RAIMUNDO SAGRIS (entre Florida y Boedo)
por Andrés Mafut
El cuento de Sagris que hemos decidido presentar en este número fue escrito en el año 1930.
Los años 30 traen consigo el fin del apogeo económico y el comienzo de la crisis mundial que golpea a la europeizada Buenos Aires.
También, por esos años, se pone término a una disputa literaria que abarcó casi toda la década anterior: la oposición entre el grupo de Florida y el grupo de Boedo.
El grupo de Florida, encolumnado tras la revista Martín Fierro, asume la vanguardia literaria, con marcadas influencias ultraístas que lo lleva a reaccionar contra el modernismo y su poesía afectada y recargada. Dejan de lado la rima, y el verso libre junto con la metáfora son, entre otros, el camino a seguir.
En el otro extremo, el grupo de Boedo. Se pueden buscar sus antecedentes en la literatura rusa revolucionaria y la anarquista. Sostienen que el arte debe tener una misión ligada al progreso de la humanidad, el arte debe vincularse con lo social. Plantean problemas sociales y preocupaciones ideológicas.
Sabemos que Sagris tuvo contacto con ambos grupos, (cartas de Macedonio Fernández, Norah Lange y Antonio Zamora dan prueba de ello) pero manteniendo siempre una posición distante: "Estoy presenciando un duelo, donde los cuchillos se guardan bajo la almohada ", " dos vanguardias, con nostalgias de arrabal, se enfrentan; la una, estética; la otra, política.", ironiza acerca de las polémicas.
De todos modos, no pudiendo escapar a la tentación del encasillamiento, podemos afirmar que este cuento de Raimundo Sagris tiene olor a Boedo.
Nos proyecta una mirada acerca del abandono de la niñez por su sociedad que parece alcanzarnos hoy y golpearnos con una estruendosa bofetada.
Más de setenta años de la misma película, un cine continuado y periférico, en el cual los actores son siempre los mismos y los espectadores, como Sagris, pocos; muy pocos.