Mi Nombre
es August Rush
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis:
"Mi Nombre es August Rush" cuenta la historia de un
carismático joven guitarrista irlandés y una sobreprotegida
violonchelista, quienes comparten un encuentro romántico una mágica
noche de verano en Nueva York. Debido a circunstancias
desafortunadas, la joven pareja es separada tras este breve
encuentro, dejando como única estela a un niño, August, huérfano por
accidente. Ahora, August, de 11 años, se encuentra ganándose la vida
como músico callejero, bajo la tutela del misterioso Brujo. Pero
August posee un talento musical excepcional, e intentará hacer uso
de él para poder reencontrarse con sus padres.
* * /
REGULAR
“Mi
Nombre es August Rush” peca de casi todos los clisés que
caracterizan a este tipo de películas sensibleras que retratan la
historia de vida de un joven a la deriva rescatado por su propio
talento. Como en “Descubriendo el País de Nunca Jamás”
Freddie Highmore (un nombre a tener cada vez más en cuenta entre las
caras jóvenes) es un pequeño a la deriva, podría decirse que August
Rush es un Oliver Twist del siglo XXI a la tutela de un Fagin
contemporáneo al que da vida Robin Williams en un papel secundario a
la medida del siempre querible y simpático actor. O el film también
puede asemejarse a un Nicolás Nickleby moderno y urbanizado. No es
extraño pensar que sendas obras literarias fueron de influencia
notoria para el film.
Y este
tipo de cuento de hadas casi siempre vía made in Hollywood caen en
esta clase de lugares comunes a los que apela el guión para dar vida
a la historia. El film y su relato están de forma permanente
acompañados por la banda musical, que sirve de sostén a la historia
más allá de la música cumplir un rol fundamental. Es el ámbito en el
cual se asienta el film. Hijo abandonado de padres músicos
(compuestos por Johnatan Rhys Myeres y Keri Russell) y con un
talento especial para ella, la música es la conexión con el mundo y
el motor para el despertar de su talento del personaje que muy
acertadamente interpreta Freddie Highmore. Irreprochable desde lo
técnico el film se apoya en estas virtudes para generar toda la
magia posible que la historia requiere y que el guión carece de: la
fotografía, la variedad de planos y los movimientos de cámara dan un
relieve de fantasía propio de este cuento mágico que de forma
efectiva se hace bello en lo visual, pero poco profundo y menos
relevante en lo argumental.
Y la
sensiblería estará a la orden del día para que este chico huérfano
encuentre en la música el poder como medio de salvación. El film
está lleno de momentos, pasajes y personajes estereotipados. Y no
hay nada de especial en ello. La propuesta debe ser creíble al
espectador. Y no hablamos de la lógica. Quizás muchas de esa residan
en la razón, y debemos dejarnos llevar por este mundo mágico que se
nos plantea. De hecho muchas de las grandes historias contadas no
solo en cine, sino en perdurables novelas poseen una gran cuota de
magia (como el mencionado clásico de la literatura de Dickens). El
problema es cuando ambos términos, mágica y lógica se confunden. Lo
ideal es cuando el mundo planteado por el director respeta ciertas
normas y es fiel a sí mismo y no tira manotazos de ahogados con el
fin de seducir al espectador recurriendo a los famosos clisés en pos
de que el cuento encuentre sentido. “Mi Nombre es August
Rush” lejos esta de conseguir ese ideal.
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