Bajo el imperio de Honorio,
se encontró cerca de Jerusalén el cuerpo de San Esteban, de Gamaliel y
de Nicodemo. Un sacerdote llamado Luciano, había sido instruido por una
visión acerca del lugar en que yacían, y había recibido la orden de
pedir al arzobispo de Jerusalén, llamado Juan, de colocar los en más
honroso lugar. Se trasladó el patriarca, con su clero, al lugar
indicado, y encontró los cuerpos de los santos. Exhalaban un delicioso
perfume y varios enfermos fueron sanados a su contacto.
MEDITACIÓN
SOBRE LA HONRA CON QUE
DIOS COLMA A LOS SANTOS
I. Dios honra a los santos en la tierra,
les da poder casi absoluto sobre la naturaleza, les da a conocer lo
secreto de los corazones, les alza el velo de lo porvenir y les granjea
el respeto de los pueblos. Mientras la gente se aleja horrorizada de los
cadáveres comunes, tiene gran veneración por las cenizas y las
reliquias de los santos. Si realmente amas tú la gloria verdadera, si
quieres dejar aquí abajo memoria verdaderamente inmortal, trabaja por
hacerte santo. ¡Tus amigos son muy honrados, oh Dios mío! (El
Salmista).
II. En el cielo, los santos son aun
incomparablemente más honrados. Son todos más gloriosos que los reyes
en su trono: son los favoritos de Dios, los príncipes de su corte, y no
temen ya perder la dicha de que gozan. Si tan grandes peligros se corren
para ganar el favor de los príncipes de la tierra, ¡qué no deberemos
hacer para hacernos amigos de Dios! ¿Qué haces para esto? ¿Buscas,
acaso, la ocasión de agradar a Dios en todo?
III. ¿Quieres participar de los honores que se
tributan a los santos en el cielo y en la tierra? Imita los; ama, como
ellos, la humildad: oculta tus virtudes, y Dios las manifestará;
desprecia las riquezas y los honores del mundo, y Dios te coronará de
luz y te colmará de riquezas en el cielo. ¡Quieres llegar adonde
llegaron los santos, y tomas un camino diametralmente opuesto al que
ellos siguieron! Aspiras sólo a los bienes de la tierra, ¿cómo puedes
esperar que alguna vez Dios te conceda los bienes del cielo?
El deseo de la santidad
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Señor, concedednos la gracia de imitar a
los que honramos, y enseñadnos a amar a nuestros enemigos, ya que
celebramos el Hallazgo de aquél que imploró, para sus perseguidores, la
misericordia de J. C. N. S. Amén.
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