Magisterio de la Iglesia

San Paciano de Barcelona

   Los datos que poseemos sobre San Paciano, Obispo de Barcelona en la segunda mitad del siglo IV, se deben exclusivamente al testimonio de San Jerónimo, que alaba su integridad de vida y su elocuente enseñanza. Aparte de algunos títulos de obras hoy perdidas, no conocemos en la actualidad más que unas pocas páginas de este Padre de la Iglesia; suficientes, sin embargo, para poner de relieve su calidad teológica y su maestría como predicador. A él se debe la célebre frase, llena de santo orgullo por la verdadera fe recibida en la Iglesia: «cristiano es mi nombre, católico mi apellido».

   En sus cartas y homilías reafirma, frente a los errores de los novacianos (que limitaban el poder de la Iglesia para perdonar los pecados), la verdadera doctrina católica. Conservamos tres cartas a un tal Simproniano, y un tratado—importante para la historia del sacramento de la Penitencia—que se ocupa de los diversos tipos de pecados, de la disciplina penitencial. Desarrolla conceptos propuestos por Tertuliano y San Cipriano, mas ningún otro tratado anterior arroja una luz tan viva y concreta sobre los diversos elementos del Sacramento de la Penitencia, tal como se practicaba en la antigüedad cristiana.

   También es suyo un Sermón sobre el Bautismo, del que a continuación se recogen unos párrafos. Destaca la clara exposición del pecado original y su transmisión al género humano, la necesidad de la Redención, y la importancia del Bautismo, sacramento que hace renacer en Cristo, perdonando el pecado e infundiendo la vida nueva de la gracia. 

LOARTE

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