"Nunca pedí
nada a San José, sin haber sido oída"
(Santa Teresa)
Fuera de Jesús
y de su Madre Santísima, ¿qué abogado hallaremos más poderoso
para con Dios, que el glorioso patriarca San José? El Padre
Eterno le confió su Hijo amantísimo; el Hijo de Dios lo adoptó
por padre y tutor de su Humanidad sacrosanta; el Espíritu Santo
le entregó su amantísima Esposa; Jesús y María Santísima,
después de haberlo honrado y obedecido treinta años consecutivos
asistieron a su muerte preciosa. ¡Qué motivos estos tan
poderosos para profesarle una cordial devoción!
¿Queréis, pues, almas cristianas, adelantar en la virtud y
alcanzar una santa muerte? Tomad por guía en la vida y por
protector en el terrible trance de la muerte. al glorioso San
José. Consagradle el mes de marzo y los miércoles de cada
semana, rezando aquellos días un Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Patri, en honor de sus principales dolores y gozos.
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