Magisterio de la Iglesia

Ab Apostolici Solii 

LEÓN XIII
A los Obispos, al clero y al pueblo de Italia sobre la obra de la masonería 
15 de octubre de 1890 

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

INTRODUCCIÓN:

1. El motivo: No el agravio personal sino el peligro de las almas

   De lo alto de la Sede Apostólica, donde la divina Providencia Nos ha colocado para velar por la salvación de todos los pueblos, Nuestra mirada se posa frecuentemente sobre Italia, en cuyo seno, por arte de singular predilección puso Dios la Sede de su Vicario, y de donde, por otra par te, Nos vienen ahora múltiples y dolo rosas amarguras. No Nos contristan las ofensas personales ni las privaciones y sacrificios impuestos por la actual situación de las cosas, ni las injurias y dicterios que una prensa procáz tiene plena libertad de lanzar contra Nos todos los días. Si se tratase sólo de Nuestra persona y no viésemos que Italia, amenazada en su fe marcha derecha mente a su ruina llevaríamos en silencio las ofensas, contentos con repetir también N os aquello que decía de sí mismo uno de nuestros más ilustres predecesores: "Si terrae meae captivitas per quotidiana momenta no excresceret, de despectione mea atque irrisione laetus tacerem"(1)

   Pero además de la independencia y dignidad de la Santa Sede, se trata de la religión misma y de la salud de toda una nación, y de nación tal, que desde los primeros tiempos abrió gozosa su seno a la fe católica y siempre la conservó cuidadosamente.

   Parece increíble, pero es verdad: hemos llegado al punto de temer que nuestra Italia pierda la fe. A menudo hemos dado la voz de alerta anunciando el peligro; pero no por eso creemos haber hecho bastante.

Los renovados ataques obligan a hablar

   Ante los continuos y cada vez más fieros asaltos, sentíamos más poderosa la voz de la conciencia que estimulaba a hablaros de nuevo a otros, Venerables Hermanos, a vuestro clero y al pueblo italiano. Como no da tregua el enemigo, así no Nos es lícito permanecer silenciosos u ociosos ni a Nos ni a vosotros, que por divina merced fuimos constituidos en custodios y paladines de la Religión de los pueblo que nos fueron encomendados, Pastores y asiduos vigilantes de la grey de Cristo por la cual debemos estar prontos a sacrificarlo todo, si es preciso, hasta la vida.

   No hablaremos en modo alguno hechos nuevos; pues, los que ocurrieron  antes permanecen en el mismo estado; de ellos hemos hablado oficialmente otras veces conforme lo reclamaba la ocasión. Pero aquí queremos recapitularlos en cierto modo y agruparlos como en un solo haz para que sirvan de oportuna enseñanza para todas las consecuencias que de ellos se deriven. No son hechos dudosos o controvertidos sino acaecidos a la plena luz del día, y esto, no en forma aislada sino conexos entre sí, de suerte tal que denotan evidentemente un sistema del cual son la realización y el desenvolvimiento. El sistema no es nuevo, pero es nueva la audacia, el encarnizamiento y la rapidez con que ahora se va realizando ante Nuestros ojos.

2. La Masonería y Roma

   Es el plan preestablecido de las sectas que con celeridad se desarrolla ahora en Italia, especialmente en la parte que toca a la Iglesia y a la Religión católica, cuyo propósito último y muy notorio es reducirla, si fuese posible, a la nada. Hoy día, huelga formar el proceso de las sectas que se dicen masónicas; el juicio sobre ellas ya está dado; los fines, los medios, sus dogmas, la acción, todo está averiguado y conocido con tanta certeza que ya no cabe controversia al respecto. Imbuidos del espíritu de Satanás, cuyos instrumentos son, arden, como su inspirador, el demonio de tal  modo en odio mortal e implacable a JESUCRISTO, a la Iglesia por El fundada, que tratan esforzadamente de abatirla o por lo menos coartar su acción. Esta guerra se mueve hoy más que en otra parte cualquiera, en Italia, donde la Religión echó raíces más hondas, máxime empero en la Urbe romana donde está el centro y la cabeza de la unidad católica. v tiene su sede el Pastor de la Iglesia universal.

3. Historia de los ataques sucesivos: supresión de las Ordenes religiosas y del patrimonio eclesiástico. Leyes anticristianas

   Conviene recordar desde el principio las diversas fases de esta guerra. Se empezó arrebatando so color político, el principado civil de los Papas; pero su rendición a los que real mente eran los jefes de esa secta, había de servir conforme a los acuerdos secretos, más tarde abiertamente declarados, a la destrucción del supremo poder espiritual de los mismos Romanos Pontífices, o por lo menos para reducirlos a una esclavitud cargada de cadenas. Y para que a nadie cupiese la menor duda adonde realmente apuntaban sus acuerdos, en seguida procedían a la supresión de las Órdenes religiosas por la que disminuyó considerablemente el número de operarios evangélicos que se destinan al sagrado ministerio y a la asistencia religiosa que se presta a esta Santa Sede, como también a la propagación de la Fe entre los infieles. Luego, mediante la dictación de una ley, los jóvenes clérigos fueron obligados a prestar servicio militar, de lo cual resultaron necesariamente muchos y muy graves obstáculos para la elección de los clérigos, y adversos al cumplimiento conveniente aun de la instrucción del clero secular.

   Además, poniendo violenta mano en el patrimonio eclesiástico, en parte lo adjudicaron al Fisco, en parte, empero, lo agobiaron con enormísimos tributos, dejándolo extremadamente extenuado, naturalmente, con la intención de reducir al clero y a la Iglesia a la miseria, de privarla de los medios que necesitan para vivir y para promover en la tierra los institutos y las obras pías que coadyuvan a su divino apostolado. Así lo han declarado abiertamente los mismos adeptos de la masonería: "Para disminuir la influencia moral del clero y de las asociaciones, que ellos llaman, clericales, se ha de emplear un solo medio muy eficaz: despojarlos de todos los bienes y reducirlos a una pobreza ex trema".

   Por lo demás, la misma acción del Poder civil se encamina directa y constantemente a borrar íntegramente de la Nación italiana el carácter religioso y cristiano: las leyes y cuanto constituye lo que llaman la vida oficial procuran desterrar toda inspiración e idea religiosa en forma general y constante cuando no lo combate directamente; cualquier manifestación pública de Fe y piedad católica o se prohíbe o, de mil modos, con razones especiosas se impide.

   A la familia se ha quitado su base y constitución religiosa proclamando el así llamado matrimonio civil e imponiendo una enseñanza escolar que des de los rudimentos de las primeras letras hasta las lecciones de los Colegios de superiores se enseña en forma total mente laica, de donde resultará que las nuevas generaciones, en cuanto dependa del poder civil, se verán casi obligados a desenvolverse sin tener ideas religiosas y sin poseer las primeras y esenciales nociones de sus deberes para con Dios.

   Esto es poner la segur a la raíz del árbol, ni cabe imaginar medio más universal ni más eficaz para arrancar a la influencia de la Iglesia y de la Fe, la sociedad, la familia y también a los individuos. Debilitar por todos los medios el clericalismo (o sea el catolicismo) en sus fundamentos y en sus mismas fuentes de vida, eso es, en la escuela y en la familia, es la declaración auténtica de los escritores masónicos.

4. En muhas regiones es un sistema de gobierno

   Pero alguien dirá que esto sucede no solo en Italia sino que es un sistema de gobierno, al que generalmente, se conforman hoy todas las naciones. Esto, empero, no destruye, respondemos Nosotros, sino antes bien confirma lo que decimos sobre los propósitos y acción de la masonería tal cual existe en Italia. Ciertamente aquel sistema se adopta y se pone por obra donde quiera que la Masonería ejercite su impía y nefasta acción, y como ésta está tan ampliamente difundida, aquel sistema anticristiano se aplica, en toda extensión, al orden público. y la aplicación se hace más rápida y universal en aquellas regiones cuyos gobernantes se sujetan más a la secta y secundan con mayor interés sus inicuas empresas.

   Y lo que consideramos un gran infortunio, en el número de estos países se halla hoy día la misma nueva Italia. Sin embargo, no sólo hoy comprobamos que Italia comenzó a sucumbir al influjo impío y maléfico de las Sectas, sino que desde hace algunos años, éstas en su prepotencia, apoderándose de las cosas en forma absoluta, y dominadora, a su antojo, a modo de tiranos las sujetan. De allí que las normas de administración pública en cuanto a la Religión toca, favorecen casi todas y sirven a las aspiraciones de las Sectas las que para ejecutar sus designios encuentran en los gobernantes supremos del Estado sus favorecedores y dóciles instrumentos. Las leyes bastante contrarias a la Iglesia que decretan y las medidas para ella ofensivas que toman, se proponen, se resuelven y  definitivamente estatuyen primero en sus Congresos sectarios. Basta que cualquier cosa tenga aun la apariencia aunque dudosa de ser injuriosa o dañina para la Iglesia para que en seguida la veamos adoptada y promovida.

5. El nuevo Código penal ofensivo para el Clero y las Obras Pías

   Entre  los hechos más recientes recordaremos  la aprobación del Código penal, en que había algunos articulo s de ley contrarios al Clero que constituyen, efectivamente, una ley de excepción, la cual con la mayor pertinacia posible y pese a todas las razones en contrario plugo a los legisladores aprobar, y en que -¡cosa increíble!- se consideran criminalles algunos actos que son deberes sacrosantos de su ministerio.

   La ley sobre las Obras Pías, por la cual todo el patrimonio que reunieron la piedad y la Religión de nuestros abuelos, a la sombra y con la tutela de la Iglesia, queda substraído a la intervención eclesiástica; esta ley la habían insinuado ya las sectas masónicas algunos años hacía para escarnecer Iglesia, disminuir su influencia social y suprimir de una plumada las grandes sumas de los delegados, destinadas a sufragar los gastos del culto relioso.

6. Monumento al apóstata

   Añádase a esto la obra eminentemente sectaria de la erección del monumento público al famoso apóstata de NOLA, decretada desde hace mucho por la secta masónica e insistentemente promovida y, finalmente, ejecutada con la ayuda y el favor de los gobernantes.

7. Declaraciones y obras del gobierno contrarias a la Iglesia

   Mucho tribuyeron a ello las declaracion explícitas y públicas del jefe de Gobierno, que así se expresan: "La lucha real y verdadera que el Gobierno tiene el mérito de haber emprendido, es la que traba la Iglesia y el Estado, y el libre examen y la razón por otra parte".

   Que la Iglesia quiere obrar y encadenar de nuevo la razón y la libertad del pensamiento, es lo que se añade.

   El Gobierno en esta lucha se declara abiertamente en favor de la razón contra la fe, y cree su deber hacer que el Estado italiano sea el intérprete de esta razón y libertad; triste deber que vemos con repetición afirmado en tales ocasiones.

   A la luz de estos hechos y declaraciones, se ve que la idea principal respecto la Religión es la que preside a la política italiana y forma la realización del programa masónico. Se ve cuánto va ya realizado, se sabe cuánto falta por hacer, y ciertamente puede preverse que, mientras Italia y su suerte estén en manos de jefes sectarios o siervos de las sectas, se seguirá obrando más o menos rápidamente, según las circunstancias, hasta realizar todo el plan.

Detalles del programa persecutorio del gobierno masóuico

   Ahora se dirige su acción a los fines siguientes, según los votos y resoluciones de las más autorizadas Asambleas, todo inspirado en odio mortal contra la Iglesia:

   "Abolición en las escuelas de toda instrucción religiosa; fundación de institutos en que se substraiga a los niños de toda influencia clerical, cualquiera que sea, ya que el Estado, que debe ser absolutamente ateo, tiene derecho y deber de formar el corazón y el espíritu de los ciudadanos, y ninguna escuela debe substraerse a su inspiración y vigilancia; aplicación rigurosa de todas las leyes vigentes a asegurar la independencia absoluta de la sociedad civil de las influencias clericales, observación estricta de las leyes que suprimen las asociaciones religiosas y el uso de los medios que puedan hacerlas eficaces; organización de todo el patrimonio eclesiástico, partiendo del principio de que su propiedad pertenece al Estado y su administración al poder civil; exclusión de todo elemento católico y clerical de todas las públicas administraciones, obras pías, hospitales, escuelas y consejos en que se preparen los destinos de la patria: de las academias, círculos asociaciones, comisiones y  familia; exclusión general, eterna, en todas partes. Debe hacerse sentir la influencia masónica y hacerse dueña de todo. Con esto se allanará la vía para abolir el Pontificado, y quedará Italia libre de su implacable y mortal enemigo; y Roma, que antes fue el centro de la teocracia universal, será desde hoy el centro de la secularización universal, y desde ella se promulgará para el mundo la magna charta de la libertad humana".

   Estas son las aspiraciones, declaraciones y acuerdos auténticos de los francmasones y de sus conciliábulos.

   Sin exageración tal es el estado presente y tal el porvenir que presentimos para la Religión en Italia.

   Error funesto sería el disimular tamaña gravedad. Reconocerlo tal cual es y afrontarlo con evangélica prudencia y fortaleza, deducir los deberes que esto impone a todos los católicos y Nos especialmente, que como Pastor debemos velar sobre ellos, Nos toca conducirlos a la salvación, vigilar por las miras de la Providencia y obrar con sabiduría y celo pastoral.

8. Enérgica protesta y llamado a los Obispos y fieles

   Por lo que respecta a Nos, se Nos impone el deber apostólico de protestar de nuevo enérgicamente contra todo lo que con tanto daño de la Religión se ha hecho, se hace o se intenta llevar a cabo en Italia: defensores y tutores que somos de los sagrados derechos de la Iglesia y del Pontificado, abiertamente rechazamos y denunciamos a todo el orbe católico las ofensas que la Iglesia y el Pontificado reciben de continuo especialmente en Roma, y que Nos hacen más fatigoso el gobierno del Catolicismo y Nos arrastran a un estado grave e indigno de nuestra condición.

   Por lo demás, estamos firmemente animados a no omitir ni dejar de hacer por Nuestra parte nada de lo que pueda ayudar a mantener viva y vigorosa la fe entre el pueblo italiano y protegerla contra los asaltos y ataques de los enemigos. Apelamos por esto, Venerables Hermanos, a todo vuestro celo y vuestro amor por la salvación de las almas, aumentado por la gravedad del peligro, a fin de que busquéis los medios que estén en nuestra mano; todos los resortes de la palabra, toda la industria de la acción, todo el tesoro y ayuda de la gracia que la Iglesia nos concede, tienen que emplearse en la formación de un clero instruido y lleno de espíritu de JESUCRISTO por la cristiana educación de la juventud, por la extirpación de las malas doctrinas, la propagación de la verdad católica, por la conservación del carácter y del espíritu cristiano dentro de las familias.

9. El pueblo católico debe conocer las medidas persecutorias

   En cuanto al pueblo católico, es necesario antes que todo que conozca el verdadero estado de la Italia, la índole esencialmente religiosa que reviste en Italia la lucha contra el Pontífice, y el fin verdadero y el propósito que persigue; que se persuada con la evidencia de los hechos, de cómo está constantemente amenazada su Religión, se convenza por fin de los riesgos que corre de ser despojado del inestimable tesoro de la fe. Llevada a los ánimos tal convicción, y seguros, por otra parte, que sin la fe es imposible servir a Dios y salvarse, comprenderán que se trata de conseguir el mayor, por no decir el único, de los intereses que cada uno por su parte tiene el deber de poner en salvo antes que todo, aun a costa de los mayores sacrificios, bajo pena de su eterna desgracia e infelicidad. Comprenderán también fácilmente que, siendo este tiempo de lucha descarada y manifiesta, sería ignominioso y vil desertar del campo y cobardemente esconderse.

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