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DISARMO #13. 
Enero del 2007.



- Editorial.
- Desde las tripas.
- Optimismo como resignación.
- De procesiones derechos y deberes.
- Espacio y capital.
- La imposición anárquica. - Desvío y parcialización. - No somos cosas somos personas.


 

[texto de tapa] "A cada cual se le pide su opinión sobre cada detalle, para impedir que se forme una opinión acerca de la totalidad.". 

Consideramos necesario, deseable y posible el fin de la dictadura de la economía. Nuestra lucha es impulsada por nuestro deseo de libertad. Toda la energía utilizada para sostener este sistema en actividad puede ser usada para destruirlo. Imagina lo que sucedería si cada persona que opina "esto es imposible de cambiar porque l@s demás no lo harían" comenzara a luchar para recuperar su libertad junto con l@s demás...
Cuando se ataca no solo se hace daño tambien se toma conciencia de la propia fuerza. 




INTRO >>
Aunque los tiempos actuales parezcan poco prometedores... 

                              
Mi sinceridad no me permite estafar a nadie con la promesa de un paraíso en la tierra (ni para vos ni para l@s que vendrán), solo puede prometerse cada un@ a sí mism@ que no vamos a quedarnos paralizad@s frente a este mundo de mierda. Y no solo eso, sino que su aniquilación por ser el destructor de nuestra libertad es necesaria para vivir plenamente, y que luchar por ello puede ser un buen comienzo para que al observar a una persona muerta halla mas diferencias que un corazón latiendo o un pecho desinflándose para poder seguir respirando...

No hacen falta mas provocaciones para luchar. Todo este sistema es una enorme provocación a cada momento de "nuestras" vidas. Toda la teoría del mundo solo puede poner en evidencia lo que cotidianamente sentimos y nos hacen sentir: la amargura, el desprecio, la exclusión, el robo de nuestras ilusiones, la falta de perspectivas.

Ningún texto contra el trabajo puede hacer sentir lo que cada persona que trabaja siente al abandonar su cama o su vida para dedicarse a generar ganancias para otra persona, ningún texto sobre el ocio alienado puede mostrar el gusto a poco de esas salidas programadas de fin de semana, ningunas lágrimas de tinta capitalista pueden sentir el hambre de l@s sin pan, ni textos sobre el control la opresión de las cámaras, la vigilancia y las palizas policiales. Este sistema nos asfixia, nos mata lentamente...

Para comenzar a luchar ya esta la realidad...

¡¡Por la destrucción de todo lo que nos separa de nosotr@s mism@s!!

Sin mas se pretende dar lugar al resto de los textos de este número para que sean utilizados como una herramienta para superar la mera contemplación que cada un@ de nosotr@s puede hacer de su persona, de la realidad y de la relación entre estas dos. / Ningún derecho reservado.



Fragmentos de un texto de por ahí:  
"DESDE LAS TRIPAS"

Existe por encima de todas, la razón de las tripas. Desde las tripas nos surge el asco, el desprecio y la vergüenza por una sociedad donde lo que más brilla es el dinero, el odio y la amargura. Una sociedad, la capitalista, que nos cierra posibilidades de vida, nos condena a vivir bajo modelos de vida planas, rectilíneas. El capitalismo nos convierte en seres frustrados, pasivos consumidores, traumatizados y aburridos ciudadanos sumidos en la necesidad del dinero.
Por eso necesitamos inventar otra manera de vivir: porque no estamos bien, porque todavía nos queda una pequeña parte indomable y salvaje que nos provoca el desprecio por este sistema de "libertad y felicidad".

Queremos vivir contra el poder e ir creando en nuestra cotidianeidad espacios de resistencia, de vida, relaciones humanas no mercantiles, queremos vivir como queremos sin justificarlo. No queremos jugar a posibilismos, no queremos presentar alternativas, ni humanizar al capital. No queremos luchar por el mal menor. Sólo queremos destruirlo.
Ya hace tiempo que perdimos la fe y la esperanza, pero aún nos queda rabia y algo de alegría.
Desde las tripas, sólo luchando contra el poder, conseguimos esa chispa que da algo de intensidad a nuestra vida
.



OPTIMISMO COMO RESIGNACIÓN.-

"Tod@s preferimos lo amistoso, sincero, agradable, amable. Pero en un mundo miserable de crisis dominante y real, que debería provocar que re-examinásemos todo radicalmente, lo amable puede ser lo falso."  ("Amabilísimo", Revista Insurrection)

Auto-convenciéndose de que lo existente es imposible de transformar, se terminan asumiendo como victorias unas pocas nefastas parcialidades. En este mundo realmente invertido se aprecian por doquier luchas amables, parciales, que trabajan a la par del Estado para mejorar el funcionamiento de la sociedad de clases y evitar todo tipo de desborde que provoque algún avance real. Se atacan los síntomas de una enfermedad que nos matará a tod@s, pero hay algo peor: antes nos mantendrá con la "vida" necesaria para poder producir, consumir y perpetuar todo este orden de cosas.

La sociedad de clases con la burguesía a la cabeza, sus gobiernos, sus empresas, sus naciones y todo su entramado de muerte es la enfermedad misma. Los síntomas: desde la opresión machista hasta los robos y enfrentamientos entre proletari@s por causas ajenas a ell@s, pasando por la destrucción del planeta, la incomprensión de la sexualidad, la sobre-explotación laboral (1) y demás "injusticias" del mundo del trabajo que en realidad van en total coherencia con este modo de no-vida.

Hoy no estaríamos evidenciando esto si todas las personas que luchamos atacásemos directamente a la enfermedad y no a los síntomas. Porque a nadie le gusta que le paguen una miseria en su trabajo luego de llenarle los bolsillos a otras personas, a nadie le agradan los malos tratos por su condición sexual o su género, ninguna persona disfruta de ver como destruyen la naturaleza (incluyéndonos a nosotr@s), solo profesoras y profesoras gozan del acto de adoctrinamiento y así infinidad de situaciones. Sin embargo un grupito lucha para que se respete una ley que defiende a animales en extinción o a tal bosque, otro quiere solamente igualdad antes los hombres o ponerse por encima de ellos y nada mas, muchos grupos luchan por mejoras salariales, algunos mas para que no les roben sus mism@s vecin@s lo poco que les queda, y seguimos poniendo parches al problema, dando vueltas en un círculo caminándolo una y otra vez. El sistema se refuerza cada vez un poco mas, se hace resistente, como al ingerir remedios que luego hacen a la persona cada vez mas inmune al mismo, pero la enfermedad no se va, y muta, y en la fiebre del consumismo nos sentimos felices de consumir, y en los delirios de izquierdismo sentimos que avanzamos "solucionando las contradicciones del capitalismo", contradicciones que le son inherentes.

Obedecemos sin el esfuerzo de decir "si", reproducimos esta miseria confundid@s y desorientad@s. Si queremos terminar con los síntomas hay que acabar con la enfermedad, con la sociedad de clases y su control social. Tod@ proletari@ (ya sea explotado, excluido o simplemente toda persona que ha sido privada de la capacidad de determinar sus propias condiciones materiales) que ha visualizado estos síntomas, debe comprenderlos como tales y no como una "injusticia" cuando en realidad son parte fundamental de este sistema como la propiedad privada y la mercancía.

Al igual que nosotr@s quienes determinan y aplican este sistema por la fuerza son humanos, que se equivocan y mueren, por lo tanto esta estructura no es inatacable. Pero si de antemano aceptamos que este sistema es inmutable, que no puede cambiarse entonces ni nos esforcemos en luchar para luego festejar cada acto de confusa complicidad con la burguesía disfrazada de victoria.


(1)   "Sobre-explotación" dado que cualquier trabajo asalariado es una explotación en sí misma.




DE PROCESIONES, DERECHOS Y DEBERES.

Otra procesión exigiendo derechos y libertades, rogando en el lenguaje santo de las leyes y lo carcelario. Resistiéndose al pecado de tomar la libertad y no de mendigarla.

El dios democracia ha generado una gran confusión, así interpretamos nuestras necesidades como "derechos", hasta necesidades básicas como comer, las cuales deben ser satisfechas naturalmente, solo esta domesticación nos ofrece esto como un derecho, que obviamente nos otorgan sin preguntarnos las buenas conciencias de la tolerancia y el pacifismo.

Contrariamente a ciertas ideas conformes y pasivistas, la libertad no es solo un estado mental, son las condiciones dadas por la personas que han decido tomarla para sí y hacerla realidad. Y no hablamos de la libertad de consumir para poder elegir entre este producto o el de la competencia, o de elegir nuestros amos (sin suprimir así ni am@s ni esclav@s claro esta), o de sindicalizarnos para ver a que precio nos prostituiremos, o poder bajar música de internet "libremente" y demás distracciones necesarias para que podamos disfrutar un poco de esta vida y luego seguir con las obligaciones rutinarias de cada día... Hablamos de recuperar el control de nuestras vidas, de nuestro tiempo, nuestra imaginación y nuestra vitalidad.

La derecha nos dice que la izquierda es anti-democrática porque es dictatorial, la izquierda nos dice que la derecha es un atropello a la democracia. La verdad queda expuesta, sin derecha e izquierda no hay democracia, se complementan para llevarla adelante y perpetuarla, defenderla en sus momentos mas críticos, temen un mundo en el que la representatividad sea ya un mal sueño, temen por sus vidas y sus posesiones si alguna vez es asaltado el paraíso democrático.
L@s fieles de la procesión quizás no lo sepan, pero sus curas, de derecha e izquierda, de partidos y sindicatos, intelectuales y "luchadores sociales" lo tienen bien clarito: perpetuar la democracia hasta la eternidad y a cualquier precio, para repartirse la torta entre l@s de siempre, y tirar unas migajas cada tanto, para que l@s hambrientos se entretengan  en pequeñeces y no se acuerden ni que hay torta ni de quienes la están comiendo, y mucho menos que esa torta la han creado ell@s con su esfuerzo.

Esto huele a mentiras... ¿El gobierno no puede mantener la democracia entonces nosotr@s debemos colaborar? ¿Y encima colaborar oponiéndonos a ell@s? Entonces participamos de nuestra propia explotación, ¡somos un@s imbéciles! Que forma mas sofisticada de masoquismo, abrir a l@s genocidas las puertas de las cárceles a las cuales el día de mañana nos pueden empujar (2), exigir derechos para que automáticamente se nos impongan deberes, "liberar" el trabajo asalariado y el estudio institucionalizado comandados por la dictadura del Estado/Capital. Algo estamos haciendo mal, o todo, y demasiado mal.

La realidad es que no somos libres de nada, una mercancía tiene mayor capacidad de movimiento que cualquier persona que no es dueña ni de su vida. ¿No es esto ya suficiente motivo para querer hacer volar por aires la sociedad de clases? ¿Qué mas vamos a esperar?
Así y todo a veces aparece la represión, una cadena mas a las ya aplicadas, un palo mas para los golpes. ¿Qué se ha suspendido la democracia, nos dicen, que se la ha burlado? Por favor ilus@s creyentes, abandonen su posición de rodillas al piso, quemen sus biblias ideológicas y sus curas tan admirados, el dios democracia y sus enviad@s en la tierra, necesitan de la represión para poder seguir presentes, la falsa oposición la necesita también, para poder seguir "luchando por un mundo mejor", y seguir en el mismo círculo vicioso.

En algo aquí están de acuerdo derecha e izquierda: A la democracia con su santo orden, sus representantes, sus derechos, sus deberes, sus cárceles, su trabajo, sus policías, militares, jefas y profesores hay que glorificarlos y salvarlos cueste lo que cueste. Amén.



(2)   "Los desafíos están a la vista, sin la destrucción de esta sociedad de clases tal como esta conformada siempre habrá torturadores, criminales de Estado y milicos asesinos, asumamos el hecho de que solo la revolución social liquidará para siempre el terrorismo de Estado, en dictadura militar o dictadura democrática." ("A 30 años del golpe militar la dictadura continúa", Anarquistas Rosario)



ESPACIO Y CAPITAL.
[Alfredo M. Bonanno]

No hay un solo lugar que se libre de la interferencia del capital, ya sea el espacio exterior o las profundidades del océano, las montañas o los ríos, la gran metrópoli o la diminuta aldea. Toda una serie de relaciones se cruzan y sobreponen: elementos sin relación aparente están conectados por el engranaje general de explotación. Uno podría intentar largarse lejos de aquí, "fuera de este mundo" como dicen, sólo para descubrir que los mecanismos del capital siguen alcanzándole y funcionan perfectamente. Eso explica porque estamos en contra del ecologismo, así como estamos en contra de cualquier otra propuesta "alternativa" que trate de hacer algo contra la explotación aislando una parte de la realidad del resto. Por supuesto, tambien nosotros partimos de unos puntos específicos en nuestras intervenciones, pero no nos engañamos pensando que podemos atacar al enemigo sólo desde esos puntos, en esa parte concreta. Para movernos y atacar debemos superar la fragmentación que en ciertos momentos resulta una opción necesaria pero que esencialmente es una estrategia que nos ha sido impuesta por el capital.

El saqueo más grande llevado a cabo por la explotación, el de más grandes consecuencias, es el robo del tiempo y el espacio. Estos dos robos están sustancialmente unidos. El capital roba nuestro tiempo obligándonos a trabajar y condicionando nuestras vidas, infectándola con relojes, compromisos, fechas tope, y así hasta el más ínfimo detalle. Robando nuestro tiempo impide que nos entendamos a nosotras mismas. Nos aliena. Sin nada de tiempo ni siquiera notaríamos el robo del espacio. Necesitamos tiempo para percibir  la presencia del espacio. Para pensar, para escuchar, para soñar, para desear. Viviendo el espacio en términos de distancia, de kilómetros a ser recorridos cuanto antes, moviendonos de un lado para otro, perdemos la percepción de nuestra relación con las cosas, la naturaleza, el mundo.

Primero el capital nos roba el tiempo (lo necesita para la producción), luego vienen los sistemas de control represión y, finalmente, la generalización del consenso. Ahora nos enfrentamos a la necesidad de movernos para reapropiarnos de nuestro tiempo y nuestro espacio. Nuestro ataque no puede fallar en causar ruina y destrucción. Es la lógica de la guerra de las cosas, la lógica de la guerra de clases. El proyecto del poder es global. No puede permitir la existencia de "espacios vacíos" o "espacios libres". Nuestro proyecto de liberación es global, por la razón opuesta. Si permitimos que el capital alcance la meta de la dominación global, estamos muertos. Afortunadamente, el camino o que el poder debe recorrer para alcanzar la globalización todavía es largo. A parte de saquear el espacio (y el tiempo) a un nivel global, el capital está comenzando a dividir la realidad en dos partes separadas. Ya no es una cuestión de vieja fragmentación, es una división neta, un muro real entre incluidos y excluidos. A los primeros se les garantizará una posición de privilegio, dominación, alto nivel cultural, proyectualidad y creatividad; a los segundos, condiciones supervivencia, consenso, subculturas, aceptación supina, ausencia de simulación y quizás hasta de necesidades. Desde esta perspectiva el capital y el Estado requieren una completa disposición del espacio social. Nada debe escapar a su control. Y eso no es todo. Ahora el capital tiene tecnologías en su poder que le permite no tanto la posesión del espacio como su producción. Piensa en su capacidad para comunicar en "tiempo real" dos puntos del espacio separados por miles de kilómetros. Eso no solo cambia el orden productivo (variedad, creatividad, stocks, etc.), también, y sobretodo, el orden humano de relaciones sociales (que también son económicas). De modo que el capital está produciendo espacio en base a su proyecto de explotación y dominio. Está transformando y destruyendo la naturaleza, modificando las ciudades y el campo, destruyendo mares, ríos y lagos, sometiendo distancias estelares a su lógica militarista. El espacio producido de esta forma sirve entonces para canales individuales. Y así nos encontramos atrapados en enormes atascos de tráfico, acelerando en una autopista o esperando en la cola del supermercado. Estamos continuamente preocupados por retenciones de tráfico que no podemos superar, compromisos a los que no podemos faltar e intereses ficticios que nos hacen sentir mal, obligándonos a permanecer continuamente en movimiento de forma totalmente absurda. Nos movemos por espacios que han sido programados para nosotros pero que imaginamos haber escogido nosotros mismos. Nuestras casas están llenas de objetos inútiles y nocivos. El espacio ha sido restringido (cuando no cambiado) de acuerdo con las necesidades de la producción capitalista, que necesita vender televisores, neveras, lavadoras, muebles y cocinas pre-fabricadas. De modo que, casi sin notarlo, nuestro tiempo está desapareciendo y nuestro espacio  se está reduciendo a relaciones con objetos que atestiguan el poder del capital para convencer.

En este proceso hemos sido educados para la repetición. Mostramos los mismos gestos, como todo el mundo sabe (pero sistemáticamente olvida), en la antesala del consenso. Por su parte el capital está obligado a tomar de nosotros el espacio porque no puede dejar ninguna oportunidad libre a nuestra creatividad, nuestra capacidad para pensar en las cosas, nuestro deseo de innovar (que es el primer estímulo para buscar soluciones y que se puede convertir en una increíble capacidad de espontaneidad y riqueza). Si el capital dejase espacio para semejantes fuerzas individuales no sería capaz de alcanzar el paso de repetición indispensable para la producción. Piensa en los esfuerzos (apoyados en la tecnología) que el capital está haciendo para satisfacer los deseos de todo el mundo con la máxima (centralizada y codificada) diversidad. Los grandes nombres de la moda, las cadenas de comida rápida..., sus anuncios que remarcan el sabor individual dentro de la producción masiva no son mas que intentos de bloquear diversos caminos que hoy podrían ser explorados. A pesar de que el espacio que es producido y reproducido se basa en el consenso, contiene una cantidad considerable de elementos puramente represivos, en el sentido policial de la palabra. El control regula el movimiento en todos los sentidos. Materiales y personas, ideas y máquinas, dinero y deseos. Todo esto está coordinado porque todo ha sido previamente homogeneizado. Las diferencias no son mas que eso, diferencias superficiales; no son diversidades radicales. Han sido reducidas al rango de las apariencias y en esta nueva capacidad se las elogia como el reino de la libertad.

La estrategia del poder es por lo tanto controlar "todo" el espacio en la misma medida que controla "todo" el tiempo. No es simplemente una cuestión de control policial, es más que nada un control basado en el consenso y la aceptación de los modelos de comportamiento y escalas de valores propios de los tecnócratas capitalistas. ¿Qué hacer, pues? ¿Ir en busca del tiempo perdido? ¿Del espacio perdido? No en el sentido de un viaje nostálgico, de vuelta atrás en el tiempo. Nada en la vida va hacia atrás, así como ninguna cosa se presenta a si misma dos veces de una forma idéntica o absolutamente diferente.

Las viejas relaciones con el espacio dejaban la huella de un lugar físico. La huella del hombre y sus cosas. Un camino, una plaza, un sendero, un río, el mar y el cielo, bosques y montañas, estaban en discurso abierto con los individuos que sabían (y querían) escucharles. Y era la afinidad con otros individuos la que llevaba a la gente a unos mismos lugares, animaba sus sentimientos y les empujaba a la acción y a la reflexión. Uno se encontraba a si mismo como individuo, mientras que hoy se esconde como parte de un todo, de una multitud. Una vez estuvimos abiertos, a menudo tambien desprevenidos y vulnerables. Ahora todos estamos protegidos por la uniformidad y la repetición. Nos sentimos más seguros porque pertenecemos a la masa. Todo está siendo producido y reproducido. Todo está a punto de convertirse en una comodidad. En esta perspectiva la lucha por el espacio se convierte en una lucha por la apropiación de todo el "territorio", más allá del control y del consenso.



LA IMPOSICIÓN ANÁRQUICA.


Debido a cierta esterilidad en el debate en el medio anarquista y o simpatizante de esta teoría/práctica surge este pequeño, y seguramente incompleto, aporte:
Definirnos como anti-autoritarios no nos sitúa en un lugar de pasividad basada en el miedo a hacer ya que este es un acto de imposición para con el medio u otras personas.

La revolución de la que se habla o la lucha que se lleva adelante es claramente una imposición, una imposición de una clase sobre la otra, una imposición de nuestros deseos y necesidades sobre la imposición que significa la dictadura de la economía y el Estado.

Toda acción resulta necesariamente una imposición sobre la realidad, solo el acto pasivo se salva de ello. El problema son aquí y en varias oportunidades las auto-justificaciones. La anti-imposición elevada a "dogma anti-dogmático" (en tanto que imposición aunque no explícita) nos lleva necesariamente a una parálisis, o a un relativismo propio de nuestra época donde todo "puede ser" pero al final no se hace porque "puede que este mal o puede que sea autoritario hacerlo" y por el otro lado, el entender que lo revolucionario es imposición y así justificar por ejemplo las jerarquías tanto sociales como dentro de un grupo (me asusta de solo pensarlo: el funcionamiento interno de un partido político de izquierda transportado a toda una sociedad).

Quien tenga un miedo dogmático a la imposición encontrará infinitas limitaciones al momento de actuar, y eso es imperdonable para cualquiera que realmente siente como necesario, deseable y posible la transformación de esta realidad asquerosa.



Entrando en la discusión acerca de la parcialización de la lucha y de la crítica, resulta oportuno publicar este texto realizado en base a otro del Grupo Comunista Internacionalista.

El debate de los términos es arduo, sabiendo que estamos inmersos en un lenguaje que se nos ha impuesto y no inocentemente. Ya ha sido señalado en el texto "Optimismo como resignación" a lo que hace referencia el término: "proletario"; se puede agregar que no se utiliza como sinónimo de "obrero", sino para todos los dominados de este mundo, que deben destruir la sociedad de clases para dejar de ser precisamente dominados.

DESVÍO Y PARCIALIZACIÓN.

La liquidación de la lucha mediante su parcialización y la creación de movimientos específicos tendientes a disminuir o resolver uno de esos problemas separados, sin poder por lo tanto atacar su causa común y profunda (feminismo, antiracismo, ecologismo,...) son irremediablemente tentativas adicionales de adaptación, de mejoramiento, de reparación del sistema y por lo tanto de reforzamiento de la dictadura del capital.
   
En la explotación universal de una clase que contiene todas las razas, en los intereses únicos de esa clase y en la lucha que la misma está forzada a desarrollar hasta imponer su revolución social y universal, se encuentra la única solución humana y definitiva a la opresión racial y al racismo. Del otro lado de la barricada, se encuentran por el sistema social de producción que defienden y representan, todos los explotadores aunque los mismos sean de todos colores y actúen unificados par un discurso racista u antiracista. Pero el racismo (o el antiracismo) es mucho más que un problema ideológico. El hecho de que el capital compra más barata la fuerza de trabajo de una raza que la de otra, de que las condiciones de explotación y de vida de una parte del proletariado son aún peores que las de otra, refleja que en la realidad del capital la producción de un ser humano, en tanto que esclavo asalariado, no interesa en absoluto como ser humano, sino por el trabajo social que el mismo tiene incorporado (como sucede con cualquier otra mercancía). Dicha realidad racista del capital determina que (de la misma manera que el valor de la fuerza de trabajo de un obrero calificado sea mayor al de un obrero simple), el valor de la fuerza de trabajo, por ejemplo de un obrero "nacional", sea mayor de la de un "obrero inmigrado" (se presupone que el primero tiene más trabajo de integración, socialización, nacionalización, sindicalización que el otro). En la organización internacional de la dominación burguesa mundial, el racismo solo puede presentarse muy marginalmente como lo que es (discurso abiertamente racista de tal o tal gobierno, de tal o tal partido burgués) y en la mayoría de los casos se desarrolla en base al antiracismo. El antiracismo constituye pues, una fuerza ideológica cada vez más decisiva de reproducción de la explotación y de esta sociedad racista. Toda lucha contra el racismo de esta sociedad que no ataque a la sociedad capitalista que es su fundamento se transforma así en un elemento ideológico adicional del Estado y de la opresión burguesa. La expresión más acabada de dicho antiracismo la encontramos en la burguesía triunfadora en la segunda guerra mundial y constituye un elemento ideológico decisivo de todas las grandes potencias mundiales actuales. El Estado de Israel constituido sobre la comunidad ficticia de la lucha antiracista judía, es un ejemplo particularmente ilustrativo del antiracismo sirviendo a la explotación capitalista racista llevada a su máxima expresión en los campos de explotación del proletariado de esa región.
   
La división sexual (o por edades) del trabajo es un elemento objetivo de la división capitalista del proletariado que solo podrá ser abolido con la liquidación del capital y la autosupresión del proletariado. Hombres, mujeres, niños, viejos, proletarios todos, reproducen su vida como fuerza de trabajo del capital y para el capital, este último heredero de la sociedad patriarcal, que cuando lo necesita, utiliza directamente a ambos sexos y a todas las edades en la producción directa de plusvalía, ha condenado particularmente a la mujer proletaria a principal agente de la producción doméstica de la fuerza de trabajo. Aunque el capital, al comprar la fuerza de trabajo, pague la totalidad del valor de esta mercancía y por lo tanto todo el trabajo necesario (doméstico, educativo, represivo, etc.) para producir esa mercancía, el que recibe la paga es el productor directo de plusvalía y no el que realiza ese trabajo doméstico, lo que constituye un elemento adicional decisivo para la particular sumisión y opresión capitalista de la mujer proletaria.
El feminismo es la respuesta burguesa a esta situación particular. Su punto de partida es el utilizar todo lo que puede haber de particular en la explotación que hace el capital de la mujer proletaria, en una condición general de la mujer en general, transformando así la revuelta proletaria de la mujer y del hombre, en un movimiento interclasista cuyo credo de adhesión es que es el "hombre en general" que explotaría a la "mujer en general".
   
La importancia de estas ideologías parcializadoras del capitalismo mundial como el antiracismo o el feminismo, cuyo objetivo es el combatir la unificación del proletariado internacional puede comprenderse teniendo en cuenta que cada uno de esos movimientos de movilización estatal se dirige a atraer a la mayoría de la población proletaria del planeta y desviarla de sus objetivos clasistas y revolucionarios. De ahí también la importancia de la crítica revolucionaria de tales ideologías, que serán barridas por la lucha unificadora del proletariado de todos los colores, de todos los sexos, de todas las edades, migrantes de todos lados hacia todos lados, contra el capital mundial.
   
El desarrollo del capital ha llegado a niveles tales que no solo partes siempre crecientes de la humanidad están sometidas al hambre permanente por desertificación (u otras causas tan "naturales" producidas por la valorización del capital), sino que la continuidad de la civilización actual es a mediano plazo incompatible con la vida sobre la tierra, por la destrucción capitalista de la atmósfera, de las fuentes de agua potable, y "pequeños detalles" como la potencialidad de la destrucción atómica generalizada, la contaminación universal del aire y del mar, "accidentes" industriales químicos nucleares cada vez más frecuentes y con consecuencias más nefastas. Solo la revolución proletaria y comunista, en la medida que liquida los fundamentos de la contaminación generalizada, las causas de la destrucción de todos los medios necesarios a la vida verdaderamente humana de la especie, constituye la alternativa válida a la barbarie de la actual civilización. El movimiento ecologista es la respuesta burguesa ante esa degradación generalizada de todas las condiciones de vida. Sea parlamentario u antiparlamentario, reformista abierto o encubierto, el ecologismo ataca las consecuencias y no los fundamentos de la contaminación generalizada, su lucha son meras acciones contra los excesos de un sistema cuyas bases defiende.
Basados, así en el mito gigantesco de que esta sociedad es una sociedad de consumo (en realidad es una sociedad determinada por la producción de valor), son los más cínicos defensores de la austeridad y del ajuste de cinturones.
En una época en la cual los efectos devastadores de la producción mercantil provoca muertes cada vez masivas por desertificación, deformaciones físicas irreversibles o enfermedades incurables por contaminación ambiental, la rebeldía proletaria contra el sistema se seguirá desarrollando y el desarrollo de la misma encontrará en los ecologistas de todo tipo, un obstáculo más, que deberá barrer para imponer su revolución.
   
El capital reproduce la humanidad proletaria, solo en la media en que es instrumento de trabajo y fuente de su valorización. Las "fábricas" en donde el proletariado se produce como proletariado, en donde se produce la especie como simple fuerza de trabajo del capital son la familia, la escuela, los hospitales, las iglesias, los institutos de asistencia sociales, las prisiones, etc. Todas esas instituciones, están de arriba abajo, determinadas por la reproducción no del ser humano, sino del esclavo asalariado y serán abolidas junto con toda la sociedad de la cual emergen por la revolución comunista. El planteo clásico de la social-democracia y demás reformistas frente a la imposibilidad de negar el antagonismo evidente entre la revolución social y la reproducción de todas estas instituciones reproductoras de la propiedad privada y la sociedad del capital, es de reconocerlo en forma oscura en su programa máximo para después de la revolución, saboteando toda lucha práctica y concreta contra las mismas, cuando no llega al descaro de defender la "familia proletaria", o la escuela depurada de algunos excesos en pleno socialismo. Sin embargo toda lucha real del proletariado se ha encontrado frente a estas instituciones y de formas diversas ha luchado contra las mismas. En todas las revueltas proletarias profundas, vemos aparecer no solo una contraposición irreconciliable de dicha revuelta con las iglesias, las prisiones, etc., sino también contra la familia, las escuelas, etc. cuya esencia es también la reproducción de la propiedad privada, y el Estado, cuya estructura misma reproduce el individuo productor de plusvalía, la prole en tanto que propiedad familiar, la división sexual o por edades del trabajo necesaria a la reproducción de la fuerza de trabajo del capital, la disciplina necesaria a la mantención de la explotación asalariada, etc.
La lucha contra la familia, la escuela, es, al igual que la lucha contra las prisiones, las iglesias, al igual que la lucha contra los institutos de asistencia sociales u cualquier otro tipo de instituciones del capital, una lucha fundamental e inseparable de toda la lucha real contra esta sociedad. De la misma forma que no se puede dejar para después de la insurrección un problema como el sindical, dado que en toda lucha seria tendremos al sindicato contra la misma, el posponer la lucha contra la escuela, la familia, etc. para luego de la insurrección es contrarrevolucionario.
   
Pero solo en la misma lucha proletaria se puede asumir esa lucha, solo en la verdadera comunidad de lucha, los proletarios forjan las bases de la destrucción, de la crítica comunista anárquica de la familia, de la escuela y afirman su propio proyecto. Todo buscador de alternativas positivas en plena sociedad capitalista, vuelve a caer en el reformismo y el socialismo burgués, porque la verdadera alternativa a toda esa estructura social, a la familia, a la escuela, etc. solo puede surgir de esa negación en desarrollo, de ese movimiento real de negación de toda la sociedad actual.

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Todo lo escrito sobre la supuesta "globalización" ha olvidado hasta el momento lo esencial. Nunca sobrepasan el punto de vista de las especializaciones (transgénicos, aranceles financieros, deuda externa, patentes medicinales...) y por consiguiente son fundamentalmente erróneos. Todos ellos cometen lo que Fourier ya llamaba un "aturdimiento metódico", puesto que "por lo regular se interesan en las cuestiones primordiales" ignorando el punto de vista total de la sociedad moderna. El fetichismo de los hechos enmascara su categoría esencial, y los detalles acaban por hacer olvidar la totalidad. De esta sociedad se ha dicho todo, salvo lo que es en realidad: mercantil y espectacular.

(Fragmento de "Quienes son los anti-globalizadores y que pretenden", de "Crítica a la razón tonta")

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Lo que es inadmisible es esperar que primero se tome conciencia, se "recupere la identidad de clase", y sólo después se entre en lucha, con todo muy clarito y ¡palante! Esto es absurdo y paralizante, y por ello reaccionario: el proletariado actúa empujado por la explotación y la opresión a la que le somete el capital y su Estado. Y sólo en la acción, en la lucha real, puede "tomar conciencia" para seguir luchando hasta las últimas consecuencias. Sin errores, sin pasos en falso, no hay revolución. (Arde Nº7, UHP)



La lucha contra la mercancía es el verdadero punto de partida de la revolución. Muestra claramente cómo el placer de ser dueño de sí mismo y de gozar de todo pasa por el placer de destruir de forma total lo que nos destruye cada día.

La mercancía es el corazón de un mundo sin corazón; es la fuerza y la debilidad del poder jerarquizado, del Estado y de su burocracia. La libertad y la felicidad individual de todos exige no sólo que se golpee a la mercancía sino que se la destruya definitiva y totalmente. (...)

Aunque sea insuficiente, el sabotaje de los productos acabados es una reacción muy sana. Traduce el desprecio del obrero por la mercancía y por el papel de obrero. (...) El rechazo del papel de obrero va paralelo al rechazo del trabajo y de la mercancía. Tiene todas las probabilidades de extenderse al rechazo de todos los roles, de todos los comportamientos que hacen actuar a cada uno no según sus deseos y sus pasiones, sino en función de imágenes buenas o malas, que le son impuestas.

("De la huelga salvaje a la autogestión generalizada", Ratgeb)


NO SOMOS COSAS ¡SOMOS PERSONAS!

Amamos demasiados a los objetos y cuando nos amamos entre sujetos tambien lo hacemos como si fuésemos objetos. Esta relación de personas como meras cosas puede observarse simplemente en la calle, las miradas se dirigen "reduciendo el deseo sexual a algo tan banal como la simple atracción a un cuerpo, creado por un sistema de consumo de cuerpo como mercancía" (4), somos objetos para ser contemplados, somos objetos en la cama, pero este no es un problema aislado, somos objeto mucho antes: Cuando somos obligados a trabajar asalariadamente para satisfacer necesidades (e imposiciones), nos convertimos en mercancía que otras personas compran para sus fines; así una hora de trabajo de una persona no equivale a una hora de otra persona, es aun peor: esa persona durante una hora vale tanto como otra.

Somos fragmentados en nuestra totalidad individual y humana, ya no somos hombres o mujeres, sino mozas, albañiles, barrenderos, telefonistas, operarios... es decir empleados (o nos auto-empleamos), generando productos y/o servicios que nos son ajenos luego de ser realizados. En las sociedades primitivas, por ejemplo (5), los productores consumen sus propios productos pues para ello fueron generados, en cambio en la actual sociedad la producción (tambien de servicios) escapa al control del productor, adquiriendo independencia del mismo, dominándolo a través del precio y demás leyes económicas. El capitalismo es la producción generalizada de mercancías, donde toda producción es realizada para el intercambio, por mas que gobiernos socialistas o diferentes gestores enmascarados de este estado de cosas se empeñen en negarlo.

Este proceso es rechazado por todos nosotros como seres dominados, cuando no está la coacción física o algún otro tipo de control, aunque puede darse aunque estas existan. Se rechaza al trabajo como se rechaza la peste (faltando o intentando recuperar algunos minutos, mediante el sabotaje, el robo, etc). El trabajo asalariado puede generar maravillas para la burguesía, mas no para quienes lo realizan. Este orden social tambien es rechazado mediante la expropiación o la simple destrucción de mercancías, afirmando la superioridad humana sobre la cosa, en un mundo donde sus leyes "defienden" tanto a las personas como a las cosas.
El propietario de un automóvil siente que la vida de un niño de 12 años a quien mata de un disparo en el pecho es menos importante que el coche que estaba robando. No olvidemos tampoco que la mayor parte de la población carcelaria es a causa de delitos contra la propiedad.

Decíamos que este no es un proceso de la naturaleza en el cual no podemos intervenir como puede ser el movimiento de los astros, y por eso se hace necesario tomar partido, porque son procesos generados por humanos. Aunque seamos obligados a trabajar y a comprar, el pocisionamiento es para dejar de ser justamente esos papeles: trabajadores y/o compradores, para ser seres humanos plenos. Y si bien es necesario no caer en el consumismo o en pocisiones netamente burguesas, la realización personal no es intentar vivir el comunsimo anárquico dentro de esta democracia capitalista y no solo proque sea reformista ¡sino por qué es imposible! Es imposible aegurar que se puede vivir sin trabajar o alejado de la mercancía cuando hasta lo que se encuentra en la calle viene de lo mismo (el trabajo), es imposible como propuesta social para los demas oprimidos. Cada uno puede elegir su modo de vida o mas bien digamos supervivencia, claro esta: dentro de los pequeños márgenes existentes, pero esa "elección" no puede levantarse como bandera de lucha o hacerse extensiva a los demás. No se es anarquista por vivir en anarquía, si se pudiera vivir así en este momento ¿para que querriamos luchar? Por eso propongo tampoco como alternativa dentro del capitalismo la cogestión de la economía mal denominada "autogestión" (ver nota en Disarmo #11).

La mercancía de la que hablamos no es un producto social inevitable, este es un producto destinado desde el principio a la venta y al mercado, arrastrando así un modo de producción que le es inherente.
El problema no es que una parte de la población tenga mas mercancía que otra, o que algunas estén mal hechas u otras contaminen, el problema es su existencia como tal.


(4) Anónimo, del Disarmo #10 (Deseame!)

(5) No es un modelo a seguir, es tan solo un ejemplo lo de las sociedades primitivas. Hoy es imposible volver al pasado dadas las condiciones actuales, debemos avanzar pero hacia el fin de la civilización.
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