Magisterio de la Iglesia

San Francisco de Asis
Escritos completos

 EPISTOLA AD CLERICOS I
(Recensio prior)

1Attendamus, omnes clerici, magnum peccatum et ignorantiam, quam quidam habent super sanctissimum corpus et sanguinem Domini nostri Jesu Christi et sacratissima nomina et verba eius scripta, quae sanctificant corpus. 2Scimus, quia non potest esse corpus, nisi prius sanctificetur a verbo. 3Nihil enim habemus et videmus corporaliter in hoc saeculo de ipso Altissimo nisi corpus et sanguinem, nomina et verba, per quae facti sumus et redempti de morte ad vitam (1 Joa 3,14). 4Omnes autem illi qui ministrant tam sanctissima mysteria, considerent intra se, maxime hi qui illicite ministrant, quam viles sint calices, corporales et linteamina, ubi sacrificatur corpus et sanguis eiusdem. 5Et a multis in locis vilibus collocatur et relinquitur, miserabiliter portatur et indigne sumitur et indiscrete aliis ministratur. 6Nomina etiam et verba eius scripta aliquando pedibus conculcantur; 7quia animalis homo non percipit ea quae Dei sunt (1 Cor 2,14). 8Non movemur de his omnibus pietate, cum ipse pius Dominus in manibus nostris se praebeat et eum tractemus et sumamus quotidie per os nostrum? 9An ignoramus, quia venire debemus in manus eius? 10Igitur de his omnibus et aliis cito et firmiter emendemus; 11et ubicumque fuerit sanctissimum corpus Domini nostri Jesu Christi illicite collocatum et relictum, removeatur de loco illo et in loco pretioso ponatur et consignetur. 12Similiter nomina et verba Domini scripta, ubicumque inveniantur in locis immundis, colligantur et in loco honesto debeant collocari. 13Haec omnia usque in finem universi clerici tenentur super omnia observare. 14Et qui hoc non fecerint, sciant se debere coram Domino nostro Jesu Christo in die iudicii reddere rationem (cfr. Mt 12,36). 15Hoc scriptum, ut melius debeat observari, sciant se benedictos a Domino Deo, qui illud fecerint exemplari.

 

 

 

 

 CARTA A LOS CLÉRIGOS I
Primera redacción

1Consideremos todos los clérigos el gran pecado e ignorancia que tienen algunos acerca del santísimo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo, y de sus sacratísimos nombres, y de sus palabras escritas que consagran el cuerpo. 2Sabemos que no puede existir el cuerpo, si antes no es consagrado por la palabra. 3Nada, en efecto, tenemos ni vemos corporalmente en este siglo del Altísimo mismo, sino el cuerpo y la sangre, los nombres y las palabras, por las cuales hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida (1 Jn 3,14). 4Por consiguiente, todos aquellos que administran tan santísimos misterios, y sobre todo quienes los administran indebidamente, consideren en su interior cuán viles son los cálices, los corporales y los manteles donde se sacrifica el cuerpo y la sangre del mismo. 5Y hay muchos que lo colocan y lo abandonan en lugares viles, lo llevan miserablemente, y lo reciben indignamente, y lo administran a los demás sin discernimiento. 6Asimismo, sus nombres y sus palabras escritas son a veces hollados con los pies; 7porque el hombre animal no percibe las cosas que son de Dios (1 Cor 2,14). 8¿No nos mueven a piedad todas estas cosas, siendo así que el mismo piadoso Señor se entrega en nuestras manos, y lo tocamos y tomamos diariamente por nuestra boca? 9¿Acaso ignoramos que tenemos que caer en sus manos? 10Por consiguiente, enmendémonos de todas estas cosas y de otras pronta y firmemente; 11y dondequiera que estuviese indebidamente colocado y abandonado el santísimo cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que se retire de aquel lugar y que se ponga en un lugar precioso y que se cierre. 12Del mismo modo, dondequiera que se encuentren los nombres y las palabras escritas del Señor en lugares inmundos, que se recojan y se coloquen en lugar decoroso. 13Todos los clérigos están obligados por encima de todo a observar todas estas cosas hasta el fin. 14Y los que no lo hagan, sepan que tendrán que dar cuenta ante nuestro Señor Jesucristo en el día del juicio (cf. Mt 12,36). 15Quienes hagan copiar este escrito, para que sea mejor observado, sepan que son benditos del Señor Dios.

VOLVER A ESCRITOS DE SAN FRANCISCO


CONTÁCTENOS:

Contenido del sitio