Un Plan
Brillante
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis:
Laura Quinn trabaja en la London Diamond Corporation, la principal
empresa de diamantes del mundo en 1960. Laura es una ejecutiva
entregada que siente una tremenda frustración al ver que la
evolución de su carrera está obstaculizada por el machismo que
domina la compañía. Así, se alía con el Sr. Hobbs, un veterano
empleado que afirma tener un plan perfecto para un robo que no
dejará rastro.
* * / REGULAR
“Un Plan Brillante” une puntos en común con el
también reciente estreno cinematográfico “El Gran Golpe”. No
solo ambos retratan un plan perfecto para asaltar un banco (un
autentico subgénero contemporáneo del suspenso), sino que también
son sendos films made in Inglaterra. Sin embargo, como producto
artístico, cada uno toma su rumbo y son bien distintos en su
concepción así como en su resultado final. Mientras “El Gran
Golpe” se basaba en un caso real y hacia gala de una narrativa
llevadera para resaltar un film de acción atrapante, “Un Plan
Brillante” no corre tan buena suerte, a pesar de contar con los
pergaminos de Michael Radford, realizador de dignos films como “El
Cartero” o “El Mercader de Venecia”.
Como ya fue apuntado, varios puntos en común unían a
las películas. Sin embargo los mas representativos y los que la
definen como una obra de arte pasable o no son los que justamente
conforman la antitesis de estas dos películas. Sin ser una joya, “El
Gran Golpe” fue un film respetable, correcto y prolijo. Como
contrapartida “Un Plan Brillante” es demasiado solemne,
previsible e insuficiente. No alcanza con el siempre genial Michael
Caine. Menos aun si su partenaire actoral es una Demi Moore devenida
últimamente en actriz de películas clase b, su timing actoral parece
haberse perdido por completo y la construcción de su personaje (en
pos de dar un mensaje feminista en medio de una sociedad machista)
cae de forma permanente en la exageración.
Con guiños acertados sobre el alcance mundial del
competitivo capitalismo salvaje y la explotación casi esclava en
Sudáfrica, el robo y los interminables giros sorpresa más
previsibles son, finalmente, el centro del relato. Si la intriga
captura una pizca de interés en un tópico de películas que ya agotó
sus posibilidades desde la genial “Tarde de Perros”, esta se
ve diluida con un panfletario inexplicable desenlace, con un cargado
tinte ético que resulta terminando una moralina y no un mensaje
constructivo. Dicha resolución termina por hundir al film en la
mediocridad, y la poca sutiliza que demuestra Radford para concluir
el misterio dista de la elegancia prototipo del cineasta ingles por
excelencia. Un film que deja un sabor distante, lejos de la
brillantez de ese objeto tan deseado que llevara a los protagonistas
a la perdición o a la redención.
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