CARTAS
ENCÍCLICAS
Del
Latín Literae encyclicae, que literalmente significa "cartas
circulares". Las encíclicas son cartas públicas y formales del Sumo
Pontífice que expresan su enseñanza en materia de gran importancia.
Las
encíclicas se proponen:
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Enseñar
sobre algún tema doctrinal o moral
-
Avivar
la devoción
-
Condenar
errores
-
Informar
a los fieles sobre peligros para la fe procedentes de corrientes culturales,
amenazas del gobierno, etc.
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Por
definición, las cartas encíclicas formalmente tienen el valor de enseñanza
dirigida a la Iglesia Universal. Sin embargo, cuando tratan con cuestiones
sociales, económicas o políticas, son dirigidas comúnmente no solo a los
católicos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. En algunos
casos, como el de la encíclica, el Papa sólo incluye en su saludo de
apertura, a los Obispos, aunque él pretenda la doctrina de la encíclica para
la instrucción de todos los fieles. Esto tiene su razón de ser en el hecho
de que los Obispos son los Pastores que deben enseñar a los fieles la
doctrina.
Debido
al peso y la verdad que contienen, todo fiel debe concederle a las encíclicas
asentimiento, obediencia y respeto. El Papa Pío XII observó que las
encíclicas, aunque no son la forma usual de promulgar pronunciamientos
infalibles, sí reflejan el Magisterio Ordinario de la Iglesia y merece
ese respeto de parte de los fieles (Humani generis, 1950).
El título que se le da a la encíclica se deriva de sus primeras palabras en latín.
Tipos
de encíclicas
De
acuerdo a la materia de que tratan, las encíclicas pueden ser:
1.
Encíclicas Doctrinales
Desarrollan
extensamente la doctrina que el Papa propone en la misma. Muchas de estas han
marcado significativamente la vida de la Iglesia.
Otros
documentos del magisterio ordinario que han tenido un gran impacto en la vida
de la Iglesia son las llamadas "encíclicas sociales". Desde
el final del siglo XIX, los Papas han formulado una doctrina social que ha
enriquecido la tradición de la Iglesia. Mientras que son articuladas en
diferentes maneras y aplicadas a varios problemas, el corazón de las enseñanzas
de los Papas ha sido la defensa de la persona humana creada a imagen y
semejanza de Dios.
2.
Encíclicas Exhortatorias
Algunas
encíclicas tratan específicamente sobre temas mas espirituales. Su propósito
principal es ayudar a los católicos en su vida sacramental y devocional. Al
no estar enmarcadas en vista a una controversia doctrinal o teológica, estas
encíclicas expanden la dimensión del misterio Cristiano, como una ayuda para
la Piedad.
3.
Encíclicas Disciplinares
De
vez en cuando, hay encíclicas que tratan cuestiones particulares
disciplinarias o prácticas.
EPÍSTOLAS
ENCÍCLICAS
Difiere
muy poco de las cartas encíclica. Las epístolas son poco frecuentes y se
dirigen primariamente a dar instrucciones en referencia a alguna devoción o
necesidad especial de la Santa Sede. Por ejemplo: algún evento especial, como
el Año Santo.
CONSTITUCIÓN
APOSTÓLICA
Estos
documentos son la forma más común en la que el Papa ejerce su autoridad
"Petrina". A través de estas, el Papa promulga leyes concernientes
a los fieles. Tratan de la mayoría de los asuntos doctrinales, disciplinares
y administrativos. La erección de una nueva diócesis, por ejemplo, se hace
por medio de una Constitución Apostólica.
Mientras
que al principio, dichas constituciones enunciaban normas legales y continúan
siendo principalmente documentos legislativos, tienen ahora frecuentemente un
fuerte componente doctrinal. Pertenecen al magisterio ordinario del Papa.
EXHORTACIÓN
APOSTÓLICA
Estos
documentos generalmente se promulgan después de la reunión de un Sínodo de
Obispos o por otras razones. Son parte del magisterio de la Iglesia.
CARTA
APOSTÓLICA
Estos
documentos son cartas dirigidas a grupos específicos de personas. Estas también
pertenecen al Magisterio Ordinario.
BULA
Desde
el siglo sexto en adelante, la cancillería papal usó un sello de plomo o
de cera para autentificar sus documentos. La bula era inicialmente un tipo
de plato redondo con forma de disco que se aplicaba a los sellos metálicos
que acompañaban ciertos documentos papales o reales.
Alrededor
del siglo XIII, empezó a significar no solo el sello en sí mismo, sino el
documento per-se. Desde ahí hasta el siglo XV, la bula era un término amplio
que designaba la mayoría de los documentos papales.
Durante
el pontificado del Papa Eugenio IV(1431) comenzó un cambio. Ya existía una
delineación de documentos papales, por ejemplo, en el 1265 el Papa Clemente
IV escribió a un sobrino y usó, no una bula sino un sello de cera que tenía
la impresión del anillo del pescador.
El
Papa Eugenio IV efectuó cambios administrativos para remover el lento sistema
de las bulas, reemplazándolo con una variedad de documentos, siendo el más
notable el "breve apostólico".
Las
bulas continuaron siendo utilizadas, sin embargo, en ciertos momentos en
conjunción con los breves. Un ejemplo de este caso fue bajo el pontificado
del Papa Julio II (1503-1513), quien primero otorgó un breve concediendo la
dispensación al Rey Enrique VIII de Inglaterra para casarse con Catalina de
Aragón y luego otorgó una bula.
Por
costumbre la bula tiene una inscripción en la cual el Papa utiliza el título
Episcopus Servus Servorum Dei (El Siervo de los Siervos de Dios). Este
título fue adoptado muy probablemente por el Papa San Gregorio I (Magno;
590-604), ya que el había escogido este título como protesta contra el
patriarca de Constantinopla, Juan el Rápido, quien se hacía llamar el
"Patriarca Ecuménico". Se popularizó su uso en el 1800.
Una
colección de bulas es llamada bullarium.
Algunos
documentos papales reciben el nombre de bula de forma equivocada. Un ejemplo
es la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus (1950),
promulgada por el Papa Pío XII cuando definió el Dogma de la Asunción de la
Santísima Virgen a los Cielos. Este documento es llamado frecuentemente con
el nombre de "bula".
MOTU
PROPRIO
Son
documentos papales que contienen las palabras "Motu proprio et certa
scientia". Significa que dichos documentos son escritos por la
iniciativa personal del Santo Padre y con su propia autoridad.
Es
conveniente notar que solamente la enseñanza dirigida a toda la Iglesia
Universal expresa el Magisterio Ordinario en su sentido pleno. Los discursos
Ad limina , dados a los obispos de una región particular y los
discursos dados durante las visitas a los diferentes países, no pertenecen,
en el mismo grado, al Magisterio Ordinario como aquellos discursos dirigidos a
la Iglesia Universal. Sin embargo hay que notar que cuando el Papa enseña,
aunque sea a una región particular, frecuentemente se refiere a verdades que
ya eran del magisterio.
El
Papa, con mucha frecuencia, trata cuestiones sociales, económicas y políticas
específicas con el propósito de derramar sobre las mismas la luz del
Evangelio. Aparte de enseñar ciertos principios morales, también
usualmente recomiendan formas de acción práctica. Estas últimas
proposiciones merecen respetuosa consideración, pero no llaman al ejercicio
del asentimiento religioso de la misma manera que lo exige la enseñanza en fe
y moral. Los católicos son libres para presentar soluciones prácticas
alternativas, siempre y cuando acepten los principios morales expuestos por el
Papa. En todo caso la autoridad del Papa merece profundo respeto.
Lamentablemente, muchos católicos abusan la libertad para rechazar el
magisterio. Hay corazones que solo buscan reducir al mínimo lo que tienen
obligación de asentir y no se abren a toda la sabiduría que Dios otorga a
través del Papa. Al final de ese camino, aun lo esencial se va secando y
abandonando
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