JOSEPH
RATZINGER CONFIRMA SU COMPROMISO ECUMÉNICO
IRREVERSIBLE
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 25 abril 2005 - Joseph Ratzinger, en
su papel de Benedicto XVI, confirmó este lunes el compromiso ecuménico
«irreversible» de la Iglesia católica, e hizo un llamamiento
para que los creyentes de todas las religiones se conviertan en
promotores de paz.
Las palabras Joseph Ratzinger resonaron en la Sala
Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, donde recibió a los
representantes de las confesiones cristianas y de otras religiones
que este domingo participaron en la misa de inicio solemne de
pontificado.
Dividió en dos partes independientes su discurso. La
primera, dirigida a los delegados de las Iglesias ortodoxas, de
las Iglesias ortodoxas orientales y de las comunidades eclesiales
de Occidente; la segunda a los representantes de otras religiones.
«Siguiendo las huellas de mis predecesores --comenzó
diciendo--, en particular de Pablo VI y de Juan Pablo II, siento
intensamente la necesidad de afirmar nuevamente el compromiso
irreversible, asumido por el Concilio Vaticano II» para recorrer
el «camino hacia la plena comunión querida por Jesús para sus
discípulos».
Este objetivo, reconoció, «implica una docilidad
concreta a lo que les dice el Espíritu a las Iglesias, valentía,
dulzura, firmeza y esperanza para llegar hasta el final. Implica,
ante todo, la oración insistente y con un solo corazón, para
lograr del Buen Pastor el don de la unidad para su grey».
«En esta ocasión tan particular, que nos reúne
precisamente al inicio de mi servicio eclesial acogido con temor y
confiada obediencia al Señor, os pido a todos vosotros que deis
conmigo ejemplo de ese ecumenismo espiritual, que en la oración
realiza sin obstáculos nuestra comunión», dijo a sus huéspedes.
A continuación, agradeció en particular la
presencia «de miembros de la comunidad musulmana» y expresó su
aprecio «por el crecimiento del diálogo entre musulmanes y
cristianos, tanto en el ámbito local como en el internacional».
«Os aseguro que la Iglesia quiere seguir
construyendo puentes de amistad con los seguidores de todas las
religiones para buscara el bien verdadero de todas las personas y
de la sociedad entera», aseguró.
«Al inicio de mi pontificado --concluyó-- os dirijo
a todos vosotros y a los creyentes de las tradiciones religiosas
aquí representadas, así como a todos los que buscan con corazón
sincero la Verdad, una intensa invitación a convertirnos juntos
en artífices de paz, en un recíproco compromiso de comprensión,
de respeto y de amor».
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