JOSEPH RATZINGER: ¿QUIÉN ES?
.
.

LA FE DEL PREFECTO DE LA FE,
CARDENAL JOSEPH RATZINGER
*
(o, "Si un ciego guía a otro ciego" — Mt. 15, 14). Pag. 3
  

   La importancia de los Padres para el Cardenal Ratzinger, procedería entonces de su cercanía con el "acontecimiento original".

RATZINGER
(hablando de los Padres)
S.S. PÍO XI
S. PÍO X, encíclica PASCENDI:
   "Si su cercanía temporal ha de tener significación teológica, ésta sólo puede derivarse de que forman parte, de singular manera, del acontecimiento originario o de que están vinculados a él a través de una comunidad." (op. cit. pág. 172)
.
.
.
.
.
.

   "Otro punto hay en este capitulo de la doctrina, totalmente contrario a la verdad católica. Porque esta teoría de la experiencia se traslada también a la Tradición que la Iglesia ha afirmado hasta el presente, y totalmente la destruye. Efectivamente, los modernistas entienden la Tradición de modo que sea cierta comunicación con otros de una 'experiencia original' por medio de la predicación y con ayuda de la fórmula intelectiva." (Dz. 2083).

   Ahora el Cardenal Ratzinger se va a atrever a definir a los Santos Padres de la siguiente manera, contraria a lo que enseña S.S. Pío XII:

RATZINGER S.S. PÍO XI
Encíclica Humani Generis:
   "Ahora podemos ya señalar que los padres son los maestros teológicos de la Iglesia indivisa (anterior a los cismas), que su teología es, en el sentido original de la palabra, 'teología ecuménica', que pertenece a todos." (op. cit. pág. 174).
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

   "Hay algunos que de propósito desconocen cuanto los Romanos Pontífices han expuesto en las encíclicas sobre el carácter y la constitución de la Iglesia a fin de hacer prevalecer un concepto vago que ellos profesan y dicen haber sacado de los antiguos Padres, sobre todo de los griegos... Y así hay que volver a las fuentes primitivas y con los escritos de los antiguos explicar las modernas constituciones y decretos del Magisterio. Este lenguaje puede parecer elocuente pero no carece de falacia." (Guadalupe. t. 2,Pág.. 1798).

   Dice además el Papa Pío XII en la Encíclica "Orientalis Ecclesia" (año 1944), citando a San Cirilo:

   "Nos, que amamos la verdad y los dogmas de la verdad, de ningún modo seguiremos a los herejes, sino que, pisando las huellas de la Fe que nos han dejado los Santos Padres, custodiaremos contra todos los errores el depósito de la divina revelación." (Guadalupe, t. 2, Pág.. 1656, col. 1).

   II) Fruto de su fondo . . .

   Si consideramos atentamente y como leyendo entre líneas la obra del Cardenal Ratzinger, veremos, ayudándonos un poco con la historia de la filosofía y de la Teología, que nos encontramos ante un pensador completamente penetrado por el idealismo hegeliano y el evolucionismo del padre T. de Chardin.

   A) Idealismo hegeliano:

   Inicialmente el Cardenal presenta una noción equívoca y falsa de la historia, presentando la misma como una oposición de sabor hegeliano e identificando, de hecho, historia con historia de la salvación, en medio de un lenguaje confuso:

   "Dondequiera los hombres, superando las simples diarias confrontaciones, saben enfrentarse con las fuerzas salvadoras y amenazadoras del cosmos y se reconocen como comunidad que sale al encuentro de la necesidad existencial y construye por encima de los límites de las generaciones una forma existencial cobijadora y protectora, allí surge la historia como historia de la salvación. " (op. cit. pág. 181).

   Así considerada la historia como "una comunidad que se constituye en forma cobijadora por encima de las generaciones", por el solo hecho de ser historia se hace historia de la salvación. Si fuera así, la redención estaría de más.

   Peor aún, la Fe cristiana no sería fruto de una voluntad redentora de Dios que se encarnó para salvarnos sino que surgiría como fruto de una "convulsión histórica".

   "Procediendo así, comprobaremos que también la Fe cristiana ha surgido de una convulsión histórica, provocada por la ruptura de una antigua consciencia histórica: el mensaje de Jesús presupone que la forma histórica del judaísmo tardío se estaba haciendo cada vez más discutible. "(op. cit. pág. 184).

   Y ya se presenta claramente hegeliano en la siguiente afirmación:

   ". . . Entonces queda bien en claro el primado de la historia sobre la metafísica, sobre toda la teología de la esencia y del ser." (Ratzinger, op. cit. pág: 220).

   La primacía de la historia sobre la esencia es una tesis netamente hegeliana. Para Hegel la esencia es, propiamente hablando historia, devenir, evolución. Todo evolucionó, mejor dicho, la Idea absoluta en su evolución hace la historia hasta su final realización. El ser en lo más íntimo de su constitución es "hacerse". Falacia consumada ya que es imposible una historia que no lo sea de sujetos permanentes, si lo único permanente es el cambio y no las cosas, en realidad, nada cambiaría ya que el cambio no tiene realidad propia sino que es "cambio de algo".

   B) Evolucionismo:

   Para el Padre Teilhard de Chardin la humanidad evoluciona sobre si misma hacia el punto de su consumación que es Cristo mismo, el punto "omega". Nada tan contrario a la verdad católica. Sin embargo veamos el tinte teilhardiano del Cardenal Ratzinger:

   "Jesús es el Cristo, Dios es hombre, y el futuro del hombre es, pues, ahora, ser uno con Dios y, por ello, un ser uno con la humanidad, que llegará a ser el hombre único y definitivo en la múltiple unidad que crea el éxodo del amor. " (Ratzinger, op. cit. pág. 226).

   III) Que produce en su doctrina...

   Llegados a este punto pareciera superfluo, exagerado o malicioso el querer seguir buscando errores en el Prefecto para la Doctrina de la Fe, sin embargo, puestas las causas se dan los efectos que son también aberrantes y terribles, más aún considerando el puesto clave que ocupa en la Iglesia y el falso renombre de conservador que ostenta aquél de quien hablamos.

   Todo lo dicho hasta ahora produce en su doctrina y en su fe un espantoso relativismo. Las cosas pierden realidad, pierden relación con alguna norma fija, algo así como algún navegante que quisiera aventurarse sin un punto de referencia, mar adentro, ya sea en tierra o en el cielo. Este relativismo determina en "el gran conservador" de la línea media:

  • A) Democratismo

  • B) Modernismo.

  • C) Un Ecumenismo herético

   A) Democratismo:

   Veamos el error dicho con aparente sencillez y naturalidad:

   "En realidad, las instituciones dependen de las fuerzas vivas que surgen espontáneamente en la comunidad. Si no están respaldadas por estas fuerzas, degeneran en formalismo vacío." (Ratzinger, op. cit. pág. 367). Es una afirmación falacísima. Las instituciones en la Iglesia (porque de eso se trata) proceden de Dios o a lo sumo de la Autoridad misma de la Iglesia que las instituye y que ha sido constituida como tal por Dios. "Omnis potestas a Deo". Toda potestad viene de Dios.

   El error consiste, precisamente, en introducir un elemento democrático en el magisterio eclesiástico.

   Dice el Cardenal:

   "En este sentido, puede verse, con entera justicia, en la función del magisterio eclesiástico un elemento democrático que se remonta a los orígenes mismos del cristianismo." (op. cit. del Card. pág. 391)

   "Con lo dicho queda también en claro cuál es la tarea de los obispos como representantes de la Iglesia, frente a la teología. En este sentido desempeñan una función totalmente democrática que, por lo demás, no se apoya en la estadística, sino en el don común del Bautismo." (ídem, pág. 298).

   San Pío X, en cambio, pensaba completamente distinto. En su gran encíclica PASCENDI describe la tesis modernista acerca de la autoridad en la Iglesia:

   "A la medida que se dice que la Iglesia nace de la colectividad de las consciencias, así igualmente la autoridad procede vitalmente de la misma Iglesia. La autoridad, pues, lo mismo que la Iglesia, brota de la consciencia religiosa, a la que, por tanto, está sujeta, y si desprecia esa sujeción obra tiránicamente. Vivimos ahora en una época en que el concepto de libertad ha cobrado su mayor altura. En el estado civil la consciencia pública introdujo el régimen popular. Pero una, como la vida, es la consciencia del hombre. Pues si no se quiere excitar y fomentar la guerra intestina de las consciencias humanas tiene la autoridad eclesiástica el deber de usar de las formas democráticas, tanto más que si no las usa la amenaza la destrucción. .. Así discurren los modernistas." (Guadalupe. t. 1, pág. 792-793. col. 2 y 1).

   Este democratismo se ve expresado en la obra del Cardenal del Vaticano II en la manera de interpretar al episcopado a la manera de colegialidad.

   Dice el Cardenal, valiéndose de una errónea inferencia:

   "No es que cada obispo en particular sea sucesor de un Apóstol concreto (estamos de acuerdo) sino que el colegio de los obispos es la continuación del Colegio de los Apóstoles (podría admitirse). En consecuencia, nunca se es obispo en solitario sino "esencialmente" junto a los demás." (op. cit. pág. 449)

   Tomado en sentido amplio, es cierto que cada obispo en particular no es sucesor de un Apóstol en particular y también que los obispos en general son los sucesores de los Apóstoles, pero la conclusión del Cardenal es exagerada: "se es obispo esencialmente junto a los demás".

   Es mentira. Lo formal del episcopado como jerarquía de la Iglesia no es la unión con los otros obispos ni formar parte del colegio de los obispos. Si hubiera una guerra y murieran todos los obispos menos uno, éste seguiría siempre siendo obispo, aún "en solitario". En orden a la autoridad en la Iglesia se es obispo por la unión a Pedro y no por la unión con los otros. Lo formal, lo esencial del episcopado viene de arriba por vía jerárquica y no de los lados por vía igualitaria y democrática. Así lo instituyó Nuestro Señor y eso es invariable. Los mismos Apóstoles ¿eran Obispos de la Iglesia Católica por su unión con Pedro a quien Jesucristo constituyó "Piedra" de su Iglesia. Aceptado este error la colegialidad se hace necesaria y hasta aparentemente de origen divino, lo cual es, a las claras, falso.

   Veamos, en cambio, cómo S.S. Pío VI, quien gobernara la Iglesia de 1775 a 1799, afirmaba, ya en 1786, condenando la doctrina de Febronio, principios opuestos a las afirmaciones del Cardenal Ratzinger:

   "... Este era el hombre que había recibido de Dios las llaves del Reino de los Cielos con potestad de atar y desatar: aquél a quien ningún obispo se le podía igualar; de quien los obispos mismos reciben su autoridad, al modo que él mismo recibió de Dios su suprema potestad; que él, a la verdad, es el vicario de Cristo, la cabeza visible de la Iglesia, el juez supremo de los fieles." (Dz. 1500)

   La misma doctrina se deja ver en las disposiciones del Código de derecho canónico promulgado en 1914 por el P.P. Benedicto XV:

   canon 329: "Los Obispos son sucesores de los Apóstoles, y por institución divina están colocados al frente de las iglesias peculiares que gobiernan con potestad ordinaria bajo la autoridad del Romano Pontífice."

   canon 334: "Los obispos residenciales son pastores ordinarios e inmediatos en las diócesis a ellos confiadas."

   canon 335: "Compete a los Obispos el derecho de gobernar y el deber de hacerlo en la diócesis, así en las cosas espirituales como en las temporales, con potestad legislativa, judicial y coactiva, que han de ejercer en conformidad con los sagrados cánones."

   B) Modernismo:

   Ya pareciera bastante lo dicho para descubrir que en el Cardenal Ratzinger encontramos a un modernista bajo la púrpura cardenalicia. Un modernista que embelesa a los incautos que lo siguen como a un "maestro de la Fe", cuando en realidad es maestro del error.

   Sirvan de primer ejemplo la manera de calificar a Nuestro Señor Jesucristo empleada por el Cardenal Prefecto, que por lo deletérea y confusa ya bastaría para rechazarla. Notemos estas palabras de San Pío X antes de dedicarnos al Cardenal:

   "Y como una táctica, a la verdad insidiosísima, de los modernistas, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto sino dándolas en un cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes." (PASCENDI, Guadalupe, t. 1. Pág.. 782. col. 2)..      

RATZINGER CONCILIO DE CALCEDONIA:
(a.451):

   "Ser hijo significa ante todo que Jesús es un orante. Que en el fondo mismo de su existencia está siempre abierto al Dios vivo, también cuando actúa entre los hom bres o cuando descansa, que siempre es escuchado, que pone siempre su existencia como intercambio con el y vive así totalmente de esta profundidad." "Este es el diálogo que le hace libre para salir al encuentro de los hombres, que le hace libre para servir. Es el diálogo que le enseña a comprender la Escritura sin escuela y sin maestros, y más pro-fundamente que todos ellos, a comprenderla desde Dios mismo." [Op. cit. pág. 35)
.
.
.
.
   "Siguiendo, pues, a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de confesarse a uno solo y el mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, el mismo per-fecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad. Dios verdaderamente, y al mismo tiempo verdaderamente hombre de alma racional y de cuerpo, consubstancial  con el Padre en cuanto a In divinidad, y el mismo consubstancial con nosotros en cuanto a la humanidad, semejante en todo a nosotros menos en el pecado . . . Unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación . . . concurriendo en una misino Persona . . . no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo ... (Dz. 148, San León Magno).
   ... Aparece la experiencia de la oración que, a su vez, se apoya en el sacramento, esto es, en la experiencia de Dios vivida por Jesucristo y luego transmitida a los discípulos y de nuevo revivida en la Iglesia. Jesucristo pudo ser revelador precisamente porque Dios se le reveló. (Ratzinger, op. cit. pág. 141)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

  SAN AGATON PP. (678-681). Concilio Romano del año 680:

   "... Jesucristo, Hijo de Dios unigénito, subsiste de dos y en dos substancias, sin confusión, sin conmutación, sin división e inseparablemente, sin que jamás se suprimiera la diferencia de las naturalezas por la unión, sino más bien quedando a salvo la propiedad de una y otra naturaleza y concurriendo en una sola persona y en una sola subsistencia, no distribuido o diversificado en la dualidad de personas ni confundido en una sola naturaleza compuesta; sino que reconocemos, aún después de la unión substancial a uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo ..." (Dz. 288).

   a
_________________________________________________________

  • * Publicado en el Credidimus Caritati de Julio / Octubre de 1987.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

REGRESAR

PORTADA


  • * Publicado en el Credidimus Caritati de Julio / Octubre de 1987.