LA SEUDO
RESTAURACIÓN DE RATZINGER: Extractado de: http://www.marcel-lefebvre-tam.com/index_spa.htm
La doctrina del Opus Dei puede conocerse a través de sus mismos libros. El documento utilizado es un texto en español,
publicado en Madrid. Se trata de una antología
de textos de autores reconocidos y aprobados por el mismo Opus Dei, cuyos libros son editados por
Rialp.
“... el modo de dirigir las
obras... apostólicas promovidas por el Opus Dei. Estas labores –como es
sabido– responden a una finalidad sobrenatural. Pero se proyectan y gobiernan con
mentalidad laical,... Por eso no son confesionales...”
(“Monseñor Escrivá de Balaguer”, Salvador Bernal.
Ed. Rialp. pág. 309).
Las residencias del Opus
Dei son interconfesionales “donde
viven estudiantes de todas las religiones e ideologias”.
(“Conversaciones con Escrivá de Balaguer”. (Ed. Rialp, pag. 117).
“La afirmación
del pluralismo entre los católicos fue en los primeros años del Opus Dei
novedad ininteligible para muchos, porque habían sido formados en una
línea justamente contraria...”
("Monseñor Escrivá...", pág.311).
“La Obra era, así
la primera asociación de la Iglesia que abría fraternalmente
sus brazos a todos los
hombres sin distinción de credo o confesión.” ("Tiempo
de
caminar", Ed. Rialp, Ana Sastre, pág. 610).
“Amamos la
necesaria consecuencia de la libertad: es decir, el pluralismo. En el Opus Dei
el pluralismo es querido y amado, no sencillamente tolerado y en modo
alguno dificultado.”
(pág.
127).
“No son sólo palabras: nuestra
Obra es la primera organización católica que, con la autorización de la Santa
Sede, admite como Cooperadores a los no católicos, cristianos o no. He
defendido siempre la libertad de las conciencias.”
(Mons.
Escrivá..., pág. 296)
“Cuando, en 1950,
el Fundador obtuvo finalmente de la Santa Sede el permiso para admitir en la
Obra a los sacerdotes diocesanos y para poder nombrar a no católicos e incluso
no cristianos Cooperadores de la Obra, se
'completó' la familia
espiritual del Opus Dei.”
(pág. 244).
“... que la Santa
Sede admitiera como cooperadores a todas aquellas personas (católicos, no
católicos, y hasta no cristianos) que desearan colaborar, material o
espiritualmente, en los apostolados de la Obra.
"Era algo inaudito en el acontecer pastoral de la
Iglesia, aquel descorrer cerrojos y abrir puertas de par en par, integrando almas
de benefactores: protestantes, cismáticos, judíos, musulmanes y paganos. Sólo
al pasar los lustros e iniciarse una nueva corriente ecuménica, ese paso audaz, que
pudo haberle engendrado muchas
incomprensiones, fluía ya
con naturalidad en la historia contemporánea.”
(“El
Fundador del Opus Dei” Andrés Vázquez de
Prado, Ed. Rialp, pág. 235).
“Para mantenerla
(la Obra) además de los miembros del Opus Dei, hay otras personas que ayudan;
algunos no son católicos, y muchos, muchísimos, que no son
cristianos” (de
labios mismos de Mons. Escrivá de Balaguer, “Tiempo”, pág.
615).
“Los organismos
competentes de la Santa Sede han llegado al convencimiento de que tal concesión
es, de momento, imposible. La Obra no encaja en ninguna de la formas asociativas
reconocidas por el Derecho de la Iglesia. Un alto personaje de la Curia ha dicho
a don Alvaro: “Ustedes han llegado con un
siglo de anticipación.”
(“Tiempo...”,
pág .326)
“El Concilio
Vaticano II ha promulgado solemnemente lo que Monseñor Escrivá de Balaguer y
el Opus Dei ya enseñaban y practicaban, con su espiritualidad y con su vida, desde hacía
varios decenios. ”
(pág. 14)
El Fundador del Opus
Dei, después de muchos años
de incomprensiones, tuvo la satisfacción de que destacados Padres
conciliares, como los Cardenales Frings (Colonia), Künig (Viena), Lercaro (Bolonia) y
otros, le reconocieran, como un verdadero precursor del Vaticano II, sobre todo respecto a
aquellos puntos capitales que,
para el Concilio,
marcaban el camino a seguir en el futuro. (pág. 303).
Ante periodistas, Mons. Escrivá comentó que,
con ocasión de una audiencia,
había dicho al Papa Juan
XXIII:
“En nuestra Obra
siempre han encontrado todos los hombres, católicos o no, un lugar amable: no
he aprendido el ecumenismo de Su Santidad...”
(pág.
246) [Nos gustaría saber donde lo aprendió... n.d.l.r.].
“Para los Papas
Juan Pablo I y Juan Pablo II, el Opus Dei y su Fundador eran
hechos objetivos que anunciaban
el comienzo de una nueva era del cristianismo.”
(“Opus Dei, Peter Bergler. Ed. Rialp, pág. 243).
“Hemos de estar al acabar este Concilio.
Hace
treinta años, a mí me acusaron algunos de hereje, por
predicar cosas de nuestro espíritu, que ahora ha recogido el Concilio de modo
solemne, en la Constitución dogmática 'De Ecclesia'. Se ve hemos ido por
delante, que habéis rezado mucho”.( “Tiempo”, pág.
486).
“...que el
Fundador del Opus Dei es un “conservador”... con una profundidad y una
convicción tales que, a la vez, le convierten en el mayor “revolucionario
católico” de los últimos
doscientos años. ” (“Opus...”, pág. 243).
“Esta realidad 'ecuménica' de Camino obliga
a preguntarse cómo unas páginas, cuyo origen redaccional tiene contextos tan
marcados, han podido difundirse entre personas pertenecientes a medios
culturales, no ya diferentes al originario de Camino, sino tan diversos
entre sí. (“Estudios sobre
Camino”, Mons. Alvaro del Portillo).
“Esta dimensión humana de Camino explica la capacidad demostrada por
el libro de conectar con las esperanzas y aspiraciones de cualquier hombre o
mujer que sienta verdaderamente su propia dignidad, independientemente de sus
convicciones religiosas, ofreciendo al lector ilusión e impulso para llevar una
vida humanamente más limpia y más noble”.
(pág. 52).
“Durante mi
trabajo en las comisiones del Concilio Vaticano II pude comprobar cómo se
abrían paso en sus documentos, a veces muy trabajosamente, enfoques de la
vida cristiana y criterios
pastorales que son como la atmósfera de Camino.”
(pág.
55).
“Camino ha ido
preparando en este tiempo a millones de personas para entrar en sintonía y
acoger en profundidad algunas de las enseñanzas más revolucionarias que,
treinta años después, promulgaría solemnemente la Iglesia en el
Concilio Vaticano II.”
(pág.
58).
Juan Pablo II: “Es
ciertamente grande vuestro ideal, que desde sus comienzos ha anticipado la teología del laicado que
caracterizó luego a la Iglesia del Concilio y del
PostConcilio...” (Discurso
del 19 de Agosto de 1979).
Escrivá de Balaguer y su obra eran, por tanto,
progresistas, pero habiendo sido rebasados por la izquierda en el Concilio y en el
post-Concilio, y ahora son atacados como conservadores. Sabiendo esto, la beatificación de Escrivá de
Balaguer nos deja perplejos, pues
es presentado como el
modelo de la nueva cristiandad; este
cristiano que calla, esconde, y ataca las consecuencias públicas de
la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Los compañeros de ruta.
La
Seudo-Restauración también tiene sus pequeños aliados; por ejemplo
Comunione e liberazione que,
de entre todos los movimientos parece ser el más
doctrinal.
Aquellos que han conocido los orígenes de este
movimiento, como por ejemplo
al grupo Gioventú studentesca, saben del
espíritu revolucionario y liberal que impregna a Comunione e liberazione. Para
terminar de convencernos nos bastara citar el testimonio de Formigoni, uno de
los responsables de dicho movimiento: “Los Estados Unidos son nuestro
futuro, es la primera tierra en donde la modernidad ha tomado cuerpo en
plenitud, de forma radical, con todos sus valores.”
(O.R. 27-8-1984).
Otro
aliado es la revista “30 Giorni” que parece tener como misión
la coordinación mundial de la metamorfosis de la Iglesia
Conciliar. Entre los objetivos de
“30 Giorni” también figura el de quitarles a los
“lefebvristas” el máximo de argumentos posibles, como podemos
constatar fácilmente leyendo el índice de la revista: temas que antes
trataban en exclusiva la Hermandad San Pío X. Se trata de cumplir con la tesis del
Cardenal Ratzinger expuesta a los Obispos
de Chile: “El fenómeno (lefebvrista).... hubiese sido impensable sin los elementos
positivos, que no han encontrado espacio en la Iglesia de hoy.” “Deberíamos
abrir un espacio para aquellos que buscan y claman en la Iglesia, llegando
así a reconvertir el cisma en el interior de la Iglesia y convertirlo en
superfluo.”
Por supuesto
que para el Cardenal la supresión de la Realeza Social de Cristo,
el Estado Confesional no es ningún
problema: son “...los valores mejor expresados por dos siglos de cultura
liberal”. El trabajo de “30 Giorni” nos obliga a centrarnos en
lo esencial, sobre el corazón del combate y de la fe, reconocido también por
el Cardenal Ratzinger: “...el punto central está en el ataque contra la
libertad religiosa y contra un pretendido espíritu de Asís.”
(Discurso a los Obispos de Chile,
1988).
¿Qué dicen los vaticanistas?
Los
vaticanistas son portavoces “del mundo” (es decir, de la Revolución). Toda corriente revolucionaria, ya sea judía, masónica,
humanista, protestante, liberal o socialista, tiene su propia lectura de cómo van
las cosas en el interior de la Iglesia. De ahí nace la diferencia en la apreciación
sobre la velocidad de la Revolución en la Iglesia.
Es interesante
saber lo que dicen los enemigos de la Iglesia. San Ignacio nos lo enseña en el
nº 335 de sus famosos “Exercicios Espirituales” y Sarda y Salvany
repite la misma tesis. Mientras que algunas veces no entendemos los
acontecimientos que van ocurriendo, sin embargo, nuestros enemigos sí, aunque
su examen sea de signo opuesto al nuestro. No es, por lo tanto, una pérdida de
tiempo seguir los diversos comentarios a fin de completar nuestro servicio de
documentación.
Los
vaticanistas italianos ven las cosas con más profundidad debido a su proximidad al Vaticano y a su conocimiento de la Curia
Romana. He aquí una selección de sus comentarios durante el Sínodo
Extraordinario de 1985 -veinte años después del
Concilio- en donde se estudió a fondo la Restauración del Cardenal Ratzinger:
“El Sínodo [...] encarna de
forma aproximada la vía media”(“La Stampa”, Sergio Quinzio, 8 Dic. 1985)
“Los deseos y
los temores de una Restauración [...] no parecen, a primera
vista, próximos a su
realización” (“Il Piccolo”, F. Margiotta Broglio, 9 Dic. 1985) “Ningún
salto hacia atrás, ninguna Restauración, ningún referéndum por o contra el
Cardenal Ratzinger”(“Il Resto del Carlino”, Paolo Francia, 9 Dic.
1985).
“Por fin, el fondo del pensamiento del
Cardenal Ratzinger salió a la luz; no
podemos limitarloso en la
expresión pintoresca de “Restauración”.
"A veces es necesario lamentar lo falso, para poder conocer la
verdad”(Il
Messagero, Marco Politi,
10 Dic 1985).
“Sin
embargo el centro romano se halla bien lejos de rendirse [...] su programa es
muy exacto y podríamos definirlo así: ir al encuentro con el mundo y de todas
las ideologías, pero desde una posición de fuerza. En un período de tiempo
bastante
largo, mas allá de un
sólo pontificado, se llegará a una coexistencia de tendencias paralelas
e incluso contrapuestas.”
(II
Manifesto, Filippo Gentioni, 10 Dic.
1985).
“Al
contrario, hoy podemos afirmar que el catolicismo post-conciliar, con ocasión del
Sínodo, se ha manifestado extraño a la misma reacción” (Corriere
della
Sera, Giuseppe Alberigo, 15 Dic. 1985).
“La
Iglesia Católica llama a sus fieles a relanzar el Concilio y a aplicarlo de
forma más unitaria y
controlada” (Corriere
della Sera, Luigi Acattali, 11 Dic. 1985) [Creemos que ésta es la “lectura
“ más razonable: Revolución
sí, pero “unitaria y controlada”].
“Restauración
no significa volver atrás con respecto al
Concilio” (Rinascita,
Carlo Candia, 14 Dic. 1985)
.
Esto es lo que todo el mundo parece haber visto y
comprendido con respecto a esta Seudo-Restauración, actualmente en marcha
en la Iglesia conciliar... y nosotros, que somos los destinatarios, creemos que lo hemos
comprendido también.
Un vaticanista de nombre Giancarlo Zizola merece un capitulo aparte: este
personaje trata de analizar los hechos en detalle desde su
punto de vista progresista. Para entenderlo bien, hay que recordar antes, que
en la Iglesia hay ahora, un duelo entre católicos progresistas (jacobinos) y
católicos liberales (girondinos), quedando los verdaderos católicos
(tradicionalistas) fuera de juego. Es una cuestión de velocidades, siendo el objetivo el mismo.
Según
las diversas corrientes de la Revolución, existen distintas opiniones a cerca
de la Seudo-Restauración. Para los progresistas se trata de una vuelta atrás,
y Zizola los divide en dos campos:
-
1) Aquellos que dicen que hay que aguantar ésta
situación sin renunciar a buscar una solución.
-
2) La de los que piensan
que ésta es una situación definitiva, irreversible, capaz de separar a la
Iglesia del mundo moderno. Sin embargo, en la revolución llamada
“francesa”, después de los excesos de los jacobinos, la fase liberal de
los girondinos, se instaló de forma definitiva. En este caso las
“Iglesias” (es decir, los Obispos) van a cargar con ciertas
responsabilidades, llegando incluso a forzar el brazo de Pedro; por eso
hemos de vivir sin angustiarnos el conflicto actual de la restauración.
Según
Zizola, el "pontificado" de Juan Pablo II constituye una
oscilación perpetua, pero el proceso continúa. Esta situación muestra todos
los signos de una división del catolicismo; frente a las llamadas al orden del
Vaticano, los Obispos hacen resistencia pasiva; escuchan, callan y continúan
como antes. Existen dos tendencias principales dentro del Episcopado: la línea
Ratzinger y la línea progresista; pero es bastante difícil, incluso para los
vaticanistas, el valorar las fuerzas respectivas. También hay un cierto
desacuerdo entre el Papa y Ratzinger, si bien este último ha recibido un
respaldarazo público y solemne en el Discurso de vísperas de Navidad, en 1984.
En
opinión de Zizola, el drama de Juan Pablo II es que éste desea reducir las
fronteras de las innovaciones legitimadas por el Concilio, para no verse
envuelto en un nuevo período de reformas. Sobrepasarlas significaría tener que
ir a la realización de innovaciones que hoy son inaceptables y por eso el Papa
hace todo lo posible por crear una base de Obispos y Cardenales que le sea
favorable.
Conclusión
Después
de haber estudiado la Seudo-Restauración, con la ayuda de los documentos que
nos muestran su naturaleza, sólo nos queda prever, en la medida de lo posible,
el futuro.
La antigua lucha de la Revolución contra Dios,
Nuestro Señor, su Santa Iglesia,
su Orden Social histórico
y, finalmente, contra las
consecuencias religiosas, políticas, jurídicas, sociales y
económicas de su Divinidad,
bien marcadas en la Edad Media, esta antigua lucha continúa hoy, con sus
metamorfosis, “Fratres, sobrii estote et vigilate”. (1 Pt. 5).
Entre las metamorfosis más peligrosas de la
Revolución en la Iglesia, está la Seudo-Restauración. Joseph Ratzinger
continúa dando, sin prisas, sus “sorpresas”: después de la declaración de
la Restauración, tenemos la Misa de San Pío V con indulto, la institución de
la Hermandad San Pedro, la promesa de girar los altares, la creación de nuevas
congregaciones religiosas conservadoras para ser un "filtro"
respecto a la juventud que
quiere reaccionar... ¡hay
que
estar preparados para recibir nuevas sorpresas!
No creemos que todo esto sea un milagro de
conversión (que siempre es posible) ni el camino de una verdadera restauración. No
lo creemos por todas las razones expuestas más arriba y también porque los cálculos
de Joseph Ratzinger nos
parecen demasiado humanos y poco
inspirados por los principios de la fe: “...non comprehenderunt... non
cognovit... non receperunt...”.
En efecto, al tener el modernismo la tentación
de adaptar la Iglesia al mundo moderno y siendo el mundo moderno la encarnación
de la Revolución liberal, ésta sólo pide una cosa a la Iglesia: renunciar a la
Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo y, por tanto, renunciar al Estado Confesional,
aceptar el modelo liberal, de laicidad de la sociedad temporal, convertir a la
religión en una cuestión meramente
privada. Si
la Iglesia Conciliar “en las sacristías”, después de haber aceptado todo
esto, decide girar los altares e incluso imponer
como obligatoria la Misa de San Pío V, no por ello se sale de la línea de la
Revolución liberal ni molesta al laicismo.
Al contrario, la Revolución
en la Iglesia se salva y con cimientos más sólidos
.
Podríamos
incluso repitiéndonos llegar a predecir la fórmula victoriosa de
la
Seudo-Restauración, que
sería mas o menos así: “tradicionalista
sí, pero en privado”.
Si los modernistas perfeccionan su
Seudo-Restauración en este sentido, habrá que prever el peligro que supondrá para los
tradicionalistas esta maniobra, sobre todo para los que están menos preparados, para
los que tienen menos conocimiento, o carecen por completo, de la doctrina de la
Realeza Social de Cristo y la historia de la Revolución.
Sin
dejarse engañar por los combates de “retaguardia”, preparémonos
para próximas “sorpresas”, tanto
más que la Seudo-Restauración es querida, dirigida y sostenida por fuerzas externas a la Iglesia misma
y que conocen perfectamente las reglas de toda
Revolución; ¡no es sólo una
“historia de curas”!
El 14 de julio de 1987, Monseñor
Lefebvre, respondió a JOSEPH Ratzinger:
“Eminencia, aun en el caso en que Vd.
nos concediese un Obispo, incluso si nos concediesen una cierta autonomía con
respecto a los Obispos, aun otorgándonos toda la liturgia vigente hasta 1962 y
nos permitiesen continuar la obra de los seminarios de la Hermandad tal como lo
hacemos ahora, nosotros no podríamos colaborar con Vds., es imposible, porque
nosotros trabajamos en dirección diametralmente opuesta: Vds. trabajan en favor
de la descristianización de la sociedad, de la persona humana y de la Iglesia,
mientras que nuestros esfuerzos están dirigidos hacía la cristianización; no
podemos por tanto, entendernos. Para nosotros N.S.J.C. ¡lo representa todo! Es
nuestra vida; la Iglesia es N.S.J.C., es su Esposa Mística; el sacerdote es
otro Cristo; su Misa es el sacrificio de Jesucristo y el triunfo de Jesucristo
por la Cruz. En nuestros seminarios se aprende a amar a Cristo y todo se haya
dirigido hacia el reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que somos, y
Vds. se dedican a hacer lo contrario.
Vd
acaba de decirme que la sociedad no debe ni puede ser cristiana, que eso
sería ir contra su naturaleza.
Vd. acaba de intentar demostrarme que Nuestro Señor
Jesucristo no puede reinar en las sociedades. Vd. ha intentado demostrar que
la conciencia humana se halla libre de responsabilidad con respecto a
N.S.J.C., que hay que dejarle en libertad y concederle, usando sus
mismas palabras, un espacio autónomo:
eso
es la descristianización.
Pues bien, nosotros somos
partidarios de la cristianización, no
podemos, por tanto, entendernos". (Retiro
sacerdotal, Sept.1987).
Dios puso enemistad entre la Mujer y la serpiente
(Gén. 3.15), el demonio va siempre en sentido contrario a la voluntad de
Dios. Si el demonio ha logrado
hacerse respetar por
la casi totalidad del género humano, podemos pensar, con fundamento, que esos
mismos hombres han quedado inútiles para el servicio de Dios, “sicut
inútiles facti sunt”, dice el Salmo.
Siguiendo el espíritu de San Luis María Griñon de Monfort en el “Tratado de
la verdadera devoción” (nº 52 y siguientes), terminamos este trabajo con la
oración siguiente:
“Oh Santísima
Trinidad, en esta larga noche de la Historia, os ofrezco el amor que la
Santísima Virgen María os tiene, la enemistad y el odio que Ella ha recibido
de Vos contra el demonio que trabaja para rebajar a Jesús Cristo N. S. y la
Santa Iglesia Católica al mismo nivel de las falsas religiones, como hizo el
Papa en Asís dejándose guiar por las ideas que dominan hoy el mundo.
Oh Santísima Trinidad os ofrezco la enemistad de
la Santísima Virgen por la voluntad que tiene el demonio de separar la
Iglesia del Estado.
Oh Santísima Virgen María por la gracia de este
misterio de enemistad que Vos tenéis contra la serpiente, dejadme unir mi espíritu
al Vuestro y no permitáis que respete al enemigo de Dios, aunque la mayoría de
los hombres de hoy lo hagan.
O Santísima Trinidad, también os ofrezco el
acto de Fe solitario, cruel y perfecto, que hizo la Santísima Virgen el Sábado Santo, día
en que todos perdieron la
Fe. (San Bernardo)
¡Oh Señora mía, por la gracia de este
misterio, concédenos conservar la Fe en este Sábado Santo de la Iglesia. Que no temamos
el quedar solos combatiendo en defensa de las consecuencias públicas de la
Divinidad de Vuestro Hijo!
Para alcanzarnos
estas gracias, ofreced a la Santísima Trinidad, por Vuestras manos purísimas,
este Tesoro escondido que es el Santo Sacrificio de la Misa, que todavía se
celebra en la Tierra.
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