La Viuda
Negra
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis: Alex Barnes es un agente federal volcada en su
trabajo y sin tiempo para tener una vida privada satisfactoria. Lo
que le ocasiona no pocas reprimendas por parte de sus superiores.
Las cosas se van a complicar aún más para ella cuando descubra, casi
por caualidad, la muerte, en muy corto espacio de tiempo, de dos
ricos hombres de negocios... de los que aparentemente no hay
relación entre ellos.
* * * * /
MUY BUENA
“La
Viuda Negra” es el sexto largometraje de Bob Rafelson (un
forjado cineasta hoy en el olvido), quien se hizo a si un nombre en
el genero negro policíaco gracias a la remake de “El Cartero Llama
dos Veces” y que previamente en los ’70. También de la mano de Jack
Nicholson había realizado ese pequeño gran film titulado “Mi Vida
es mi Vida”. Cabe recordar que Nicholson también fue
estrella protagonista de varios films de Rafelson: desde “Castillos
de Arena”, pasando por “Un Hombre en Problemas”, hasta
llegar a “Sangre y Vino”, que si de films policiales se
trata, fue una joya contemporánea del genero.
El film
plantea un interesante duelo actoral, y no de los masculinos
protagonistas, esos que nos tienen acostumbrados. Aquí dicho
protagonismo se reserva a dos actrices de carácter como Debra Winger
y Theresa Russell. El conflicto entre ambas se inicia con la
persecución de una hacia otra, una persecución que llevara consigo
fascinación, represión y obsesión al intentar desenmascarar este
rosario de muertes que se sucede como punto de partida al misterio
que devela el film (entre tantas de las victimas encontramos al
conocido Dennis Hopper). Triangulo amoroso de por medio para
complicar una trama que tiene todos los elementos del suspenso
psicológico, el film se reviste de una marcada carga sexual pero sin
erotismo visual explicito y si mucha sugerencia, con un audaz tinte
de lesbianismo entre las dos protagonistas, demarcación obvia de la
atracción mutua que existe y que introduce a un peligroso y
arriesgado juego de caracteres.
El
talento de Rafelson para manejas climas opresivos y cámaras
expresivas dejan notar la ambigüedad de la relación Winger-Russell
dejando tras de si secuencias tan brillantes como llenas de
sensualidad y estilismo. La creciente tensión sexual entre
perseguida y perseguidora nos van dejando como corolario un efecto
en cadena de acciones-reacciones y giros sorpresa que enriquecen la
trama (algunos de ellos ya evidenciaban mas de un que otro clise del
genero entrados los ’80). Prueba de esto es su delimitada resolución
a la trama, que no opaca dos horas con una mas que inteligente dosis
de suspenso, en un thriller que devela obsesiones y estilos bien
arraigados de un grande la camada de directores independientes
surgidos en los ’70 como Bob Rafelson. De ese mismo movimiento
artístico que la metrópolis neoyorquina cimentara para formar
cineastas del calibre de Woody Allen, Brian de Palma o Martin
Scorsese, antagónicos en sus búsqueda artísticas, pero como dicho
anteriormente, de firmes raíces independientes.
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