrocidad... puede encontrar su
explicación en el heredado anti-judaísmo presente en el
corazón de no pocos cristianos".
Al mismo
tiempo, Ratzinger demuestra una gran comprensión y profundo
respeto por las enseñanzas y tradiciones religiosas judías.
Tal como ahora, siempre se mostró dispuesto a entablar un
diálogo sustancial y significativo.
Durante la Misa inaugural, el nuevo papa dijo: "os saludo
... a vosotros, hermanos del pueblo hebreo, al que estamos
estrechamente unidos por un gran patrimonio espiritual común,
que hunde sus raíces en las irrevocables promesas de
Dios".
El
9 de mayo, Benedicto envió una felicitación de cumpleaños a
Elio Toaff, que era rabino jefe de Roma en el momento de la
histórica visita a la sinagoga de Juan Pablo II. Benedicto
agradeció a Toaff por su trabajo ayudando a mejorar las
relaciones entre católicos y judíos, prometiéndole que esto
va a continuar durante el nuevo pontificado.
El 9 de junio, el papa señaló a las organizaciones judías que
este año es el 40º aniversario de la promulgación de
Nostra Aetate (durante el concilio Vaticano II), un mojón en la
declaración contra la el antisemitismo patrocinado por la
Iglesia.
También hizo una importante declaración: "En el comienzo
de mi pontificado, deseo aseguraros que la Iglesia permanece
firmemente comprometida en su catequesis y en todos los aspectos
de su vida, a implementar esta decisiva enseñanza”.
Esto nos asegura que Nostra Aetate forma parte del magisterio de
la Iglesia Católica y no va a quedar como un interesante
documento histórico.
Finalmente, habló del progreso del diálogo e hizo referencia a
las pragmáticas sugestiones del último encuentro, llevado a
cabo en Buenos Aires, entre el Comité Judío Internacional para
las Consultas Interreligiosas y la Comisión de la Santa Sede
para las Relaciones Religiosas con los judíos. En esa
declaración Benedicto nos señaló la importancia de trabajar
juntos en "edificar un mundo reconciliado”.
En un gesto poco usual en un papa, se puso de pie y conversó
tranquila y privadamente con todos y cada uno de los judíos
presentes.
Todavía tenemos por delante varios desafíos. Las
organizaciones judías han expresado su consternación a causa
de las pendientes beatificaciones de la Reina Isabel la
Católica y el Papa Pío XII. Pero Benedicto demostró que está
dispuesto a escuchar nuestra preocupación, puesta de
manifiesto recientemente con su decisión de posponer la
beatificación del Padre Leo John Dehon(1),
sacerdote del siglo
XIX, para permitir que se lleve a cabo un serio estudio sobre
sus escritos antisemitas.
Este gesto, entre otros, es propio de un hombre que se ha
propuesto mantener estrechos lazos con la comunidad judía,
basados en la mutua comprensión y respeto.
El Rabino Gary Bretton-Granatoor, director de interfe de la Liga
antidifamación, se encontró recientemente con Benedicto XVI
como miembro de una delegación judía oficial ante el Vaticano.
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