Magisterio de la Iglesia

Ad sinarum gentem (2)

III. Sobre la "autonomía económica de la Iglesia china

   10. La ayuda financiera es caridad cristiana no imperialismo político

   Todos deben observar, además -lo que, por otra parte, para vosotros, Venerables Hermanos y Amados Hijos, es evidente- que Nos deseamos vivamente que llegue pronto el tiempo en el que para las necesidades de la Iglesia China puedan ser suficientes los medios financieros que los fieles chinos con siguen proporcionarle; sin embargo, como bien sabéis, los donativos recogidos para esto en las demás Naciones, tienen su origen en esa caridad cristiana en virtud de la cual todos los que han sido redimidos por la sagrada sangre de Cristo, se hallan necesariamente unidos unos a otros por una alianza fraternal y por el amor divino se sien ten impulsados a difundir en todas partes, conforme a sus fuerzas, el reino de nuestro Redentor. Y ello no por fines políticos o en todo caso profanos sino solamente para poner en práctica útilmente el precepto de la caridad, que JESUCRISTO ha dado a todos nosotros y por el que se reconocen sus verdaderos discípulos(8). Así han hecho voluntariamente los cristianos de todos los tiempos, como ya el Apóstol de las Gentes testimoniaba de los fieles de la Macedonia y de la Acaya, los cuales espontáneamente enviaban sus dones a los pobres de los santos que están en Jerusalén(9); y a hacer la misma cosa el Apóstol exhortaba a sus hijos en Cristo, que vivían en Corinto y en la Galacia(10).

IV. - Sobre la "autonomía de la predicación

   11. Acomodación en el modo de enseñar pero fidelidad en la doctrina

   Por último, algunos de entre vosotros quisieran que vuestra Iglesia fuera completamente independiente no sola mente, como hemos dicho, en el gobierno y en la parte económica, sine que pretenden reivindicarle una autonomía incluso en la enseñanza de la doctrina cristiana y en la sagrada predicación.

   No negamos en absoluto que el modo de predicar y de enseñar haya de ser diferente según los lugares y por ello deba ser conforme, cuando es posible, a la naturaleza y al carácter particular del pueblo chino, así como también a sus antiguas costumbres tradicionales; es más, si ello se llega a hacer en la forma debida, podrán ciertamente recogerse entre vosotros mayores frutos.

   Pero -y es absurdo solamente el pensarlo- ¿con qué derecho pueden los hombres por su propio arbitrio, diversamente según las diferentes naciones, interpretar el Evangelio de Jesucristo?      

   12. La jerarquía no inventa la doctrina, la recibió de Cristo y debe predicar solamente ella.

   A los Obispos, que son los sucesores de los Apóstoles, y a los sacerdotes, que según su propia misión son los cooperadores de los Obispos, ha sido conferido el encargo de anunciar y de enseñar el Evangelio que anunciaron y enseñaron los primeros el mismo Jesús y sus Apóstoles. y que esta Sede Apostólica y todos los Obispos, a ella unidos, han conservado y legado inalterado, íntegro, a través de los siglos. No son pues los sagrados Pastores los inventores y compositores de este Evangelio, sino solamente custodios autorizados y pregoneros divinamente constituidos. Por lo tanto, Nos mismo, y los Obispos juntamente con Nos, podemos y debemos repetir las palabras de JESUCRISITO: Mi doctrina no es mía, sino de Aquel que me ha enviado(11). Y a todos los Obispos de todos los tiempos puede ser dirigida la exhortación de SAN PABLO: ¡Oh, Timoteo, guarda el depósito a ti confiado; evitando las vanidades impías y las contradicciones de la falsa ciencia(12); y así también estas palabras del mismo apóstol: Guarda el buen depósito por la virtud del Espíritu Santo que mora; en nosotros(13). No somos, pues, nos otros maestros de una doctrina que brota de mente humana, sino que con forme al deber de nuestra conciencia, tenemos que abrazar y seguir la que ha enseñado el mismo Cristo Señor y que él, con mando solemne, ha ordenado enseñar a los Apóstoles y a sus Sucesores(14).

   Por lo tanto, quien es Obispo, o sacerdote de la verdadera Iglesia de Cristo, debe una y otra vez meditar lo que el Apóstol PABLO decía de su predicación del Evangelio: Porque os hago saber... hermanos, que el Evangelio por Mí predicado no es del hombre; pues yo no lo recibí o aprendí de los hombres, sino por revelación de Jesucristo(15).

   Y además, estando Nos ciertísimo de que esta doctrina (cuya integridad debemos defender, con la ayuda del Espíritu Santo) ha sido divinamente revelada, repetimos, estas palabras del Apóstol de las Gentes: Pero aunque nosotros o un ángel del Cielo os anunciase otro Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema(16).

V. - Catolicidad y supranacionalidad de la Iglesia 

   13. "Las tres autonomías" constituyen apostasía y se propagan por engaño, para formar la iglesia nacional

   Podéis ver, por consiguiente, fácilmente, Venerables Hermanos y Ama dos Hijos, cómo no puede pretender ser considerado y honrado con el nombre de católico quien profese o enseñe diversamente de cuanto hasta aquí hemos expuesto brevemente, como hacen los que han adherido a esos peligrosos principios en que se informa el movimiento de las tres autonomías o en otros principios del mismo género.

   Los promotores de dichos movimientos con suma astucia tratan de engañar a almas sencillas o a los miedosos, o de apartarlos del recto camino; y con ese fiel fin afirman falsamente que son verdaderos patriotas únicamente los que adhieren a la iglesia por ellos ideada, es decir, a aquella que tiene las tres autonomías. Pero en realidad buscan, en una palabra, constituir finalmente entre vosotros una iglesia nacional; la cual ya no podría ser católica, porque sería la negación de esa universalidad sea catolicidad, en virtud de la cual la sociedad verdaderamente fundada por JESUCRISTO se encuentra por encima de todas las Naciones y abraza a todas y cada una de ellas. 

   14. La Iglesia es universal. Obedeciéndole no se obedece a una potencia extranjera

   N os place repetir aquí las palabras que sobre la misma cuestión escribimos en la recordada Carta: La Iglesia Católica no llama a sí a un único pueblo; no a una única Nación, sino que ama a las gentes de cualquier estirpe con ese amor sobrenatural de Cristo que debe unir a todos entre sí como hermanos.

   Por lo tanto, nadie puede afirmar que esté al servicio de una potencia determinada; del mismo modo, de ella no puede pedirse que, rota la unidad con la que su divino Fundador quiso distinguir la, y constituidas iglesias particulares en cada Nación, éstas se separen míseramente de la Sede Apostólica, donde PEDRO, Vicario de JESUCRISTO, continúa viviendo en sus Sucesores hasta la consumación de los siglos.

   Si una comunidad cristiana cualquiera realizara semejante cosa, se volvería árida como un sarmiento arrancado de la vid(17), y no podría dar frutos saludables(18).

CONCLUSIÓN:

Exhortaciones

   15. Obedecer a Dios más que a los hombres. 

   Exhortamos, pues, vivamente en las vísceras de Cristo(19), a los fieles de los que antes Nos hemos lamentado, a volver al camino del arrepentimiento y de la salvación. Recuerden que si hay que dar, cuando es necesario, a César lo que es de César, con mayor razón hay que dar a Dios lo que es de Dios(19); y cuando los hombres mandan cosas contrarias a la voluntad divina, entonces es necesario poner en práctica la máxima del Apóstol PEDRO: Es necesario obedecer a Dios más que a los hombres(20). Recuerden, además, que es imposible servir a dos señores, si estos mandan cosas opuestas entre sí(21); y también que es imposible a veces satisfacer a Dios y a los hombres(22). Y si en alguna ocasión ocurre que debe sufrir graves daños quien quiere permanecer fiel al Divino Redentor hasta la muerte, tolere esto con espíritu fuerte y se reno(23).

   16. La fidelidad heroica es necesaria

   Queremos, en cambio, repetida mente congratularnos con los que, soportando penosas dificultades, se han a distinguido en la fidelidad a Dios y a la Iglesia Católica y, por lo tanto, han sido dignos de padecer contumelias por el nombre de Jesús(24); con ánimo paternal los alentamos a continuar fuertes e intrépidos por el camino emprendido, teniendo presentes las palabras de Cristo: ...No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna... Los cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues... Pues, a todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos; pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos(25).

   Ciertamente, ¡oh, Venerables Hermanos y Amados Hijos, no es leve la lucha que os es impuesta por la ley divina! Pero Cristo Nuestro Señor que ha declarado bienaventurados a los que sufren persecución por la justicia, les ha mandado gozar y exultar porque  abundante será en los cielos su recompensa(26)

   17. Plegaria al cielo por la Iglesia china

   El mismo benignamente os asistirá desde el cielo con su poderosísima   ayuda, con el fin de que podáis combatir el buen combate y conservar la fe(27); a todos, igualmente, os asistirá con su eficacísima protección la Madre de Dios, MARÍA Virgen, que es también la Madre amantísima de todos. Ella, Reina de la China, os defienda y os ayude en modo especial en este Año Mariano, con el fin de que con constancia perseveréis en vuestros propósitos; que os asistan desde el Cielo los Santos Mártires de la China, los cuales salieron serenos al paso de la muerte por su verdadero amor a la patria terrenal, y sobre todo por su fidelidad al Divino Redentor y a su Iglesia.

   18. Bendición Apostólica

   Mientras tanto, séanos auspicio de celestiales gracias la Bendición Apostólica que, como testimonio de Nuestra especialísima benevolencia, impartimos con mucho afecto en el Señor tanto a vosotros, Venerables Hermanos y Amados Hijos, como a toda la queridísima Nación China.

   Dado en Roma, junto a San Pedro, el 7 de Octubre en la festividad del Smo. Rosario de la Bienaventurada Virgen MARÍA en el año 1954, 16º de Nuestro Pontificado.

PIO PAPA XII.

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