Magisterio de la Iglesia
Quum non sine (Fragmento)
Carta al Arzobispo
de Friburgo
PÍO
IX
Sobre
la educación critiana
14 de
julio de 1864
A Monseñor Germám de Vicari, Arzobispo de Friburgo en Brisg
"No cabe duda de que la sociedad humana sufrirá siempre allí el daño más sensible donde se elimine de la educación privada y pública de la juventud la autoridad rectora de la Iglesia y su saludable influencia, pues de esa educación depende en gran manera el bienestar de los asuntos espirituales y materiales. Por esa exclusión la sociedad humana irá poco a poco perdiendo aquel espíritu cristiano que únicamente podrá sostener las bases del orden y tranquilidad públicos y que sólo es capaz de originar el progreso verdadero y provechoso de la civilización y de proporcionar al hombre todos aquellos medios que se requieren para el logro del fin que está más allá de las fronteras de esta vida, o sea, la consecución de la salvación eterna. Aun más. Una educación que no sólo tienda única y exclusivamente, a comunicar los conocimientos de las cosas naturales y enseñar los fines de la vida social terrena sino que también se aparte de las verdades reveladas por Dios, no podrá menos de caer en el espíritu de error y mentira, y una educación que sin la ayuda de la doctrina y la moral cristianas, trate de formar los tiernos corazones de la niñez —plasmándose las almas que se plasman tan fácilmente como la cera y corrompiéndose con la misma facilidad— no podrá engendrar sino una descendencia que sólo se dejará guiar por los deseos sensuales y sus propios pareceres, y constituirá, de este modo, la desgracia más grande tanto para las familias como para la vida nública. Ahora bien, cuando un método tan pernicioso se emancipa de la doctrina católica y del influjo de la Iglesia ya causa tanto daño en el individuo y en la sociedad tratándose dle la formación netamente científica o superior ¿quién no ve qué males y perjuicios mucho mayores deberán resultar de tal método de enseñanza y educación cuando se aplique a la escuela primaria? Pues, en esas escuelas todos los niños, pertenezcan a la clase y condición que pertenecieren, desde tierna edad deberán instruirse con celo y a fondo en la doctrina de salvación y los mandamientos de nuestra santa Religión y formarse en la piedad, la pureza de costumbres, la responsabilidad y cultura. En esas escuelas especialmente, la enseñanza religiosa ha de constituir la parte principal y más importante de toda la enseñanza y educación, de tal modo, que los conocimientos de todas las demás cosas que enseñan a la niñez no signifiquen sino una añadidura. Por eso, cuando en las escuelas mencionadas el método educativo no descansa en la más intima unión de todas las disciplinas con la enseñanza religiosa se expone a la juventud a los mayores peligros... La Iglesia que ha creado esas escuelas siempre se ha preocupado de ellas con la mayor diligencia y esfuerzos supremos, considerándolas como la esfera más preferida de vigilancia y jurisdicción, convencida, de que cualquier separación de la escuela primaria de la Iglesia causaría los mayores perjuicios tanto a ella misma como a la juventud. Aquellos, en cambio, que defienden la opinión equivocada de que se deshaga la infuencia saludable de la Iglesia y se la restrinja, no pretenden, precisamente sino que la Iglesia falte al encargo que su divino Fundador le ha encomendado y descuide la más importante obligación que Dios le ha impuesto, la de procurar la salvación de todos los hombres. Ahora bien, si en cualquier lugar o en cualquier región se concibe tal plan insensato de desterrar a la Iglesia de las escuelas o aun se ponga en práctica tal método, abandonando miserablemente a la juventud al menoscabo de su fe, entonces la Iglesia no sólo deberá empeñarse con todo afán y diligencia en que la juventud, pese a todos los obstáculos reciba la necesaria formación v educación cristianas sino que exhortará a todos los fieles y declarará que tales escuelas, contrarias a la Iglesia católica no pueden frecuentarse con conciencia tranquila". Pío, Papa IX |