Simplemente
Sangre
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis: En el corazón de Texas una joven esposa, guapa y
seductora, cae en los brazos de Ray, uno de los empleados de su
marido. Convencido por un detective privado de la infidelidad de su
mujer y obsesionado por el engaño, Julián se decide a preparar en
asesinato de los dos.
* * * * *
/ EXCELENTE
La opera
prima de los hermanos talentosos Coen no podría haber sido un debut
cinematográfico mas perfecto, promisorio y visionario respecto de
una de las duplas de cineastas mas talentosos del ultimo cuarto de
siglo que Hollywood haya dado. Un facsimil razonable de la mejor
época del cine negro, y con reminiscencias de las grandes obras de
Orson Welles o Billy Wilder así como también precursora de otras
gemas coenianas del policial negro como “Miller’s Crossing” o
“Fargo”, el film es una historia de infidelidad, engaño y
asesinato donde venganzas, equívocos y traiciones se iran
desarrollando a medida de esta trama.
Los Coen
(Joel en la dirección y Ethan en el guión) se conjugan a la
perfección para realizar un film de historias paralelas y secretos
que esconden lo que realmente es y en donde el trágico destino del
azar juega un rol preponderante a medida que se cruza en la suerte o
desgracia de estos personajes, haciéndolos caminar por un estrecho
camino que separa lo moral de lo inmoral, un retrato que con los
años se convertiriria en un arquetipo del cine de los Coen. Esta
narrativa captura una atmósfera atrapante y subyugante que sumado a
un elenco impecable (Dan Hedaya, John Getz, Frances McDormand y M.
Emmet Walsh) se nutren de una exquisita puesta en escena texana que
en manos del hoy reconocido director Barry Sonnenfeld (“Hombres
de Negro”) captura una fotografía impecable de claro oscuros y
sombras dignas de un autentico neo noir, despojada de cualquier
exceso o clisé y dueña de un ritmo arrollador y de un impacto que
juega con lo inmoral y lo violento capturando la verdadera esencia
que reviste a estos cuatro personajes protagonistas de la historia.
El manejo
de cámara de los Coen es depurado desde su primera película. Tanta
posición como movimiento de cámara, así como los planos elegidos
colaboran para aumentar el dramatismo de cada escena, ya que nos
involucran en la mirada del personaje, esa mirada subjetiva a la que
el espectador activo complementa (como decía nada menos que el ya
mencionado Welles maestro del plano secuencia iniciativo). Estos
personajes (y se puede comprobar a lo largo de la filmografía
extensa de los Coen) son siempre personas comunes y corrientes
confrontadas situaciones extrañas pero realistas, tragedias sin
retorno que solo los hunden mas aun en la perdición. Aquí radica
también la identificación del publico con el personaje, esa empata
que tanto pregonaba Hitchcock, y que nos lleva a entender su
proceder y hasta a anticipar su comportamiento, tan asintomático y
sufriente, como es este espiral de sangre que deja a su paso el
impecable policial con el que los hermanos Coen se presentan en el
cine grande.
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