TESTAMENTO DE ENRIQUE PINTI


Yo hombre del medio pelo-argentino, en mis cabales
y absolutamente responsable del momento
que me toca morir, digo, vivir...
dejo todo mi agradecimiento a las fuerzas vivas,
muy vivas, yo dirÍa avivadas,
que me gobernaron con total falta de respeto e idoneidad profesional.
A los conservadores aristocráticos de la primera hora,
les dejo un manual de Historia Argentina para que la relean
a ver dónde dice que en una república democrática
alguien puede creerse superior a los demas por cuestiones de linaje y casta,
sobre todo, siendo hijos de inmigrantes como cualquiera,
en nombre de esa prosapia trucha, con horrorosos latifundios
dignos del peor señor feudal del medioevo en pleno siglo XX
y cagarse en el pobre insultándolo con una caridad,
que en el 90% de los casos es humillante e insuficiente.
A los correligionarios radicales les dejo una brújula
para que, al saber donde está el sur y donde está el norte,
sepan también definirse entre la izquierda y la derecha o el centro
en vez de ser alternativamente pseudo-bolches o gorilas conservas.
A los distinguidos camaradas de las izquierdas argentinas
les dejo un manual titulado "¿Qué es la clase obrera?",
con modelo para armar incluido,
a ver si así pueden explicarse qué les falto
para lograr un puto voto del laburante que,
ante la confusión de prédicas que iban desde el hermetismo intelectual
a la declaración de guerra de guerrillas,
prefiriendo (y esto debe ser único en el mundo) votar a la derecha
o apoyar dictaduras populistas.
A los compañeros peronistas les dejo un manual
de la contradicción perpetua y fanática donde se explica
como un movimiento populista que luchó contra el conservadorismo
puede llegar a ser un movimiento conservador que acusa de populistas
a los que luchan contra los conservadores y como se puede glorificar a Evita
haciendo todo lo contrario de lo que hacia ella.
Tambien les dejo un bombo para que lo conviertan en shopping
y un CD doble con canciones de Menem y música de Palito Ortega
cantado por Maria Julia.
A los milicos que tengan menos espíuritu de cuerpo
y a los curas que tengan menos cuerpo y mas espíritu.
Y a las generaciones venideras sepan que hubo una vez
un país rico, grande, lleno de buena gente al cual
unos pocos pícaros avivados hundieron sin remedio.

Enrique Pinti